San Miguel Arcángel pesando las almas en el Juicio Final

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Palabras de Satán durante los exorcismos para liberar a Antoine Gay





Hay muchas cosas que decirte, esto me fatiga, preferiría ser destruido antes que decírtelo, esto me da demasiada vergüenza decírtelo: mis sufrimientos van siempre en aumento. ¡Oh! Estoy forzado a alabarte, ¡Oh Soberano Maestro! Tus criaturas están forzadas a alabarte y reconocen tu poder y tu bondad, pero también tu justicia terrible, pues es terrible caer en las manos de un Dios vengador!
(El demonio pronunciaba estas palabras en un tono lamentable, capaz de hacer temblar.) Oh mortales que no reflexionáis ¿habéis pensado alguna vez en la caída de vuestros primeros padres? Yo os pregunto de qué medio mi infame rey (Lucifer) se ha servido para perderlos; él se ha servido de la sensualidad, si reflexionaseis bien en ello, seríais todos hombres de penitencia, esto ya no es una broma, es vuestro Dios quien me fuerza a decíroslo; reflexionad un momento y veréis como los hombres se pierden y si esto no es siempre para satisfacer su miserable cuerpo. 


Nosotros, los demonios, hemos querido también satisfacernos, y tentamos hacer pecar a los hombres como nosotros mismos hemos pecado también. 


¿Qué no ha podido ya hacer Dios que Él no cesa de hacer aún cada día en favor de los hombres, ¡en favor incluso de los más ingratos! Pero el hombre se prefiere a sí mismo antes que a Dios, y Dios a menudo lo abandona a sí mismo, y estando así abandonado, los demonios lo conducen y los demonios son sus amos, a pesar de que Dios sea siempre el Amo de todas las criaturas.


Aquel que quiere ser amado por Dios, debe humillarse sin cesar, considerándose menos que la nada: la nada no ha ofendido jamás al Soberano Maestro. El alma penitente gime sin cesar, no quiero decir que llora lágrimas materiales, sino gemidos de un corazón que se arrepiente ante Dios, porque el demonio no puede crear problemas a esta alma, la cual a pesar de gemir, su corazón está contento, ella desearía no haber conocido jamás el pecado; considerando la gloria del Todopoderoso, esa se grita a sí misma: "Miserable criatura, como he osado ofenderos a Vos, yo que soy menos que un gusano; yo os he ultrajado, Gloria Infinita, ¡que mi corazón sea demolido por el dolor! ¡Que mis ojos se inunden de lágrimas! ¡Oh, Sabiduría Incomprensible! ¿Cómo habéis podido sufrirme en ese momento en el que he pecado, donde os he ultrajado con tanta audacia? ¡yo lloro por los ojos del poseso! ¿Es necesario que sirva yo sirva de instrumento para instruir a los hombres, yo que estoy rabidoso por perderlos? ¡Oh, Soberano Maestro, destrúyeme, despedázame, o hazme salir del cuerpo de este hombre, o reenvíame al abismo; permíteme que me manifieste de una manera fuerte, extraordinaria, para dejar asombrados a estos ingratos mortales, permíteme hablar toda suerte de lenguas, decir los apellidos y nombres de las personas, de desvelar lo que está más oculto, de hacerlo ver desnudo, para la confusión de los malvados y malvadas! Permíteme atacar con fuerza a varios de estos que se dicen pastores, pero que no son más que lobos. Permíteme hacer ver como ellos pierden a los fieles perdiéndose a sí mismos, como ellos atacan al pastor y al rebaño, porque el Soberano Amo es el Gran Pastor.




