San Miguel Arcángel pesando las almas en el Juicio Final

sábado, 31 de agosto de 2013

La ouija y los peligros del espiritismo

Gabrielle Amorth de la diócesis de Roma advierte:
“... tan equivocado como negar la existencia de Satanás es,según la opinión más extendida, afirmar la existencia de otras fuerzas o entidades espirituales, ignoradas por la Biblia e inventadas por los espiritistas, por los cultivadores de las ciencias exóticas u ocultas, por los seguidores de la reencarnación o los defensores de las llamadas ‘almas errantes’. No existen espíritus buenos fuera de los ángeles,ni existen espíritus malos fuera de los demonios. Las almas de los difuntos van inmediatamente al paraíso, al infierno o al purgatorio, como fue definido por dos concilios (Lyon Florencia). Los difuntos que se presentan en las sesiones espiritistas, o las almas de los difuntos presentes en seres vivos para atormentarlos, no son sino demonios. Las rarísimas excepciones, permitidas por Dios, son excepciones que confirman la regla” 
. “Uno de los disfraces para los demonios, espíritus malignos almas condenadas que actúan en el Espiritismo o "canalización": se les llama "ángeles" o se hace creer que son "extraterrestres". (Hay testimonios de personas que han escapado del New Age y a quienes se les había dicho que vendrían unos "extraterrestres" para tomar posesión de ellos). También se llama a estos espíritus malignos "maestros ascendidos", "seres espirituales especiales", como llamó la Blavatsky a quien le dio el dictado por "escritura automática". También los denominan "espíritus de la naturaleza". Hay uno, incluso, que llaman "espíritu de la navidad", muy promovido, publicitado e invocado, al cual se le piden regalos deseados para esa época”.
En este sentido los fantasmas como tales no existen y los ruidos extraños (como el caer o rodar de canicas y arrastre decadenas), el cambio de objetos de su lugar, las voces sepulcrales, el olor fétido, la pesedad en los ambientes, elsoplido en la oreja, la aparición de animales raros, el “muerto”que se sube al cuerpo, etc. son manifestaciones demoníacas.La invitación que le hago es, más bien, a orar siempre aDios por nuestros difuntos a fin de que les conceda su salidadel Purgatorio y, por ende, su Salvación. Ellos también, como ánimas, son importantes intercesores nuestros.Le recomiendo adquirir el libro; ¡Rogad por los difuntos! 
, deÁngel Valadez Jiménez, Fundación Jesús de la Misericordia, Ed.Clie, Quito, 1992.

La Ouija.
No se puede justificar el uso de la ouija con el pretexto de entretenerse y curiosear lo oculto. La verdad es que al jugar con la ouija se hace contacto con el demonio cuyo objetivo es llevarnos el infierno.
“El demonio, sigue ofreciéndonos los consejos que le dieron tan buen resultado con nuestros primeros padres: "serán como dioses....no pasará nada malo". Entonces ridiculiza a quién vea el peligro detrás de sus "juegos".
“El demonio, siendo mucho más inteligente que nosotros, tiene conocimientos que nos parecen maravillosos y que los utiliza para atraparnos y engañarnos. Puede además imitar voces y apariencias de personas que han muerto.“No debemos buscar conocer sino lo que Dios nos quiera revelar, ya sea por medio del uso natural de la razón sometida a Dios o por su revelación.“Hay que advertir que, aunque se use la ouija por curiosidad, se está abriendo camino para el demonio y no es de extrañar que la persona quede espiritualmente afectada. Los resultados pueden ser,por ejemplo, dificultades posteriores en la oración, fantasías,obsesiones y otras opresiones mentales 
.
Sobreabundan los testimonios desgarradores de jóvenes,por ejemplo, que por haber ‘jugado’ o sólo visto a la distancia aotros jugar con esta tabla, han terminado por sufrir en su casa,en su familia o en su persona, influencias malignas. Supe por un sacerdote del caso, incluso, de una chica que se suicidó luego de jugar con la
tabla y ser poeída por un demonio.

Transcribo algunas ideas importantes del Pbro. JordiRivero, tomadas de su artículo “
¿La ouija, es un juego? 
”:
“El ‘juego’ de la ouija consiste en poner las manos sobre una pequeña plataforma que se desplaza lentamente sobre un tablero,movida por alguna fuerza misteriosa. El tablero está inscrito con números y las letras del alfabeto. Los jugadores esperan respuesta a sus preguntas según las letras sobre las que se mueva la plataforma.La "diversión" está en la curiosidad y el misterio de comunicarse con algún espíritu que revela secretos y, cuanto más parezca "funcionar",más la ouija (y el espíritu detrás de ella) atrae y ata, hasta convertirse en una obsesión.“Ya Pitágoras (540 a.C.) usaba un artefacto parecido cuando se reunía en "círculos" en los que "una tabla mística que se movía con ruedas" hacía signos que el filósofo y uno de sus estudiantes interpretaban a la audiencia como revelaciones del mundo invisible. En la China, antes del nacimiento de Confucio, se usaba algo similar, lo que parecía ser una forma "no peligrosa" de comunicarse con los espíritus de los muertos.“El mundo del ocultismo abrazó con entusiasmo a la ouija. En 1853, en Francia, el "espiritualista" M. Planchette, diseñó una ouija similar a la que hoy día es popular. Elija J. Nond, en USA, le hizo variaciones; William Fuld le compró los derechos y un año después la patentizó. Finalmente, en 1966, "Parker Brothers" compró los derechos sobre el juego de la ouija y ha sido desde entonces su fabricante. Sin embargo la ouija, en diferentes versiones, se ha popularizado tanto que se puede obtener por infinidad de medios.“Parker Brothers y otros, para aumentar el mercado, han querido enterrar la relación de la ouija con el ocultismo. A estos señores lo que les interesa es popularizar el juego para hacer dinero.
Cuidado el Satanás también se moderniza para hacernos caer en sus redes !

