UN EXORCISTA ENTREVISTA
AL DIABLO
D. MONDRONE
Edizioni PRO
SANCTITATE
DOMENICO MONDRONE S.I,
UN EXORCISTA ENTREVISTA AL DIABLO
1ª Edición
Española 2004 (traducido de la 31 edición Italiana 1976)
Editorial PRO
SANCTITATE
Roma
¿Quién es
Satanás?
¿Que quiere?
¿Cómo actúa?
PROLOGO
El Autor no está entre los que
se avergüenzan de creer en la existencia del Diablo y de su nefasta actividad
en el mundo y a veces perjudicando a pobres individuos. Él acepta totalmente la
enseñanza de Pablo VI, expuesta en el discurso del 15 de noviembre de 1972.
Además demuestra haber tenido
alguna experiencia directa con el Maligno en la práctica real de los
exorcismos; añado además que he tenido intercambio de impresiones y de ideas
con otros sacerdotes mejor entrenados en la misma experiencia. He leído
ciertamente el libro de C. S. Lewis
Le Lettere de Berlicche; pero es otra cosa. Sobre
todo he tenido presente la apreciable obra de Corrado Balducci Los endemoniados, y además Era de diablo
de A.Bohm y otros textos.
En
particular parece que el Autor ha profundizado en la famosa meditación de Las
dos Banderas,
donde el santo de los Ejercicios Espirituales, con una gran eficacia
representativa, nos hace ver al jefe de todos los demonios mientras, «en figura horrible», expone a los suyos
su programa de acción y la táctica que utiliza para atrapar en sus redes a las
almas y a las masas enteras de hombres.
En las páginas que siguen el
Autor ha querido ofrecernos simplemente una ligera idea del ser y del
comportamiento de este ángel tenebroso que trabaja incansablemente para
hacernos daño.
El Diablo es el mayor maestro
de los engaños, es un embustero de incomparable astucia, que no actúa el
descubierto, sino en lo escondido; trabaja en la sombra, y siempre considera
como inteligentes a quienes no creen en sus artimañas, e incluso niegan su
existencia. Así, los primeros en caer en sus redes son precisamente los
sabiondos, los llamados "espíritus fuertes", los grandes iluminados
de la ciencia de este mundo.
«La astucia más perfecta del
Demonio, ha escrito Charles Baudelaire, consiste en persuadirnos de que él no
existe». Negar, por eso, la existencia y la acción del Maligno es comenzar a
asegurarle ya su victoria sobre nosotros.
El Autor, en base a su
experiencia, cree que Dios puede tal vez permitir - como en el caso de los
exorcismos - que el Maligno sea interlocutor con quien lo exorciza… Este último,
con la autoridad de Cristo y de la
Iglesia , puede obligar al Maligno a responder a preguntas
precisas propuestas a él y a veces, aunque es el padre de la mentira, sacarle
algunas verdades... El Autor se sirve de este poder de manera más bien abundante…
Si recurre a la fantasía sobre el modo de preparar y de desarrollar los
encuentros, con ello no pretende decir que son fantásticas tantas verdades
justificadas por la realidad de las cosas. Lo que aquí amenaza, lo va
realizando. Del resto: «Para quien cree ninguna explicación es necesaria;
mientras para los que no creen ninguna explicación es posible»
PADRE
NUESTRO, LIBRANOS DEL MAL
(Discurso de Pablo VI - 15-XI-1872)
¿Cuáles son hoy las mayores
necesidades de la Iglesia ?
No os parezca simplista, o incluso supersticiosa o irreal, nuestra respuesta:
Una de las necesidades mayores es la defensa de ese mal que se llama Demonio.
Antes de aclarar nuestro
pensamiento invitamos al vuestro a abrirse a la luz de la fe sobre la visión de
la vida humana, visión que desde este observatorio se alarga inmensamente y
penetra en singulares profundidades... Y en verdad, el cuadro que estamos
invitamos a contemplar con realismo global es muy bello... Es el cuadro de la
creación, la obra de Dios, que Dios mismo, como espejo exterior de su sabiduría
y de su potencia, admiró en su substancial belleza, (Gen 1,10)
Después es muy interesante el
cuadro dramático de la humanidad, de cuya historia emergen la de la redención,
la de Cristo, la de nuestra salvación con sus estupendos tesoros de revelación,
de profecía, de santidad, de vida elevada a nivel sobrenatural, de promesas
eternas", (Ef. 1,10).
Sabiendo mirar este cuadro, no
puede uno no permanecer encantado (S. Agustín, Soliloquios): Todo tiene un
sentido, todo tiene un fin y todo deja entrever una Presencia-Trascendencia, un
Pensamiento, una Vida y finalmente un Amor, por lo que el universo, por lo que
es y por lo que no es, se presenta a nosotros como una preparación
entusiasmante y gozosa de tantas cosas bellas y todavía más perfectas que
esperamos. (1 Co 2,9; 13,12; Rom 8,19-23)
La visión cristiana del cosmos
y de la vida es por tanto triunfal mente optimista; esta visión justifica
nuestra vida y nuestro reconocimiento de vivir, por lo que nosotros, celebrando
la gloria de Dios, cantamos nuestra felicidad (Cf. El Gloria de la Misa )
La enseñanza bíblica
Pero ¿Es completa esta visión?
¿Es exacta? ¿No nos importan nada las deficiencias que hay en el mundo? ¿Las
disfunciones del mundo respecto a nuestra existencia? ¿El dolor, la muerte, la
maldad, la crueldad, el pecado: en una palabra, el mal? ¿Y no vemos cuánto mal
hay en el mundo? ¿Especialmente cuánto mal moral, es decir simultáneamente, si
bien diversamente, contra el hombre y contra Dios? ¿No es este triste
espectáculo un misterio inexplicable? ¿Y no somos nosotros, precisamente
nosotros seguidores del Verbo, los cantores del Bien, nosotros creyentes, los
más sensibles, los más turbados por la observación y la experiencia del mal?
Lo encontramos en el reino de
la naturaleza, donde tantas manifestaciones suyas nos parece que denuncian un
desorden. Después lo encontramos en el ámbito humano donde encontramos la
debilidad, la fragilidad, el dolor, la muerte, e incluso cosas peores, una
doble ley contrastante, una que quisiera el bien y la otra por el contrario
vuelta hacia el mal, tormento que S. Pablo mete en humillante evidencia para
demostrar la necesidad y la fortuna de una gracia salvadora, de la salvación
traída por Cristo (Rom 7); ya el poeta pagano había denunciado este conflicto
interior en el corazón mismo del hombre: "video meliora, proboque,
deteriora sequor» (Ovidio Met 7,19)
Encontramos el pecado,
perversión de la libertad humana, y causa profunda de la muerte porque es
separación de Dios, fuente de la vida, (Rom 5,12), y después, a su vez, ocasión
y efecto de una intervención en nosotros y en nuestro mundo de un agente oscuro
y enemigo, el Demonio.
El mal no es sólo una
deficiencia, sino una eficiencia, un ser vivo, espiritual, pervertido y pervertidor.
Terrible realidad. Misteriosa y pavorosa.
Se sale del cuadro de la
enseñanza bíblica y eclesiástica quien rechaza reconocerla como existente: y
también quien hace de esto un principio en si mismo, no teniendo él mismo, como
toda criatura, origen en Dios; incluso la explica como una seudo-realidad, una
personificación conceptual y fantástica de las causas desconocidas de nuestras
malas obras.
El problema del mal, visto en
su complejidad y en su absurdidad respecto a nuestra unilateral racionalidad,
se hace obsesión. Ello constituye la dificultad más fuerte para nuestra
inteligencia religiosa del cosmos. Por eso S. Agustín sufrió durante años:
"Quaerebam unde malum, et non erat exitus", Yo buscaba de donde
proviniese el mal y no encontraba explicación (Confesiones VII, 5,7,11, etc. P
L. 32, 736, 739).
Aquí vemos la importancia que
tiene la advertencia del mal para nuestra correcta comprensión cristiana del
mundo, de la vida, de la salvación. Primero en el desarrollo de la historia
evangélica al principio de la vida pública: ¿Quién no recuerda la página
densísima de significados de la triple tentación de Cristo? Después en tantos
otros episodios evangélicos, en los cuales el Demonio cruza los pasos del Señor
y figura en sus enseñanzas (Mt 12,43). ¿Y cómo no recordar que Cristo,
refiriéndose tres veces al Demonio, como su adversario lo cualifica como
«príncipe de este mundo» (Jn 12,31; 14,30; 16,11)?
Y es la incumbencia de esta
nefasta presencia es señalada en muchísimos pasos del Nuevo Testamento. S.
Pablo lo llama “el dios de este mundo"( II Co 4,4) y nos pone sobre aviso
acerca de la lucha contra las tinieblas, que nosotros los cristianos debemos
sostener no con un solo Demonio, sino con una temerosa pluralidad: «Revestíos,
dice el Apóstol, de la armadura de Dios para poder afrontar las insidias del
diablo, porque nuestra lucha no es solamente con sangre y con la carne, sino
contra los Principados y las Potestades, contra los dominadores de las
tinieblas, contra los espíritus malignos del aire" (Ef. 6,11-12),
Diversas citas evangélicas nos
indican que no se trata sólo de un Demonio, sino de muchos (Lc11,21;Mc 5,9),
pero uno es el principal: Satanás, que quiere decir El Adversario, el enemigo;
y con él muchos, todos criaturas de Dios, pero caídas porque se rebelaron y
están condenadas. (Cf. Denz Sch 800-428); todo un mundo misterioso desbaratado
por un drama desgraciado, del que conocemos muy poco.
El sembrador oculto de errores
Sin embargo conocemos muchas
cosas de este mundo diabólico, que se relacionan con nuestra vida y con toda la
historia humana. El Demonio está en el origen de la primera desgracia de la
humanidad; él fue el tentador solapado y fatal del primer pecado, el pecado
original (Gen 3; Sb 1,24). De aquella caída de Adán, el Demonio adquirió un
cierto poder sobre el hombre, del que sólo la redención de Cristo nos puede
liberar. Es historia que aún dura; recordemos los exorcismos del bautismo y los
frecuentes referencias de la Sagrada Escritura y de la Liturgia a la agresiva y
opresora "potestad de las tinieblas" (Lc 22,23; Col 1, 13)
Es el enemigo número uno, es
el tentador por excelencia. Sabemos por eso que éste ser oscuro y perturbador
existe verdaderamente, y que con astucia traidora actúa; es el enemigo oculto
que siembra errores y desventuras en la historia humana. Recordemos la parábola
evangélica reveladora del grano bueno y de la cizaña, síntesis y explicación de
la absurdidad que siempre preside nuestras vicisitudes contrastantes: Inimicus
homo hoc fecit" (Mt 13,28). Es "el homicida desde el principio... y
padre de la mentira", como lo define Cristo (Jn 8,44-45); es el instigador
del equilibrio moral del hombre.
Es él el pérfido y astuto
encantador, que sabe insinuarse en nosotros, por la vía de los sentidos, de la
fantasía, de la concupiscencia, de la lógica utópica, o de desordenados
contactos sociales en el juego de nuestro obrar, para introducirnos
desviaciones, tanto más nocivas cuanto conformes a la apariencia de nuestras
estructuras físicas o psíquicas, o de nuestras instintivas y profundas
aspiraciones.
Este tema sobre el Demonio y
el influjo que él ejercita sobre los individuos, sobre las comunidades, sobre
enteras sociedades, sobre acontecimientos es un capitulo muy importante de la Doctrina Católica
que se debe estudiar de nuevo, a pesar de que hoy se le da poca importancia.
Algunos piensan encontrar en
los estudios sicoanalíticos y psiquiátricos o en experiencias espiritistas -
hoy por desgracia demasiado difundidas en algunos países - un planteamiento
suficiente. Se teme recaer en viejas teorías maniqueas o en pavorosas
divagaciones fantásticas y supersticiosas. Hoy se prefiere mostrarse fuertes y
sin prejuicios, positivistas, excepto en dar su fe a tantas gratuitas posturas
mágicas o populares, o peor aún, abrir la propia alma - ¡la propia alma
bautizada, visitada tantas veces por la presencia eucarística y habitada por el
Espíritu Santo!- a las experiencias licenciosas de los sentidos y a aquellas
deletéreas de los estupefacientes, como también a las seducciones ideológicas
de los errores de moda, fisuras éstas a través de las cuales el Maligno puede
fácilmente penetrar y alterar la mente humana.
No está dicho que todo pecado
sea debido directamente a la acción diabólica (S. Th. 1,104,31) pero también es
verdad que quien no vigila con cierto rigor sobre si mismo (Mt 12,45; Ef 6,11)
se expone al influjo del "Mysterium iniquitatis", al que S. Pablo se
refiere (II Ts 2,3-12) y que hace problemática la alternativa de nuestra
salvación.
Nuestra doctrina se hace
incierta, oscurecida como está por las tinieblas mismas que circundan al
Demonio. Pero nuestra curiosidad, excitada por la certeza de su existencia
múltiple, se hace legítima con dos preguntas:
¿Cuáles son los signos de la
presencia diabólica? y ¿Cuáles son los medios de defensa contra este tan
insidioso peligro?
La presencia de la acción del
Maligno
La respuesta a la primera
pregunta impone mucha cautela, aunque los signos del Maligno parecen tan
evidentes (Cf. Tertuliano, Apol 23). Podemos suponer su acción siniestra allí
donde la negación de Dios es radical, sutil y absurda, donde la mentira se
afirma hipócrita y potente, contra la verdad evidente, donde el amor se ha
apagado a causa de un egoísmo frío y cruel, donde el nombre de Cristo es
impugnado con odio consciente y rebelde (1 Co 16,22; 12,3), donde el espíritu
del Evangelio es adulterado y desmentido, donde la desesperación se afirma como
la última palabra, etc. Pero es un diagnóstico muy amplio y difícil, que Nos no
nos atrevemos ahora a profundizar y autenticar, no por eso privado de dramático
interés, al cual también la literatura moderna ha dedicado páginas famosas (Cf.
Las obras de Bernanos, estudiadas por Ch. Moeller Littér du
XX siècle,I, Pag 397 ss; P. Macchi Il volto del male di Bernanos: satan; Études
Carmélitaines, Desclée de Br. 1948)
El problema del mal aparece
como uno de los más grandes y permanentes problemas para el espíritu humano,
incluso después de la respuesta victoriosa que nos da Jesucristo:
"Nosotros sabemos que hemos nacido de Dios, y que todo el mundo ha sido
puesto bajo el Maligno"(I Jn 5,19).
Nuestra defensa
A la otra pregunta: ¿Qué
defensa, qué remedio poner a la acción del Demonio? La respuesta es más fácil
de formular, pero es difícil llevar a la práctica. Podremos decir: Todo lo que
nos defiende del pecado, nos defiende por ello mismo del enemigo invisible. La
gracia es la defensa decisiva. La inocencia asume un aspecto de fortaleza y
después cada uno recuerda lo que la pedagogía apostólica había simbolizado en
la armadura de un soldado, las virtudes que pueden hacer invulnerable al
cristiano (Rom l3,12; Ef 6,11.14.17; 1 Ts 5,8). El cristiano debe ser
militante, debe ser vigilante y fuerte (I Pe 5,8); y a veces debe recurrir a
algún ejercicio ascético especial para alejar ciertas incursiones diabólicas;
Jesús así lo enseña indicando el remedio «en la oración y el ayuno" (Mt
9,29 ). El Apóstol sugiere la línea maestra a tener en cuenta: "no os
dejéis vencer por el mal, antes bien, vencer al mal con el bien" (Rom
12,21; Mt 13,29).