Esto me mata porque me obliga a trabajar contra mí mismo. Estoy abatido, tan abatido que por el aspecto del poseso, veis el abatimiento del demonio (en efecto, el cuerpo del pobre afligido sentía esta profunda aflicción al punto que estaba conturbado y abatido).
Yo atacaré con fuerza el ocultismo y la magia.
Aquel que sabe renunciar a sí mismo para humillarse a los pies de la Majestad Divina y posternarse en espíritu y de corazón a los pies de la divina María, Dios le insuflará su espíritu, lo alumbrará con sus divinas luces, le hará observar fielmente sus deberes, se servirá de él para iluminar a los otros y lo conducirá a una eternidad de felicidad que ningún espíritu humano puede comprender, él alabará incesantemente a su Dios, y dirá: "Oh Dios infinitamente grande, infinitamente santo, infinitamente justo, infinitamente bueno, Vos no despreciáis a la más miserable de todas vuestras criaturas. ¿Qué he hecho yo para merecer las gracias que me concedéis? Indigno que soy. No tengo lágrimas de sangre para llorar todas mis ingratitudes y todas las ofensas que he tenido la maldición de cometer contra Vos yo que soy menos que una mosca, he osado, indigno que soy, ultrajaros. ¡Oh Grandeza Suprema!, dadme la contricción perfecta de todos mis pecados, haced que sufra todos los tormentos imaginables antes que volver a caer en esos desórdenes deplorables que me hacen gemir continuamente. Oh divina María, es a vos a quien me dirijo con una entera confianza, vos que no abandonáis a nadie, que tenéis tan profundamente grabada en el corazón la salvación de los hombres y a quien Dios no puede rehusar nada de todo lo que vos le pedís, acogedme bajo vuestra grande y poderosa protección. Si aceptáis concederme mis humildes oraciones, ni todo el infierno podrá dañarme. Vos sois de alguna manera señora de mi suerte, yo puedo decir que mi suerte está entre vuestras manos; si vos me abandonáis, estaré perdido y sin recursos; pero no, vos sois demasiado buena para defraudar a aquellos que esperan en vos; orad, orad por mí a la Santísima Trinidad y yo estoy seguro de mi salvación. ¡Ah! ¡Querría poder hacer conocer a todos los habitantes de la Tierra, querría poder anunciar por todas partes vuestra gloria, vuestra bondad y vuestro poder! Esto que yo no puedo hacer, deseo que las inteligencias celestes lo hagan y que los demonios mismos sean forzados a publicar que sois la jefa de obra de las manos divinas, que tenéis el poder de Dios en las manos, que sois terrible a los demonios y que todo os está sometido. Vos sois la criatura incomparable, vos sola sois virgen y madre, vos habéis dado al mundo el Redentor, vos sois un rango aparte con san José, vos estáis al lado de las tres adorables personas de la Trinidad, vos sois pues más elevada que todos los ángeles y todos los santos, vos sois verdaderamente divina. Yo espero en vos, yo creo firmemente que todos los poderes infernales no podrán triunfar sobre mí. Así sea. Que todos los ángeles y todos los santos os bendigan eternamente".




Que vayan a los asilos a buscar locos que dictasen una oración similar. He aquí una prueba de que ellos están más locos que el poseso: los locos la respetan, ellos la desprecian (Por estas palabras, el demonio hace alusión a aquellos que hicieron meter al poseso en un asilo psiquiátrico en Lyon: Antiquaille.)




Yo digo, Oh Dios de toda majestad, que tú eres grande, que tú eres poderoso, que tú eres bueno, pero que tú eres terrible para los demonios. Yo estoy forzado por ti, o Soberano Señor, a instruir a los hombres a mi pesar, yo que soy uno de sus infames seductores.
Qué bueno eres hacia los mortales que no reconocen ni tu poder ni tu bondad ni tu justicia. ¿Qué más puedes hacer que no hagas ya por los hombres? Tú haces sin cesar nuevos prodigios que la mayor parte desperdician, ellos se enfurecen contra tus órdenes, contra tu bondad, contra tu poder, y en lugar de reflexionar, de humillarse delante de ti y de hacer penitencias, no contentos con perderse, arrastran con ellos cantidad de almas en el camino de la perdición;
Tú me fuerzas, oh soberano Señor, a mí, tu enemigo, Isacarón, querubín caído, a predicar la verdad. Pero cantidad de personas no creen incluso que existan los demonios; ellos se ríen de aquello que debería hacerles temblar y estremecerse, son tan materialistas que no quieren creer en ninguna cosa sobrenatural, se colocan del lado de los demonios, pisan bajo los pies tus divinas leyes, tus palabras más sagradas del santo Evangelio y viven por debajo de los brutos animales.




Nosotros somos fuertes contra los débiles que están con nosotros, y somos débiles contra los fuertes que son de Dios.


Si quieres salvarte, pon todo esto en práctica para tu beneficio; pero recuerda que yo pondré todos mis esfuerzos para impedírtelo; yo haré todo lo que pueda para perderte.




