San Miguel Arcángel pesando las almas en el Juicio Final

sábado, 30 de diciembre de 2017

Exorcista advierte: el demonio quiere sangre de inocentes, quiere violencia y miedo…


El exorcista de la diócesis de Rancagua (Chile) advierte contra los peligros del esoterismo
Acudir a supuestos brujos o brujas y la práctica de ritos esotéricos son conductas que han  ido en aumento en Iberoamérica, con consecuencias nefastas y mortales en algunos casos. La superstición, la sugestión, el miedo y la ignorancia juegan un rol esencial en esta tendencia que muchos medios de comunicación difunden con morbo u ofertan en su sección de avisos pagados.

“La confusión, necesidades e ignorancia es aprovechada por los promotores de esta nueva corriente ecléctica para sacar suculentas ganancias en desmedro de los bolsillos de sus ingenuos  clientes”, señala el sacerdote chileno Luis Escobar Torrealba.

Escobar, exorcista de la diócesis de Rancagua en Chile, agrega que la gente acostumbrada al consumismo y satisfacción inmediata de sus necesidades busca en brujos y magia soluciones rápidas. “Se trata de no hacer otro esfuerzo que no sea poner el dinero para… separar o unir parejas, amarrar el amor, comprar la buena suerte, sanarse sin ir al médico, anular enemigos, encontrar trabajo, alejar las malas vibras, etcétera. Hay para todo y es impresionante cómo incluso cristianos  le dan la espalda al evangelio cayendo en la idolatría construyéndose un dios a su medida”.

El sacerdote Escobar, por su labor, tiene información de primera fuente sobre las consecuencias que estos actos acarrean para las personas y recordó que en días recientes en su región una niña de siete años “falleció víctima de un ritual con características esotéricas impulsado por la superstición, la sugestión, el miedo y la ignorancia” (pulse para leer la noticia).

¿Cuántos casos más ocurren a diario, que permanecen impunes?, se pregunta el sacerdote, y cita entre las posibilidades: “Consagración de bebes al demonio. Brujos que entregan a sus  parientes al enemigo para hacerles heredar sus poderes. Sacrificios humanos que  quedan en la oscuridad… estructuras sociales de muerte que surgen como  espejismos de bienestar en un mundo que se sumerge en las tinieblas del error”.

En este contexto del diálogo, Portaluz preguntó también a Escobar…

– ¿Cómo sugiere prevenir estos riesgos que señala?

Jesús es el sol que viene de lo alto para iluminar a los que viven en tinieblas y sombras de muerte. Él es el Camino, la Verdad y la Vida, quien lo ve a Él ve al Padre, quien va de la mano  de Cristo no se confunde, sino que sana y es liberado hasta de la misma muerte.

– ¿Algún consejo práctico para enfrentar lo esotérico?

Hoy urge con más fuerza anunciar el Evangelio, para que quienes han perdido la  esperanza la recuperen, los que están enfermos se sanen y los oprimidos sean liberados. La  superstición es un pecado y con el abrimos la puerta al enemigo  en nuestra vida y nos hacemos esclavos  del miedo y de quienes administran las fuentes que alimentan la idolatría de la creatura.  Un cristiano ama y el amor es el único antídoto contra Satanás, no lo soporta. El que ama nunca le hará daño al otro, siempre buscará defender la vida, y procurará salvar en el amor al otro, porque Dios es amor. Mientras que la superstición nos hace perder lo esencial de la vida: el gozo de vivirla y además nos hace ciegos  ante la belleza  de Dios que se manifiesta en lo cotidiano de la existencia.

– ¿Quién gana con la acción de brujos y esotéricos?

El demonio quiere sangre de inocentes, quiere violencia y miedo…

– ¿Es una urgencia eclesial enfrentar esta realidad?

Como Iglesia tenemos la responsabilidad de disponer todo lo bueno para  estos nuevos paralíticos, ciegos y leprosos que necesitan ser sanados por Jesús; necesitamos la fe  de la mujer cananea que cruza fronteras para llegar a rogar por su hija, aquella que no escatima  arriesgarse socialmente para estar en la presencia  del Señor, aquella que no  teme la  descalificación social por acercarse a Cristo, pues ella sabe que  es el único que puede sanar a su hija.

Una Iglesia que cruza fronteras, que no tema a  la descalificación social que hace el mundo, una iglesia que  no le teme al poder político, una iglesia que no le teme a la muerte ni a la persecución porque se siente amada… Una iglesia que no teme perder puestos de privilegio por salvar a sus hijos e hijas.

Todos los bautizados somos la Iglesia y a todos nos toca renovarnos y ser de aquellos que se aman y que le  dan una buena noticia al mundo y que por esa noticia y por esa  experiencia, se convierten. Bendito el hombre que confía en el Señor y pone su confianza en Él. Será como un árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces hacia  la corriente; no teme que llegue el calor, y sus hojas están siempre verdes.

Artículo publicado originalmente por Portaluz
(https://es.aleteia.org/2014/10/12/el-demonio-quiere-sangre-de-inocentes-quiere-violencia-y-miedo/)

martes, 26 de diciembre de 2017

La verdadera historia que dio origen a “El Exorcista”


Alvaro Real | Feb 23, 2017

Un niño de 10 años, de Maryland, aficionado a la ouija

¿Quién no ha visto la película “El exorcista”? Hablamos de un auténtico fenómeno cinematografíco y cultural. La película de William Friedkin se ha convertido en un título de culto para todo aquel que se pregunta por estos temas y que se siente llamado a cuestionarse sobre el bien, el mal y el misterio.

Lo que pocos conocen es que la película “El Exorcista” tiene detrás un caso real. Un caso de exorcismo con características similares y que sería publicado en agosto de 1949 en “The Washington Post”. Ahí comienza el germen de lo que sería la novela de William Peter Blatty y el posterior guión cinematográfico.

El diario español ABC recuerda la historia del llamado caso Mannheim, la historia de un niño de 14 años, residente de Mount Rainier (Maryland).

Según explica, todo comienza cuando el menor Robbie escuchó unos ruidos en el sótano. Buscó por toda la casa y comenzó a ver cosas extrañas: una representación de Jesús en el cuarto de la abuela se torció y se empezó a mover como si alguien golpeara la pared desde atrás. “Once días después de aquel extraño suceso, falleció una tía muy querida por Robbie que era aficionada al juego de la ouija. Él propio niño también lo era”, explica el reportaje.

Después de esta vivencia comenzaron los fenómenos paranormales: “el colchón de la cama de Robbie se movía de forma violenta en plena noche, los golpes desde el sótano eran constantes, un olor a excremento inundaba todo y objetos ordinarios -como un jarrón- se suspendían en el aire”. 

La familia con la incógnita de saber qué ocurría pidieron ayuda a un pastor luterano que se atemorizó tanto que aconsejó que fuera un exorcista católico quien se hiciera cargo del caso.

Se investigó y finalmente se procedió a conceder la licencia para realizar un exorcismo. Lo que ocurrió puede observarse en la película. El niño ataca al sacerdote, se produce una agresividad inédita y una fuerza perturbadora. Todos los síntomas de lo que se cataloga posesión demoníaca.

Se realizaron múltiples exorcismo y se ingresó al joven en una institución mental de Baltimore para controlarlo. Finalmente un buen día, explica ABC, “apareció la palabra salida en su cuerpo y al día siguiente, con la misma velocidad con la que habían surgido, terminaron los sucesos y el niño volvió a su estado normal”.

Su historia continúa siendo un enigma y aún nadie ha podido explicarse ese comportamiento. Su historia y su vida es el germen de lo que posteriormente se ha convertido en una de las películas más terroríficas de la historia.
(https://es.aleteia.org/2017/02/23/la-verdadera-historia-que-dio-origen-a-el-exorcista/)

Origen del culto al horroroso ídolo demoníaco llamado "Santa Muerte"


La Santa Muerte, horroroso ídolo demoníaco,
portador de innumerables desgracias -la
principal de todas, el pecado mortal de la idolatría-,
para quienes son sus adoradores.