jueves, 29 de agosto de 2013

Los engaños de Harry Potter



(1era Parte)
Joanne Kathleen Rowling es hoy en día la tercera mujer más rica del Reino Unido. Ha recibido un doctorado por la Universidad de Exeter por haber contribuido a que los niños lean más, y también ha sido condecorada por la reina del Reino Unido. Recientemente, la revista "Selecciones" ("Reader's Digest") le dedicó una portada con el titulo "La Mujer que Embrujó el Mundo". Actualmente, se le considera la autora más popular del mundo. Ella es quien ha escrito una serie de libros cuyo personaje es Harry Potter.
Este personaje está consiguiendo que las familias prefieran leer antes que ver la tele o jugar con video-juegos.
*** El problema es que la serie de libros de Harry Potter son auténticos MANUALES DE INSTRUCCION PARA INTODUCIRSE EN EL OCULTISMO. - En estos libros se enseña a proferir encantamientos de magia a los niños, y se les habla del poder que tiene el beber sangre. Posiblemente, este sea uno de los mayores peligros para los niños y jóvenes de hoy en día, ya que no sólo les enseña PRINCIPIOS DE ESPIRITISMO, sino que además, les enseña SU APLICACION!!
La BBC ha comenzado un programa donde se lee, sin interrupción, el primer libro de Harry Potter. La presentación de estos libros suele coincidir con festividades del mundo de la brujería. Los libros han sido traducidos a 42 idiomas diferentes, se han vendido más de 100 millones de copias, y han superado en ventas a la propia Biblia. (Algunos profesores promocionan esta lectura en sus clases, e incluso se está estudiando la posibilidad de incorporar a algunas escuelas los libros de Harry Potter como libros de texto. En algunas escuelas de California y Nueva York se ha dado el caso de celebrar una SESION ESPIRITISTA dentro del programa de clase.
En la ciudad de Buffalo, Nueva York, una profesora de enseñanza primaria introdujo a sus alumnos en el Método Silva de Control Mental. Mediante este método, los alumnos de clase pudieron "visualizar" y dialogar con los supuestos espíritus de George Washington, Abraham Lincoln, y otros personajes famosos que habían muerto. 

Mientras tanto, algunas comunidades ocultistas están siendo desbordadas con la gran cantidad de llamadas de niños que quieren introducirse en la BRUJERIA.

A través de estos libros, los niños están conociendo el lenguaje de la brujería. Por ejemplo, la expresión "Que la Fuerza sea contigo" es un saludo de despedida de aquellos que se reúnen en nombre de Satanás. Los libros de Harry Potter también enseñan los nombres de ciertos poderes como "Azkaban", "Draco", o "Hermes" que son realmente nombres de potestades espirituales.

Sobre la acusación de que sus libros estén dirigiendo a los niños a Satanás la autora J. K. Rowling dijo: "Es una basura decir que los niños están siendo llevados a Satanás. La gente debería admirar estos libros. Los libros hacen entender a los niños que el débil e idiota Hijo de Dios es una mentira viviente y será humillado cuando la lluvia de fuego venga, y vencido por el Señor de la Oscuridad mientras nosotros, sus fieles sirvientes, reiremos y celebraremos la victoria". En el mismo artículo, algunos niños expresan lo que ha hecho Harry Potter en sus vidas: "Harry Potter me ha enseñado que la magia es algo real y que la Biblia está llena de mentiras aburridas". Otro niño dice: "Los libros de Harry Potter son geniales, porque lo enseñan todo sobre la magia y lo enseñan también a controlar a las personas y tomar revancha contra los enemigos".

(2da Parte)
Otro niño ha organizado junto con sus vecinos un club llamado "Potter para destruir a Jesús". La cuota de miembro es de $6.66, y el iniciado, para ser aceptado, tiene que proferir una maldición contra Jesús y ser marcado con una señal en la frente que se le hace con un cuchillo pequeño.

Antes de la publicación de estos libros, las iglesias satánicas estaban teniendo problemas para obtener nuevos miembros. Recientemente, el Gran Sacerdote Egan de la Iglesia de Satanás en Salem, Massachusetts, haciendo referencia a Harry Potter dijo:

"Harry es un enviado divino para nuestra causa. Últimamente hemos tenido más peticiones para entrar en nuestra organización de las que podemos atender". 

Es sorprendente el apetito insaciable de la gente por el espiritismo. El 19 de junio la American Library Association concluyó su congreso en la ciudad de San Francisco y emitió una nota pública en la que decía que, actualmente, la venta de libros de Harry Potter supone el 11% de todas las ventas de libros del mundo. Es sorprendente!

Sin siquiera abrir los libros de Harry Potter, se pueden descubrir en sus portadas símbolos ocultistas tales como el anticristo y el mismo Satanás.


"El verdadero símbolo mágico es una imagen que esconde un significado oculto. (Frederick Goodman, Magic Symbols, pág. 6)

(3era Parte)
Los libros y las películas de Harry Potter nos ofrecen una agradable aventura fantasiosa. La autora logra mantener la atención del lector página tras página y capítulo tras capítulo con una trama bien tejida, llena de misterios y sorpresas.
Sin embargo, estas historias literarias, ahora cinematográficas, no son propiamente una fantasía, aunque aparecen en ellas algunas cosas imaginarias, como unicornios, duendes, juegos de muchachos volando en escobas, lechuzas que llevan cartas, etc. Esta parte es fantasía.
Lo que no es fantasía son otras cosas que tienen lugar en el mundo de Harry Potter y que bien pueden suceder y de hecho suceden en la vida real: la magia, la brujería, los hechizos, etc. Estas cosas no son fantasía y son de un GRAVE PELIGRO, tanto para adultos, como para jóvenes y, sobre todo, para niños, a quienes primordialmente está dirigida la saga.