Con la certeza de las
adversidades presentes en las que hoy las almas, la Iglesia , el mundo se
encuentran, nosotros buscamos dar sentido y eficacia a la acostumbrada
invocación de nuestra principal oración: «Padre nuestro... líbranos del mal». A
todo esto ayuda también nuestra bendición apostólica.
* * *
N.B.
Refiriéndose a otra reflexión
hecha por el Papa sobre el diablo, Michele Federico Sciacca, en un artículo
publicado el 7-febrero-1975 en el periódico Il Tempo de Roma, con el título Satanás entre nosotros, escribía:
"Mal le fue al Papa Pablo
VI hace algún tiempo por haber aludido al diablo en el sentido del Antiguo y
del Nuevo testamento. ¡Ábrete, infierno! Fue acusado de retorno al Medioevo, de
oscurantismo, de superstición, de ofensa en pleno 1974 a la ciencia y al
espíritu científico racionalista y progresista. Pero, en resumidas cuentas,
¿este maldito Satanás vive o no vive? Si se le considera de una parte,
siguiendo el Evangelio, como el tentador y el acusador que encarna el mal,
entonces dicen que es una tosquedad de oscurantistas creer en su existencia y
afirman que no existe; y por otra parte si se le identifica - y Satanás lo
repite - con la razón humana rebelde y triunfante, con la que sonriente y
operante vive «en la materia que nunca duerme», entonces afirman sibilínamente
que es el símbolo sublime de toda gracia verdadera y victoriosa... de aquel
ex-Dios. Superstición oscura ésta que procede de la ciencia iluminista, y por
tanto sutilmente mundana... De ello se deduce que estas afirmaciones proceden
de una mentalidad radicalmente perversa, (Cf. Michele Federico Sciacca, il
magnifico oggi. Roma Città Nuova 1976 P. 283 ss)
A BRAZO
PARTIDO CON EL MALIGNO
La idea de este escrito me
vino de improviso en una tarde de agosto del pasado año de gracia y de
desgracias 1974.
Fue así: Desde hace dos meses,
quizás antes, casi todos los días, a las tres de la tarde en punto, el Segundo
Canal de la RAI
emitía una programa titulado Entrevistas imposibles.
Se trataba de encuentros entre
literatos, periodistas y estudiosos de cultura variada con hombres de¡ pasado:
Con personajes del pensamiento, del arte, de la política introducidos bien o
mal en la historia, con nombre más o menos famosos,
El programa era original y, si
bien coincidiese con la hora de la siesta, me puse a seguirlo con asidua
curiosidad.
Eran encuentros - decía - de
hombres de hoy con otros de ayer para interrogarles, como si fuesen, por no se
qué clase de truco mediático, momentáneamente revividos, y hacerles hablar y
dar explicaciones de algunos de sus actos y confesar sus intenciones secretas,
ya obligados a responder a las preguntas, ya puestos en la necesidad de
justificarse de las cosas mal hechas de algún histórico.
El personaje entrevistado
normalmente aparecía fielmente centrado en el ambiente de su tiempo. Las
respuestas se referían a la vida y al pensamiento que le caracterizaron. Y
cuando los entrevistadores eran muy inteligentes - no siempre - en poco más de
un cuarto de hora nos daban buenas pruebas de habilidad mental con esbozos de
retratos histórico-psicológicos de una feliz y muy vivaz finura.
Uno tras de otro venían
interpelados, sin ningún orden cronológico, Atila, Marat, Casanova, Marco Polo,
Pitágoras, Copérnico, Bruto, Diderot, Swift, Marco Aurelio, Pilatos, Cleopatra,
la Beatrice
de Dante, etc., aunque ésta villanamente desfigurada.
Entre una y otra audición me
vino a la mente una observación muy extravagante:
“¡Falta una entrevista con
Satanás!... Sería interesante. No obstante, hoy, con la habilidad que ha
logrado tal maestro para no hacernos creer en él..."
El calor de aquella tarde era
sofocante y me estiré sobre una silla para recuperarme un poco del sueño.
*
* *
La mañana siguiente, apenas me
despierto: "i Claro que una entrevista con Satanás, o mejor con el
Maligno, sería fantástico! Qué importa que tantos no crean en él. Y recordé el
planteamiento hecho por el Papa en uno de sus discursos del miércoles. Una
fantasía bien presentada por lo menos lograría llamar la atención sobre tal
sujeto. Quizás también a quitar el sueño a más de uno".
No pensé en ello durante
cierto tiempo. Pero la idea se presentaba intermitentemente y a veces con
extrañas líneas de algo factible. Si podría, por ejemplo, decir esto...
presentar así un episodio... introducir este o aquel otro aspecto... Poco a
poco se hizo un poco mi sufrimiento.
Una entrevista con el Maligno.
No pensaba precisamente meterme en ella. \/eamos entonces a quien confiarla.
Comencé entre mí a dar nombres. Puse en mente a varios. Mientras pensaba en
ello, uno tras otro iba descartando.
Meterse a dialogar con el
diablo, aunque sólo sea sobre el plano de la fantasía, no es cosa fácil.
Ninguno aceptaría una idea tan bizarra, y sobre todo, fuera de tiempo: ¡Cosa de
la Edad Media !
Entre tanto, lo extraño era
esto: cuando pensaba tomar en serio esta idea, sentía mi ánimo abrirse a la
serenidad y a cosa interesante. Por el contrario cuando me proponía no hacer
nada, me sentía inquieto y caía en un extraño nerviosismo. Había en mí algo que
echar fuera, como una liberación.
En mi vida fue la primera vez
que tuve la sospecha de tener necesidad de un neurólogo.
Una tarde fui, como obligado
por no sé qué, a una iglesia, donde es venerada una Virgen muy querida por el
pueblo romano, y la encontré, como cosa rara, muy llena de gente.
Sucedió algo increíble. Apenas
pasada la puerta, se me acercó una muchacha de mediana edad, de baja estatura,
con dos ojos luminosísimos y dulces, y de improviso me dijo: "¿Cuándo se
decide a escribir aquellas cosas?..." Y me miraba con insistencia.
“¿Escribir? ¿Qué cosas?”
“Anda ya, lo sabe mejor que
yo".
Pero Ud. ¿quién es?»
“¿Qué interesa decirle quien
soy? Vaya a ver a Aquella - e indicó el cuadro de la Virgen - Vaya a oír qué
quiere Ella decirle."
Un numeroso y compacto grupo
de turistas invadió en aquel momento la entrada. La muchacha fue envuelta en la
confusión y la perdí de vista
¡Qué cosa tan extraña! ¿Una
alucinación o un aviso del cielo? Me sentí perdido y ridículo, sobre todo
ridículo.
Encontrado un puesto adecuado,
antes de ponerme a los pies de la
Virgen para rezarla, aquel embarazo mío interno me
desapareció como si nada. Sin volver a pensar al sufrimiento que me molestaba,
experimenté dentro de mí como un empujón dulcísimo y firme a recogerme en el
argumento para empezar a hacer cualquier cosa.
Mirando a la querida imagen,
no me atreví a pedirla nada sobre esto, pues ya advertía en mí una promesa de
asistencia materna.
"Está bien, dije
saliendo. Me embarcaré en este asuntazo. Yo mismo escribiré esta extrañísima
entrevista. Me saldrá algo que me cubrirá sobre todo de ridículo. Pero me habré
quitado una idea fastidiosa de la cabeza"
PRIMER
ENCUENTRO
Aquella misma tarde, después
de una cena más bien rápida y desganada, me retiré a mi cuarto a despachar un
poco de correspondencia.
Después de media hora me puse
a recitar la última parte de la "Liturgia de las horas». Hice devotamente
la señal de la Cruz
y comencé:
'Jesús,
luz de luz, - sol sin ocaso, -tu iluminas las tinieblas, - en la noche del
mundo,- En Ti, Santo Señor - buscamos descanso- de la fatiga humana, - al fin
del día"...
Noté esta vez, que cuanto más
iba adelante, más crecía en mi el deseo de retrasar aquella oración habitual.
Sentidos y gustos nuevos fluían de aquellas palabras antiguas y simples.
Al final, besé el breviario y
lo puse aparte. ¿Y ahora qué hago? Algunas veces apunto notas rapidísimas en mi
diario; intenté hacerlo pero pronto se me pasaron las ganas.
Volteándome, mi mirada se
encontró con la imagen de la Virgen ,
ante la cual aquella tarde había ido a orar. Tuve deseos de entretenerme con
Ella y, cogido el rosario del bolsillo, me hice la señal de la cruz. Las Ave
María me venían dulcísimas como una íntima toma de contacto con Ella. No había
terminado aún la primera decena, y ya me encontraba sentado y con la pluma en
la mano.¿Cosa extraña? ¿Para hacer qué? Un bloque de papel estaba allí sobre la
mesa: ¿Comenzar a escribir algo sobre aquella diablura? No pensaba en esto en
absoluto. No tenía nada concreto en mi cabeza y la fantasía no parecía
ayudarme.
Para hacer cualquier cosa,
tomé el bloque de papel y escribí en lo alto: «Entrevista con Satanás".
¿No? corregí. Mejor decir: «con el Maligno". Este segundo apelativo es
menos común y de un sentido más inmediato. Y permanecí con la pluma en el aire.
En aquel mismo instante
advertí a lo largo de la columna vertebral una imprevista sacudida de frío que
inmediatamente me envolvió todo entero.
Al lado de la escribanía, a la
izquierda, la ventana estaba completamente abierta, instintivamente me levanté
para cerrarla. Advertí sin embargo que de fuera venía un aire caliente. Era la
tarde de una jornada calurosa de septiembre.
Mientras me tocaba las
mejillas, la frente, mirando si tenía síntomas de fiebre, una hoja más bien
fría me atravesó y tuve un extraño asalto de miedo. Me senté, permanecí un rato
sobre mí mismo, después intenté acostarme en la cama. No logré moverme. Me
sentía clavado a la escribanía, no porque alguien me hiciese violencia desde
fuera, sino por un sentido de inercia total: una especie de pegamento.
Invoqué mentalmente a la Virgen que me miraba a unos
metros de distancia de la pared y tuve una caricia imprevista de paz.
Mientras en mi interior daba
gracias a la Madre
Celestial , la silla, la escribanía, casi toda la habitación
sufrieron un sobresalto misterioso.
"Has
pedido entrevistarme, aquí estoy”
Era una voz lóbrega, áspera,
metálica. Una voz que no supe precisar de qué punto venía, pero que desencadenó
en mí un largo y muy fuerte escalofrío de miedo. Permanecí algunos minutos sin
respiración, después tomé fuerzas.
“Pero ¿quién eres tú?".
“No
seas estúpido, ¡soy yo!"
No había pensado nunca de
poder pasar con mi entrevista del plano de la fantasía al de un tú a tú con el
Maligno.
En un ángulo de la escribanía
había un rosario e instintivamente lo cogí como si fuese un arma de defensa,
"iTira
fuera esa tontería, si quieres hablar conmigo!”
“¿Tontería?..."
"iExcrementos
de cabra colocados juntos!”
¡Si para ti es una tontería,
yo lo beso y para tu desprecio lo enrollo entorno a mi muñeca, como defensa.
Veo que te da miedo, bellaco!
¡Eso
para mí es una guillotina!..
“¡Mejor aún, y gracias por
habérmelo dicho!”
He intentado muchas veces
explicarme cómo percibí aquella voz tan cercana, que no venía de ningún punto
preciso de la habitación ni salía de mi interior. Sin embargo, lo comprendía
claramente, siempre en un tono amenazador y desdeñoso y cargado de una rabia
especial.
“¿Cómo es que has venido?
¿Quién te envía?”
"He
sido obligado".
“¿Por quién ?” Siguió un
silencio tenso.
“Vamos ¿obligado por
quien?”
“¡Por
aquella!”
“Gritó esta respuesta con un
desprecio y con un odio indescriptibles."
“¿Quién es ella?" Sin
embargo, había comprendido.
“¡No
diré jamás su nombre!'
«¿Te quema tanto?«
"¡La
odio infinitamente!",
“Porque es la
criatura más alta y más santa…”
Masticándose las palabras con
rabia: "¡Él la ha querido así para
mi desprecio, para que fuese mi más aplastante humillación!”
Permanecí atolondrado. “¿Cómo
es posible? ¿Eres el padre de la mentira y dices una verdad tan grande? ¿No te
das cuenta que ésta es una alabanza inmensa?”
Mi pregunta quedó sin
respuesta. Por esta vez esto fue todo.
SEGUNDO
ENCUENTRO
Pasaron algunos días sin que
sucediese nada nuevo. No sabía qué pensar. No tenía la valentía de invocar la
vuelta de un tan singular interlocutor. Aquel primer encuentro había dejado en
suspenso más de una pregunta. Pero fue cortado en lo mejor. Aquella última
respuesta, sin embargo, tan inesperada, me dejó una alegría grande.
Una mañana, apenas había
terminado de celebrar la Misa ,
tuve un deseo insólito de ir rápidamente a casa. Mi empujaba el extraño indicio
de algo no acostumbrado.
«Aquel mensajero debe estar ya
aquí, pensé. Correcto, he aquí los acostumbrados escalofríos de frió helado. No
me había equivocado.
Me senté, invoqué
mentalmente a la Virgen
y esperé.
"Estoy
aquí. ¿Qué más quieres preguntarme?".
Parece que aquel ser tenebroso
hubiese sido puesto a mi dispo-sición.
“Antes
que nada, debo agradecerte el alto elogio que la última vez hiciste a la Virgen. Me impresionó
mucho tu respuesta. Y todavía no logro explicarme como se te haya podido
escapar”.
“Es ella que me obliga a hablar así, ¿lo
quieres comprender? Ella me obliga. Lo hace para contentarte y para humillarme.
Pero tú,- recuérdalo - me las pagarás. Tú no lograrás comprender jamás qué
tortura es para mí tenerla que obedecer obligándome a decir ciertas verdades.
Yo odio la verdad, porque la verdad es Él, ¿comprendes? Tu permaneces
horrorizado ante los tormentos a los que tantos subalternos míos someten a sus
condenados políticos, recurriendo a la píldora de la verdad, al lavado de
cerebro - todos son inventos míos, para que lo sepas - para llevarles a la
autocrítica y a sacarles sus confesiones preestablecidas. Peor es el suplicio
al que soy sometido por aquella para llevarme a escupirte en la cara ciertas
verdades. Por eso, te repito que me las pagarás”.
"Gracias también por esto
que me dices; pero si Ella está conmigo, tú no me das miedo”.
“Te
he dicho que me las pagarás".
"De acuerdo. Pero
continúa hablándome de Ella".
"Es
mi más implacable enemiga".
“Lo creo: Es la Mujer destinada a darnos a
Jesús, nuestro Redentor, el reparador de todas tus maldades, especialmente por
habernos regalado el pecado y la muerte. Y Ella, por virtud de su Hijo, para tu
humillación, ha vencido todo esto".
Un largo silencio de espera.
“Comprendo que no tengas mucho
deseo de hablar de María. Eres infinitamente soberbio y el recuerdo de Ella es
demasiado humillante para ti. Dijiste bien, es tu humillación más grande. Pero,
en nombre de Ella, responde. ¿Creíste haber obtenido una victoria plena
arrebatándonos a nuestra madre Eva? ¿Ni siquiera sospechaste que Dios te habría
vencido con María? Una Madre infinitamente más grande que la que nos
arrebataste y con la cual nos mandaste a la ruina. Dios nos ha dado a María y
la ha hecho Madre suya".