La Santa Muerte, es una devoción no católica que rinde culto a la figura esquelética de la guadaña en mano.
Su difusión está ligada últimamente a la delincuencia organizada.
Y su crecimiento ha sido explosivo en los últimos tiempos.

Entrando en una tienda de comestibles o botánica mexicana es probable que veas las veladoras alineadas.
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Hay velas de devoción a Nuestra Señora de Guadalupe, el Sagrado Corazón de Jesús y San Judas.
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Y a menudo en la línea de los santos e imágenes religiosas están las velas de la Santa Muerte.

Es que muchas personas en México, en la frontera estadounidense y en Centroamérica, no tienen claro que la Santa Muerte no es un santo católico, sino una devoción mágica.
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QUIEN ES “LA FLAQUITA”
La Santa Muerte por lo general se representa en velas o en estatuas como un esqueleto vestido con largas túnicas o un vestido de novia.
A veces tiene una peluca, a veces lleva una guadaña, a veces de pie sobre la tierra. 
Se ha convertido en el patrón favorito de los narcotraficantes que transportan droga por la frontera México-Estados Unidos, donde las capillas a ella se pueden encontrar a lo largo de los bordes de la carretera.
Muchos, si no la mayoría de sus seguidores, se llaman a sí mismos católicos.
Sin embargo, la Santa Muerte no es ningún santo.
Santos, después de todo, son personas reales, personificaciones de una experiencia universal, que viven con Dios en el cielo, de acuerdo con el Catecismo de la Iglesia Católica.
Pueden ser intermediarios o intercesores ante Dios, escuchando las oraciones de los fieles y pidiendo a Dios que haga milagros.
Pero sus seguidores creen que la Santa Muerte concede favores por su cuenta.
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Y no todos ellos son el tipo de favores que la gente piense que Dios aprueba.

Eso es parte de su atractivo, dijo R. Andrew Chesnut. Chesnut escribió “Devoted to Death: Santa Muerte, the Skeleton Saint” para ayudar a familiarizar a la audiencia de habla Inglesa con La Flaquita, (uno de sus muchos apodos).
“La gente está dispuesta a pedirle favores que no van a pedir a otro santo”, dijo Chesnut.
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“Usted no ora a otro santo para que su cargamento de cocaína llegue de forma segura.”

imagen de la santa muerte

PATRONA DE LOS DELINCUENTES
Tal vez así es como se convirtió en el más conocido patrón, por elección, para aquellos que están en el lado equivocado de la ley, traficando drogas o secuestrando personas para cobrar un rescate.
Estas personas suelen optar por la Santa Muerte de la vela negra – un color que Chesnut dice rara vez se ve en los santuarios públicos.
Pero a menudo es fotografiado en las casas de los criminales mexicanos después de que se les detiene. 
Ella también es a menudo vista como alguien que puede ayudar a una mujer encontrar a un hombre, o mantener al hombre que ella tiene.
Como una patrona ruda de la justicia y la venganza, portadora de la salud, riqueza y sabiduría.
La más popular de sus velas es la que tiene siete colores, que reúne todos los poderes que la Santa Muerte tiene, dijo Chesnut.

La mayoría de los católicos fuera de México nunca han oído hablar de la Santa Muerte, incluso si han visto alguna imagen suya.
Puede ser que hayan visto las calaveras de azúcar que los niños comen en el Día de los Muertos, o visto los esqueletos juguetones que son abundantes en el imaginario mexicano.
Pero estos están destinados a quitar un poco el miedo a la muerte, a no dar a la muerte el poder de Dios – el poder que algunos de los que adoran a la Santa Muerte creen que ella tiene.
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ORÍGENES
De donde proviene la Santa Muerte no está claro.
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Pero Chesnut traza paralelos a La Parca, una forma femenina del Grim Reaper (esqueleto con una guadaña) que los españoles que evangelizaron América Latina utilizan en sus imágenes.
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Ella se combinó con probabilidad con Mictecacihuatl, la diosa azteca de la muerte.

Sin embargo, La Parca, al igual que Grim Reaper, no han sido vistos en el mundo cristiano como dadores de favores benéficos.
Otras culturas de América Latina tienen los santos esqueletos, pero ellos son hombres, y generalmente se basan en personas reales, aunque sólo ligeramente.
La Santa Muerte parece ser una figura específica de la religión popular de México, y muchas de sus devociones incluyen invocaciones a Jesús, la Trinidad y Dios el Padre.
Muchas de las novenas prescriptas a la Santa Muerte incluyen oraciones católicas tradicionales, así, como el Padre Nuestro.
Archivos de la Inquisición de finales del siglo 18 hablan de una “idolatría indígena” de la muerte, escribe Chesnut, pero después de eso, no hubo referencias a La Blanquita (la Dama Blanca) hasta mediados del siglo XX, cuando fue vista generalmente como alguien que podría traer al marido o al novio de nuevo.
Ella comenzó a obtener más atención en la década de 1980 como patrona de los criminales, y el número de devotos se ha disparado en las últimas décadas.
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UN CRECIMIENTO RAPIDÍSIMO
Según las estimaciones de Chesnut, la Santa Muerte es el movimiento religioso de más rápido crecimiento en las Américas; y todo se sucedió en los últimos 10 -15 años.
“Ella era desconocida para el 99 por ciento de los mexicanos antes de 2001, cuando se hizo pública.

Ahora estimo que hay algunos 10-12 millones de devotos, sobre todo en México, y también un número significativo en los Estados Unidos y Centroamérica”, dijo.
A pesar de que recientemente se ha disparado en popularidad, a la Santa Muerte se ha hecho referencia en la cultura mexicana desde tiempos de la colonia española.
Cuando los colonizadores católicos, trataron de evangelizar a los nativos de México, trajeron imágenes de la parca femeninos como una representación de la muerte, dijo Chesnut.
Sin embargo, las culturas maya y azteca ya tenían deidades de la muerte.
Y así la figura esquelética fue adoptada en la cultura como una especie de santa muerte híbrida.
Ella también es mencionada dos veces en los registros históricos de la Inquisición, cuando los inquisidores católicos españoles hallaron y destruyeron un santuario dedicado a la santa muerte en el centro de México.
Después de eso, la Santa Muerte desapareció de los registros históricos para resurgir, de una manera relativamente menor, en la década de 1940.
“En las décadas de 1940 a 1980, los investigadores exclusivamente reportan  que se invoca a la Santa Muerte para los milagros de amor”.

Chesnut dijo, que las mujeres le pedían traer de vuelta a sus maridos después de un engaño.
Y luego se desvaneció en la oscuridad durante algunas décadas más, hasta que la guerra contra las drogas trajo una gran recuperación.
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LA CONFUSIÓN SOBRE LA SANTA MUERTE
Algunos católicos mexicanos o mexico-americanos pueden estar familiarizados con ella, y verla como una parte más de su fe.
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Sacerdotes de los Estados Unidos informan que tienen feligreses que llevan las imágenes de la Santa Muerte a la iglesia para que las bendigan.

El Padre Esequiel Sánchez, párroco de la Parroquia de San Beda el Venerable en el lado suroeste de Chicago, dijo que le ha sucedido un par de veces.
“Ellos quedan siempre sorprendidos cuando les dices que no puedes bendecirla”, dijo el padre Sánchez, ex director del ministerio hispano de la Arquidiócesis de Chicago.
“Podría haber sido una devoción que su abuela tenía, no es una cosa nueva. Pero no deja de ser una superstición.”
Algunas personas están dispuestas a abandonar la Santa Muerte cuando entienden lo que es, y no es.
Otros necesitan más catequesis para entender por qué no pueden ser buenos católicos y ofrecer oraciones a la muerte, el último enemigo que Jesús venció.
“Es una oportunidad para la catequesis”, dijo Sánchez. “Y como cualquier catequesis, puede ser aceptada o rechazada.”
Flores para la santa muerte

EL ATRACTIVO ES QUE ES UN SANTO QUE NO JUZGA
Parte de la atracción a la santa Muerte es que se la ve como un santo que no juzga y que por lo tanto puede ser invocada para peticiones no tan santas.