* Veamos algunas de estas peligrosas prácticas que nos presentan estas aventuras en forma aparentemente inocente.
Se presentan, en forma liviana y hasta simpática, hechos de Magia oculta, muy distinta a la otra magia de trucos hechos por destrezas, con los que se pretende engañar la vista de los espectadores. En la magia de esta saga aparecen Magos y Hechiceros, los cuales usan recursos típicos de la magia oculta, como hechizos, encantamientos, ceremonias, conjuros, etc. ... y hasta pociones, para cambiar el ambiente o para afectar a las personas.

- Ceremonias: la ceremonia del Sombrero Seleccionador, con la presentación de objetos materiales animados como si fueran espíritus: sombrero actuando y hablando, taburete moviéndose, velas encendidas flotando en el aire. También “fantasmas”, los cuales son realmente espíritus que se hacen visibles a algunos o a todos los presentes en la sesión.

- Hechizos, Maleficios y Conjuros: El Maleficio de las Piernas Unidas, con su respectiva palabra ocultista en lenguaje oculto (en este caso el latín) para dejar sin movimiento al receptor de tal mal. El Hechizo de la Inmovilización total, que dejó totalmente paralizado y petrificado a un compañero (Neville), también haciendo uso de la orden en latín.

- Poder mental: Para luchar contra los “dementores”, apariciones de encapuchados, llamados “chupadores de almas”, que pueden chupar la alegría de la vida, pueden concentrarse (poder mental) en un hecho feliz de la propia vida, o también, lanzando un hechizo.

- Escritura automática: Un instrumento “animado” que detecta el nacimiento de un niño mago y escribe su nombre en un libro.

Pociones: Entre las materias de los alumnos está la preparación de pociones para lograr efectos en las personas.

- Acciones demoníacas: Se dicen cosas como ésta: “Harry sintió como si el Lazo del Diablo lo hubiera clavado en el suelo. No podía mover ni un músculo”.

- Posesiones demoníacas: Voldemort (que representa al Demonio) toma posesión del cuerpo de Quirrell y dice cosas como ésta a través del poseso: “Tengo forma sólo cuando puedo compartir el cuerpo de otro ... Pero siempre ha habido seres deseosos de dejarme entrar en sus corazones y en sus mentes ... Mejor que salves tu propia vida y te unas a mí, o tendrás el mismo final que tus padres: murieron pidiéndome misericordia”
(4ta parte)
Un desconocedor del mundo del ocultismo y del satanismo podría creer que esto es pura fantasía. Pero los que han estado en ese mundo, o los que lo conocen por referencia, saben que este tipo de hechos son de la vida real. 
La Magia, la Brujería, la Hechicería son reales, como reales son las acciones que realizan los espíritus malignos y el mismo Satanás, a través de personas que se presten a ser usados por éstos.

He aquí un testimonio de una ex-bruja, Carmen Helen Guerra, que muestra que lo que sucede en Harry Potter es lo mismo que hacen los brujos reales: “Cuando yo era bruja, realizaba sesiones y ceremonias, invocaba espíritus y llamaba a entidades espirituales, lanzaba hechizos, quemaba velones, preparaba pociones”. (Testimonio publicado en el libro “Ungodly Rage” de Donna Steichen, 1991) 

. Exito y Peligros:
¿Qué atractivo tienen estas aventuras ocultistas, que han hecho que jóvenes y niños se alejen de la televisión y de los juegos electrónicos para ¡al fin! desarrollar el tan olvidado hábito de la lectura?

En primer lugar, estos escritos han venido a satisfacer una curiosidad por lo ocultista y un deseo de poderes extra-ordinarios que muchos niños, jóvenes y adultos tienen hoy en día, debido a influencias previas a través del cine, la televisión y los juegos electrónicos.

En segundo lugar, estas historias satisfacen el deseo de aventura, por la buena trama de suspenso, misterio y fantasía que contienen, además de presentar el consabido enfrentamiento del bien contra el mal. Termina triunfando el “bien”, representado por Harry Potter. Es cierto. Pero este “bien” de Harry Potter es sólo aparente, pues no hay ni hechicería, ni brujería, ni magia “buenas”. Todas esas prácticas SON MALIGNAS, por más que lo que se pretenda lograr al utilizarlas sea un bien.

martes, 20 de agosto de 2013

La tenaz lucha del Papa para desenmascarar a Satanás y a los que en la Iglesia niegan su existencia

La tenaz lucha del Papa para desenmascarar a Satanás y a los que en la Iglesia niegan su existencia
Satanás en la película de La Pasión de Cristo

Es constante en su predicación, y por poderosas razones

La tenaz lucha del Papa para desenmascarar a Satanás y a los que en la Iglesia niegan su existencia

Actualizado 20 agosto 2013  
Andrea Tornielli / Vatican Insider   

 "Cuando no se confiesa a Jesucristo, se confiesa la mundanidad del demonio". Lo dijo el Papa Francisco en la homilía de su primera misa como Pontífice, celebrada en la Capilla Sixtina después de su elección. El nuevo obispo de Roma, del "fin del mundo", ha citado en diferentes ocasiones al diablo en su predicación. 

En la plaza San Pedro, el 24 de marzo, al celebrar la Jornada de la Juventud, recordó que la alegría del cristiano deriva no de la posesión de muchas cosas sino del encuentro con Jesús, "del saber que con Él no estamos nunca solos, incluso cuando el camino de la vida choca con problemas y obstáculos que parecen insuperables, ¡y hay muchos! Y en este momento viene el enemigo, viene el diablo". El 4 de mayo, durante la misa matutina en Santa Marta, al reflexionar sobre la persecución de los cristianos,Francisco habló del "odio del Príncipe de este mundohacia cuantos han sido salvados y redimidos por Jesús".