Yo no puedo impedirme a mí mismo el atormentar a los hombres en mi orgullo infame, que a pesar mío es necesario que satisfaga. Nosotros somos perros rabiosos y no podemos impedirnos el lanzar a los hombres al mal, es más fuerte que nosotros.




Considera al animal más grande que existe en el mar, la ballena, supón que unas moscas quieren pegarse a su cuerpo, he aquí lo que somos nosotros en relación al poder de tu Dios




Nosotros no tenemos nada más que hacer; hacemos todo lo que queremos, los hombres son nuestros, nosotros los conducimos como un pastor que conduce a los rebaños, e incluso ellos corren como locos detrás de los demonios, tan materialistas son.




Sobre 52 personas que se conviertan del vicio de impureza, solamente 3 se convierten del pecado de orgullo [por 52 personas que dejarán de cometer pecados sexuales, sólo tres dejarán de cometer pecados de orgullo.]




Nosotros acabamos por perder las almas haciendo que se realicen malas primeras comuniones.




¡Querría ser aniquilado, estoy lleno de orgullo! Soy el infernal Isacarón, el demonio de la impudicia.
Él explica con que alegría y que jovialidad seduce a las almas; entonces él produjo sobre la cara del poseso una sonrisa de malicia infernal.
Aquí, dice, he aquí una jovencita simple y cándida, yo dirijo a su familia un joven que tiene un aspecto bueno, afable, que se hace el devoto: es un hipócrita, él la seduce y yo triunfo.




En otra circunstancia, el demonio clamaba contra las seducciones del mundo; gemía de rabia y de desesperación, porque estaba obligado a hablar contra sí mismo, después, moviendo los ojos del poseso, vociferó: "¡A Santa Magdalena, yo creía que realmente la perdería!" y hoy es una gran santa". Él explica como es necesario alejarse del mundo y añadió: "estos son dardos que lanzo contra mí mismo".


Y añadió que el texto de esta posesión también sería propagado.




Un día Isacarón profería execrables blasfemias contra Dios, la Santa Virgen, San José y los santos ángeles, y decía cosas infames que sólo el infierno puede vomitar; entonces alguien le habló de la eternidad. Él vociferó:


"¡Oh eternidad!" "¡Oh, terrorífica cosa!"


Pronunciaba esta palabra, eternidad, de manera que parecía helarse de terror. De golpe, se inyectaba de una rabia espantosa exigiendo el aniquilamiento de su ser con una enegía asombrosa y una gran vehemencia de lenguaje; él decía entre otras palabras: "¡que Dios, la santa Virgen, san José, los santos ángeles, y todos los santos que están en el cielo, que Satán y sus legiones, todo el infierno desencadenado, todos los hombres, todos los seres creados, todo lo que tiene vida se lige contra mí, Isacarón, para aniquilarme, que todo lo que tenga vida me maldiga!" Rugía como un león furioso, era espantoso oírlo. Después, gritaba con un gesto imponente: "Mortales que me escucháis, aprovechad esta enseñanza: es vuestro Dios quien me fuerza a decir que esta advertencia es más fuerte que la de ayer y debería evitaros incluso la sombra del pecado."


Enseguida el demonio dice:


"he merecido mi suerte, si supiese que alguien quisiera apiadarse de mí, querría poder devorarlo; quiero lamentarme, pero no quiero que se lamente nadie por mí."


En otra ocasión, dice:
"yo no tengo el arrepentimiento de haberme rebelado contra Dios, pero sí tengo el arrepentimiento de haber sido expulsado del Cielo."




Lo que me causa desolación es pensar que el fin de los tiempos se aproxima y que ya no podremos hacer el mal ni perder a las almas: el abismo será vuelto a cerrar sobre nosotros. Ahora nosotros tenemos una cierta libertad, Satán está desde hace un cierto tiempo sobre la Tierra, él será pronto encadenado. Desde que ha sido desencadenado, la Tierra ha cambiado de aspecto; se blasfema el nombre del Señor, el santo día del domingo es profanado, el desorden es terrorífico, la impiedad aumenta todos los días. El mal es mucho más grande de lo que se piensa: no se puede hacer ni una idea de ello desde que Satanás está sobre la Tierra, y él está aquí desde el 26 de enero de 1846.