“Si alguien va a estar haciendo algo ilegal, y quieren ser protegido de la aplicación de la ley, se sienten incómodos pidiendo a Dios para protegerlos”, explica el P. Andrés Gutiérrez, el pastor de la parroquia de St. Helen en Río Hondo, Texas.
“Por lo que prometen algo a la Santa Muerte a cambio de ser protegidos de la ley”.
Los devotos también se sienten cómodos yendo a ella por los favores de venganza; algo que nunca se le pediría a Dios o a un santo canonizado, dijo Chesnut.
“Creer en este santo que no juzga quién va a aceptarme como soy, es atractivo”,  dijo Chesnut.
En particular a los criminales o para las personas que no se sienten completamente aceptadas en las iglesias católicas o evangélicas mexicanas.
El catolicismo cultural de México y las guerras de la droga de la última década fomentaron que la Santa Muerte se hiciera popular, explicó Chesnut.

Incluso los mexicanos que no crecieron yendo a misa todos los domingos todavía tienen una idea básica de lo que implica el catolicismo.
Misa, Santos y oraciones como el rosario, son las cosas que han sido secuestrada y adaptadas por el movimiento de la Santa Muerte.
“Se puede ver como una especie de forma herética extrema del catolicismo popular”, dijo.
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“De hecho, puedo decir que la Santa Muerte sólo podría haber surgido de un ambiente católico”.

Esto, unido al hecho de que los católicos mexicanos están  mucho más familiarizados con la muerte, y con las recientes guerras de la droga un santo de la muerte encaja mucho más.
“Paradójicamente, una gran cantidad de devotos se sienten como muertos, porque su muerte podría estar a la vuelta de la esquina – tal vez sean narcos, tal vez trabajen en la calle, tal vez son guardias de seguridad que podría ser abatido a tiros – y le piden la santa Muerte su protección”.
fondo templo de la santa muerte

CONTRARIA  A LA NOCIÓN CRISTIANA DE LA MUERTE
Miles de personas rinden culto a la Santa Muerte en “misas” en la Ciudad de México.
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E iglesias dedicadas a ella se han abierto hasta en Los Ángeles y algunas de las ciudades del suroeste de EE.UU..

Los obispos católicos de Estados Unidos no han hablado de la Santa Muerte, pero los obispos mexicanos, dijo Chesnut, y el gobierno mexicano tumban sus altares al borde de la carretera.
Sin embargo, Chesnut dijo que no cree que el apoyo de la represión del gobierno a la Santa Muerte sea una estrategia ganadora para la Iglesia.
Especialmente en las zonas donde el aumento de la devoción se atribuye al menos en parte, a la falta de atención para enseñar a la gente acerca de la fe.
Una de las cosas que ha atraído a la gente a la Santa Muerte es que la muerte es imparcial, explicó Chesnut, que procede de la misma manera para los ricos y los pobres, los poderosos y los débiles.
La Iglesia con demasiada frecuencia en México es vista como estando del lado de los ricos y los poderosos.
Yla Santa Muerte parece estar utilizando su guadaña para apretar un poco las clavijas, como sus seguidores creen que puede hacer con sus enemigos.
“Es una expresión de desesperación de la gente”, dijo el padre Sánchez.
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“Es una manera como la gente está tratando de sobrellevar la situación.
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Los santuarios, las ofrendas, las promesas… su comportamiento, es muy pagano.”

La idea toda, dijo, es una corrupción de la noción católica de la “santa muerte”.
Que ocurre cuando una persona está en un estado de gracia, después de haber tenido la oportunidad de los sacramentos, y tiene un “paso seguro” a la vida eterna – lo contrario de lo que promete la Santa Muerte.
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ES UN DEMONIO CON OTRO NOMBRE
Su familiaridad y la apelación a ella es en realidad parte del peligro de esta devoción.
El P. Dijo Gutiérrez dijo “la Santa Muerte es, literalmente, un demonio con otro nombre”.
En su propio ministerio, el P. Gutiérrez dijo que ha sido testigo de personas que “sufren mucho” a raíz de su devoción a este  santo popular.
El P. Gary Thomas, un exorcista entrenado del Vaticano para la Diócesis de San José, dijo que él también ha orado con personas que han tenido problemas demoníacos después de rezar a la Santa Muerte.
“He tenido una serie de personas que han venido a mí como usuarios de esta práctica y se encontraron atados a un demonio o un legión demoníaca”, dijo

El P. Gutiérrez señaló que los que están en peligro son los católicos culturales que aunque no se dediquen intencionadamente a algo dañino, pueden abrir la puerta al daño espiritual.
Muchas personas le piden a la muerte que les conceda algún favor: dinero, trabajo, poder, protección, curación, seducción, etc.
Es verdad que en algunos casos les ha concedido lo que pedían, pero a un precio muy alto, sufriendo graves consecuencias.
Aquí algunos sufrimientos que padecen los adoradores de la santa muerte según ACI Prensa son:
– Si son casados, se resquebraja el matrimonio
– Si se les concedió tener dinero, pierden la paz y alegría
– En algunas ocasiones sufren la miseria y no progresan
– Les suceden accidentes mortales
– Padecen depresión (mucho miedo y tristeza)
– Escuchan ruidos, ven fantasmas
– Se alejan de la fe
– Toda la familia se ve afectada con muchos problemas.
(http://forosdelavirgen.org/58419/la-virgen-de-guadalupe-en-batalla-contra-la-santa-muerte-por-la-devocion-de-los-mexicanos-2013-02-15/)

lunes, 25 de diciembre de 2017

El Infierno existe: historias de almas condenadas



L’inferno esiste essenzialmente per punire i riprovati, e non per lasciarli tornare sulla terra. Quando uno si trova là, ivi resterà. Voi dite che non si ritorna? Questo è vero nell’ordine abituale della Provvidenza. Ma è proprio certo che nessuno sia mai tornato dall’inferno? Siete sicuri che in vista della misericordia e della giustizia, DIO non abbia permesso mai ad un dannato, di riapparire sulla terra? Nella santa Scrittura e nella storia, si fa prova del contrario; e, benché sia divenuta una superstizione, la credenza quasi generale a ciò che si chiamano “i fantasmi”, sarebbe inesplicabile se non provenisse da un fondo di verità. Lasciatevi qui riportare qualche avvenimento la cui autenticità sembra evidente e che proverebbe l’esistenza dell’inferno, per mezzo di spaventose testimonianze di quelli stessi che vi si trovavano.