Estas alusiones repetidas, que en su momento fueron destacadas por la prensa, ofrecen el punto de partida para una reflexión del padre Giandomenico Mucci en la revista de los jesuitas "Civiltà Cattolica". "Desde hace varias décadas -escribió- la predicación católica se ha olvidado del diablo que, en cambio, está muy presente en los documentos del mismo Vaticano II. 

Algunos teólogos acogieron la opinión según la cual Satanás es fruto de la fantasía humana que se desarrolló en el área del paganismo y que penetró posteriormente en el pensamiento judío". Se explicaría de esta manera "la agitación suscitada, entre los creyentes y los no creyentes, por la predicación del Papa sobre el diablo".

El olvido del diablo es un fenómeno que ha caracterizado particularmente los últimos cincuenta años. Justamente para indicar este fenómeno, recordando las diferentes citas del Evangelio, del Apocalipsis, de las Cartas Apostólicas, de los Padres de la Iglesia, de los Concilios y del magisterio de los Papas, en 1975 (durante el pontificado de Pablo VI) la Congregación para la Doctrina de la Fe publicó un estudio titulado "Fe cristiana y demonología", que trataba de detener el intento de "desmitización de la secular doctrina de la Iglesia sobre Satanás".

En el artículo de padre Mucci, una parte consistente está dedicada a amplias citas del discurso de Pablo VI, que el 15 de noviembre de 1972 dedicó a este argumento la catequesis de la audiencia general, afirmando que "una de las mayores necesidades de la Iglesia hoy es la defensa de aquel mal que llamamos Demonio". 

El Papa Montini subrayó que "el mal no es dolo una deficiencia, sino una eficiencia, un ser vivo, espiritual, pervertido y pervertidor. Terrible realidad. Misteriosa y atemorizante. Sale del cuadro de la enseñanza bíblica y eclesiástica que se niega a reconocerla como existente".

Pablo VI puso en guardia ante la actitud de los contemporáneos: "algunos piensan encontrar en los estudios psicoanalíticos y psiquiátricos o en experiencias espiritistas, hoy desgraciadamente difundidas en algunos países, una suficiente compensación. Se teme volver a caer en teorías maniqueas, o en temerosas divagaciones fantásticas y supersticiosas. Hoy se prefiere mostrarse fuerte y desprejuiciado, seguir positivismos, salvo, luego, para dar fe a muchas gratuitas veleidades mágicas o populares, o peor abrir la propia alma a las experiencias licenciosas de los sentidos, a las deletéreas de los estupefacientes, así como a las seducciones ideológicas de los errores de moda, fisuras todas ellas por las cuales el Maligno puede penetrar fácilmente y alterar la mentalidad humana".

Las palabras de Francisco, pues, vuelven a indicar la presencia del diablo, una presencia que en las últimas décadas (después de la fase del olvido) se puede percibir como una exageración del sensacionalismo o del folclore de las noticias sobre el satanismo. 

Por este y otros motivos, el artículo del padre Mucci en "Civiltà Cattolica" concluye: "Existe el riesgo de que el cristiano de excesiva importancia al diablo, seducido por la pacotilla de cierta prensa y de ciertos servicios de la televisión que inducen a deleitarse en el escalofrío que causan intervenciones diabólicas verdaderas, presuntas o inventadas. Satanás existe y tienta al hombre al mal y le puede incluso dañar gravemente. Pero no puede impedir en nosotros ni la vida evangélica ni la salvación eterna. Él es como un perro rabioso y feroz, legado con una robusta cadena a la pared. Puede atacar y matar si el hombre se acerca al radio de acción que concede la cadena. Esa cadena es Cristo".

La Biblia, los Padres de la Iglesia y los Santos nos hablan sobre el demonio



Citas para entender y defenderse del demonio. 

El demonio, como nombre de un personaje que actúa el mal, es una profesión de fe en el catolicismo, sin embargo hoy no es políticamente correcto referirse públicamente a él entre los católicos y sobre todo los sacerdotes, incluso a pesar de que el papa Francisco habitualmente lo hace, porque lo ven como una forma de predicar la conversión por el miedo en lugar de por el amor. Sin embargo, en rigor, ambos conceptos no son ni teórica ni comunicacionalmente contradictorios y perfectamente pueden coexistir y comunicarse en el discurso. Por eso es bueno conocer que dice la Biblia y que han dicho los Padres de la Iglesia respecto del demonio.


Que los católicos consideren que nuestro Dios es el Dios del Amor, que pide a sus seguidores actuar con amor y que el último día nos juzgará por el amor, no requiere “esconder” la existencia del demonio como contrario a los planes de Dios y que busca que los hombres no se salven. Es más, por el propio amor que nos tiene Dios, nos ha revelado la existencia del demonio, nos avisa de tenerlo presente y como combatirlo.