Que la Iglesia se fortifique por la paz, que se defienda por la unidad, que se una por la caridad.
En el fin de los tiempos habrá toda clase de signos: la cruz debe aparecer en los aires; la cruz será plantada por todas partes; nosotros los demonios seremos eliminados por un tiempo de la faz de la Tierra; yo no conozco su duración, pero entonces los hombres serán felices.




Si meditáis bien sobre la vida de vuestro Salvador, y sobre la de su santa Madre, yo os propongo el desafío de buscarle a Dios la más ligera falta. He aquí lo que el gran Maestro me ordena deciros.




Tu arzobispo de París (Mgr Affre) es un santo, él practicaba la virtud y hacía penitencia en secreto, está en el cielo, es un modelo, es un gran santo, ha muerto mártir de la caridad: su alma no ha estado en el purgatorio: ha subido derecha al cielo.




El demonio dice también algunas palabras sobre las grandes cualidades de San Luis  Hablaba de su caridad, y de las virtudes que practicaba en la Tierra lavando los pies a los pobres y dándoles limosna incluso dentro de su palacio, después de haberlos servido a la mesa con sus propias manos.




Isacarón siendo forzado a trabajar contra él mismo, vociferaba: "¡es una crueldad para un esclavo flagelarse él mismo!" y añadía con cólera: "¡Oh Gran Señor, tú no quieres destruirme, si yo tuviera el poder, te destruiría!"




El buen Dios testimonia una gran bondad hacia los hombres enviando infames demonios sobre la tierra para advertirlos.






Los apóstoles vinieron a decir a su Salvador: Maestro, hemos encontrado un hombre que no es de los nuestros y que expulsa a los demonios en tu nombre, ¿es necesario impedírselo? No, dice Jesús, dejadlo hacer: aquel que que está conmigo no puede estar contra mí.
Jesús dice a sus apóstoles y a sus discípulos: "id por toda la Tierra, enseñad a las naciones, bautizadlas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Los que crean serán salvados, los que no crean serán condenados. He aquí los milagros que harán los que crean: ellos expulsarán los demonios en mi nombre..."




Santa Solange, hija de un viticultor de Berry -Francia- tenía un gran poder sobre los espíritus del infierno, por su sola presencia ella liberaba a los poseídos.
Idem con Santa Genoveva, la virgen de Nanterre, que liberó así a los posesos en Tours y en Troyes.




San Ulrich rehusó un día, por humildad, exorcizar a una mujer que estaba posesa, pero una vez que rezó por ella, fue sanada.




El concilio de Laodicea ordena que nadie exorcice a los demonios en las casas o en las iglesias, antes de haber sido consagrado por el obispo; y el séptimo canon del cuarto concilio de Cartago decreta que el exorcista recibirá de las manos del obispo un libro donde se contendrán los exorcismos, y que el obispo, al dárselos, le dirá: "coged este libro y grabadlo bien en vuestra memoria, y recibe el poder de imponer las manos sobre los poseídos o los catecúmenos." Ver el ritual romano de 1816.


"El clero no se ocupa ya de las personas que están afligidas por las posesiones y las obsesiones; demasiados sacerdotes son más ignorantes que los niños sobre esta situación sobrenatural; están en una ceguera terrible, hasta el punto de impedir a las personas creer sobre lo sobrenatural diabólico, a pesar de que los demonios, por la boca de los posesos, les hayan dado pruebas numerosas y de diversas maneras."




El demonio "cerilla de impureza", querubín, se hizo conocer por primera vez en Loudun [Localidad de Francia en la que tuvo lugar un larguísimo y famoso exorcismo masivo que afectó a las monjas de un convento].


La ciencia no sirve demasiado a menudo más que para la pérdida del hombre, antes se vivía para Dios, hoy se vive para el mundo.




¡Maldito sea Satán, cuyo orgullo nos perdió! ¡Malditos sean los hombres! ¡Yo maldigo todo, sí, yo me maldigo a mí mismo! ¡maldita sea la eternidad! ¡oh! ¡la eternidad! ¡la eternidad! ¡la execrable eternidad! ¡Oh! ¡Eternidad! ¡Eternidad! ¡Eternidad! ¡Nuestro más cruel tormento!
Oh mortales que me escucháis, profería el demonio con una voz doliente, aprovechad estos avisos, humillaos delante de vuestro Dios, practicad la más sublime virtud: la santa humildad; sí, ponedla en práctica y ganaréis el Paraíso.