Il dottore Raimond Diocré

Nella vita di San Bruno, fondatore dei monaci certosini, si trova un avvenimento sconvolgente, avvenuto alla presenza di migliaia di testimoni, ed esaminato in tutti i particolari dai dottissimi Bollandisti, che presenta pertanto alla critica più seria, tutti i caratteri storici dell’autenticità; un fatto accaduto a Parigi, in pieno giorno, alla presenza di migliaia di testimoni, i cui dettagli sono stati raccolti dai testimoni, e che ha dato vita infine ad un grande ordine religioso. – Moriva, nell’anno 1082, un grande professore dell’università di Parigi, di nome Raymond Diocrès, che godeva dell’ammirazione universale, compianto da tutti i suoi allievi. Uno dei più sapienti dottori del tempo, conosciuto in tutta l’Europa per la sua scienza, i suoi talenti e le sue virtù, chiamato Bruno, si trovava in quel tempo a Parigi con quattro colleghi, e decise di assistere diversamente alle esequie dell’illustre scomparso. Si era disposto il corpo nella grande sala della cancelleria vicino alla Chiesa di Nostre-Dame, ed una immensa folla circondava il catafalco, ove, secondo l’uso dei tempi, il morto veniva esposto, coperto da un semplice velo. Nel momento in cui si cominciò a leggere una delle letture dell’Ufficio dei morti che comincia così: « Rispondimi. Quanto grandi e numerose sono le tue iniquità … », una voce sepolcrale uscì da sotto il velo funebre, e tutti gli astanti udirono queste parole. « Per un giusto giudizio di Dio, sono stato accusato ». Ci si precipitò allora a togliere il drappo mortuario: il povero morto era là immobile, glaciale, perfettamente “morto”. La cerimonia, interrotta per un istante, riprese subito; tutti gli astanti erano nello stupore e pieni di paura. Si riprende dunque l’Ufficio, si arriva nuovamente alla lettura suddetta «Rispondimi»! Questa volta, visto da tutti, il morto si solleva, e con voce più forte, ancora più accentuata, dice: « Per un giusto giudizio di DIO, sono stato giudicato », e ricade all’indietro disteso. Il terrore negli astanti è al colmo! Alcuni medici possono costatarne di nuovo la morte: il cadavere è freddo, rigido. Non si ha il coraggio di continuare, e l’Ufficio viene rimandato all’indomani. Le autorità ecclesiastiche, non sanno come comportarsi. Gli uni dicono. «È un dannato; è indegno delle preghiere della Chiesa». Altri dicono: «No, tutto questo è senza dubbio molto terrificante, ma infine, tutti noi non saremo dapprima accusati, e poi giudicati con un retto giudizio di DIO? ». il Vescovo è pure di questo avviso, e l’indomani, il servizio funebre ricomincia alla stessa ora. Bruno ed i suoi compagni sono là come il giorno prima. Tutta l’Università, tutta Parigi è accorsa a Notre-Dame. – L’Ufficio dunque ricomincia. Alla stessa lettura: « Rispondimi! … », il corpo del dottor Raymond si erge seduto e, con un accento indescrivibile, che lascia di ghiaccio tutti gli astanti, esclama: « Con un retto giudizio di DIO sono stato condannato» , e ricade immobile. Questa volta non ci sono più dubbi, il terribile prodigio costatato fino all’evidenza estrema, non è più discutibile. Per ordine del Vescovo e del Capitolo, si spoglia seduta stante il cadavere delle sue insegne e delle sue dignità, e lo si manda alla volta di Montfaucon. – All’uscire dalla grande sala della cancelleria, Bruno, che all’epoca aveva circa quarantacinque anni, decide irrevocabilmente di lasciare il mondo, ed si mette alla ricerca, insieme ai suoi compagni, nella solitudine della grande certosa, nei pressi di Grenoble, di un ritiro ove giungere più sicuramente alla salvezza, e prepararsi così, lontano dagli agi, ai giusti giudizi di DIO. Ecco quindi un riprovato che ritorna dall’inferno non per uscirne, ma per esserne il più inconfutabile dei testimoni.








Il giovane religioso di San Antonino
Il sapiente Arcivescovo di Firenze, san Antonino, riporta nei suoi scritti un fatto non meno terribile che, verso la metà del quindicesimo secolo, aveva spaventato tutto il nord dell’Italia. Un giovane di buona famiglia che a sedici o diciassette anni ebbe la disgrazia di nascondere un peccato mortale in confessione e di comunicarsi in questo stato, aveva rimandato di settimana in settimana, di mese in mese, la confessione così penosa dei suoi sacrilegi, continuando, del resto le sue confessioni e le sue comunioni, per un miserabile rispetto umano. Tormentato dal rimorso, cercava di stordirsi facendo grandi penitenze, e tanto bene che passava per un santo. Non resistendo, entrò in un monastero. « Là, almeno, si diceva, io dirò tutto, ed espierò seriamente i miei spaventosi peccati ». – Fu accolto così, per sua sventura, come un piccolo santo dai superiori che lo conoscevano per la reputazione, ma la sua onta riprese ancora il sopravvento. Egli rimandò la sua confessione a più tardi, raddoppiò le sue penitenze, e così in questo deplorevole stato passarono un anno, due anni, tre anni, ed egli non osava mai rivelare il peso terribile e vergognoso che lo opprimeva. Infine una malattia mortale sembrò facilitarne la soluzione. Per questo motivo, si disse, io vado a confessare tutto. Vado a fare una confessione generale prima di morire. Ma per l’amor proprio, dominando sempre il pentimento, egli ingarbugliò cosi bene la confessione dei suoi peccati, che il confessore non poté comprendere nulla. Egli aveva un vago desiderio di ritornarvi sopra l’indomani; ma sopravvenne un accesso febbrile, e l’infelice così morì. Nella comunità, ove si ignorava la mostruosa realtà, si diceva: « Se non va in cielo costui, che di noi potrà mai entrarvi? ». e si facevano toccare alle sue mani delle croci, dei rosari, delle medaglie. Il corpo fu trasportato con una sorta di venerazione nella chiesa del monastero, e vi restò esposto nel coro fino all’indomani mattino quando si celebrarono i funerali. Qualche istante prima dell’ora fissata per la cerimonia, uno dei frati, inviato a suonare le campane, scorse tutto ad un colpo davanti a lui, vicino all’altare, il defunto circondato da catene che sembravano rosse di fuoco, ed una certa incandescenza appariva in tutta la sua persona. Spaventato, il povero frate era caduto in ginocchio, con gli occhi fissi sulla orribile apparizione. Allora il dannato gli disse: « Non pregate per me. Io sono nell’inferno per l’eternità », e raccontò la storia lamentevole della sua cattiva onta e dei suoi sacrilegi, dopo di ché sparì lasciando nella chiesa un odore ripugnante che si sparse in tutto il monastero, come per attestare la veridicità di tutto quanto il frate vedeva e intendeva. Subito avvertiti, i superiori fecero portar via il cadavere, giudicandolo indegno della sepoltura ecclesiastica.










La cortigiana di Napoli
San Francesco Girolamo, celebre missionario della Compagnia di Gesù all’inizio del diciottesimo secolo, era stato incaricato di dirigere le missioni nel reame di Napoli. Un giorno, mentre predica in una piazza di Napoli, alcune donne di vita cattiva, tra cui una di essa, chiamata Caterina, lì riunite, si sforzano nel disturbare il sermone con i loro canti e le loro sguaiate esclamazioni, per indurre il padre a ritirarsi; ma egli nondimeno continua il suo discorso, senza che sembri accorgersi delle loro insolenze. Qualche tempo dopo, egli torna a predicare nella stessa piazza. Vedendo la porta di Caterina chiusa e tutta la casa, ordinariamente così chiassosa, in un profondo silenzio: « “Ebbene! – dice il santo – cosa è successo a Caterina?” – “Ma come Padre, non lo sa? Ieri sera la disgraziata è morta, senza poter pronunziare una parola”. “Caterina morta? – riprende il Santo – e morta all’improvviso? Entriamo e vediamo” ». Si apre la porta, il Santo sale le scale ed entra, seguito dalla folla, nella stanza ove il cadavere giace a terra, su di un drappo, con quattro ceri, secondo l’uso del paese. Egli la guarda per un po’ di tempo con occhi spaventati; poi con voce solenne le dice: «Caterina, adesso dove vi trovate»? Il cadavere resta muto. Il Santo riprende: «Caterina, ditemi, dove siete adesso? Io vi ordino di dirmi: adesso dove vi trovate »? Allora con grande meraviglia di tutti, gli occhi del cadavere si aprono, le sue labbra si agitano convulsivamente, ed una voce cavernosa e profonda ecco risponde. « Nell’inferno! Io sono nell’inferno! ». A queste parole la folla degli astanti scappa spaventata ed il Santo ridiscende con essi ripetendo: « Nell’inferno! O DIO, è terribile! Nell’inferno! O DIO, è terribile! Avete sentito? Nell’inferno! ». L’impressione di questo prodigio fu così vivo, che un buon numero di coloro che ne furono testimoni, non osarono rientrare a casa loro senza essersi prima confessati.