"¿Pero
por qué te obstinas tanto en hablarme de aquella? íDéjalo ya!”
«Precisamente porque te
fastidia tanto...”
“Es una terrible
desbaratadora de mis planes. Es una devastadora de mi reino. No me deja
conseguir una victoria y ya me prepara una derrota. Me la encuentro siempre
entre los pies. Siempre ocupada en atravesarse en mi camino, a suscitar
fanáticos que la ayudan a arrebatarme almas. Allí donde más clamorosas son mis
conquistas, en un silencio capilar ella multiplica las suyas. Pero ahora ha
llegado el tiempo en que obtendré sobre ella victorias jamás vistas...”
"¡Efímeras como las demás!”
*
* *
Aún un breve silencio.
“¡No serán efímeras!.. Esta vez será una victoria total. Creía estar al seguro
en una fortaleza inalcanzable. ¡Ahora os he abierto una brecha que será peor
que la primera!...”
“¿Qué brecha?
Pienso que corres demasiado. Estás muy seguro de ti mismo".
“Tengo de mi
parte también a los teólogos. Los mis presuntuosísimos doctores, Si fuese capaz
de amar, serían mis amigos más queridos. Vuestros cultivadores del dogma van
abandonando una tras otra vuestras posiciones. Los he inducido a avergonzarse
de ciertas fórmulas ridículas. A avergonzarse antes que nada de creer en mi
existencia y en mi trabajo en medio a vosotros: Cosa para mí comodísima".
"¿Y con esto, crees?
«De este modo,
las fábulas de la
Inmaculada Concepción , de la Maternidad Divina ,
de la siempre Virgen, de la omnipotente llena de gracia están siendo
desmoronadas como miserables necedades. Dentro de pocos años quedará solo el
recuerdo - vergonzante recuerdo - de tan estúpidas leyendas. Mucho he debido
esperar pero ahora ha llegado finalmente mi tiempo. íDefinitivamente ha llegado
mí hora! ¡Si supieras lo bien que trabajan mis aliados: curas, frailes,
doctores!... ¿Dónde están ahora los fanáticos de su culto, sus calenturientos
simpatizantes?”
* * *
Parecía que se hubiese
marchado. Pero estaba allí, quizás en espera de mi reacción.
“Lo sé: Has logrado reunir en
torno de tantas verdades del Credo una polvareda irrespirable llena de
confusión. Crees suprimir el sol sólo porque los has escondido detrás de
cúmulos de nubes. Pero todo esto pasará. Bastará un soplo del Omnipotente para
desbaratar todo lo que estás construyendo. Un soplo solo y Dios, en su
Providencia, también de nuevo sacará bien del mal, Incluso de estas confusiones
sabrá hacer brillar más espléndida la verdad”.
"No
te hagas ilusiones".
"Sé que no me engaño. La
fe me lo dice. Ni tú mismo, eterno mentiroso, crees en esta victoria final.
Tú te agitas porque sabes que
Dios tiene medido el tiempo en el que, para sus designios, te deja exagerar. Tú
sabes que el más poderoso es Él. Él tiene delante de Si la eternidad. En un
instante te arrebatará de la mano tus victorias momentáneas. Eres el eterno
fanfarrón ridículo. Te crees omnipotente, mejor aún quieres hacértelo creer a
ti mismo, pero basta un signo de la cruz para ponerte en fuga, basta un poco de
agua bendita para paralizar tu omnipotencia. La parábola del grano y de la
cizaña ha sido dicha sobre todo para ti. Eres simplemente ridículo en tus
bravuconadas. Eres un pobre perro atado a tu cadena. Tú no puedes nada más de
lo que te permite Dios. Te lo permite para probar a sus elegidos en el tiempo,
y derrotarle para toda la eternidad”.
“¡Qué
elocuente eres! Has hecho una bella predicación para los papagayos de la
parroquia. Tu reúnes palabras, yo cuento hechos".
“Te estoy solamente
descubriendo tu mentira. Tu historia concluirá como empezó. Tienes la estúpida
presunción de creerte semejante a Dios. Te rebelaste y Dios en aquel mismo
instante, con un soplo te precipitó a ti y a los tuyos en los abismos
infernales. Bastó un movimiento de su voluntad para fulminaros a todos, para
transformaros de ángeles en horribles demonios".
“Todavía
un trozo de predicación”.
"Sabes bien que no es
predicación. Es un hecho tremendo. Como tremendo es el infierno en el que te
precipitaste... A propósito: ¿Qué es el infierno?..."
Un silencio pesado
como una pesadilla.
“En nombre de Ella, responde,
háblame del infierno".
“Imposible
decírtelo".
“Prueba”.
“Ni
siquiera ella misma, en Fátima, supo explicarlo”.
”¿Cómo? ¡Aquellos pobres niños
por poco no murieron de espanto!
"¿Y
qué vieron... el infierno es bien distinto... Conténtate con esto”.
* * *
También esta vez tuve la
sospecha de que se hubiese ido. De manera extraña me advirtió de que se
encontraba allí.
“¡Desgraciado! Eras un ángel.
Dios te creó riquísimo de dones y de bellezas divinas. Tenías la inteligencia
de los espíritus elegidos. Es inconcebible cómo tú y los tuyos habéis podido
atreveros a un tan estúpido pecado de rebelión. ¿Como intentar apropiarse de lo
que no era vuestro? ¡Responde!”.
“Porque
quiso someternos a una prueba infinitamente humillante para nosotros, espíritus
altísimos. Una prueba inimaginable, digna sólo de una revuelta”.
“¿Qué prueba?"
De nuevo un silencio cargado
de misterio. "Vamos, en el nombre de Ella que te ha obligado a venir,
responde. ¿Qué prueba?".
"Nos
impuso un obsequio muy humillante e inaceptable. Nos puso frente al diseño de
la creación del mundo material, de todo el cosmos, por encima del cual os creó
también a vosotros los hombres con el propósito de elevaros a la misma dignidad
a la que nos había elevado a nosotros, y para colmo de todo, lo que hizo desencadenar
nuestra revuelta… nos puso delante de la encamación del Hijo, hecho hombre,
revestido de una naturaleza inferior a la nuestra, y nos impuso adorarle.
Nuestra inteligencia se pasmó. Millones de ángeles se sometieron vilmente a Él.
Muchísimos de nosotros lo vimos como una afrenta a nuestra dignidad y nos
rebelamos. El castigo explotó de inmediato. Nosotros no queremos aceptar
nuestra condición de criaturas, de tener necesidad de Él, de estar sometidos a
Él. Nos creímos autosuficientes - y lo éramos - de nosotros mismos... En aquel
rechazo nuestro gesto es de revuelta... Y en un momento nos encontramos como
somos. Su condena fue sin apelación". Tampoco nos hubiéramos sometido a su
voluntad.
“¿Y no era un pecado gravísimo
de rebeldía?”
Un «Nooo…” lóbrego, largo,
cavernoso, de helar la sangre, resonó un buen tiempo en la lejanía. Comprendí
que había desaparecido, dejándose atrás un fracaso que parece el estrépito de
un alud. Todo lo que era firme tembló. Salí al corredor mirando si alguien se
hubiese percatado de algo. Nada. No vi a nadie.
TERCER
ENCUENTRO
Esta vez no se hizo
esperar mucho.
La noche siguiente, estaba
para meterme en la cama, cuando oí rumores extraños en la habitación. Eran
pasos fuertes, casi sordos que hacían vibrar el pavimento. Advertida su
presencia, agarré el rosario, hice la señal de la cruz, invocando mentalmente a
la Virgen que
estaba junto a mí, al lado de la cama, y esperé.
"Siento que estás aquí.
Bien, en nombre de Ella, que te obliga a venir y a responderme, dime:
inmediatamente después de tu gran pecado, ¿te diste cuenta de todo lo que
habías perdido para siempre?»
“¡Qué
pregunta tan estúpida!”.
"Gracias, eres muy
amable; Sé muy bien que mi inteligencia no se puede comparar con la tuya. Por
eso permíteme una pregunta aún más idiota: ¿Jamás te has arrepentido de aquel
pecado?”
"¿Arrepentimiento?”, la respuesta surgió de
inmediato, como un rugido de bestia.
"¿Pero
no sabes que un acto de arrepentimiento hubiese sido un acto de amor? Y esto es
totalmente inconcebible en nosotros. Nosotros fuimos inmediatamente investidos
de un odio inmenso contra Él. Un odio implacable, eterno. Nos encontramos
envueltos, casi petrificados, en una maldición que ha llegado a ser nuestra
segunda naturaleza.
“
Tranquilamente hubiese querido
concentrar la reflexión sobre la desgracia irreparable de tantísimas criaturas
tan excelsas, pero el otro me interrumpió.
“Después
de habernos expulsados de su paraíso, se ha vengado destinando a nuestro estado
a los seres más nauseabundos, vosotros los hombres, un amasijo de espíritu y de
sucia materia. Ha hecho de vosotros un objeto de su amor infinito. Va
mendigando de vosotros el amor que nosotros le habíamos rechazado. El amor por
vosotros le ha hecho cometer locuras, hasta humillar al Hijo en el vientre de
una mujer. Tiene la ambición de ocupar con vosotros los puestos que nosotros
hemos dejado vacíos. Pero antes de que logre esto, llenaremos nuestro infierno
con vosotros los hombres. La venganza que no podemos realizar sobre Él, la
haremos con vosotros. “
"Eso es lo que tu sueñas.
Pero entre nosotros y tú, sobre el vértice de tu abismo infernal está Cristo
Crucificado, contigo tendrás solo a aquellos que obstinadamente quieran
permanecer a tu lado. Todos los demás, también los pecadores, también los
pobres infieles, te serán arrancados como presa que no te pertenece, porque no
son tuyos, Él los ha pagado con el precio de Su Sangre y son suyos. ¡Me niego a
creer que finalmente tengas tú más que Él!”
*
* *
Hubo una pausa más bien larga.
Tuve la sensación de que quisiera agredirme con un discursazo, y en efecto,
pasó inmediatamente al ataque.
"¿Dices
que Él tendrá más que yo?... ¿Pero es que no ves, ciego y estúpido como eres,
que hoy estoy movilizando todo para vuestra ruina? ¿No ves que su reino se
desmorona y que el mío se agranda de día en día sobre las ruinas del suyo?
Prueba a hacer un balance entre sus seguidores y los míos, entre aquellos que
creen en sus verdades y los que siguen mis doctrinas, entre los que observan su
ley y los que abrazan la mía. Piensa solamente al progreso que estoy haciendo
por medio del materialismo ateo y militante, que es el rechazo total de Él!
Aún
un poco más de tiempo y todo el mundo caerá en adoración ante mí. El mundo será
completamente mío.
"Piensa
en las devastaciones que estoy llevando en medio de vosotros, sirviéndome
principalmente de sus ministros. He desencadenado en su rebaño un espíritu de
confusión y de rebelión que jamás hasta hoy había logrado obtener. Tenéis a
vuestro guardián de ovejas, vestido de blanco, que todos los días habla, grita,
charla inútilmente. ¿Quién lo escucha? Puedo hacerlo callar inmediatamente
apenas quiera, en un momento puedo eliminarlo; basta que arme la mano de un
emisario mío.
Todo
el mundo escucha mis mensajes, los aplaude y los sigue. Todo está de mi parte.
Tengo las cátedras con las que he puesto en jaque a vuestra filosofía. Tengo
conmigo la política que os disgrega. Tengo el odio de clases que os hiere.
Tengo los intereses terrenos, el ideal de un paraíso en la tierra que os
enfrenta a unos con otros. Os he metido en el cuerpo una sed de dinero y de
placeres que os hace enloquecer y que os está reduciendo a ser un tropel de
asesinos.
"He
desencadenado en medio a vosotros una sexualidad que está haciendo de vosotros
un grupo exterminado de puercos. Tengo la droga que pronto os convertirá en una
masa de miserables larvas de locos y moribundos. Os he llevado a adoptar el
divorcio para reducir a fragmentos vuestras familias. Os he llevado a practicar
el aborto con el que causo matanzas de hombres, antes de que nazcan”.
"iTodos ángeles
destinados al cielo!"
"¡Pero
te parece poco haber convertido a las mujeres, a las madres en peores que las
bestias; las he inducido a matar a sus hijos, cosa que ni las bestias hacen!”
“Todo
lo que puede destruiros lo intento, y obtengo lo que quiero: injusticias a
todos los niveles para teneros en un continuo estado de desesperación; guerras
en cadena que destruyen todo y os llevan al sacrificio como a las ovejas; y
junto a esto la desesperación de no saber liberaros de las calamidades con las
que tengo que llevaros a la destrucción. Conozco hasta donde llega la estupidez
de vosotros los hombres y la aprovecho completamente.
“La
redención de aquel que se hizo matar por vosotros, bestias, yo la he sustituido
por la de los gobernantes asesinos, y vosotros os arrojáis en su seguimiento
como ovejas estupidísimas. Con las promesas de bien que os he hecho y que no
obtendréis nunca, he logrado cegaros, haceros perder la cabeza, hasta llevaros
fácilmente a donde quiero. Recuerda que yo os odio infinitamente, como le odio
a Él que os ha creado. ¡Sí, vaya favor os ha hecho, enviando a su Hijo a
desperdiciar su Sangre por la dichosa Redención. Yo os odio, os desprecio!”
*
* *
“¿Y con esto?”
“¿Qué quieres decir? ¿No es
suficiente? Puedo continuar, si crees...”
“¿Con todo esto crees poder
cantar victoria contra Dios? ¿Tú serías el gran vencedor y Dios el gran
derrotado? No niego que estás trabajando quizás como nunca, que ahora vas
obteniendo seguidores más que en el pasado, pero en tus diseños eres un
habilísimo inflador de balones. Te he dicho ya que tu historia concluirá como
ha comenzado. Nuestra atención va hacia el final de todo esto. Entonces,
tuviste en un instante muchísimos seguidores. Pero ¿cómo terminó tu gesto de
rebelión? ¿Arrojaste a Dios del trono de su gloria?"
“¿Aún
te engañas? ¿No has comprendido nada de lo que te he mostrado?”
“¡Tú eres el ¡¡uso! Todas
estas fanfarronadas tuyas pueden impresionar a un hombre de poca fe, no a quien
cree firmemente que Dios es Dios y tú eres un miserable rebelde, una criatura
suya, que Él podría destruir con un soplo, en un solo instante, pero que no lo
hará jamás. Has podido engañar a millones de hombres para que no crean en Dios,
pero tú sabes que Él existe, que Él es el Omnipotente, que tiene en su mano el
destino de los hombres y de la historia. Has querido entablar la guerra contra
Él y te está dejando obtener algunos resultados, incluso momentáneamente
espectaculares Pero sabes bien que su poder está condicionado a su omnipotencia
y ¡la victoria final será sólo de Él!”
"¡Al
contrario, será mía!”
“Mentiroso, ni tú mismo te lo
crees, porque sabes bien con quien te has metido. Recuerda la lección del
Viernes Santo. Trabajaste bien ese día. Por medio de tus satélites te
apoderaste de Jesús y lograste hacerlo matar. Pero, en la ceguera de tu odio,
no te diste cuenta que aquella muerte fue victoria de Él al quererla y tú
fuiste un instrumento sometido. Creíste haberlo liquidado para siempre. Sin
embargo, el vencido fuiste tú. Él resucitó al tercer día, vencedor de la muerte
y del pecado. ¡Vencedor sobre ti y sobre todo tu infierno!”