Se hacen fracasar muchas conversiones. He revelado los pecados a una cantidad de personas, sus confesores son la causa de que ellos no crean en mi misión impidiéndoles creer en esta posesión.




Cuando he dicho a los sacerdotes que dejen de trabajar el domingo y profanar la Sangre del Soberano Maestro, no han querido tenerlo en cuenta.




Nosotros los demonios, no podemos dejar a los hombres en paz. Incluso cuando vuestro Dios os aflige, oh buenas almas, estáis contentas, estáis en paz.




Un orgulloso se aflige de cualquier pequeña cosa que ataque su orgullo: no puede dormir; pero aquél que es humilde acepta todo pacientemente, se humilla en todas las cosas ante Dios.




¡Habitantes de la Tierra! Vosotros no tenéis más que una cosa que temer: el pecado. El hambre, la sed, la muerte, no son nada, ¡sólo el pecado es terrible! Desde que estoy en el cuerpo de este viejo, los consejos que estoy obligado a dar no han sido nunca malos.




Prefiero tener en mis garras a un sacerdote que a seis mil laicos, al perderse, él pierde a los otros.




Es necesario que tengáis una gran confianza hacia vuestro Dios, la santa Virgen, y san José, del cual el culto será universal.
Dios no rehusó a san José ninguna de todas las gracias que él pidió, pero él las pidió todas por las manos de la Madre de Dios, el canal de gracia y de bendición. Y él obtuvo tanta gracia como la excelente Virgen María. Permaneced siempre bajo la buena protección de María, de José y de los santos ángeles, y obtendréis el paraíso.




Sobre las cuestiones de liturgia y el culto divino, el demonio vociferó: "¡cuán necesarias eran esas alabanzas!" "¡Que agradables son para Dios!"


Esta posesión es la más extraordinaria que nunca haya existido, el poseído ha sufrido ya dos inmolaciones: la primera por su estancia en el hospital psiquiátrico y la segunda es una enfermedad que yo le he dado, una enfermedad diabólica.


Tu harás bien en hacer rezar por el poseso, ya has sido advertido; te diría muchas cosas porque has hecho rezar por el poseso y Dios te lo recompensará mucho más de lo que crees: tendrás parte en todas las oraciones que harás hacer y las personas que recen, sus oraciones serán mucho más meritorias que si ellas rezasen por ellas mismas.
Dios recompensa hasta un vaso de agua que se da en Su nombre; Él tiene en cuenta hasta un pensamiento, un deseo de hacer el bien, incluso cuando no se pueda llevar a cabo. No dudes de esto.


Yo no quiero decir nada a "x", yo no quiero decirle nada más, él sacará demasiado provecho de todo lo que le diré. Habría preferido que no viniese más aquí, si hubiera podido romperle los brazos y las piernas, lo habría hecho de muy buena gana.




Un día, el demonio tomó aparte a la persona que escribió por primera vez estas notas: "querría romperte los brazos y las piernas, si hubiera podido, esto te prueba la fuerza de vuestro Dios y nuestra debilidad, si yo pudiera impedirte escribir, incluso te rompería los dedos.




El demonio explicó que el cristiano no debe enorgullecerse de nada, sino de atribuírselo todo a Dios. Él demostrará perfectamente que nosotros debemos atribuírselo todo a Dios; nosotros no podemos hacer nada bueno por nosotros mismos; que los dones, las gracias que Él nos hace son Su obra, no nuestra; que nosotros no podemos nada sin Él; que nosotros Le debemos todo, porque nosotros somos Sus criaturas.
"Manteneos fuertemente unidos a María, esta poderosa Reina del Cielo que es el terror de los demonios, y no pereceréis. Invocad a menudo a san Jose, él está por encima de los querubines y los serafines, tiene un gran poder.




¡Qué bondadoso es vuestro Dios! ¡Cuántas atenciones tiene por vosotros! ¡Cuánto os ama vuestro Dios, cuya bondad es infinita y que hace predicar la verdad por infames demonios para atraer a los hombres hacia Él!