L’amico del conte Orloff
Nel nostro secolo, tre fatti dello stesso genere, uno più autentico dell’altro, sono pervenuti a mia conoscenza. Il primo si è verificato quasi nella mia famiglia, in Russia, a Mosca, poco tempo prima della orribile campagna del 1812. Mio nonno materno, il conte Rostopchine, governatore militare di Mosca, era fortemente legato al generale conte Orloff, celebre per la sue prodezze, prode ancorché empio. Un giorno, dopo un’abbondante e raffinata cena, innaffiata da copiose libagioni, il conte Orloff e uno dei suoi amici, il generale V. , voltairiano come lui, si erano messi a burlarsi offensivamente della religione e soprattutto dell’inferno. « “E se per caso, dice Orloff, se per caso c’è qualche cosa dall’altro lato della cortina?” … – “Ebbene, risponde il generale V., il primo di noi due che vi andrà, tornerà ad avvertire l’altro. Ne convenite, siete d’accordo?” – “Idea eccellente!” », risponde il conte Orloff, ed entrambi, benché mezzo alticci, diedero seriamente la loro parola d’onore per non mancare al loro impegno. Qualche settimana più tardi, scoppiò una delle grandi guerre che Napoleone aveva il dono di saper suscitare all’epoca; l’armata russa entra in campagna di guerra, ed il generale V. ebbe l’ordine di partire immediatamente per prendere un importante comando. Egli aveva lasciato Mosca da due o tre settimane, quando un mattino, di buon’ora, mentre mio nonno faceva toilette, la porta della sua camera si apre bruscamente. È il conte Orloff, in giacca da camera, in pantofole, coi i capelli arruffati, gli occhi stralunati, pallido come un morto. « Cosa c’è! Orloff siete voi? A quest’ora? E così conciato, cosa c’è dunque, cosa è successo? ». – « Mio caro, riprende Orloff. Credo di essere diventato matto! Ho appena visto il generale V. » – Il generale V.? “Ah, dunque è già ritornato? – “Eh no! Riprende Orloff, sprofondando su un divano e prendendosi la testa tra le mani – No! Non è tornato! Ed è per questo che sono terrorizzato!” » Mio nonno non riesce a capire, e cerca di calmarlo. « Raccontatemi dunque quel che vi è successo e tutto quello che volete dirmi ». Allora, cercando di dominare la sua emozione, il conte Orloff racconta quanto segue. « Mio caro Rostpchine, già da qualche tempo, V. ed io, ci siamo giurati reciprocamente che il primo tra di noi che fosse morto, venisse a dire all’altro se dall’altra parte della cortina ci sia qualcosa. Ora questa mattina, da neanche mezz’ora, io ero tranquillamente a letto, sveglio da tempo, non pensando affatto al mio amico, quando tutto ad un tratto le due tende del mio letto si sono bruscamente aperte ed io ho visto, a due passi da me, il generale V., in piedi, pallido, con la mano destra sul suo petto che mi ha detto: « C’è l’inferno, ed io vi sono dentro! » ed è sparito. E così sono venuto a cercarvi. La mia testa scoppia! Che cosa strana! Io non so cosa pensare!”. Mio nonno cerca di calmarlo come può, anche se non è cosa facile. Egli parla di allucinazioni, di incubi, … forse dormiva … son cose straordinarie, inspiegabili, ed altre banalità di questo genere, che consolano gli spiriti forti. Poi fa preparare i suoi cavalli per riportare il conte Orloff al suo hotel. Dieci o dodici ore dopo questo strano incidente, un corriere dell’armata porta a mio nonno, tra le altre notizie, quella della morte del generale V. . La mattina del giorno stesso in cui il generale Orloff lo aveva visto e sentito, alla stessa ora in cui era apparso a Mosca, lo sfortunato generale, uscito per verificare la posizione del nemico, venne colpito al petto da un proiettile cadendo morto stecchito! « L’inferno c’è, l’inferno c’è, ed io ci sto dentro »! Ecco le parole di qualcuno che « ne è tornato! ».










La Dama dal braccialetto dorato.
Nel 1859, io raccontavo appunto questo avvenimento ad un prete molto distinto, il Superiore di una importate comunità. “È terribile, mi dice, ma questo non mi stupisce in modo straordinario. Fatti di questo genere sono molto meno rari di quel che si possa pensare. Il fatto è che generalmente si tende più o meno a mantenere il segreto, sia per l’onore del “ritornato”, sia per l’onore della sua famiglia. Da parte mia posso riferire quel che io ho saputo da fonte certa, circa due o tre anni orsono, da una parente stretta di una persona alla quale è successa una cosa simile. In questo momento che vi parlo (Natale del 1859), questa dama ancora vive, ed ha poco più di quarant’anni. « Ella era a Londra, nell’inverno tra il 1847 ed il 1848, era vedova, fortemente mondana, molto ricca e di bell’aspetto. Tra i più eleganti frequentatori del suo salone, c’era un giovane lord, le cui assiduità la compromettevano singolarmente e la cui condotta libertina di conseguenza non era meno edificante. « Una sera, o piuttosto una notte (poiché era oltre mezzanotte), ella leggeva un romanzo, cercando di conciliare il sonno. Al battere del pendolo, essa spense la sua bugia. Ma nell’addormentarsi, con suo grande stupore, vide che un tenue bagliore sembrava giungere dalla porta del salone, spandendosi a poco a poco nella sua camera, aumentando sempre più di intensità. Stupefatta aprì bene gli occhi, non sapendo cosa questo potesse significare. Essa cominciò a spaventarsi, quando vide aprirsi lentamente la porta del salone ed entrare nella sua camera il giovane lord, complice delle sue disordinate avventure. Prima che elle potesse dire una parola, egli le fu vicino e stringendole il polso sinistro, con voce stridente, le disse in inglese: « C’è l’inferno! » Il dolore che ella sentì al braccio fu tale che perse conoscenza. « Quando riprese i sensi, circa una mezz’ora dopo, suonò alla sua donna da camera. Questa entrando sentì un forte odore di bruciato; avvicinandosi alla sua padrona, che appena poteva balbettare, constatò al polso una bruciatura così profonda che perfino l’osso era scoperto e la carne quasi tutta consumata; questa bruciatura aveva la larghezza di una mano d’uomo. In più ella notò che dalla porta del salone fino al letto, e dal letto alla stessa porta, il tappeto portava l’impronta del passo di un uomo che aveva bruciato la trama da parte a parte. Per ordine della sua padrona, aprì la porta del salone: non c’erano altre tracce sul tappeto. « Il giorno dopo la sciagurata dama, apprese, con terrore facile da immaginare, che la notte stessa, verso l’una del mattino, il suo lord era stato trovato ubriaco fradicio sotto la tavola, che i suoi servi lo avevano riportato nella sua camera e che era così spirato tra le loro braccia. « Io ignoro, aggiunge il superiore, se questa terribile lezione abbia convertito l’infortunata; ma ciò che so è che ella ancora vive; solo, per nascondere agli sguardi le tracce della sua sinistra bruciatura, porta al polso sinistro, a guisa di braccialetto, una larga benda dorata che non toglie mai, né di giorno né di notte. – « Lo ripeto, ho appreso tutti questi dettagli da un suo parente prossimo, serio cristiano, sulla cui parola io ripongo la massima fiducia. Nella stessa famiglia non se ne parla però mai, ed io stesso che ve lo confido, tengo tutto per me. » Malgrado il velo con il quale è stata circondata questa apparizione, mi sembra impossibile metterne in dubbio la terribile autenticità. E certamente non si avrebbe bisogno della dama dal braccialetto d’oro per provare che esiste l’inferno.
La “bella donna” di Roma
Nell’anno 1873, qualche giorno prima dell’Assunzione, ebbe luogo a Roma una di queste terribili apparizioni dall’oltretomba, che corroborano così efficacemente la verità dell’inferno. – In una di queste case malfamate che l’invasione sacrilega del territorio temporale del Papa ha fatto aprire a Roma in tanti luoghi, una disgraziata ragazza, feritasi ad una mano, deve essere trasportata all’ospedale della Consolazione. O a causa del suo sangue infetto, o per inattese complicazioni, essa muore repentinamente durante la notte. – Nello stesso istante, una delle compagne, che ignora completamente ciò che sta succedendo in ospedale, si mette a gridare disperatamente, al punto da svegliare gli abitanti del quartiere e mettere in subbuglio tutte le miserabili creature di questa casa, provocando addirittura l’intervento della polizia. La morta dell’ospedale le era apparsa circondata da fiamme e le aveva detto: « io sono dannata, e se tu non vuoi finire come me, esci da questo luogo infame, e torna a DIO che hai abbandonato. » Niente può calmare la disperazione ed il terrore di questa giovane che si lamenta fin dall’alba del giorno, lasciando tutta la casa piombare nello stupore, dal momento che si è risaputo della morte della sventurata in ospedale. – Da questo episodio, la “maîtresse” del luogo, una garibaldina esaltata, e conosciuta per tale dai suoi fratelli ed amici, si ammala. Fa così subito domandare del curato della vicina chiesa, San Giuliano dei Banchi. Prima di recarsi in una tale abitazione, il venerabile prete consulta l’autorità ecclesiastica, la quale affida questo compito ad un degno prelato, Mons. Sirolli, curato della parrocchia di San Salvatore in Lauro. Costui, munito di speciali istruzioni, si presenta e per prima cosa pretende dalla malata, alla presenza di numerosi testimoni, di ritrattare gli scandali della sua vita, le blasfemie contro l’autorità del Sovrano Pontefice, e tutto il male che aveva fatto al prossimo. La disgraziata lo fa senza esitazioni, si confessa e riceve il Santo Viatico con gran professione di pentimento e di umiltà. Sentendo che la morte si approssima, supplica nelle lacrime il buon curato di non abbandonarla, spaventata com’è da tutto ciò che è accaduto in quei giorni. Approssimandosi la notte, mons. Sirolli, diviso dall’incertezza di restare, per un atto di carità, al capezzale della morente, o di andar via per non passare la notte in tale luogo, fa richiesta alla polizia di due agenti, che vengono, chiudono la casa e passano tutta il tempo fino all’ultimo respiro dell’agonizzante. Tutta Roma conobbe ben presto tutti i dettagli di questo tragico avvenimento. Come sempre gli empi ed i libertini si presero beffe, guardandosi bene dal trarne insegnamento, i buoni ne profittarono per diventare migliori ed ancora più fedeli ai loro doveri. – Davanti a questi fatti, il cui elenco potrebbe essere molto più lungo, io chiedo al lettore di buona fede se sia ragionevole ripetere, con la folla degli stolti, la famosa frase stereotipata: « se veramente esiste un inferno, com’è che non ne è mai tornato nessuno? » – Ma quando anche, a torto o a ragione non si vorrebbero ammettere i fatti, per altro veritieri, che io ho riportato, la certezza assoluta dell’inferno non sarebbe meno incrollabile. In effetti la nostra fede nell’inferno non riposa su questi fatti prodigiosi, che non sono di fede, ma sulle ragioni di buon senso che noi sempre esponiamo e soprattutto, sulla testimonianza divina, infallibile di Gesù Cristo, dei suoi Profeti e dei suoi Apostoli, così come sull’insegnamento formale, invariabile, inviolabile della Chiesa Cattolica. I prodigi possono corroborare la nostra fede e ravvivarla, ecco perché ci siamo sentiti in dovere di citarne qui qualcuno, capaci come sono oltretutto di chiudere la bocca a coloro che osano affermare: «l’inferno non c’è», e di confermare nella fede quelli che sarebbero tentati di chiedersi; «ma c’è un inferno? », ed infine di consolare ed illuminare ancor più tutti i buoni fedeli che dicono con la Chiesa: « l’inferno certamente c’è! ».
(https://lafedecattolicacristiana.blogspot.com.ar/2017/08/storie-impressionanti-sono-tornato-dall.html)