*
* *
“El misterio pascual te ha
vencido de una vez para siempre. Sin embargo, se renueva, a lo largo de los siglos
en la vida de la Iglesia
y de las almas, en un enfrentamiento ininterrumpido de luchas, de muerte y de
resurrección. Pero el triunfo del Reino de Dios aquí no se anuncia con las
fanfarronadas, se anuncia y progresa y resiste a los ataques con el misterio
divino del silencio”.
“Los
acostumbrados viejos discursos de oratoria…”
“Sabes que esto no es
oratoria. En la mañana que resucitó, Jesús no tuvo ninguna preocupación por
vengarse de sus enemigos, de tus malhechores. No tuvo ningún deseo de
humillarles, como Él habría podido hacer y como alguno podría haber esperado.
Con una demostración espectacular y fulgurante de su triunfo sobre la muerte,
hubiera podido aparecer ante el Sanedrín, ante Pilatos, ante Herodes, ante
cuantos le humillaron y le dieron muerte... No fue a gritarles a la cara:
"¡He aquí vuestra victoria!" Por el contrario, Su Majestad infinita
está muy por encima de ese tipo de satisfacción triunfalista, no le preocuparon
sus enemigos. No pensó en rehabilitar su reputación ante ellos”.
"Él inauguraba un estilo
Suyo propio. Daba ejemplo de cómo se realiza su triunfo en esta tierra, de cómo
procede su Iglesia en medio de los hombres y a lo largo de los tiempos: Un
camino extenuante, duro, sin estrépito. Ella va adelante en el silencio, cubierta
continuamente de heridas, rodeada de mártires que son sus testigos
incomparables, obligada demasiadas veces a refugiarse en las catacumbas; pero
todo esto ya se le había anunciado y eso es lo que la hace más semejante a su
Jefe".
“¡Palabras,
palabras, palabras! ¿No te das cuenta de que tengo en mi mano todas las fuerzas
del mal?... ¿No ves cómo las he movilizado compactas contra el reino de Él?...
¡Mi ofensiva avanza ya incontenible!".
“¿Hasta cuando? Te crees el
dueño de la situación. Te presentas corno el señor y el dominador del mundo. Y
apenas eres el ejecutor de los planes de Él. Tú colaboras sólo a la
magnificencia de su victoria final. Como tantas veces en el pasado, también
hoy, la Iglesia
tiene necesidad de ser purificada. A esto sirven las pruebas. Él no arranca su
viña, la poda. La actual acción de obstáculo que tú y tus satélites habéis
desencadenado en el seno del pueblo de Dios sirve a esto, a purificarlo. Los
actuales logros aparentes de tu obra de seducción y de desorden le sirven a Él para
sus planes. Al final se volteará todo contra ti y quedarás definitivamente
vencido”.
CUARTO
ENCUENTRO
No fue propiamente un
encuentro como los anteriores ni como los que seguirán. Esta vez, excepto un
rápido retorno del Maligno al final, se desarrolló casi todo en un largo y muy
movido sueño. Todo aconteció de un modo que hubiera jurado que estaba
completamente despierto. Los sueños, dicen, suelen ser breves pero éste me
pareció larguísimo, si debo juzgarlo por las cosas que vi y que entendí. Era un
sueño que llamaré adivinador.
Tuve la sensación de ser
despertado de sobresalto, al ruido ensordecedor de miles de cornetas de coche,
de tambores partiendo a ritmo de marcha, que martilleaban un impotentísimo
canto marcial. Asomándome me encontré delante de una grandísima plaza, jamás
vista por mí, repleta de gente, especialmente de jóvenes, que con banderas
rojas en la cabeza, continuaban llegando de todas partes, como ríos en crecida
que venían a desembocar en aquel mar de gente.
Un cañonazo fue la señal de un
silencio inmediato. Todos estaban a mi espalda y mirando hacia un palco
altísimo que surgía a lo lejos sobre el fondo de la plaza. Apenas aprecio allí
un hombre con una larga tira roja a los flancos, gritos frenéticos de
"viva" le saludaron durante largo tiempo. Hecho silencio a una señal
suya, comenzó a hablar en una lengua de la que no comprendí ni una palabra.
Mientras asistía a
esta espectacular reunión, sucedió un fenómeno extraño. A medida que el orador
hablaba y los altavoces difundían la voz hacia todas direcciones, la superficie
de la plaza se dilataba, se alargaba hasta no poder más reconocer con los ojos
los confines. Sólo lograba captar un confuso fluctuar de gente hacia la lejanía
cada vez más difuminada.
Fue aquí que, en el estupor de
aquella extraña visión, intervino la voz alta y soberbia del Maligno:
“¡Mira,
mira qué espectáculo tan maravilloso!... Toda la juventud se ha puesto de mi
parte. Es mi juventud. A muchos he seducido con la lujuria, con la droga, con
el espíritu de revolución. Pero a la mayor parte la he ganado con el lazo del
marxismo materialista. Casi todos han venido aquí sin los acostumbrados esquís
bautismales. Estos jóvenes han pasado a través de escuelas programadas sobre un
ateísmo radical, Allí han aprendido que no ha sido aquél de allá arriba quien
creó al hombre, sino que el hombre se ha creado estúpidamente a si mismo. Ahora
aguerridamente luchan contra Él, que se resiste a desaparecer. Pero
desaparecerá. ¡Es fatal! Estos jóvenes míos han aprendido a deshacerse de todas
las verdades así llamadas metafísicas. Para ellos existe sólo el mundo material
y sensible. Ha sido un universal lavado de cerebro, y nos serviremos de éstos
para todos los que se atrevan a mantenerse todavía agarrados a las viejas creencias.
Él debe desaparecer de modo absoluto. Pronto vendrá el día en que ni siquiera
será recordado su Nombre. Las pocas zonas de resistencia que no lograremos
eliminar con nuestra filosofía, lo haremos con el terror. Existe para los que
queden, decenas y decenas de hospitales psiquiátricos y centenares de campos de
concentración donde les enviaremos a morir. Así para todos los países de la
tierra. Uno tras otro deben caer a mis pies, abrazar mi culto, reconocer que el
único señor del mundo soy yo...”
* * *
En este punto, mientras el
Maligno se exaltaba y se calentaba hablando con tanta seguridad, la plaza de
improviso desapareció, y toda aquella muchedumbre desapareció, de toda aquella
muchedumbre exterminada no quedaba ni la más pequeña traza, y el discurso del
orador cesó como por una inesperada interrupción de corriente. En un instante
me encontré en un profundo subterráneo iluminado escasamente, que me hizo
recordar los pasillos de las catacumbas romanas, dominadas por un aire de
serenidad y de paz.
Visto allá, a lo lejos un
punto más luminoso, me dirigí con ánimo y paso seguro hacia aquel lugar.
Presentándome, sentí venir a mi encuentro el eco de una oración coral. Me
detuve, esperando captar el significado. Imposible; aunque se trataba de una
lengua desconocida por mí, comprendí por ciertos motivos que era el Padre
Nuestro. Una fuerza interior me animó a seguir caminando. Uno del grupo vestido
de pope, se dio cuenta de mi presencia, vino inseguro y excitado a mi
encuentro. "Sea alabado Jesús”, le dije. Ante aquel saludo, alargó los
brazos y sonriendo me pregunto: "¿Eres acaso un hermano nuestro?».
"Si, soy un
hermano vuestro” y nos abrazamos calurosamente.
“En nombre de Dios”, le pedí,
“explicadme ¿dónde me encuentro y quiénes sois vosotros?".
“Te encuentras en un
subterráneo del país de los sin Dios. Dos veces a la semana, de noche, nos
reunimos aquí para nuestras oraciones comunes, para asistir a la liturgia, y
dar testimonio de Dios lo mejor que podamos". Sonrió viendo mi estupor y
continuó: "Mira, aquí somos apenas un centenar, pero en otros sitios se
reúnen incluso más para orar por nosotros, por la patria, por el mundo
entero".
“¿Cómo en los tiempos de las
catacumbas?”
“Exacto, como en los tiempos
de las catacumbas; ésta es nuestra catacumba"
“¿Pero es verdad que Dios ha
sido eliminado de este gran país?”
“¡A Dios no se le puede
eliminar, querido hermano! Expulsado de la puerta, entra por todas las vías
misteriosas que sólo Él sabe abrirse”.
Mi interlocutor se
dio cuenta de que estaba conmovido y calló.
* * *
"Veo que también hay
jóvenes".
"Aquí cerca de la mitad
de los que recogemos son jóvenes. En otros refugios aún son más. Jóvenes que no
vienen sólo a orar sino a trabajar. Piensa, querido hermano, después de una
jornada de fatiga demasiado extenuante, estos hijitos sacrifican por turnos,
horas enteras, para venir aquí a prestar su trabajo”.
“¿Qué hacen?"
"Ven, te lo
enseñaré”.
Después en una pequeña vuelta
a la derecha, bajados pocos peldaños, nos encontramos en un antro con algunas
salidas de seguridad y transformado en una oficina tipográfica rudimentaria:
algunas máquinas de escribir; una multicopista que iba velozmente a pedaladas,
una atadora y otros utensilios.
“¿Qué están imprimiendo?”.
«Ante todo parte de la Biblia , Evangelios, los
Hechos de los Apóstoles, pequeños misales, catecismos, libros de oración y
también romances, poesías de escritores no aliados y condenados o expulsados de
la patria. Creo que nuestro país una gran parte ha leído ya las obras de
Pasternak, de Sinjavskij, de SoIzenitzin; el ejemplo de estos hombres es enorme
sobre nuestra juventud.
Apenas ésta se ha dado cuenta
de haber estado años y años engañada y embotada por mentiras en los discursos
de las plazas, por los libros, en las escuelas, ha sido cogida por un hambre
insaciable por la verdad: quieren saber la verdad sobre todo. No te digo la
conmoción que nos sucede cuando no logramos escuchar la liturgia transmitida en
nuestra lengua por Radio Vaticano".
*
* *
Me di cuenta de mi
interlocutor mientras me hablaba continuaba examinándome. Pero se dio cuenta
que conmigo podía hablar libremente, y continuó hasta vaciar el saco. Me retiró
un poco a un lado y acercándose un poco más, me tomó las manos en las suyas y
continuó: "Mira, yo soy un pope pero hace años que disiento con mi
superior local, demasiado politizado por el régimen y pasado al servicio del
partido. He sido obligado por tanto a vivir escondido. Estos jóvenes lo saben;
la voz ha pasado de éste a los demás refugios y así me toca vivir de uno al
otro para el servicio religioso. ¡Qué jóvenes tan queridos¡ Me han dado toda su
confianza. Me tratan como a un padre. Me abren su alma, ¡y si vieses qué
almas!. ¡Sobre todo son héroes!
“¡Y esto en el país
de los sin Dios!”
"Oh, no ¡no digas esto! ¡Aquí
Dios existe, y trabaja con su gracia y obtiene! Créeme, en estos 60 años de
prueba infernal el pueblo ruso ha dado a Dios ejércitos de Santos y de mártires
como nunca en la historia pasada. Todo lo que este pueblo ha sufrido y está
sufriendo no es algo perdido. Yo pienso que sea el largo invierno que prepara
en nuestro país una primavera jamás vista, un renacimiento religioso que será
la envidia de tantos países libres. Mira, yo soy acusado demasiado de hacer
cristianos: estos jóvenes lo saben y de aquí su confianza. Piensa: entre ellos
hay quienes saben de memoria el evangelio de San Juan, alguna carta de los
apóstoles, la Pacem
in terris, La Lumen
gentium, el Credo de Pablo VI. Y editan y difunden todo esto. Rusia está llena
de estos libros.
“¡Dios, Dios mío! ¡Qué cosas
tan grandes me dices, hermano mío!"
“¿También tú eres
sacerdote?”
“Sí”
Me abrazó y me besó: "¿Y
vienes de Italia?... ¿De Roma?... Aquí dicen que Italia es toda comunista, ¿Es
esto posible?.
«Toda no, pero una parte
si".
¡Es increíble! ¿Pero saben qué
significa vivir bajo el comunismo? Aquí en Rusia no hay ninguno que crea en
ellos. Aquí ha sido suficiente que nuestros jóvenes habían aprendido a hacer la
comparación entre la propaganda oficial y la realidad de la vida de nuestro país
para perder la fe en la ideología del partido".
"Precisamente lo que en
Italia no logramos hacer creer especialmente a los jóvenes. ¡Es un fenómeno de
monstruosa ceguera!"
Me llevó todavía un poco más
hacia un lado y continuó: "Mira, aquí el materialismo nos ha cazado en una
calle ciega. El alma rusa no sabe prescindir de una explicación del hombre y
del mundo, y como el materialismo en esto ha fallado, nos lanza con una sed
instintiva a los valores espirituales, a la iglesia, a Dios. La ideología marxista
nos lleva a la muerte y al nada, y nuestro pueblo tiene enraizada en el alma la
fe en el más allá. Tú no puedes creer qué acrobacias de prudencia realiza esta
pobre gente para poder decir un De profundis en la tumba de algún familiar
sepultado recientemente. Cuántos vericuetos son necesarios para obtener en
Pascua un poco de pan bendecido para distribuir en la mesa, después del saludo
familiar "Cristo verdaderamente ha resucitado"
“Todo esto, querido hermano,
lo sabemos y nos conmueve inmensamente”
“¿Entonces porque los
italianos quieren caminar bajo el comunismo ateo?”
"Porque
muchísimos creen más en el demonio que en Dios: Esta es la verdad"
“Estos jóvenes han comprendido
que sólo El cristianismo pone el máximo acento sobre el valor de los derechos
de la persona humana: el socialismo habla sólo de colectivismo, de masa, para
él el individuo no existe".
“A este paso, hay que esperar
que el más grande estado comunista del mundo, por la lógica de las cosas, pueda
desenvolverse en la más grande fuerza anticomunista”
“Lo pensamos todos, hermano,
aunque somos pocos a decirlo, porque es horrible el terror que se tiene de los
juicios, del lavado de cerebro, de los campos de concentración diseminados por
todo el territorio ruso. Aquí, sin embargo, la ideología marxista se rige
únicamente por la fuerza. Pero el día en que ésta caiga - sólo Dios sabe
cuándo- Rusia se presentará con un rostro completamente nuevo, religiosamente
probada, gracias a la experiencia del martirio que ningún pueblo ha sufrido
hasta ahora”
"Nosotros
confiamos mucho en las promesas de la
Virgen de Fátima”.
"¡Oh, la Santa Madre de Dios!
¡Si supieses cómo la venera nuestro pueblo! Y es Ella quien ha conservado -
aunque en ciertos momentos muy reducida - nuestra fe. Sus imágenes han desaparecido
de casi toda las casas, pero muchísimos las conservan escondidas, y sobre todo
la invocan”
“¿Crees que pronto la
oposición de los jóvenes, de los intelectuales, de la clase que reflexiona
podrá aumentar?”
"Para mí es una cosa muy
cierta. Y esto sucederá poco a poco a medida que progresará el descubrimiento
alegre de la fe cristiana y la persuasión en muchos ya radicada de que el
cristianismo es la única fuerza capaz de cambiar el mundo. Si entre nosotros se
recogiesen las voces de nuestros convertidos del materialismo, pensarías en el
milagro de un nuevo Pentecostés."
«Puedo decirte que muchas de
estas voces llegan a nuestro país. Existen también antologías que las recogen,
pero, por desgracia, no todos las leen".
"Conservamos cartas que
nos llegan de los campos de concentración. Son de hombres, mujeres, de jóvenes
allí condenados que nos animan a conservar intacta nuestra fe en Dios:
imposible leerlas sin estremecerse de conmoción y sin llorar”.