¡El mal es monstruoso, está en su máximo apogeo, nunca ha sido tan grande! ¡Qué numerosos son los malos cristianos, así como los nuevos fariseos! Nos aproximamos al fin de los tiempos, y si se ha observado bien, se habrán ya detectado los signos precursores. Humillaos y haced penitencia, sino pereceréis todos, ha dicho vuestro Salvador, tened una gran contrición de vuestras faltas pues el pecado es extremadamente terrible porque ofende a un Dios tan inmenso. La ofensa está en relación al Poder contra el cual se comete, y entonces uno se convierte en un gran criminal. Rezad al pie de la cruz de vuestro divino Salvador, que no es más que amor por los hombres.




Yo, demonio, cuando estoy en toda mi rabia, en todas mis furias, cuando se me pone un pequeño niño en los brazos, aún así estoy obligado a calmarme en presencia de la inocencia y a respetar a las personas devotas a Dios. Los impíos creen que nos dan placer pecando o dándose la gloria de ser pecadores. ¡Infelices! No sospechan que desde ese momento nosotros nos convertimos en sus más crueles enemigos; y nosotros nos contenemos para demostrárselo después en el infierno, ¡pues nos volvemos para sus almas como tigres deseosos de devorarlos!




Algunas veces, el demonio conducía al poseído por los bosques y lo desnudaba, allí le hacía cortar ramas de los árboles para hacer esculturas con las ramas. No fue permitido que nadie lo encontrase en esta situación impúdica.




A menudo el demonio obligaba a su poseso a ayunar o le hacía comer comida que no sería tirada ni a los perros. A menudo se jactaba de las tribulaciones que hacía soportar al poseso: "le he hecho comer una buena sopa al poseso, era una sopa hecha hacía mucho tiempo, tenía la espuma de la podredumbre encima, y le hice poner un poco de vinagre dentro. He aquí una receta de Isacarón."




San José ha sido concebido sin pecado, y ha subido al cielo en cuerpo y alma; san José tiene la segunda plaza (entre las criaturas). Él está al lado de María y por encima de los serafines".
Después el demonio pronunció esta salutación en honor de san José: 


"Yo os saludo José,
lleno de gracias,
Jesús y María están contigo;
Vos sois bendito entre todos los hombres
y Jesús, el fruto único de las entrañas de la Santísima Virgen María, es bendito."




Hay 20 personas poseídas en Perpiñan, esta ciudad es muy mala, nosotros, los demonos de impureza, gobernamos en parte la ciudad y no solamente la ciudad, sino también la diócesis. Ésta es la verdad.




A su pesar, el poder de Dios hace hablar al demonio como un apóstol de la Verdad.


(cf. "Yo soy... la Verdad y la vida")




Digo en nombre del Soberano Maestro que el espiritismo es todo diabólico. Que está hecho para perder al género humano; es una gran innovación de los demonios para perder a los hombres, yo estoy obligado a trabajar para su destrucción.




Isacarón hizo unas reflexiones muy remarcables sobre la humildad, la caridad y la contrición que un cristiano debe tener de sus faltas, después añadió: "siguiendo estos consejos se podría evitar ir al purgatorio". El demonio vociferó contra la manera en que se está dentro de las iglesias y habló en estos términos: "se diría que los fieles asisten como si no tuviesen nada que pedir; permanecen con la frente alta con una postura hipócrita, farisea, en lugar de humillarse y posternarse ante Dios.




Sed diligentes en las ocasiones de hacer todo lo que esté bien. Si tenéis un pensamiento bueno, es porque procede de Dios: ejecutadlo enseguida; si queréis hacer una limosna, hacedla enseguida, no digáis  "es demasiado, no debería dar tanto". Todos vuestros buenos pensamientos vienen de Dios, vosotros no podéis nada por vosotros mismos.




El orgullo es una bestia feroz que no se puede aplacar; es como un perro rabioso que está forzado a morder. Y cuando las personas que quieren consagrarse a Dios entran en esta vía, hacemos todo para perderlas.




En una circunstancia, Isacarón sonrió diabólicamente, de una forma imposible de describir, como al recordar una falta que él había querido hacer cometer; continuó su sonrisa infernal durante mucho tiempo y clamaba: "el bien me horroriza, yo me deleito en el mal."




"Los ángeles fieles desean más vuestra salvación que nosotros los demonios vuestra perdición. El que quiere recibir mucha gracia debe ser humilde y rezar a san José, los santos ángeles... No se puede hacer una idea de las ventajas que le reportará: progresará en la virtud".




El demonio atormenta al poseso y le impide rezar y decir el rosario.