CITAS DE LA SAGRADA ESCRITURA SOBRE LA EXISTENCIA DEL DEMONIO
He visto a Satanas caer del cielo a manera del relampago. Lc 10,18.
Vosotros sois hijos del diablo [. . . ]. El fue homicida desde el principio, no permanecio en la verdad. Jn 8,44.
Dios no perdono a los angeles que pecaron, sino que, amarrados con cadenas infernales, los precipitó al abismo donde son atormentados. 2P 2,4.
A los angeles que no conservaron su dignidad, sino que abandonaron su morada, los echo (Dios) en el abismo tenebroso con cadenas eternas. Jud 6.
Apartaos de mi, malditos, al fuego eterno, que fue destinado para el diablo y sus angeles. Mt 25,41.
SOBRE LA OPOSICIÓN ENTRE JESÚS Y EL DIABLO 
Jesús fue conducido por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo [. . . ]. El diablo le dijo: Todas estas cosas te dare si postrandote ante mi me adorares. Respondiole Jesús: Apartate de mi, Satanas. Mt 4,1-9 Mc 1,12-13 Lc 4,1-13.
El enemigo que sembro la cizaha es el diablo. Mt 13,39.
Los escribas decian: Esta poseido de Belcebu, y así por arte del principe de los demonios es como lanza los demonios. Mas les contestaba con estos similes: ¿Como puede Satanas arrojar al mismo Satanas? Si un reino se divide no puede subsistir: Mc 3,22-24.
Curo (Jesús) a muchas personas, afligidas de varias dolencias, y lanzo a muchos demonios, sin permitirles decir que sabian quien era. Mc 1,34.
Señor, ten compasión de mi hijo, porque es lunatico [. . . ] y lo he presentaao a tus discípulos y no han podido curarle. Jesús dijo: Traedmelo aca. Y Jesús amenazo al demonio y salio del muchacho, que quedo curado. Mt 17,14-17 Mc 9,17-28 Lc 9,38-44.
Los que creyeren lanzaran los demonios en mi nombre. Mc 16,17.
Señor, hasta los demonios mismos se sujetan a nosotros por la virtud de tu nombre. Lc 10,17.
Un hombre poseido del espiritu inmundo exclamo diciendo: ¿Que tenemos nosotros que ver contigo, oh Jesús Nazareno? ¿Has venido a perdernos? Mt 8,29Mc 1,24 Mc 5,7 Lc 8,28.
Ahora “el principe de este mundo” va a ser lanzado fuera. Jn 12,31.
¿Que compañia puede haber entre la luz y las tinieblas? ¿que concordia entre Cristo y Belial? 2Co 6,14-15.
SU ACTUACIÓN SOBRE EL HOMBRE
Sed sobrios y vigilantes: porque vuestro enemigo el diablo anda girando como leon rugiente alrededor de vosotros, en busca de presa que devorar. 1P 5,8.
Quisimos pasar a visitaros y en particular yo, Pablo, lo he resuelto varias veces; pero Satanas nos lo ha estropeado [. . . ]. 1Th 2,18.
Los que contradicen la verdad [. . . ] estan enredados en los lazos del diablo, que los tiene presos a su arbitrio. 2Tm 2,25-26.
Dijo también el Señor: Simon, mira que Satanas va tras de vosotros para zarandearos como el trigo. Mas yo he rogado por ti. Lc 22,31.
El que oye la palabra del reino y no para en ella su atención, viene el mal espiritu y le arrebata aquello que se había sembrado en su corazon. Mt 13,19.
Se me ha dado el estimulo de mi carne, un angel de Satanas para que me abofetee. 2Co 12,7.
El mismo Satanas se transforma en angel de luz, así no es mucho que sus ministros se transfiguren en ministros de justicia. 2Co 11,14-15.
Satanas se apodero de Judas, el cual fue a tratar con los principes de los sacerdotes: Lc 22,3-4 Jn 13,17.
Temo que así como la serpiente engaño a Eva con su astucia, así sean manchados vuestros espiritus. 2Co 11,3.
Revestios de toda la armadura Je Dios, para poder contrarrestar las asechanzas del diablo, pues [. . . ] nuestra pelea es contra los espiritus malignos. Ep 6,11-12.
Si os enojais, no querais pecar [. . . ]. No deis lugar al diablo. Ep 4,26-27.
Estos son espiritus de demonios, que hacen prodigios y van a los reyes de la tierra para coaligarlos en batalla el gran dia del Dios todopoderoso. Ap 16,14.
Satanas saldra de su prisión y engañara a las naciones que hay sobre los cuatro angulos del mundo. Ap 20,7.
Quien comete pecado, del diablo es; porque el diablo desde el momento de su caida continua pecando. Por eso vino el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. 1Jn 3,8.
Estad, pues, sujetos a Dios y resistid al diablo y huira de vosotros. Jc 4,7.
CITAS DE LOS PADRES DE LA IGLESIA SOBRE SU ACTUACIÓN CONSTANTE CERCA DEL HOMBRE
Si miras hacia el sol serás inmediatamente iluminado; si miras hacia la sombra, necesariamente quedarás rodeado de tinieblas. El diablo es malo por haber escogido la maldad libre y conscientemente, no porque su naturaleza esté de por sí en oposición con el bien (SAN BASILIO, Sermon 15).
Siempre está ojo avizor contra nosotros el enemigo antiguo; no nos durmamos. Sugiere halagos, pone celadas, introduce malos pensamientos y, para llevarnos a dolorosa ruina, pone delante lucros y amenaza con perjuicios. Todos ahora y cada uno es probado, cada cual a su modo (SAN AGusTiN, Sermon 6).
Las cosas que proceden de la naturaleza y las que parten de nuestra voluntad, son de poca importancia, comparadas con la guerra implacable que nos tiene declarada el demonio (SAN JUAN CRISOSTOMO,en Catena Aurea,vol I, p.374).
Nos dice también San Pedro: Vigilad constantemente, pues el demonio esta rondando cerca de vosotros como león rugiente ,que busca a quien devorar. Y el mismo Jesucristo nos dice: Orad sin cesar, para que no caigáis en la tentación: es decir, que el demonio nos acecha en todas partes. De manera que es preciso contar con que, en cualquier parte o en cualquier estado que nos hallemos, nos acompañará la tentación (SANTO CURA DE ARS, Sermon sobre las tentaciones).
Nuestro enemigo el diablo nos rodea siempre, tratando de quitarnos la semilla de la palabra que ha sido puesta en nosotros (SAN ATANASIO, en Catena Aurea, vol. Vl, p. 396).
LO QUE DICEN LOS PADRES DE LA IGLESIA SOBRE LA TENTACIÓN
Como general competente que asedia un fortín, estudia el demonio los puntos flacos del hombre a quien intenta derrotar, y lo tienta por su parte más débil (SANTO TOMAS, Sobre el Padrenuestro, 1. c., p. 162).
Sus armas son la astucia, el engaño y la torpeza espiritual y sus despojos los hombres engañados por él (SAN BEDA, en Catena Aurea, vol. Vl, p. 30).