En Italia se lee mucho El
Doctor Zivago de Pasternák, La otra litera tura de Molicev, Padre Dimitrij
Dunko, Párroco en Moscú,
Un golpe de gong
anunció la recitación en común del Padrenuestro.
* * *
Aquí me desperté. Pero me di
cuenta que a arrancarme del sueño fue un gran golpe en la puerta de la habitación.
Miré el reloj, era todavía muy pronto. Un nuevo golpe me hizo saltar y grité:
«¿Quién es?" La respuesta fue una risa burlona loca y sin sentido que me
advirtió de inmediato de la presencia de él.
"¿Qué
bello sueño, eh? Te habrá gustado mucho, pienso, Quizás incluso te habrá dejado
la boca dulce. Pensando de nuevo, ¿serías capaz de creer todas aquellas bellas
noticias?”
`Es
una terrible desbaratadora de mis planes. Es una devastadora de mi reino. No me
deja conseguir una victoria y ya me prepara una derrota. Me la encuentro
siempre entre los pies. Siempre ocupada en atravesarse en mi camino, a
suscitare fanáticos que la ayudan a arrebatarme almas. Allí donde más
clamorosas son mis conquistas, en un silencio capilar ella multiplica las
suyas. Pero ahora ha llegado el tiempo en que obtendré sobre ella victorias
jamás vistas...
"¡Efímeras como las
demás!”
Aún un breve silencio. “¡No serán efímeras!.. Esta vez será una
victoria total. Creía estar al seguro en una fortaleza inalcanzable. ¡Ahora os
he abierto una brecha que será peor que la primera!...”
“¿Qué brecha? Pienso que
corres demasiado. Estás muy seguro de ti mismo".
“Tengo
de mi parte también a los teólogos. Los mis presuntuosísimos doctores, Si fuese
capaz de amar, serían mis amigos más queridos. Vuestros cultivadores del dogma
van abandonando una tras otra vuestras posiciones. Los he inducido a
avergonzarse de ciertas fórmulas ridículas. A avergonzarse antes que nada de
creer en mi existencia y en mi trabajo en medio a vosotros: Cosa para mí
comodísima".
"¿Y con esto, crees?
“De
este modo, las fábulas de la Inmaculada Concepción , de la Maternidad Divina ,
de la siempre Virgen, de la omnipotente llena de gracia están siendo
desmoronadas como miserables necedades. Dentro de pocos años quedará solo el
recuerdo - vergonzante recuerdo - de tan estúpidas leyendas. Mucho he debido
esperar pero ahora ha llegado finalmente mi tiempo. ¡Definitivamente ha llegado
mí hora! ¡Si supieras lo bien que trabajan mis aliados: curas, frailes,
doctores!... ¿Dónde están ahora los fanáticos de su culto, sus calenturientos
simpatizantes?”
“Si, las creo todas como cosas
verdaderas."
"No
me maravillo, conozco tu credulidad. Crees también en los sueños".
“¡Cuántos sueños han venido de
Dios!”
"¿Entonces
serías capaz de probarme que una sola de todas aquellas tonterías responda a la
verdad? Venga, una prueba”.
Estuve un tiempo sobre mí
mismo, después apretando fuerte entre las manos la corona del Rosario, me senté
sobre la cama y con tono imperativo dije:
Ya que vienes a desafiarme, en
nombre de Ella, que es tu enemiga capital, te ordeno decirme si en aquel sueño
había una sola mentira."
“Es
todo una mentira”.
"Tú debes
responder en nombre de Ella, te lo he dicho, en nombre de Ella."
En vez de responder, el Maligno
se enfureció como no lo había hecho nunca. Parecía que estuviese desencadenando
un terremoto.
“En vez de hacer toda esta
comedia, te ordenó responder: Debes decirme que aquel sueño era verdad. Vamos,
en nombre de María, te lo ordeno, responde”
Lo sentí gritar como
un león herido de muerte y le vi desaparecer.
QUINTO
ENCUENTRO
Esta vez pasó una
semana entera en la que el Maligno no manifestó ningún signo de su presencia.
Entre nosotros no se había dicho todo y con gusto esperaba su regreso.
Me preparaba a recitar
vísperas a media tarde cuando el gran calendario holandés que colgaba de la
pared de frente comenzó abanicar sus hojas como golpeado por el aire.
“En el nombre de María, dime
de dónde vienes"
"Tu
pregunta es estúpida”
“¿Por qué estúpida?”
"Porque
yo no estoy en ningún sitio, no soy un cuerpo, una carroña como tú; soy
espíritu”.
“¿Y el Infierno?”
“El
infierno no es un lugar, no es un campo de concentración o un estanque de
fuego, como vosotros pretenciosos lo vais describiendo. El infierno soy yo.
Somos cada uno de nosotros. Es un estado".
“¿Pero entre vosotros,
espíritus condenados, os conocéis?”
“¿Por
qué no? Nos conocemos, nos odiamos, como os odiamos a vosotros marmotas, como
odiamos a Él, vivimos encerrados cada uno en una soledad eterna, pero estamos
de acuerdo en trabajar para daño vuestro."
“No vivís nada más que para
esto”
“Nuestra
esencia es el mal, es el rechazo de Él, es odiar todo y a todos”.
“¡La única miserable
satisfacción que os queda!”
“¡No
es ninguna satisfacción!“
"¡No comprendo,
explícate!"
“Vosotros
imagináis que odiar para nosotros, hacer el mal, destruir las obras de El, sea
una satisfacción, una especie de consuelo, una alegría. También esto nos lo ha
negado nuestro enemigo. Nosotros hacemos el mal por el mal. Atravesar el diseño
de Él, arrancarle almas, especialmente aquellas que son más queridas para Él,
no nos procura ninguna satisfacción, incluso Él nos lo hace pesar como si fuera
un castigo; pero ejercitar nuestro odio, nuestra naturaleza maligna es una
necesidad, aunque obremos a su despecho, para hacer el mal a sus criaturas”.
“Todas estas bellas cosas ya
lo sabíamos. Quien primero ha definido quién eres ha sido Jesús. Y la Iglesia nos lo repite en
sus enseñanzas. Los Santos nos ponen en guardia. Sabemos que eres el Maligno,
que es el enemigo por excelencia, que eres homicida desde el principio, que
eres el padre de la mentira, que eres un misterio de iniquidad, que eres el
príncipe de este mundo, hasta que Dios te lo consienta. ¿Basta para tu
retrato?”.
"Quizás,
¿pero con esto...?”
"Quieres decir que los
hombres a pesar de esto, se dejan atrapar en tus redes... lo sé... Si
reflexionasen sobre lo que eres y sobre lo que tramas contra ellos, estarían en
guardia..., Por eso, de padre de la mentira y de espíritu de las tinieblas, te
transfiguras en ángel de luz; te presentas a ellos como un refinado maestro de
seducciones y les tiendes estas insidias de consejero galante. Y has enseñado
muy bien este arte también a todos los colaboradores, incluso a ciertos
eclesiásticos»
* * *
“Has hablado de almas muy
queridas a Él: ¿Quiénes son?"
“¡Deberías
saberlo! Aquellas más unidas a su amistad, Aquellas que Él logra conservar
siempre suyas. Aquellas que trabajan y se gastan por sus intereses. Las que
buscan su Gloria, Un enfermo que sufre por años y se ofrece por los demás. Un
sacerdote que se conserva fiel, que reza mucho, al cual no hemos logrado jamás
contaminar, que se sirve de la
Misa - de esa tremenda y muy maldita Misa - para hacernos un
mal inmenso y arrancamos multitud de almas. Estos son para nosotros los seres
más odiosos, aquellos que mayormente perjudican los asuntos de nuestro reino”.
“Saberlo de tu boca es para mí
un anuncio precioso”.
“Es
aquella que me lo obliga a decir, que me hace responder a tus estúpidas
preguntas?”.
“Continua aún sobre estas
revelaciones. Para tu despecho, no puedes hacerme sino el bien. Las almas que
tú odias más...”
“Son
aquellas que nosotros cogemos más fuertemente al asalto. Hacer caer a un sacerdote
nos recompensa más que mil almas que nos ha arrancado otro. Envolver a un
sacerdote en la podredumbre de la lujuria, hacerle pasar una noche con una
meretriz y a la mañana mandarlo celebrar Misa, mandarlo al confesionario, a
ensuciar más que a purificar, es uno de los mayores desprecios que procuramos
infligir a nuestro gran enemigo. Y lo logramos más de lo que se cree. “
“Por desgracia. Pero junto a
estas almas elegidas caídas, sé que Él, en el silencio y en el ocultamiento,
suscita muchísimas otras que se inmolan, que reparan y Le dan una gloria más
grande de la que tú crees haberle arrebatado".
"No
importa. A mi me preocupa incrementar el número de los sacerdotes que se pasan
a mi lado. Son los mejores colaboradores de mi reino. Muchos o ya no dicen misa
o no creen lo que están haciendo en el altar. A muchos de ellos los he atraído
a mis templos, al servicio de mis altares, a celebrar mis misas. Si vieses qué
liturgias tan maravillosas he sabido imponerles a ellos como ofensa grave
contra la que celebráis en vuestras iglesias. Mis misas negras: celebraciones
de lujuria, profanación de hostias y de vasos sagrados, profanados de tal modo
que aquella no me lo permite describírtelo.
¡Qué
porquerías tan bellas! ¡Lee mis rituales, están impresos!”
*
* *
“Eres el eterno mono de
Dios...”
"He
esperado a estos últimos tiempos para hacer las mayores conquistas entre los
sacerdotes, los frailes, las vírgenes consagradas a Él… Y su número crece de
tal modo que si fuese capaz de alegrarme, sería mi delicia más grande”.
"Lo que dices es triste.
Pero sé que una sola Misa ofrecida a Dios en reparación de todas estas cosas
horribles le dará una satisfacción infinitamente más grande. ¡El sacrificio
infinito de Cristo repara tus profanaciones!
“Hablas
siempre de almas reparadoras; pero también a éstas sé cómo tratarlas; como
desfogar sobre ellas mi furor Descargo sobre ellas un odio que me recompensa de
todo el daño que hacen a mis intereses"
“Lo sé: La historia de la
santidad está llena - en la medida en que Dios lo permite - de estas
intervenciones malignas tuyas. Pero ¿con qué resultado? ¿Qué obtienes de ello?”
“Que
puedo cansarlas, abatir su resistencia, llevarlas a la quiebra”.
“¿Qué logras? ¿Dios te lo
consiente? Por el simple hecho de que Él te deja desfogar tu rabia contra estas
almas, es signo de que las ha hecho invencibles. Y tú, con tus vejaciones,
colaboras solamente al crecimiento de sus méritos, trabajas contra ti mismo...
Las habrás hecho sólo más santas, más ricas de eficacia reparadora y conquistadora
en el mundo de las almas. ¿Cuántas almas te han arrebatado Catalina de Siena,
Teresa de Avila, el Cura de Ars, Don Bosco, Padre Pío,?"
“Al
menos me vengo y les hago pagar caro el daño que me hacen".
“¡Eres un Pésimo calculador!
Dios te lo permite porque colaboras a demostrar la potencia de su gracia y para
tu mayor humillación, porque todas las veces que atacas a estas almas, el
vencido eres tú".
“Tú
sin embargo, denunciando estas intervenciones mías, solamente lograrás hacer
reír a los teólogos y doctores. "
“Sobre esto no me preocupan
nada ellos”.
*
* *
Pausa. Parecía que se hubiese
marchado. Me equivoqué, porque comenzó a hablarme con una nueva carga de odio y
de desprecio.
“Tú
nunca podrás comprender cuanto os odio a vosotros los hombres. Cuanto os
detesto y cuanto sois detestables. Gozáis de un primado de dignidad sobre las
bestias y sois las bestias más abominables. Vuestro ser me da asco. Os
considero por debajo de vuestros cerdos. Creéis ser inteligentes y sois muy
estúpidos. Bastaría que vieseis lo que os hago tragar por medio de tantos
catedráticos puestos a mi servicio y que os regalo huecos de vana palabrería
doctísima. ¡Piensa en lo que os hago beber y digerir con mi prensa! ¿Vosotros,
la más noble criatura suya? Son suficientes unas pocas porquerías para
compraros. Os rendís por nada a las lisonjas de mis mensajeros. Valoráis tanto
vuestra libertad y os dejáis coger por mis más feroces negreros. ¡Oh, las
burlas que os estoy haciendo en nombre de esta libertad! Mostráis horror por lo
que es sucio y, dominados por vuestras pasiones, os revolcáis en vuestras
inmundicias como puercos en el lodo. Por una mujer y por un puñado de oro os
desencadenáis que es una maravilla.
Os
ha ganado mucho aquel que ha derramado su sangre para redimiros. ¿Redimiros de
qué? ¿Del pecado? Pero sí os introducís tanto en el que os ahogáis. ¡Y qué
decir cuando desencadeno contra vosotros el espíritu de la envidia, de la
maledicencia, del odio, de la rivalidad, de la venganza!"
"Cállate, que estás
exagerando. Tú generalizas demasiado. Es la rabia envidiosa la que te tiene
clavado a tu condena para toda la eternidad. Te baste esto: Dios nos ama con
todos nuestros pecados, Cristo nos ha redimido y una sola gota de su sangre nos
purifica de todo. Y nosotros podemos amarlo. Cuenta, si puedes, las almas que
lo aman. Por una sola de ellas volvería a dar su vida voluntariamente de nuevo.
Mientras tú, maldito, enfureces en tu odio por toda la eternidad. Pero dime,
¿Qué es la eternidad?"
"¿La eternidad? ¿Ahora...
¡un ahora siempre detenido!...?
Y desapareció.
Una tarde apenas había entrado
en la habitación, y cogido por sorpresa por el imprevisto estrépito de un
galope que me tuvo la respiración suspendida y me hizo comprender que se trataba
de él.
«Esta vez has venido con el
propósito de asustarme».
"Si
pudiese hacerlo, sabría muy bien cómo hacerte temblar de miedo. Tu no sabes que
tengo la fuerza de hacer temblar toda la tierra, si quiero. Tengo la fuerza de
aguantar esta pelota del globo donde habitáis y lanzarla contra los demás
astros o incluso tirarla en una de las bolsas solares y reducirla a
cenizas."
“Has dicho: si quiero pero
precisamente es esto lo que tú no puedes hacer. ¡El mundo está en manos de
Aquel que lo ha creado, no en tus manos, bufón! Sé muy bien qué serías capaz de
hacerlo; pero, encadenado como estás, no puedes dar miedo ni siquiera a un
niño. Una vez más, tú eres un perro atado a una cadena. La inocencia de un niño
te da miedo como la espada llameante de un arcángel".
* * *
"Goza
de tu seguridad. Ahora te digo que pronto llegarán días en los cuales todo el
mundo temblará con mi avanzada. Estoy preparando un desbarajuste universal que
no te lo puedes imaginar"
“¿La bomba atómica?”
“Mucho
peor. Antes, y más que todo esto, me importa el desconcierto de la humanidad
entera, comenzando por la
Iglesia , que debe ser la primera en desaparecer, esta
durísima Iglesia Católica., que ahora la haré desaparecer en un baño de
sangre”.
"Si Dios te lo
permitiera..."
“Lo
sé: os refugiáis en el viejo versículo “no prevalecerán". Sin embargo
prevaleceremos. La meteremos en desconcierto, combatiéndola desde dentro”.