Todas las distracciones que tenéis sea estando en la iglesia, sea en vuestras oraciones, proceden de los demonios, nos ponemos rabiosos cuando os vemos hacer el bien. Cuando ya habéis salido de la iglesia, os dejamos tranquilos.




Se le decía: "tu no puedes nada contra Dios".
Él respondía: "tengo más poderes de los que imaginas".




Los padres y madres responderán de sus hijos, alma por alma, y no podrán salvarse si éstos se pierden por culpa de su padre y madre.




¡Infeliz de mí! que los demonios, que todos los tormentos de los condenados caigan sobre mí, a fin de aniquilarme. Que todos los sufrimientos de las criaturas caigan sobre mí a la vez. ¡Que todas las criaturas del Creador me maldigan! ¡Que sea maldito Belcebú y todas sus sucias criaturas  Que por el poder de Dios, que me extinga al instante a los pies del poseso y a los vuestros. ¡Vosotros no podéis comprender que sufro más de sesenta veces de lo que sufriría en el infierno! Es María quien me ha hecho venir. ¡Malditos sean los diablos y los imitadores de los demonios!




El confesor del poseso le dió permiso para hacer disciplinas dos días seguidos, el demonio confesó que había sido muy humillado por ello.




En conciencia, se debe testimoniar la verdad cuando existen pruebas y ninguna autoridad tiene el poder de impedirlo; esto es válido para las pruebas de la posesión. Dios lo quiere. Estas cosas son dichas en nombre del Soberano Maestro.
No es necesario asustarse de los dichos de los hombres, sino imitar a su Dios que no dejará sin recompensa ni la más pequeña cosa hecha a uno de los Suyos. Cuando falta la caridad hacia el prójimo, uno se vuelve culpable.




No hay golpe tan fatal como la humildad de vuestro Salvador; cuando el poseso quiere meditar sobre este tema, me destroza, me hace sufrir horriblemente. Cuando reza por sus enemigos, me destroza, me martiriza.




De ordinario el demonio no quería decir nada sin que algunos testigos estuviesen presentes


"Soy yo, decía, que estoy forzado a hacer venir a los testigos, no obstante de lo malvado que soy. Mi Señor no es un maestrillo, es el Señor de los señores, el Grande entre los grandes, Aquél que lo es todo."
Los demonios de orgullo son los más fuertes y los más temibles: se deslizan de una manera imperceptible, poneos en guardia contra ellos.




¡Infelices los falsos devotos! ¡Infelices los ateos! ¡Pobres de todos aquellos que pertenecen a las sectas y que permanecen extraños a la santa religión, oh Eterno y Todopoderoso!


¡Infame Satán! Estos son rayos contra ti y contra todos tus infames demonios de orgullo: eres tú quien ha inventado todas estas falsas doctrinas; tú te haces servir de tus hijos, que has llenado con tu maldito orgullo, para seducir a la mayor parte del universo; pero bien pronto vas a ser confundido por el Eterno, el Todopoderoso; ¡lo veo encolerizado de una manera terrible! Estás humillada, oh grande e infame bestia.




El hombre de perdición está en tu poder: harás actuar a ese gran loco dándole una parte de tu poder, que le será bien pronto retirado; ¡seductor abominable! ¿Qué vas a hacer, maldito Anticristo? ¿Vas pues a trabajar para la perdición de los otros? ¡Y en recompensa serás colocado al lado del rey del infierno! ¡Oh! ¡Qué bello lugar! ¡Abominable loco!




Benditos aquellos que te permanezcan fieles, oh Jesucristo, verdadero Dios y por consiguiente, verdadero y único Cristo, verdadero Hijo de Dios, creador de todas las cosas, verdadero redentor de los hombres.
Tú quieres que todas las naciones sean iluminadas por Ti, Soberano Maestro. Tú quieres que tu Santísima Cruz sea plantada en medio de todas las naciones. A la nación judía la vas a iluminar bien pronto; ya le has hecho aparecer algunas trazas de luz, mientras que espesas tinieblas rodean a muchos infelices católicos, porque están conducidos por nuevos fariseos.
¡Malditos vosotros, nuevos fariseos, si no cambiáis de conducta!