Dos pasos del diablo: primero engaña, y después de engañar intenta retener en el pecado cometido (SANTO TOMAS, Sobre el Padrenuestro, 1. c. , p. 163).
Las tentaciones de Nuestro Señor son también las tentaciones de sus servidores de un modo individual. Pero su escala, naturalmente, es diferente: el demonio no va a ofreceros a vosotros ni a mí todos los reinos del mundo. Conoce el mercado y, como buen vendedor, ofrece exactamente lo que calcula que el comprador tomará. Supongo que pensará, con bastante razón, que la mayor parte de nosotros podemos ser comprados por cinco mil libras al año, y una gran parte de nosotros por mucho menos. Tampoco nos ofrece sus condiciones de modo tan abierto, sino que sus ofertas vienen envueltas en toda especie de formas plausibles. Pero si ve la oportunidad, no tarda mucho en señalarnos a vosotros y a mí cómo podemos conseguir aquello que queremos si aceptamos ser infieles a nosotros mismos y, en muchas ocasiones, si aceptamos ser infieles a nuestra lealtad catolica (R. A.KNOX,Sermones pastorales, P. 79).
SOBRE SU LÓGICA DE TRATAR SIEMPRE DE SEMBRAR LA CONFUSIÓN
El diablo no permite a aquellos que no velan, que vean el mal hasta que lo han consumado (SAN JUAN CRISOSTOMO, en Catena Aurea, vol. III, p. 345).
1518 Suponed, por ejemplo, que sobre las calles de una populosa ciudad cayera de repente la oscuridad; podéis imaginar, sin que yo os lo cuente, el ruido y el clamor que se produciría. Transeúntes, carruajes, coches, caballos, todos se hallarían mezclados. Asi es el estado del mundo. El espíritu maligno que actúa sobre los hijos de la incredulidad, el dios de este mundo, como dice S. Pablo, ha cegado los ojos de los que no creen, y he aquí que se hallan forzados a reñir y discutir porque han perdido su camino; y disputan unos con otros, diciendo uno esto y otro aquello, porque no ven (CARD.J. H. NEWMAN, Sermon para el Domingo II de Cuaresma. Mundo y pecado).
El lobo roba y dispersa las ovejas, porque a unos los arrastra a la impureza, a otros inflama con la avaricia, a otros los hincha con la soberbia, a otros los separa por medio de la ira, a este le estimula con la envidia, al otro le incita con el engaño. De la misma manera que el lobo dispersa las ovejas de un rebaño y las mata, así también hace el diablo con las almas de los fieles por medio de las tentaciones (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 14 sobre los Evang.).
Siendo un ángel apostata, no alcanza su poder mas que a seducir y apartar el espíritu humano para que viole los preceptos de Dios, oscureciendo poco a poco el corazón de aquellos que tratarían de servirle, con el propósito de que olviden al verdadero Dios, sirviéndole a el como si fuera Dios. Esto es lo que descubre su obra desde el principio (SAN IRENEO, Trat. contra las herejias, 5).
Perverso maestro es el diablo, que mezcla muchas veces lo falso con lo verdadero, para encubrir con apariencia de verdad el testimonio del engaño (SAN BEDA, en Catena Aurea, vol. IV, p. 76).
EL DEMONIO EN LA HORA DE LA MUERTE
Debemos procurar pensar con santo temor cuan furioso y terrible se presentará el demonio en el día de nuestra muerte, buscando en nosotros sus obras; cuando vemos que se presentó a Dios al morir en su carne, y buscó alguna de sus obras en Aquel en quien nada pudo encontrar (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 39 sobre los Evang.).
TRATA DE APROVECHAR CUALQUIER CIRCUNSTANCIA Y ESTADO DE ÁNIMO, ESPECIALMENTE LA TRISTEZA
Alguien podría quizá preguntar: ¿como se explica que el diablo utilice las citas de la Sagrada Escritura?
No tiene mas que abrir el Evangelio y leer. Encontrará escrito: Entonces el diablo lo tomo—se trata del Señor, del Salvador—y lo puso sobre lo alto del templo y le dijo: si eres el Hijo de Dios, échate de aquí abajo; pues está escrito: te he encomendado a los ángeles, los cuales te tomarán en sus manos para que tu pie no tropiece con ninguna piedra (Mt 4, 5-6).
¿Que no hará a los pobres mortales el que tuvo la osadía de asaltar, con testimonios de la Escritura, al mismo Señor de la majestad? (SAN VICENTE DE LERINS, Conmonitorio, n. 26).
Después (de cometido el mal) el diablo exageró de tal manera su tristeza que llego a perder al desgraciado. Algo semejante pasó en Judas, pues después que se arrepintió no supo contener su corazón, sino que se dejó llevar por la tristeza inspirada por el diablo, la cual le perdió (ORIGENES, enCatena Aurea, vol. III, p. 346).
EL PECADOR QUEDA, EN CIERTO MODO, BAJO LA POTESTAD DEL DEMONIO
De la misma manera que la nave (una vez roto el timón) es llevada a donde quiere la tempestad, así también el hombre, cuando pierde el auxilio de la gracia divina por su pecado, ya no hace lo que quiere, sino lo que quiere el demonio (SAN JUAN CRISOSTOMO, en Catena Aurea, vol. III, p.
Cuando el demonio se aparta de alguno, acecha el instante oportuno, y cuando le ha inducido a un segundo pecado, acecha la ocasión para el tercero (ORIGENES, en Catena Aurea, vol. III, p. 346).
“NO TIENE TANTO PODER PARA VENCERNOS COMO PARA TENTARNOS”. INCLUSO TIENE LIMITADO EL PODER DE TENTAR
El afirmar que estos enemigos se oponen a nuestro progreso, lo decimos solamente en cuanto nos mueven al mal, no que creamos que nos determinen efectivamente a él. Por lo demás, ningún hombre podría en absoluto evitar cualquier pecado, si tuvieran tanto poder para vencernos como lo tienen para tentarnos. Si por una parte es verdad que tienen el poder de incitarnos al mal, por otra es también cierto que se nos ha dado a nosotros la fuerza de rechazar sus sugestiones y la libertad de consentir en ellas. Pero si su poder y sus ataques engendran en nosotros el temor, no perdamos de vista que contamos con la protección y la ayuda del Señor. Su gracia combate a nuestro favor con un poder incomparablemente superior al de toda esa multitud de adversarios que nos acosan. Dios no se limita únicamente a inspirarnos el bien. Nos secunda y nos empuja a cumplirlo. Y mas de una vez, sin percatarnos de ello y a pesar nuestro, nos atrae a la salvación. Es, pues, un hecho cierto que el demonio no puede seducir a nadie, si no es a aquel que libremente le presta el consentimiento de su voluntad (CASIANO, Colaciones, 7).