domingo, 24 de diciembre de 2017

‘Libérame’, un documental que reivindica la figura del exorcista

18 diciembre, 2017








Un reportaje que supone un testimonio sobre la constante acción del demonio en nuestros días y una llamada de atención sobre el modo de vida de nuestra sociedad, poco acorde con lo que desea Dios, pero muy afín con lo que desea el demonio.


A veces, el cine te sorprende en el aspecto religioso, puesto que presenta un discurso muy elocuente acerca de la fe. En este caso, ese acierto proviene de un documental que ha pasado desapercibido por nuestras pantallas, pero que ha cosechado algún éxito en su país de origen, Italia; estamos hablando de Libérame (Federica Di Giacomo, 2016), una película que pretende reivindicar la figura del exorcista. En efecto, en un momento de la historia en que se ha cumplido aquella famosa máxima sobre el triunfo del diablo, es decir, el hacernos creer que no existe, este reportaje no solo viene a delatarnos su presencia entre nosotros, sino también a recordarnos el modo de evitarlo: la oración, los sacramentos y, llegado el caso, el exorcismo.



Pero vayamos por partes. El documental parece dar por supuesto que el espectador conoce la función del exorcista, es decir, la expulsión del demonio del interior de una persona que haya sido poseída por él; sin embargo, y en este mismo sentido, también parece pretender la desmitificación de su imagen, que tal vez haya sido desvirtuada por el séptimo arte, pese a contar en su haber con una de las mejores cintas de la historia dedicada a su labor: El exorcista (William Friedkin, 1973). Por esta razón, en ningún momento recurre a la espectacularidad propia del arte de Hollywood ni a las recreaciones más o menos ficticias, sino solo a la cotidianidad de un sacerdote que atiende con diligencia los problemas espirituales de su feligresía; así, lo que vemos en él es más parecido a un veraz reality show televisivo que a cualquiera de las películas sobre el diablo que atestan nuestras pantallas.

Aunque parezca que la expresión reality show sea desacertada para describir un problema tan serio como es la posesión demoníaca, la verdad es que no existe otra para definir mejor este documental. Como hemos dicho, se caracteriza por la cotidianidad de sus imágenes, así que la cámara sigue en todo momento tanto al sacerdote protagonista como a los feligreses más atribulados; especialmente, hace hincapié en un par de personas que, lejos de haber caído en las redes del maligno a través de la ouija, el esoterismo o una secta de corte satánico, lo ha hecho mediante cosas tan aparentemente banales como el divorcio, el aborto, las drogas o el dejar de ir a misa los domingos (por supuesto, nos referimos a la banalidad que hoy atribuye nuestro mundo a estos asuntos de extrema gravedad, una prueba más de esa victoria alcanzada por el diablo en nuestros días). De esta forma, el reportaje es una llamada de atención sobre el modo de vida de nuestra sociedad, poco acorde con lo que desea Dios, pero muy afín con lo que desea el demonio.

Evidentemente, ello no es óbice para que el documental ofrezca imágenes reales sobre posesiones demoníacas y sus consecuentes exorcismos, aunque estas, como decimos, se alejan de aquello que nos ha enseñado el cine: de esta manera, no hay vómitos verdes, cabezas giratorias ni levitaciones sobre la cama, sino desmayos, voces amenazantes, blasfemias e insultos al sacerdote (que aquellos hechos tengan lugar, es indudable; sin embargo, y tal vez por su carácter esporádico, la directora de la cinta haya querido prescindir de ellos y centrarse más en estos últimos); asimismo, tampoco vemos a exorcistas luchando a brazo partido contra Satanás, como si de un pugilato se tratase, sino piadosas celebraciones de la santa misa, confiadas imposiciones de manos e ininterrumpidas salmodias de los padrenuestros y de las avemarías que conforman la oración del santo rosario. Pero sobre todo somos testigos de los sabios consejos del experimentado sacerdote, que impele a los liberados una y otra vez a la conversión constante, puesto que, de lo contrario, se arriesgan a un retorno del diablo mucho más peligroso: “Entonces va y toma otros siete espíritus peores que él, y se mete a vivir allí. Y el final de aquel hombre resulta peor que el principio” (Lc. 11, 26).