Ved como uno de vuestros seductores es forzado a gritar contra vosotros, soy yo Isacarón, el cerdo infernal.
Y tu maldito Belcebú, estoy forzado por el Gran Maestro a atacarte con fuerza, ¡maldito príncipe de los demonios de avaricia! Porque estoy asociado contigo para perder a los hombres, sabes que el Todopoderoso quiere que nuestro infame imperio caiga en la ruina. ¡Malditos aquellos que hacen pactos contigo! Malditos por consiguiente los magos y magas, que nosotros seducimos de una manera horrible.
Oh Gran Maestro me has hecho ya gritar contra el espiritismo, me has hecho combatirlo con fuerza, me has hecho probar que es diabólico y todo eso delante de un gran número de personas. Quieres oh Todopoderoso que el espiritismo sea abolido. Lo que es horrible a tus ojos es que existan sacerdotes, tan cegados por nosotros, espíritus infernales, que hacen este detestable oficio (espiritista) y dejan creer al pueblo que no hay ningún mal en él. También hay gente que se hace sanar por el diablo que posee al medium. Yo declaro pues con fuerza que el espiritismo es una invención del diablo.


¡Oh Soberano Maestro, ellos te han abandonado para seguirnos! ¿qué habéis hecho malditos? ¡Habéis abandonado al Maestro cuya bondad es infinita, para daros a nosotros, malditos esclavos! Estáis terriblemente locos, nosotros no tenemos más que tormentos inconcebibles para ofreceros, una pestilencia espantosa.
¿No veis que somos los ejecutores de las venganzas divinas? ¿Pero a quien estoy hablando, yo, Isacarón, maldito cerdo infernal? Hablo a aquellos que el infame Satán tiene marcados, a esos orgullosos incrédulos que se parecen de alguna manera a aquél que los posee de una manera invisible, y sin duda de buena gana.




¡Maldito Satán tú no te has perdido solo, tú eres la causa de que un tercio de los ángeles se haya condenado por haberte obedecido! ¡Maldita bestia! Esos que tú gobiernas tampoco se pierden solos, ellos arrastran una parte considerable de pobres infelices con ellos. ¡Apartaos malditos! En nombre del Soberano Maestro, no devoréis por más tiempo a los pobres corderos que os son confiados, pedid al Soberano Médico la cura de la peste de la que estáis contagiados; arrojad a los pies el orgullo del cual Satán os nutre, mirad la imagen de vuestro Soberano Redentor, humillaos a Sus pies y bien pronto Satán se llevará el veneno con el que os nutre a vosotros.




Dios permite el mal para el bien espiritual de los hombres, para hacerlos volver hacia sí mismos en introspección de forma que así puedan volver a Él. No es un mal signo cuando Dios envía males. En Su misericordia, entonces Él hace ver que es necesario unirse perfectamente a Él y reflexionar en estas palabras: "no os inquietéis por el alimento, ni por el vestido: buscad el reino de Dios y el resto os será dado por añadidura". Vosotros todo esto lo veis muy bien por todas las personas que Dios aflige para hacer que ganen muchos más méritos. En cuanto a esos que viven en las riquezas y las delicias, es a menudo un mal signo.






Es María quien me fuerza a haceros ver la nulidad de las cosas de este mundo. No olvidéis jamás que las cruces son preferibles a todos los honores y a todas las ventajas. ¿Por qué pues preferir su pérdida a su felicidad? La felicidad no está aquí abajo, es necesario por consiguiente buscar la felicidad en Dios, aquél que posee a Dios, posee el tesoro de los tesoros, el bien de todos los bienes. Aquél que posee a Dios, posee todo. ¡Qué insensatos son los hombres!
Es nescesario consolaros y uniros con fuerza a María: ella os obtendrá grandes gracias.
Es necesario tomar por protector a san José, y tener una gran devoción a los santos ángeles.




A propósito del libro del padre Franchi "Tratado del amor del desprecio de sí mismo" superior de los filipenses de Florencia, Italia:


"No busques leer este libro. Este libro no puede llevarme..."




¡Sin humildad, no hay Dios, sino un amo inexorable y terrible! ¡Malditos! ¡Malditos! ¡Malditos! ¡Malditos los orgullosos! ¡Maldito yo, Isacarón! Es el orgullo, la ingratitud y la desobediencia los que me han hecho caer de querubín, un cerdo horrible: transformación vergonzosa, transformación abominable, que hace..."


(El demonio hablaba demasiado rápido, las notas fueron imposibles)

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