El diablo tiene un cierto poder; sin embargo, las más de las veces quiere hacer daño y no puede porque este poder esta bajo otro poder [...], ya que Quien da facultad al tentador, da también su misericordia al que es tentado. Ha limitado al diablo los permisos de tentar (SAN AGUSTIN, Sobre el Sermon dde la Montafla, 2).
El diablo no puede dominar a los siervos de Dios que de todo corazón confían en El. Puede, sí, combatirlos, pero no derrotarlos (PASTOR DE HERMAS, Epilogo sobre los Mandamientos, 2).
NO CONOCE DIRECTAMENTE LA NATURALEZA DE NUESTROS PENSAMIENTOS
Los espíritus inmundos no pueden conocer la naturaleza de nuestros pensamientos. Únicamente les es dado columbrarlos merced a indicios sensibles o bien examinando nuestras disposiciones, nuestras palabras o las cosas hacia las cuales advierten una propensión por nuestra parte. En cambio, lo que no hemos exteriorizado y permanece oculto en nuestras almas les es totalmente inaccesible.
Inclusive los mismos pensamientos que ellos nos sugieren, la acogida que les damos, la reacción que causan en nosotros, todo esto no lo conocen por la misma esencia del alma, antes bien, por los movimientos y manifestaciones del hombre exterior (CASIANO, Colaciones, 7).
ES “COMO UN GRAN PERRO ENCADENADO, QUE SOLAMENTE MUERDE A QUIENES SE LE ACERCAN DEMASIADO”
Nos dice San Agustín, para consolarnos, que el demonio es un gran perro encadenado, que acosa, que mete mucho ruido, pero que solamente muerde a quienes se le acercan demasiado (SANTO CURA DE ARS, Sermon sobre las tentaciones).
AYUDA DE LOS SACRAMENTOS, DE LA ORACIÓN, DE LA LIMOSNA Y DE LOS SACRAMENTALES PARA VENCER LA TENTACIÓN
Me dices que por qué te recomiendo siempre, con tanto empeño, el uso diario del agua bendita.—Muchas razones te podría dar. Te bastará, de seguro, esta de la Santa de Ávila: “De ninguna cosa huyen mas los demonios, para no tornar, que del agua bendita” (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Camino, n. 5t2).
Dios nos envía amigos, ora sea un santo, ora un angel, para consolarnos [...]; nos hace sentir con mayor fuerza la eficacia de sus gracias a fin de fortalecernos y armarnos de valor. Mas, al recibir los sacramentos, no es un santo o un ángel, es El mismo quien viene revestido de todo su poder para aniquilar a nuestro enemigo. El demonio, al verle dentro de nuestro corazón, se precipita a los abismos; aquí tenéis, pues, la razón o motivo por el cual el demonio pone tanto empeño en apartarnos de ellos, o en procurar que los profanemos. En cuanto una persona frecuenta los sacramentos, el demonio pierde todo su poder sobre ella (SANTO CURA DE ARS, Sermon sobre la perseverancia)
(Mas libranos del mal). Nada queda ya que deba pedirse al Señor cuando hemos pedido su protección contra todo lo malo; la cual, una vez obtenida, ya podemos considerarnos seguros contra todas las cosas que el demonio y el mundo pueden hacer. ¿Que miedo puede darnos el siglo, si en el tenemos a Dios por defensor? (SAN CIPRIANO, en Catena Aurea, vol. II, pp. 371-372).
Ningun poder humano puede ser comparado con el suyo y solo el poder divino lo puede vencer y tan solo la luz divina puede desenmascarar sus artimañas. El alma que hubiera de vencer la fuerza del demonio no lo podrá conseguir sin oración ni podra entender sus engaños sin mortificación y sin humildad (SAN JUAN DE LA CRUz, Cantico espiritual, 3, 9).
Donde se da limosna no se atreve a penetrar el diablo (SAN JUAN CRISOSTOMO, Hom. sobre la l.a Epistola a los Colosenses, 35).
LA AYUDA DEL ANGEL CUSTODIO
Acude a tu Custodio, a la hora de la prueba, y te amparará contra el demonio y te traerá santas inspiraciones (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Camino, n. 567).
EL HUMILDE VENCE AL DEMONIO
Refiérese en la vida de San Antonio que Dios le hizo ver el mundo sembrado de lazos que el demonio tenía preparados para hacer caer a los hombres en pecado. Quedó de ello tan sorprendido que su cuerpo temblaba como la hoja de un árbol, y dirigiéndose a Dios le dijo: “Señor, ¿quien podrá escapar de tantos lazos?” Y oyó una voz que le dijo: “Antonio, el que sea humilde; pues Dios da a los humildes la gracia necesaria para que puedan resistir a las tentaciones; mientras permite que el demonio se divierta con los orgullosos, los cuales caerán en pecado en cuanto sobrevenga la ocasión. Mas a las personas humildes el demonio no se atreve a atacarlas” (SANTO CURA DE ARS, Sermon sobre la humildad).
LA AYUDA DE LA VIRGEN
El príncipe de este mundo ignora la virginidad de María y su parto y la muerte del Señor: tres misterios resonantes cumplidos en el silencio de Dios (SAN IGNACIO DE ANTIOQUIA, Carta a los Tralianos, 9, 1).
¿Que por momentos te faltan las fuerzas?—¿Por qué no se lo dices a tu Madre: “consolatrix afflictorum, auxilium christianorum… spes postra, regina apostolorum”? (J. ESCRIVA DE BALAGUER,Camino, n. 515).
¡Que cosas nos dicen los santos de Maria! “¡Quién volvió a su casa sin alegría ni gozo, despues de haber pedido a María, la Madre del Señor, lo que deseaba? (SAN AMADEO, Homilías).
Así como Eva fue seducida por un ángel para que se alejara de Dios, desobedeciendo su palabra, así María fue notificada por otro ángel de que llevaría a Dios en su seno, si obedecía su palabra. Y como aquella fue inducida a no obedecer a Dios, así ésta fue persuadida a obedecerlo, y de esta manera la Virgen María se convirtió en abogada de la virgen Eva (SAN IRENEO, Trat. contra las herejias,5).
En todo peligro puedes alcanzar la salvación de esta Virgen gloriosa; por eso se dice: Mil escudos—mil remedios contra los peligros—cuelgan de ella (Cant 4, 4). Igualmente, para cualquier obra virtuosa puedes invocarla en tu ayuda; por eso dice Ella misma: En mí esta toda esperanza de vida y de virtud (Eclo 24, 25) (SANTO TOMAS, Sobre el Avemaria, 1. c., p. 182).
Fuentes: de “Antología de textos: Para hacer oración y para la predicación” del padre Francisco Fernández-Carvajal, Signos de estos Tiempos