En definitiva, nos hallamos ante un testimonio muy acertado sobre la constante acción del demonio en nuestros días, la cual, aunque haya sido ignorada por nosotros, persiste en su deseo de condenarnos eternamente en el infierno; por este motivo, también se trata de una llamada de atención sobre nuestros hábitos, que han olvidado a Dios y que, por ende, nos han acercado más al maligno, que no deja de acecharnos con el fin citado. Esto ha desembocado en un asombroso aumento del número de exorcistas, como se indica en los créditos del reportaje, donde, por cierto, se señala que uno de los lugares que ha visto incrementado estos efectivos es nuestro país. Por esta razón decíamos al comenzar nuestro texto que el cine nos sorprende a veces, puesto que nos demuestra que no solo es un arte consagrado al ocio, sino que también nos advierte sobre los graves problemas que nos atenazan; en este caso, los espirituales.
(https://infovaticana.com/2017/12/18/liberame-documental-pretende-reivindicar-la-figura-del-exorcista/)

sábado, 2 de diciembre de 2017

Ex-satanista confiesa: Hicimos abortos como parte del culto al diablo









Lumenrationis | Sep 18, 2015

"No importa el motivo por el que las mujeres hayan optado por el aborto, todos los niños son ofrecidos a Satanás al final del día"

En varias ocasiones, sobre todo recientemente, nos hemos encontrado frente al hecho de que por la calle, ante un tribunal, en un municipio o frente a una clínica abortista en Estados Unidos, los militantes de la cultura de la muerte entonan el slogan de adoración a Satanás.

Esta actitud extremista se podría entender como el resultado de un estado de extrema irritación y no literalmente.

El movimiento satánico hizo una estruendosa entrada en los grandes medios de comunicación cuando intentó celebrar una “misa negra” pública en la Universidad de Harvard. No lo logró por la resistencia de los católicos, pero a continuación logró realizar una “misa” de este tipo en las instalaciones del gobierno civil de la ciudad de Oklahoma.

En palabras de su portavoz Lucien Greaves, pasó a reivindicar el satanismo como una “religión” que considera el aborto uno de sus “sacramentos”, entre otras abominaciones.

Se podría decir que se trataba más que otra cosa de una ventolera verbal para llamar la atención.

La difusión de los videos que muestran el tráfico de órganos y tejidos de bebés abortados en las instalaciones de la organización Planned Parenthood ha, sin embargo, ha mostrado una dureza de corazón de los responsables que nos ha perecido inhumana, diabólica en un sentido analógico del término.

Motivado por estas entrevistas, el Lepanto Institute entrevistó al ex satánico Zachary King, que fue un tipo de “sacerdote” de ritos satánicos y describe cómo se llevaban a cabo dentro de las clínicas abortistas.

King un día fue tocado por la Medalla Milagrosa y terminó abandonando las abominables prácticas que describe. Al final se volvió católico y denuncia, a quien quiera escucharlo, lo que está en el centro del aborto y el movimiento anti-vida.

A continuación, algunas declaraciones de la entrevista publicada por la página estadounidense provida Lepanto Institute del “ex sacerdote satánico”.

King habla de hechos extremamente impactantes. No recomendamos la lectura a personas sensibles o muy jóvenes.


Cómo un niño normal cayó en el precipicio

Zachary era un niño común y corriente de un barrio estadounidense y creció en una familia bautista.


Comenzó a practicar la magia a los 10 años, se unió a una secta satánica a los 13 y a los 15 ya había infringido los 10 mandamientos.

Desde la adolescencia hasta la edad adulta se esforzó por llegar a la categoría de Sumo Sacerdote en la secta y era un activo divulgador del satanismo, incluyendo los abortos rituales.

Actualmente Zachary está escribiendo sus experiencias en un libro titulado El aborto es un sacrificio satánico.

Zac, usted tiene mucho que contar. ¿Puede decirnos algo sobre la manera en que entró en el satanismo?

Todo comenzó con una fuerte curiosidad por saber si la magia era real. Comenzó después de haber visto algunas películas sobre magos y brujos, en los años setenta.

Un día en la escuela hicimos un juego llamado Bloody Mary, o Te odio, Bloody Mary, en donde ibas al baño y cantabas esta frase un cierto número de veces con las luces apagadas.

Cuando lo hizo mi grupo, vimos un rostro demoniaco en el espejo. No teníamos idea de lo que estábamos viendo, pero de repente todos salieron corriendo muertos de miedo… excepto yo. Siempre me pareció muy interesante.

Durante esa época jugábamos el videojuego Dungeons and Dragons cada fin de semana, y yo siempre era el mago y el brujo. Me preguntaba si podría hacer realmente magia e intenté dos hechizos para ganar dinero.

Lo logré, pero podría haber sido sólo una coincidencia, y entonces lo intenté de nuevo por tercera vez. Esa vez estaba en el baño solo frente al demonio y quise ver qué sucedía. Al día siguiente gané mil dólares. Desde ese momento me convencí de que la magia era real.

Cuando tenía alrededor de 12 años, un amigo me presentó a un grupo que jugaba Dungeons and Dragons y que creía que la magia era real. Descubrí que ese grupo era una secta satánica. (…)

Me gustaban los flipper, los videojuegos y la ciencia ficción, como Star Trek y Star Wars, y esos muchachos tenían casi todos los filmes de ciencia ficción y fantasía que siempre quise ver. Tenían los flipper, una piscina, una gran barbacoa, y eran como un club de chicos y chicas.

Me dejé atrapar de esta manera, sabían cómo “reclutar”. Sabían todo lo que a un chico le encanta hacer, y entonces me involucré.

(…) Permanecí ahí hasta los 18 años, cuando entré en la Iglesia Mundial de Satanás. La posición que alcancé se llama “Sumo Sacerdote” (High Wizard): en una gran secta satánica son las personas que practican la magia. Eran pocas, unas diez.

El número total (de High Wizards en una secta) es entre 2 y 5, y nuestro trabajo era viajar por el mundo haciendo lo que las personas querían que hiciéramos. Cuando digo personas me refiero a estrellas de rock y de cine, personajes políticos, personas muy ricas…. Son innumerables las personas que piden brujería, y no hay límites a lo que están dispuestas a pagar.

Usted era, por lo tanto, un “Sumo Sacerdote” en el satanismo… ¿Cómo hizo para serlo?

Hay voces en base a las cuales los “Sumos Sacerdotes” son escogidos por Satanás. Yo no se cuál sea el criterio.

Hacía magia desde que tenía 10 años y me volví un “Sumo Sacerdote” cuando tenía alrededor de 21. Fui miembro de la Iglesia Mundial de Satanás alrededor de 3 años. Había ya visto a un “Sumo Sacerdote” cuando era niño, pero no sabía ni qué era ni lo que estaba viendo. Su aspecto era muy original, con un sombrero de copa, un bastón y un rostro pintado como un cadáver.

En la secta hay un Presidente Ejecutivo y un consejo de administración. Dicen que eres elegido y te dan un libro que dice cuáles son tus obligaciones en cuanto “Sumo Sacerdote”.

¿Entonces usted fue llamado por un Consejo y se le ofreció la posición, y luego se volvió “Sumo Sacerdote”?

Sí.

Aborto y satanismo

¿Cuál es el papel del aborto en los rituales satánicos, y cuándo comenzó a ser implicado en el aborto por lo que respecta al satanismo?

Inmediatamente después de haber cumplido 14 años, los miembros de la secta me dijeron que debía implicarme en un aborto. Dijeron que había habido una fiesta con todos los miembros de sexo masculino entre los 12 y los 15 años y un miembro de sexo femenino de 18 años con el objetivo de que quedara embarazada para realizar el aborto a los 9 meses de gestación.

Cuando me dijeron esto, dije “guay” en voz alta, pero no tenía idea de lo que era un aborto. En mi familia pienso que oí a mis padres susurrar esa palabra una vez, por eso pensé que era una mala palabra.

Cuando pregunté qué era una aborto a los miembros de la secta, dije que no sabía qué tenía que hacer. Me explicaron que era un bebé en el útero y que yo tenía que matarlo.

Estarían un médico y una enfermera para ayudarme porque se trataba de un procedimiento médico. Dije: “¿Es legal?”, y la respuesta fue: “Sí, siempre que esté en el útero. Mientras el bebé esté dentro de la mujer, puedes matarlo”.