"Será quizás una prueba
más fuerte que otras sufridas en el pasado. Una nueva gran marea. Después el
Señor te dirá: «basta» y sobre tus ruinas resplandecerá de nuevo el sol de su
triunfo. Purificada, la
Iglesia florecerá como en primavera.
“Sin
embargo el golpe que estoy preparando no será como los otros. Hasta ahora, en la Iglesia , a la que cogía
por asalto, había un punto invencible de resistencia que me hizo perder
muchísimos ataques. ¡Ahora verás!"
“Hace
pocos decenios inspiré a Lenin, uno de mis mejores colaboradores, que para
acabar con la religión era más importante introducir la lucha de clases en el
seno de la Iglesia
que atacar de frente la religión. Se trata de obrar disolviendo, de formar
focos de división entre los fieles, pero sobre todo en los ambientes
eclesiásticos y religiosos. Dividir a los obispos en dos bloques: los
integristas y los progresistas. Revelar a los sacerdotes contra los obispos con
miles de pretextos. Atacar de frente a la iglesia como combatiendo, para su
bien, sus estructuras anticuadas y los abusos que la desfiguran. Con hábiles
golpes formar en los ambientes eclesiásticos núcleos insatisfechos para
atraerles poco a poco al clima fecundo de la lucha de clases. Adaptación lenta
y paciente, con infiltración de nuevos contenidos en las ideas tradicionales.
Se trata no de liquidar, en un primer momento a la Iglesia , si no de ponerla
en el dique seco, incorporándola al servicio de la revolución comunista. El
resto vendrá después”.
* * *
Una pausa alargada durante la
cual miraba a mi Virgencita y mentalmente la invocaba. La voz volvió con un
tono ronco, rabioso como rugido de bestia. El maligno subrayaba así sus
propósitos catastróficos.
“Ahora
estoy preparando un asalto táctico sobre todo contra aquel vestido de blanco.
Él tiene sus activistas fanáticos. Me hace reír. ¡Que se atrevan a encontrarse
con los míos! A los míos los escogeré sobre todo entre los suyos. Serán las
mejores palancas. Comenzaré a encerrarlo poco a poco en un aislamiento
completo. Induciré a sectores enteros de la cristiandad a abandonarlo. ¡Después
vendrá el asalto que lo eliminará!"
"Hablas con tal seguridad
que simplemente te hace ridículo”
“Con
una seguridad, como puedes ver, que no tengo ni el menor miedo de revelarte mis
planes. Por lo demás, ¿qué podrías tú contra ellos?"
"Orar al Señor para que
te fulmine y para que la Virgen
tenga bien custodiado a aquel vestido de blanco, que es su hijo predilecto”.
Él respondió con una palabrota
y inmediatamente volvió a la carga:
“En
un segundo momento trabajaré uno a uno a todos los párrocos con respecto a su
pastor. Hoy el concepto de autoridad no funciona como antes. He logrado darle
un golpe imprevisto e irreparable. El mito de la obediencia está ya superado.
Por esta vía la Iglesia
será llevada a la pulverización. Mientras tanto voy adelante diezmando
continuamente a los sacerdotes, a los frailes hasta llegar a vaciar totalmente
los seminarios y los conventos. Quitados del medio los así llamados `obreros de
la viña', se introducirán los míos y tendrán vía libre en su trabajo
definitivo”.
* * *
"Pareces un estratega
rico en fantasía, no hay nada que decir. Salvo que programas todo como si
Cristo, el verdadero Jefe de la
Iglesia , la hubiese abandonado para siempre y Él estuviese
nuevamente muerto sin esperanza de resurrección. Tú, bufón grandilocuente, no
ignoras que la Iglesia
es Él. Ella es su Cuerpo místico. Y sabes bien que detrás del pastor visible
está Él invisible y Él es fiel a la palabra dada: «No tengáis miedo, dijo, Yo
estoy con vosotros hasta la consumación de los siglos».Prueba y verás, tendrás
que encontrártelas con Él y ¡huirás ante su sola presencia¡. Además, está
María, Ella es la Madre
de la Iglesia
y basta una señal suya para tener paralizados a todos los ejércitos
infernales”.
“Los
acostumbrados viejos chismes. Todos estáis embutidos en frases hechas. Todos
estáis adiestrados en el uso de estos temas comunes. Hoy, los primeros en
reírse de estas frases hechas son vuestros sacerdotes, vuestros doctores, a los
que yo he hinchado con el espíritu del orgullo y con el espíritu de rebelión.
Mira cómo han sabido cambiar el moho teológico por los grandes ideales de la
historia. Me he preparado y me he llevado a mi bando a sacerdotes politiqueros,
a sacerdotes que apenas dicen Misa alguna, a sacerdotes chacharacheros, que
asiduamente frecuentan ciertos grupos errados, a la caza de citas galantes, y
cuando en torno a ellos surge el escándalo, en vez de avergonzarse como antes,
se vanaglorian con alegría, y se sienten felices de haberse liberado de pesos
insoportables. ¡Y ni decirte de los sacerdotes que sólo piensan en hacer
dinero! Todos estos son mis mejores obreros".
"Has recorrido ya en el
pasado los mismos caminos y Dios te ha dejado realizar también algunas
conquistas. Sin embargo recuerda que cuando parecía que la plaga iba a
gangrenarse y a extenderse a todo el cuerpo, Él intervino sin movilizar contra
ti a ejércitos espectaculares, sino trabajando con unos pocos, en el silencio.
Tú cuentas con la masa, Él
cuenta con unos pocos. Cuántas veces Él nos ha hecho ver que sirve más a la Iglesia un pequeño número
de auténticos sacerdotes y religiosos, llenos de espíritu evangélico
verdaderamente impregnados de fermento evangélico, impregnados de Amor y
fervor, preparados a la renuncia, dispuestos al sacrificio total, quiero decir:
Él cuenta con unos pocos santos mas que con una masa de sacerdotes burócratas,
secularizados, embebidos en la mundanidad y mujeriegos. Dios te los regala, no
sabe qué hacer con ellos, Él se servirá de unos pocos, pero serán suyos, y con
éstos restaurará su Iglesia”.
“Estoy seguro de que te darás
cuenta de que hoy en la
Iglesia se encuentra trabajando un buen frente de almas
silenciosas, no importa de que condición ni raza, especialmente sacerdotes y
religiosos, que se preparan para combatirte, Muchos de ellos se unen en el
nombre de María, proceden de nidos de oración y de amor a la Iglesia , y de obediencia
al Papa. Trabajan por una Iglesia consolidada en su unidad y aceptan toda
renovación legítima, pero rechazan las innovaciones arbitrarias, y están
persuadidos del servicio insustituible del romano Pontífice y se aprietan en
torno suyo como al único principio verdaderamente sólido de su unidad. Esta
persuasión también se va haciendo camino secretamente entre algunos hermanos
separados".
“Son almas silenciosas, que en
vez de agitarse, trabajan en vez de proclamar discursos grandilocuentes, oran;
en vez de pedir reformas continuamente, se reforman. Son almas escondidas, de
las que sería difícil hacer una estadística, pero se sabe que existen,
realmente se encuentran por todas partes, y se reúnen en grupos de oración y
fraternidad. Quizás nunca como hoy florecen tantos Santos en la Iglesia. ¡Cuántos grupos
de almas fervientes vemos surgir al servicio de la Iglesia !. Ella cuenta con
éstos grupos, en su capacidad de fermentar a la masa. Son las revanchas de la
generosidad divina a favor de la iglesia. Almas que trabajan en un apostolado
capilar, que van descubriendo el rostro de Cristo en el ejercicio de la Caridad hacía sus
hermanos, los pobres, los marginados, los más necesitados".
“¡No, espíritu rebelde! El
balance de la acción de Dios en el mundo y en la Iglesia no es un fracaso.
El curso de su acción no está paralizado por tus sabotajes. La Iglesia tiene direcciones
y brotes que son invisibles y lejanos; pero Él está actuando siempre en Ella.
¡Invencible es Él! ¡Invencible es Ella! Y tú lo sabes, tú lo crees y tú
solamente puedes aprovechar al máximo el tiempo que todavía te queda para hacer
el mal. El día en que nuevamente escuches con pavor "Quien como
Dios", será el día de tu derrota definitiva. ¡Para siempre!".
A este punto mi interlocutor
se había ya marchado.
SEPTIMO
ENCUENTRO
"¡Es
sólo cuestión de tiempo!…"
Esta imprevista y perentoria
afirmación interrumpió mi lectura de un libro que me estaba interesando mucho.
Un grito de pavor me contuvo la respiración. Pero mi Protectora vino
inmediatamente en mi ayuda y me puso tranquilo en la escucha, Esta vez el
maligno se puso a hablarme con una solemnidad insólita, casi declamatoria: se
reveló como el acostumbrado fanfarrón.
“¡Es cuestión sólo de tiempo!
El proceso de destrucción de la
Iglesia ya está en camino, una destrucción radical e
imparable. Mis planes se cumplirán con una precisión y una puntualidad que os
dejará estupefactos. Pronto esta vieja y podrida carcasa seguirá la suerte de
tantas otras instituciones que han resistido un cierto tiempo y después han
desaparecido... "
“¿Pero no ves, bufón, que
siempre vuelves con la misma canción? Te falta siempre toda originalidad y
fantasía, incluso para organizar el mal y así en vano intentas darme
miedo".
"¿Por
qué no me dejas continuar?"
Porque eres tremendamente
aburrido. Me pareces un comediante que en la plaza repite siempre las mismas
payasadas. Convéncete de que con tu insistencia en la amenaza de destruir a la Iglesia no sólo no me
impresionas, sino que incluso me haces reír. La Iglesia , aunque está
constituida por hombres que tienen sus miserias, es institución de Cristo, le
pertenece a Él y sólo Él la gobierna en sus acontecimientos. En sus designios
misteriosos Dios hace que la
Iglesia obtenga ventajas incluso de las persecuciones y de
las herejías. En el pasado, gracias al surgir de errores heréticos, muchos '
puntos de la doctrina Católica han sido profundizados y precisados. Por esto la Iglesia mira con serenidad
también a los teólogos contestatarios y confusos que hoy abundan. Con relación
a ciertos problemas todavía no madurados, estos teólogos pueden tener una
indisciplinada sensibilidad pero esto incluso puede ser estímulo para estudiar
algunas cuestiones planteadas por ellos mas atentamente y descubrir en el fondo
los elementos de verdad y de claridad útiles para el crecimiento de su depósito
doctrinal”
"¿Y
tú no estás repitiendo las mismas declamaciones?"
"Hace más de medio siglo
que estás combatiendo contra Dios para hacerle desaparecer de Rusia, ¿lo has
logrado? Lo sé, has hecho un mal inmenso a aquellas almas, pero la necesidad de
Dios no has logrado quitarla todavía de millones de ellas. Has prometido a
aquel pueblo un paraíso en la tierra y lo has hecho tan encantador y deseable
que muchos se escapan de él en cuanto pueden”
* * *
“Corres demasiado y en tus
locuras te atarán las manos"
Hoy te quiero decir algo
nuevo. Algo de lo que quizás no te hayas dado cuenta. Hoy se ha unido
decisivamente a nosotros la
Madre de Dios, la
Madre de la
Iglesia , cuyo solo nombre - no quieres ni oírlo, por eso te
lo repito - te hace temblar. Ella que ha dado la primera vez al mundo a Jesús,
está ahora trabajando silenciosamente para colocarle de nuevo en las almas que
se han alejado de Él, Se quiere servir de nosotros los sacerdotes: un grupo
escogido de fidelísimos, preparados para inmolarse por su causa. Los está
recogiendo de todas partes del mundo, sin ningún aparato organizado, es Ella
misma quien les llama dulcemente a reclutarse en su Movimiento Sacerdotal.
Les llama sus predilectos.
Esta Madre les está trabajando con corazón de Maestra, para entrenarles en la
oración, en el amor a Jesús Eucarístico, en la fidelidad total al Papa”.
"Ella nos ha advertido de
una gran tribulación que está llegando, que pronto nos darás gran batalla. En
la lucha te enfrentarás con un grupo de sacerdotes asistidos y sostenidos por
Ella. Contra tantos que se han dejado seducir por tus artimañas y que has
alejado de Ella, María opondrá sus sacerdotes, les revestirá de su potencia.
Les hará intrépidos en la hora de la gran purificación. A ellos confía la tarea
de defender el honor y la causa de Jesús y de su Iglesia; serán los que
acompañarán al Santo Padre en el camino del Calvario para verle vencer por
medio de la Cruz. Esta
seguridad nos viene de Ella y nosotros la vivimos con alegría."
“Comprendo,
¡todo sobre la falsa línea de las escenas absurdas de Fátima!...”
“Precisamente, aquí en Fátima,
cuando nuestra Madre bendita ha preanunciado momentos terribles para el Papa,
le ha prometido además su protección especial. Ella le defenderá por medio de
sus sacerdotes, hombres forjados en la oración y muy amantes de su Rosario: El
arma que te huele tan mal y te da tanto miedo. Tienes un terror invencible a
todo sacerdote que ora. Continuamente lo experimentas, por eso recurres a todas
tus artimañas para distraerle en la oración. Ahora María está preparando no
sólo a uno, sino a un ejército de sacerdotes que oran, y que son amantes del
Rosario.”
“Esta Madre Divina no nos
engaña. Nos ha advertido muy bien que la hora de la prueba vendrá y que será
dura. Pero nos asegura que en el momento en que creas ser el señor del mundo y
te sientas seguro vencedor, Ella misma intervendrá para arrebatarte de la mano
la presa. Tú serás destronado y al final la victoria sólo será de Jesús. Jesús
quiere obtenerla así para tu mayor humillación, por medio de una mujer. Y la
victoria de Ella será el triunfo del Corazón Inmaculado en los países sin Dios
y en todo el resto del mundo.”
*
* *
“¡Qué
rápido eres para desdramatizar! Espera que lance contra vosotros a mis hombres
transformados en verdaderos endemoniados. Les estoy preparando y entrenando
para el ataque, que será pronto, imprevisto e inenarrable”.
"Nosotros nos armaremos
de nuestra fe y estaremos a la espera… Dios no nos dejará solos. Contaremos con
la protección de su Madre".
“He
obtenido ya de hacerles trabajar al descubierto. No creerán que son manipulados
por mí. Hoy ya nadie cree en mi presencia en el mundo. Prueba a hablar de mi
acción en medio a vosotros. Te cubrirán de ridículo”
“Sí, en esto eres muy hábil.
Pero no todos se han dejado atrapar por tus artimañas. Existe quien cree y
advierte éste tu nefasto trabajo en medio del pueblo de Dios. ¡Tenemos aún la
oración de la Iglesia
contra ti, y recurrimos a ella!".
"¿Crees
que los míos se detendrán ante cuatro perros que ladran?"
“¡Son sacerdotes de Cristo, no
perros! Tú lo sabes: Quien durante su vida terrena, te arrojó de tantos pobres
hombres poseídos, continúa arrojándote por medio de sus sacerdotes. Las
derrotas que vas consiguiendo las conoces muy bien. Conocemos la rabia que te
asalta cuando un sacerdote te barre y te ordena abandonar a las criaturas que
tú has destrozado para satisfacer tu instinto maléfico. Es un poder comunicado
por Cristo a sus ministros, incluyendo el mandato de ejercitarlo: “En mi Nombre
arrojaréis demonios”. Y nosotros los sacerdotes lo hacemos. En estos choques
entre tu poder y el de la
Iglesia a nosotros comunicado, el balance para ti es
absolutamente un fracaso. Es una experiencia que te aplasta."
“¡Retórica!...