Y así se nos explicó. Se nos dijo también que: “Estás matando a un niño”. No dijeron “un feto” o “algunas células en un cuerpo”. Nada de esto. Era un niño. No creo que hubiera estado de acuerdo en matar a un niño fuera del cuerpo de una mujer, pero sabiendo que lo podía matar mientras estuviera dentro el cuerpo… para el satanismo, el acto de matar a alguien o la muerte de algo es el modo más eficaz de ver realizado el propio hechizo.

Respecto al hecho de obtener la aprobación de Satanás, matar a alguien es el camino mejor a recorrer. Matar algo es la ofrenda final a Satanás, y si puedes matar a un niño en el vientre materno ese es el objetivo final.

¿Nos puede contar el primer aborto que realizó como un ritual satánico?

El primero que realicé fue alrededor de 3 meses antes de cumplir los 15 años. Sucedió en una casa de campo que estaba sorprendentemente mucho más esterilizada que muchas clínicas abortistas a las que fui.

Había un médico, una enfermera y una mujer que estaba por tener un hijo y estaba rodeada de 13 miembros principales de nuestra secta, que eran todos “Sumos Sacerdotes” y “sacerdotisas”.

Yo estaba dentro del círculo con la mujer y el médico. Todos los miembros adultos de mi secta estaban ahí.

Había varias mujeres arrodilladas que se mecían hacia delante y hacia atrás y gritaban cada tanto “nuestro cuerpo nos pertenece”. Al lado estaban varios miembros masculinos de nuestra secta, y todos cantaban y “rezaban”.

El ritual comenzó a las 23:45, y la brujería comenzó a medianoche, “la hora de las brujas”, mientras que la muerte real del niño fue a las tres de la mañana, llamada “la hora del diablo”.

Mi papel en todo esto fue introducir el bisturí. No debía necesariamente matar… lo que contaba era tener sangre sobre mis manos, de la mujer o del niño. Luego el médico terminaba el procedimiento.

Fue probablemente el aborto más horrendo en el que haya participado. El médico tomó al niño y lo tiró al piso, donde las mujeres se mecían. Las mujeres parecían poseídas, y cuando el médico tiró al niño al piso se lo comieron como caníbales.

¿En cuántos rituales abortivo participó?

Antes de volverme “Sumo Sacerdote” hice cinco. Después participé en otros 141 abortos.

¿Realizó un ritual abortivo en alguna clínica de renombre?

Sí. Calculo que realicé alrededor de 20 rituales abortivos en esas instalaciones, pero no los conté. Se sólo que estuve en muchas de esas clínicas. (…) Parecían casas del terror, con sangre en todos lados, en algunas habitaciones e incluso en el techo.

Ritos satánicos y clínicas abortistas

¿Cómo fue invitado a realizar abortos satánicos en esas clínicas?

La Iglesia Mundial de Satanás no es la única organización que realiza sacrificios satánicos en esas clínicas. Existen otras organizaciones de brujería, como la Wicca, que están realmente implicados en abortos realizados dentro de estas instalaciones.

A veces eres invitado a realizar el ritual abortivo por el mismo director del centro, o por otro funcionario de alto cargo, o a veces el médico es satánico e invita a participar en un aborto que realizarán al final del día.

Al final del día, todos los días, los grupos satánicos hacen como una misa negra, en general alrededor de la medianoche, que dura alrededor de 2 0 3 horas, en que ofrecen a Satanás a todos los niños que son abortados ese día. No importa el motivo por el que las mujeres hayan optado por el aborto, todos los niños son ofrecidos a Satanás al final del día.

¿Cómo son estos rituales abortivos?

Hay niños que participan, pero en general no se quedan en la sala en la que es practicado el aborto. Se quedan separados y hay una competición para ver quién logra permanecer despierto hasta las tres. Quien gana recibe una recompensa. Los hombres que no participan del top 13 de la secta se quedan a hacer hechizos y a rezar. Lanzan también hechizos para protegerlos contra cualquier persona que pueda rezar contra ellos.

Además de esto, pagamos a las personas para que nos protejan, del mundo político, de las fuerzas del orden, y entonces sabemos que nadie indagará sobre lo que está sucediendo.

Una vez vino el prefecto de la ciudad para pedir un hechizo. Nos buscó porque quería pasar un proyecto de ley que ya había intentado dos veces sin conseguirlo.

Fue durante algún tiempo miembro de la secta. Había intentado todas las vías legales para obtener la aprobación de su proyecto pero no había nunca tenido éxito, y entonces tuvo que encontrar a alguien que accediera a realizar un aborto y en una noche en la que pudiéramos efectuar al mismo tiempo el aborto y el hechizo.

Pero era necesario encontrar también a un médico y a una enfermera. En las clínicas abortistas de renombre, muchas personas son brujas o satánicas. Es, por lo tanto, fácil encontrar personas dispuestas a participar en el ritual satánico.

¿Diría que el aborto en las clínicas de renombre atrae a miembros del ocultismo a causa de la posibilidad de realizar rituales abortivos?

Diría que sí, que es una afirmación completamente cierta. Hay personas que pertenecen a la NOW (Organización Nacional de Mujeres), y muchas de esas personas pertenecen a la religión pagana de la Wicca, y aunque profesan tener una actitud a favor de la preservación de la vida, son permisivas en el momento de “herir” a quien está contra ellos de cualquier manera, lo que quiere decir que están autorizadas a destruirlo con cualquier medio necesario, que para ellos es la magia. (…)

Ven a la figura femenina, a la mujer, como la Madre Tierra, o Gaia.

Adoran esta figura femenina como a una diosa. (…) El aborto es un sacramento satánico, por decir de alguna manera, (…) y una clínica abortista atrae a satánicos para el sacerdocio satánico.

¿Ha experimentado usted la incapacidad de completar un aborto o los efectos de su ritual por el hecho de que hubiera personas orando fuera de una clínica?

Más de una vez tuvimos niños que amenazaban con sobrevivir al aborto. Una vez llegué a la clínica abortista y había personas a los dos lados de la calle.

De un lado personas que oraban y gritaban contra el aborto, del otro, en el que estaba yo, personas a favor del aborto que gritaban todo tipo de obscenidades.

Cuando entré, miré nuevamente la calle y vi a algunas personas que oraban de rodillas.

Ese día, el aborto que habíamos programado para un ritual no se efectuó.

Pienso que me sucedió alrededor de tres veces, y las tres… es curioso, no me di cuenta de que los tres abortos no logrados habían coincidido con las oraciones que habían sido pronunciadas fuera de las instalaciones.

¿Qué consejo daría a las personas que rezan fuera de las clínicas abortistas, sobre todo si sospechan que ahí dentro se lleva a cabo alguna actividad oculta?

En primer lugar, no se detengan. No hay nada que está sucediendo en esa clínica abortista que pueda perjudicarlos. Seguramente habrá demonios alrededor, pero deben pensar que Satanás es como un cachorro con el collar: si no se acercan a él, no puede morder.

Estén en estado de gracia cuando vayan ahí.

Lleven con ustedes agua bendita.

No la viertan sobre las personas que están ahí oponiéndose a ustedes, porque terminarán ante el tribunal. Esas personas los denunciarán por las menores cosas.

Si pueden recibir la comunión antes de llegar ahí sería lo ideal.

Si van a misa ese día, luego pasen algunos minutos pidiéndole al Señor que mande a su Madre con ustedes.

Lleven un rosario. Hay cosas que el diablo teme.

Él tiene miedo de un católico bien formado, de un católico que comprende su fe y sabe que se encuentra en una guerra espiritual.

No quiere luchar contra alguien que tiene “la armadura completa”.


La Medalla Milagrosa: la conversión de Zachary


En enero de 2008, mientras trabajaba en una joyería, Zachary tuvo un encuentro con la Virgen que cambió su vida.

A través de la Medalla Milagrosa, Zachary experimentó una paz que supera cualquier comprensión. Comenzó a ir a la iglesia de San Francisco Javier y en mayo de 2008 (el mes de María) entró oficialmente en la Iglesia católica. Actualmente vive en Florida con su esposa.
(https://es.aleteia.org/2015/09/18/ex-satanista-confiesa-hicimos-abortos-como-parte-del-culto-al-diablo/)