¡Retórica!... ¿No ves como todo el horizonte se oscurece? Espera todavía un
poco y verás como yo desencadeno un huracán... ¡Todos temblaréis como pobres
hojas, y todas serán arrancadas del árbol”'
“Veo que conoces bastante bien
la fuerza del miedo, la potencia del terror en el doblegar a los hombres a tus
deseos. La esclavitud despiadada con que dominas regiones destruidas es
invención de tu genio maléfico. Dios nos conquista con el amor y nos impone un
peso ligero, tú tienes a los tuyos sujetos con puño de acero y con el asombro.
Para que no se te escapen, recurres a las cárceles de hierros. ¡No obra así
nuestro Dios! El terror es la fuerza de tu gobierno, que es gobierno de
opresión y de odio: ¡Tú mismo lo has dicho! Nosotros no tenemos ningún motivo
para temer tus argumentos catastróficos de fin del mundo..."
"¡Estás
muy seguro de ti mismo; pero verás!”
“Podemos temer todo de nuestra
debilidad! Pero es precisamente esta debilidad la que nos hace recurrir a Quien
es nuestra fuerza! Nosotros sabemos que en el cielo hay un Padre Omnipotente
que nos ama: y es la revelación más tierna y exultante de Jesús. Con la fe en
este amor nosotros desafiamos todos los pesimismos que puede inspirarnos la
visión de un mundo tan horriblemente descompuesto por ti. Desafiamos todos los
miedos que intentas insinuarnos con tus amenazas para desplomar nuestra
resistencia al mal. Espíritu mezquino y malvado, ¡Dios está con nosotros!
Mientras que tú eres un maldito de Dios. Nosotros tenemos fe en el amor, es
esta fe la que te hace temblar, por eso recurres a todas tus artimañas para
arrancársela a las almas. Para vencerlas tienes necesidad de desarmarlas"
"¡Cuando
veáis mis milagros terroríficos...!”
“Tú no puedes hacer nada más
que simulaciones de milagros, Los verdaderos son el sello exclusivo de Dios.
Contra Él, que es el Autor de la vida, has organizado hecatombes de muertes; te
complaces haciendo millones de víctimas con las guerras atómicas, con las
ejecuciones en masa realizadas por los policías de estado, con los abortos que
llevan a una escala ascendente que supera todos los exterminios registrados en
la historia. Pero olvidas que la muerte ha sido vencida por el Autor de la
vida. Al final de los tiempos se hará el balance entre las ganancias hechas por
Dios y tus pérdidas”.
Aquí el maligno se enfureció.
Me vino a la mente la oración del exorcismo ya usada, privadamente, otras veces
con éxito para liberar las almas horriblemente vejadas por el maligno. Es una
oración para mi uso privado, pero que siempre he experimentado como eficaz. Es
ésta:
Señor
Jesús, durante tu vida mortal, siempre tuviste una inmensa piedad por las almas
poseídas y atormentadas por Satanás, y jamás dejaste de liberarlas con el poder
de tus palabras. Diste este mismo poder a tus discípulos y ordenaste que lo
ejercitarán, diciéndoles: “En mi Nombre expulsaréis demonios” Armados por este
Divino mandato, confiando en la potencia de tu Nombre y en la intercesión de
María, vencedora del enemigo infernal:
Yo
te digo a ti, Espíritu inmundo, que dejes en paz a esta criatura de Dios: por
lo tanto, te exorcizo en el nombre del Padre + que la ha creado, del Hijo + que
la redimido,+ del Espíritu Santo + que la santificado. Te exorcizo en el nombre
de la Bendita Virgen
María + que la ha puesto bajo su custodia; en el nombre de San Miguel Arcángel
+ triunfador de todos los Espíritus rebeldes, y en el nombre de todos los
Santos y Santas + que está alma invoca con confianza.
Te
ordeno, Espíritu maldito, no yo pobre pecador, sino como sacerdote de Cristo;
no por virtud mía, sino por la de Jesús vencedor de todos los enemigos
infernales, no con mi poder, sino con el que me ha sido dado por la Iglesia ; te ordeno salir
de esta criatura de Dios e irte al infierno, preparado para ti y para tus
seguidores, en el nombre del Padre +, del Hijo + y del Espíritu Santo + Amén.
Al finalizar esta oración
esperé que el Maligno diese algún signo de reacción pero no se hizo oír más. Me
pareció salir de un sueño atormentado. Estaba bañado en sudor, y el alma
recobró pronto dulcemente la serenidad.
OCTAVO
ENCUENTRO
Apenas me había dormido un
poco en la siesta cuando la habitación fue inundada de un hedor que me hizo
contener la respiración. Miré a mi alrededor: la puerta y las ventanas estaban
cerradas. Era un aire fétido que se movía como agitado por un ventilador. ¿Qué
sucede? Pronto me di cuenta de que esto significaba una nueva visita del
Maligno e invoqué la asistencia de Ella.
"¿Será
acaso tu billete de presentación?”
“¡Sí!”
“No sabía que un espíritu puro
se anunciase con tanto hedor"
“Apenas
he soplado sobre el hedor de vuestras miserables carroñas"
"Pienso por el contrario
que sea el tufo de tu esencia de pecado”
"¿No
has dicho tú mismo que un espíritu no puede oler mal?"
"No es del todo así pero
basta: en nombre de tu gran enemiga, ¿Qué quieres?
"Interrógame"
Me recogí un instante en mi
mismo:
“Háblame de las artimañas que
utilizas para seducir a las almas",
“¿Tienes
necesidad de que te lo revele yo? Eres maestro en Israel “.
"Pero prefiero que me
hables tú de ello, maestro de seducción”
* * *
Parecía que no se decidiese a
responder: pero advertía que estaba allí.
“¡Vamos, te impongo que me
respondas!"
"No
se necesita mucha habilidad para atraparos en el lazo a vosotros, miserables.
Sois tan estúpidos y tan frágiles que da vergüenza a quien os ha amasado.
Normalmente, puestos delante de lo que Él os prohíbe, basta un pequeño
empujón”.
Esto puede suceder con almas
desprevenidas, que no tienen suficiente temor de Dios, que no recurren a los
medios para vencer tus tentaciones, sobre todo si no oran y si no tienen
contacto con el Señor... ¿Pero las otras?"
“A
éstas me las como lo mismo; se necesita solo un poco más de tiempo y de
paciencia. Basta conocer los gustos, las tendencias, los innumerables enganches
que todos lleváis consigo y con los cuales os aferráis: la lujuria, la ira, la
ambición, la envidia, el orgullo, la sed de dinero, de bienes terrenos, la
maledicencia... Si supieseis los servicios que nos hace una lengua maléfica
sembradora de discordias... A las almas que muestran mayor resistencia no me
acerco jamás a ellas con un asalto frontal. Las conquistó con maniobras y doy
vueltas alrededor, o excavando el terreno bajos sus pies, provocando las
pasiones hasta cansarlas, y llevándolas también a la desesperación.
Persuadiéndolas poco o poco de que ciertos mandamientos son imposibles: que
vuestro amo es un tirano; que tal cosa no puede ser pecado...”
"Es la artimaña que hoy
estas utilizando más, demoler el sentido del pecado...”
"También
aquí mis mejores colaboradores son los sacerdotes... Si supieses cuánto me ha
costado cansarles de estar en aquellas casetas para escuchar cantinelas!... Así
finalmente he logrado que se predique que la confesión no es necesaria, he
logrado despoblar los confesonarios y enviar un montón de gente, que es mía, a
hacer grandes comilonas de comuniones. Si supieses a cuántas meretrices, a
cuantos comilones y profanadores, ladrones y violentos les mando a recibirla
"'
"Estoy convencido de que
generalizas demasiado y que contra tantos que caen en esta trampa, hay tantos
que huyen de ti, especialmente si son almas que oran y se esfuerzan por vivir
en Gracia".
Una pausa muy larga: «¿No es
verdad que el arma de la oración te da miedo y que en tus asaltos te hace
retirar avergonzado?".
"Debo
admitirlo: pero contra aquellos que usan la oración no los atacó jamás de
frente. Busco poco a poco y de todas maneras posibles, molestar su oración,
distraerles con mil tonterías, llevarles lentamente a la náusea. Mientras tanto
intensificó contra ellos mis tentaciones. A la vez buscó convencerles que Él no
les escucha, que es inútil la oración, porque aún no ha perdonado ciertos
pecados pasados, porque se ha abusado demasiado de su Misericordia... “.
“La vieja trampa: primero
haces caer a las almas en el pecado persuadiéndoles de que no es pecado, y que
Dios perdona todo; después de haberles hecho caer, les restituyes la vergüenza
para no confesarse por lo que han hecho, haces revivir el sentido del pecado y
lo agrandas hasta hacer creer que para ellas no hay perdón. Primero la
presunción, después la desesperación: dos vías óptimas para perjudicar a las
almas".
“Es
un truco que da resultado...”
“¡Sin embargo la Misericordia de Dios
es infinitamente más grande que tus artimañas y que tus conquistas momentáneas.
Las almas le han costado la sangre de su Hijo y conoce infinitos caminos para
encauzarlas a su dominio!".
*
* *
"Hay
que ver cuanto exageras pensando en eso de la Misericordia ”
En este momento fui yo quien
tomé una pausa de tiempo.
"Esta es una de tus
insinuaciones más diabólicas y la más mentirosa. Sabes que Dios nos ama
infinitamente, que una sola gota de la sangre de Jesús basta para lavar todos
los pecados del mundo, que nosotros podemos pecar por falta de confianza en su
Misericordia, pero jamás por haber creído en su indulgentísima bondad. Para ti
no hubo ni habrá jamás perdón; para nosotros siempre; basta que no lo
rechacemos tenazmente, consciente-mente, hasta el último instante. Él, antes de
dejar un alma en tus manos, usa todos los recursos de su amor, que son
infinitos. ¡Todo esto lo sabes, lo experimentas en todo momento y la
omnipotencia de este amor gratuito y redentor que Él tiene por nosotros es el
infierno de tu infierno!".
“Eres
el abogado de una causa muy mal presentada. Tú dices que él es omnisciente,
mira dónde llega su perfidia, su cínica crueldad... sabe que muchos de vosotros
seréis míos, lo prevé, sin embargo los crea, ¿Por qué los crea?, ¿para quién?
¡Para mí! "
“He aquí otra artimaña con la
que buscas embaucar a las almas. Me basta creer firmemente en el Amor para
rechazar estas insinuaciones. Dios nos ha creado por Amor. Nuestro destino es
el de Vivir el Amor en Dios ocupando los puestos de los que tú y los tuyos
habéis sido arrojados. Para eso nos ha redimido y nos ofrece todos los medios
para alcanzar su redención. Sin embargo Dios respeta siempre nuestra libertad,
por eso no coarta a nadie para que acepte su salvación... Pero en sus manos dispone,
con su Bondad, inimaginables caminos para inducir también a las almas rebeldes
a la dócil aceptación de su Gracia".
"Ahora
eres tú quien estás filosofando”.
"Déjame decir: El don de
la libertad confiere al hombre un valor y una dignidad inviolables, tal es, que
si alguno abusara de ellos... Dios ha querido antes correr el riesgo de dejarlo
libre y aunque voluntariamente quisiera perderse, Él nunca le privaría de su
libertad. Es el hombre el que no quiere dar a Dios su amor, no es que sea Dios
el que no quiera Amar al hombre, como tú quieres presentar. Dios es puro Amor
en todos sus actos, si no, no sería Dios.
*
* *
“¡Tú
no quieres responder a mi objeción!...”
“¡Eres tú quien no quiere
comprender! La libertad la
Misericordia , el sufrimiento, especialmente la muerte de su
Hijo, la comunión de los Santos, su Gloria eterna son tales bienes que
justifican por sí mismos el permitir la posibilidad de la perdida voluntaria y
obstinada de algunos malvados que libremente decidan meterse y colocarse en tu
bando”.
“Tú
deliras y no me dejas hablar… Has dicho que Él ha preferido correr el riesgo de
la perdida... “.
"Sí, lo he dicho. Pero Él
ha hecho todo lo que era posible para atenuar, para alejar ese riesgo. Él
podía, es verdad, recurrir a su Omnipotencia eliminando además el argumento de
tal riesgo. Pero Dios no se comporta como vuestros tiranos, que cuando no
pueden doblegar una voluntad, la matan. Él no es el Dios de muertos, sino de
Vivos. Él no ha querido privar a los obstinados de su libertad de elección. Ha
tenido hacia ellos un respeto infinito. Pero, repito, para impedir la trágica
posibilidad de su ruina, ha hecho todo lo que Divinamente era posible".
"Te
comportas en tus delirios corno un viejo escolástico...”
“¡Acepto! desde el momento en
que Dios nos ha amado hasta el punto de darnos la Sangre y la Vida de su Hijo, no hay
objeción alguna posible contra la inmensidad y la universalidad de su Amor. Es
verdad que al mismo tiempo en que nos hacía tan gran don, veía a aquellos que
habrían rechazado Su salvación. Y sin embargo los creó igualmente; obró en su
Omnipotencia operando la
Creación , conociendo aquella parte de los que, a pesar de su
Amor, le rechazarían obstinada y voluntariamente. ¡Misterio adorable! Sin
embargo, te baste saber a ti, misterio de iniquidad, que si no hubieras vertido
sobre la humanidad las cataratas del mal y del pecado, nosotros los hombres no
habríamos podido ser capaces de conocer hasta qué punto nos ama Dios. La Iglesia - repito -
paradójicamente nos hace cantar: "¡Oh feliz culpa la de Adán!"
“Y
aún así me ganaré a la mayor parte de las criaturas tan amorosamente redimidas
por Él”.
“¿La mayor parte? ¡mientes! La
sangre de Cristo tiene tal eficacia Salvadora que tu no puedes ni podrás lanzar
desafío semejante al Amor de Dios. Esta sangre ha sido esparcida sobre todos
los hijos de Adán, sin exceptuara ninguno. Ella tiene el poder de llegar, por
caminos misteriosos, a todas las almas creadas. Dios -repito - te deja sólo
aquellos que voluntariamente han escogido estar contigo. Es para tu mayor
castigo. Porque su compañía no atenúa, sino que aumenta inmensamente el peso de
tu condena. ¡Para toda la eternidad!".
Desde entonces mi interlocutor
- durante bastante tiempo - no se hizo vivo.
NOVENO
ENCUENTRO
La ocasión, más rara que
única, de encontrarme con semejante personaje inició en mí la curiosidad por
conocer cada vez más su manera de ser. Varias cosas habían sido ya dichas, pero
habían sido sacadas en cada ocasión con la habilidad del sacamuelas,
especialmente cuando se trataba de arrancarle una verdad, y esto se había hecho
siempre recurriendo a la
Omnipotente intervención de Ella, que le obligaba a
responderme.
Comprendía que no era tan
fácil preparar una serie de preguntas y provocar las respuestas. Sin embargo un
día después de haber orado mucho, a la primera percepción de su presencia,
intenté comportarme como si fuese un juez inquisidor.
Con esta intención, antes de
que él introdujese sus discursos, le puse esta pregunta a quemarropa:
“¿Qué
piensas de aquellos que son o parecen muy inteligentes y sin embargo niegan la
existencia de Dios y la de vosotros, los ángeles rebeldes?"
Con gran sorpresa para mí
respondió:
“Son
sólo unos insensatos”.
Inmediatamente lo cogí con la
pregunta: ¿Qué piensas de aquellos que niegan tributo a Dios con la voluntad?».
Comprendió inmediatamente que
aludía especialmente al hecho de su negación demoníaca, y respondió:
"Habíamos
querido reivindicar nuestra libertad respecto a él”.
“¡Explícame que significa
esto! Seres como vosotros, que delante de Él sois nada, qué ventajas podríais
sacar con estas reivindicaciones".
En vez de responder, le
escuché emitir sonidos como los de una bestia cruelmente torturada. Claramente
me hizo comprender que no insistiese sobre este argumento. Comprendí que su
respuesta no podría ser sino trágicamente negativa y representaba una tortura
que rechazaba manifestar.
* * *
Después, pasando a los
sufrimientos que inflige a tantas pobres criaturas, también inocentísimas, de
las cuales en ocasiones toma posesión le pregunté:
“¿Cómo te atreves, con almas
que son ejemplo de Dios, tabernáculos de Cristo, habitación de toda la Trinidad ? Son seres que
Dios ha creado para Sí, y habitando en ellos se hace una sola cosa con ellos...
¿Cómo puedes hacer esto?".
Respondió de inmediato:
“Tú
te enterneces ante los tormentos que inflijo a estos seres; pero no reflexionas
en lo que sufro yo... Y al hecho mismo de que atormento a estas criaturas"
“¿Qué satisfacciones
consigues?"
“Te
lo he dicho ya: ¡Ninguna!... Nosotros no ganamos nada al infligir el mal...
Nosotros nos encontramos como sobre una arena movediza: cuanto más obramos el
mal, más nos hundimos”.
"Entonces, deja de
atormentar a estas pobres criaturas y vete a tu morada... Mira como también
para ti Dios te ha preparado una casa...”.
"No
es una morada; es un estado que nosotros mismos nos hemos procurado”.
“Tienes razón. Dios en su
bondad, creándote, no podía predestinarte a un estado semejante. Bien dices que
lo habéis hecho vosotros mismos. Por culpa vuestra habéis llegado a ser vasos
de la ira y de la justicia de Dios. De esta manera mientras nosotros alabaremos
su Misericordia toda la eternidad; con el mismo Hosanna, Hosanna, Hosanna
cantaremos la Justicia
usada con vosotros".
“i
Qué sádico eres !”.
Fue una respuesta inmensamente
reveladora, que me heló dejándome profundamente pensativo.
¡Qué grande debió ser la
malicia del pecado de los Ángeles, si Dios, que es tan infinitamente Bueno, los
ha golpeado con tanta Justicia!
* * *
En este momento me vino a la
mente volver a la pregunta sobre las relaciones que los demonios y los
condenados tienen entre sí en el infierno: ¿Se conocen, se hablan según nuestro
modo de entendernos, se hacen compañía?
También esta respuesta fue
tremenda:
"Cada
uno de nosotros es un solitario... Concentrado solamente en la amargura de su
propia condenación... En una angustia sin fin... Cada uno tiene su infierno, y
es su infierno para la eternidad”.
Repetía la respuesta ya dada
en otra ocasión. Yo rebatí:
“No comprendo cómo podáis
decir que sois solitarios cuando sois tantos ángeles caídos que estáis
juntos".
"Es
así, porque cada uno se ha separado de la unión con nuestro enemigo. La
completa separación de él comporta nuestro completo y recíproco aislamiento de
las criaturas que giran en tomo a él. Nosotros sentimos esta atracción, pero
somos excluidos de su fin con una violencia irreversible. La atracción hacia él
es regulada por una ley de amor de la cual hemos sido echados fuera y así
permanecemos cerrados en la soledad del odio... El odio es nuestro elemento,
nuestra fuerza y procuramos extenderlo por todas partes. Queremos introduciros
en él a todos vosotros, marmotas humanas. Hoy nos servimos del odio de razas,
del odio de clases, del odio de ideologías. Y desencadenamos con esto ciclones
de catástrofes, hacemos verter ríos de sangre. Todos los instrumentos de
comunicación están en nuestro poder para la destrucción...”
«Bien veo que vivís de esto...
¿Pero cuándo Dios ponga fin a la historia?... ¿Cuándo el retorno de Cristo
traiga su triunfo final?..
La pregunta quedó sin
respuesta
DECIMO
ENCUENTRO
"Este
es el último encuentro al cual soy obligado a tener contigo... Pero esto no
quiere decir que no pueda haber cualquier otro decidido por mi propia
iniciativa y sin ciertas cautelas impuestas por aquella odiosa tirana... Te
podré siempre coger por sorpresa y cuando menos te lo esperes... Tienes ya
demasiadas cosas que pagarme... No creas que he olvidado las rociadas de agua
bendita que me has tirado encima para alejarme de aquél tal...”
Este discurso explotó de
improviso y amenazante, sin los acostumbrados signos premonitorios, mientras -
ni que lo hubiera hecho aposta - estaba leyendo un pequeño libro llamado L’Era
del diávolo de un autor alemán, Antonio Bohm.
El tono de mi interlocutor
era, como siempre, fuerte y arrogante; también esta vez hablaba con aire de
gran señor que dispone de todo, aunque es apenas el miserable ejecutor de
cuanto le es permitido.
«Es el último encuentro, has
dicho, y espero que sea en verdad así. Mientras agradezco a Ella que ha estado
siempre cercana a mí, como lo estará también en los encuentros por sorpresa con
que amenazas prepararme. Para decirte la verdad, tenía ya demasiado con tus
fanfarronadas y con todas tus bravuconadas con las que pretendes hacer temblar
al mundo... también creo, y ya te lo he dicho, que el Señor podrá permitir un
tiempo grande de prueba para su Iglesia... Pero sucederá todo bajo su dirección
y para librarnos de la suciedad que has acumulado en ella... Serás, también
esta vez, su encargado de limpieza... Si habrá víctimas, como es previsible,
servirán para hacer más bella y más santa a su Iglesia."
"Eres
demasiado irónico y seguro, tu... espera a que sucedan los hechos. ¡Estoy
preparando cosas terribles! ¡Escenas de destrucción y de sangre jamás vistas!
Sobre los pináculos de vuestras Iglesias, en vez de la cruz, ondeará mi
estandarte. "
“Ya nos lo han predicho
también esto almas inspiradas. Pero quizás será tu último desfile como
"príncipe de este mundo". Después intervendrá Él y todo se derrumbará
sobre ti y sobre tus secuaces.”
"Te
equivocas. Sin embargo, empieza mi época. Triunfará mí poder de destrucción. Me
presentaré a los hombres sin máscara; me presentará tal como soy, para que todos
tiemblen ante mi presencia “.
“¡Que va, bufón! Ni siquiera
tú, como tantas otras veces, crees en lo que estás diciendo. Tú sabes bien
quien es Dios. Tú sabes que Él no abandonará jamás a la humanidad a tus diseños
grandiosos de destrucción. Te permitirá solamente aquello que servirá para
castigarla por sus traiciones, y purificarla de sus culpas en las que tú la has
metido, pero no más de esto..."
“¡Ilusiónate,
ilusiónate... La humanidad se está preparando por si misma, gracias a mis
inventos ya mis iniciativas, a este suicidio universal. La bomba de cobalto, la
de uranio, los productos radioactivos de la energía atómica, pulverizarán todo,
en pocos instantes; todo germen de vida será destruido...”
«Así tú reinarás sobre un
inmenso cementerio, serás el rey de los muertos; mientras el nuestro es el Dios
de los vivos; por eso os deja vivir también a vosotros, ángeles rebeldes... Os
deja porque debéis ser los testigos de su triunfo sobre vuestra loca
rebelión... Os deja para que nos contempléis durante toda la eternidad a
nosotros los hombres, - una naturaleza inferior a la vuestra pero Divinamente
transfigurada por la gracia de Cristo, - gozando de la bienaventuranza que
vosotros perdisteis para siempre."
“Este cambio os quema por la
eternidad. Expulsados de la
Civitas Dei , habéis trabajado duro para construir la civitas
diaboli, una efímera construcción de papel pisoteado. Puestos en fuga por
Cristo, os habéis dado un Anticristo, una caricatura del Hijo de Dios para
destruir sus obras e imitar de manera ridícula su potencia”.
“¿Por
qué no dices antagonista?"...
“¡Te daría demasiado honor!
Antagonista es aquel que lucha con su adversario combatiendo a cara
descubierta. Tú, con Él, ni siquiera se te ocurre, porque sabes que es
infinitamente más fuerte. Sin embargo, con nosotros tienes que recurrir al
engaño, a la mentira; con los ingenuos te presentas como una superpotencia; con
los inteligentes intentas borrar tus huellas, necesitas trabajar de incógnito,
recurres a la astucia de no hacernos creer el ser maléfico que en verdad eres.
Todo lo que consigue hacerte pasar desapercibido, lo pones en marcha
recurriendo a mil astucias. También has logrado persuadir a las inteligencias
más vigilantes para que no vean nada de malo en todo lo que el hombre puede hacer.
El delito se manifiesta mediante un dinamismo progresivo. El psicoanálisis,
presenta el pecado como una enfermedad, librando aparentemente al hombre de
toda responsabilidad. Los escrúpulos de una conciencia turbada por las culpas
intentan camuflarse como residuos de tabú provenientes de viejas prohibiciones
no motivadas. Por otra parte, para convencer a los hombres de tu poder absoluto
utilizas la propaganda del terror”.
*
* *
"Me
doy cuenta, en todo este discurso tuyo, que te crees un especialista de
bagatelas demonológicas con el añadido de que ni siquiera te percatas de las
tonterías que tu presunción te hace decir”.
"Quizás no logro decir
todo sobre tu ser y tu naturaleza; pero tú sabes que te conozco bastante. Sé
que para comprender tu obrar maligno tengo que recurrir a tu origen y a tu
naturaleza, tal como nos son presentadas en la Sagrada Escritura ,
especialmente en el Evangelio, y en la tradición cristiana. Estas son para mí
las únicas fuentes fidedignas: Las únicas para comprender el origen del mal;
eras una criatura predilecta de Dios y has llegado a ser un rebelde; eras un
ser de luz y ahora eres espíritu de las tinieblas. Esto eres tú. Puedes
camuflarte con todas las artimañas. Tus características son éstas: Una criatura
perdida para siempre, un ser sin redención".
“¿Has
dicho todo?”.
"Creo, sin embargo, haber
dicho demasiado poco. Ni me importa saber más. Tengo suficiente para odiarte y
estar en guardia contra todas tus tretas. Y sobre todo para orar, orar mucho
por todos los que ceden a tus engaños. Pero en esto sé que no estoy solo. Están
conmigo millones de almas que luchan contra ti. Está con nosotros Jesús. Está
también su Madre Bendita".
“Tenemos, sobre todo, en
nuestra mano la facultad de renovar cada día el sacrificio redentor de Cristo:
Basta esto sólo para destruir totalmente tu efímera potencia. Basta una Misa
para arrebatarte millones de almas".
“Siempre
las mismas tonterías. No me has permitido decirte todo lo que quería. Hablarán
los hechos, te lo repito. "
Ya te lo he dicho: No te tengo
miedo. Está con nosotros Él, que es más fuerte que tú, y sólo para tu mayor
castigo no te destruye totalmente. Si nos tocará sufrir, lo bendeciremos. A
cambio de los sufrimientos de aquí, Él nos prepara un premio que te hará
temblar de envidia. Para ti será sólo el peso de tu condenación, el fuego
inextinguible de tu orgullo y al final de los tiempos la trágica imposibilidad
de poder continuar haciéndonos el mal y la envidia torturadora al sabernos
bienaventurados para siempre en el paraíso, por ti perdido".
CONCLUSION DEL ACONTECIMIENTO
En la conclusión de este
acontecimiento sucedió un hecho insólito. Llevaba ya varios días con mi ánimo
en la necesidad de ir a dar gracias a la Virgen ante su imagen en la que había
experimentado el impulso para escribir estos "encuentros” y por haberlos
podido realizar con Su protección, que me puso a seguro de cualquier posible
superioridad del Enemigo. Así es que una tarde fui a la iglesia donde aquella
querida imagen es venerada en Roma y arrodillado a sus pies comencé a darle las
gracias.
A los pocos minutos,
proveniente de la primera fila de los bancos, donde estaba también ella orando,
se me acercó la muchacha de la vez pasada.. Me impresionaron también ahora sus
ojos luminosísimos y dulces y su sonrisa excepcionalmente encantadora.
“Eh, ¿ha quedado contento de
haber obedecido?”.
“Perdón, señora...”
"No, señorita”.
"Podría decirme,
señorita, ¿quién es Vd?.
“Mi nombre no importa, déjelo
así le ruego que no le busque. Le digo que estoy contenta de que Vd haya
obedecido".
“Se ve que está muy interesada
en este asunto".
“Sí, muchísimo. Ahora se lo
digo." Entonces cogí una silla que tenía cerca y me senté a su lado, en un
ángulo apartado, y ella comenzó a hablar con voz baja y calmadamente me dijo:
Quería decirle que ha hecho
mucho bien al escribir esa entrevista.
Comprendo que pocos le
creerán, pero es necesario no callar El enemigo recurre a todo tipo de argucias
para no hacerse descubrir. Quiere trabajar escondido. Y lo logra.
Ustedes, los sacerdotes, deben
desenmascararle. El Señor les concedió contra el demonio un poder especial del
que no son conscientes… Él tiene un
miedo terrible de ustedes, sacerdotes. Por eso les odia más que a los demás,
les rodea, les tienta y les hace caer. Son muchas las víctimas que va haciendo
entre ustedes.
Y pensar que son muchos los
sacerdotes que no creen en su presencia, ni en sus obras. Hablan de él por
diversión, por burla, y no piensan que se trata de su enemigo capital.
¡Es una situación triste! Vd.
No se preocupe de lo que digan sobre lo que ha escrito. Déjeles reír. Muchos
son instrumentos suyos y no se dan cuenta. Obedecen sus órdenes pero Dios les
observa. ¡Si viese qué horror, qué repugnancia dan ciertas almas de sacerdotes,
llenos de orgullo, de impureza,
de rebeldía y sembradores de escándalos! Si Dios les concediera ver su alma,
aunque solo fuese por un instante y mirarse al espejo! ¡Se han dejado arruinar
por su enemigo y no creen en él! ¡Dios mío, qué horror!
Vd confíe su escrito a manos
de Ella y no se preocupe. La gracia de Dios podrá servirse de estas páginas
para iluminar tantas almas Y esto tiene un gran mérito. Dios le bendiga”.
"Muchos me
ridiculizarán".
"No le preocupe”,
Aquí la muchacha, con la cara
de nuevo sonriente, se levantó, hizo una genuflexión hacia el altar, me saludó
y se fue.
Me quedé con la impresión de haberme encontrado con una
de aquellas almas escondidas, pero muy queridas por Dios. No es una persona
creada por mi fantasía. Está viva y es verdadera.
INDICE
Prólogo 7
Padre Nuestro, líbranos 9
A brazo partido con el Maligno 17
Primer encuentro 21
Segundo encuentro 25
Tercer encuentro 31
Cuarto encuentro 37
Quinto encuentro 45
Sexto encuentro 51
Séptimo encuentro 57
Octavo
encuentro 63
Noveno
encuentro 69
Décimo encuentro 73
Conclusión
del acontecimiento 77
EDITORIAL PRO SANCTITATE
ROMA
Se acabó de imprimir el 2 de febrero del 2004
Fiesta de la
Virgen de Candelaria
Traducido de la 3' edición en italiano por AGP
Ejemplar sin valor comercial.
Si desea obtener ejemplares escriba al Apartado 992
38400 Puerto de la Cruz (Tenerife)
¿Quién es
Satanás?
¿Que quiere?
¿Cómo actúa?
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