viernes, 16 de agosto de 2013

Buscan exorcistas para México: cada vez hay más posesiones

Wicca y paganismo


El fenómeno está muy relacionado con el culto al ídolo demoníaco llamado "Santa Muerte", a la religión "wicca" y al esoterismo

Las posibles influencias y las posesiones diabólicas se han disparado en México.  Los diferentes encargados de oficiar los exorcismos se han visto desbordados en los últimos años por el aumento de casos en todo el país.

Por tales motivos, la arquidiócesis primada de México, que encabeza el cardenal Norberto Rivera Carrera, acaba de concluir el Décimo Congreso de Exorcistas y Auxiliares de Sanación, en donde se capacitó a sacerdotes de la propia arquidiócesis primada y de todos el país así como a fieles laicos para atender a feligreses con posibles influencias o posesiones demoníacas.

Sacerdotes expertos

El sacerdote Pedro Mendoza Pantoja, uno de los organizadores del encuentro explicó a Aleteia-El Observador  que existen tres principales campos de acción del demonio: la tentación, la influencia y la posesión. “Lo más común, puntualizó, es la tentación y la influencia demoniaca, en tanto que la posesión es rarísima”.

En los años que lleva como exorcista, el Padre Mendoza Pantoja aseguró que jamás ha realizado un exorcismo por posesión diabólica. Afirma que a los sacerdotes les falta preparación en este tema, pues deben contar con las herramientas para detectar si se trata «de una simple enfermedad, una influencia demoniaca o puede haber influencia sin que llegue a ser posesión; o si realmente hay una posesión, además de una influencia demoniaca».

Los asistentes a este encuentro trabajaron en temas como “El Diablo, realidad o superstición”, “El Maligno, fuente de todo mal, “El Magisterio de la Iglesia y el ritual del exorcismo” y “Las medicinas alternativas y la acción diabólica”. Por su parte, el religioso François Marie Dermine expuso la fenomenología de la presencia diabólica y su discernimiento, así como riesgos y errores relativos al exorcismo, entre los que destaca interrogar al demonio.

Para los sacerdotes promotores de este encuentro, “el exorcista debe tener estudios en psicología, desarrollo humano, debe ser piadosos, sabios prudente e íntegro de vida”. Indicaron que en todas las diócesis deberían tener al menos un exorcista por vicaría, pero esto no siempre sucede.  Se calcula que hay un déficit de un 50 por ciento de sacerdotes que podrían dedicarse a esta labor, lo que implica que muchos casos queden sin ser sanados.

Derrotar al maligno

El rito es relativamente breve y consiste en bendiciones con agua bendita, oraciones y un interrogatorio al diablo en el que el exorcista exige saber el nombre del demonio y cuándo saldrá de la persona a la que posee. Sólo un sacerdote autorizado por un obispo puede efectuar un exorcismo, y el derecho canónico especifica que el exorcista debe estar "dotado de piedad, conocimiento, prudencia e integridad".

A México –dijeron los organizadores del encuentro anual-- le urge tener más sacerdotes exorcistas “pues el crecimiento de cultos como el de la Santa Muerte o de prácticas como la adivinación, la brujería y prácticas esotéricas está aumentando en la sociedad, con lo cual se abren infinitas puertas para influencias o posesiones demoniacas”.

Un caso que dio la vuelta al mundo

El padre Juan Rivas, legionario de Cristo, ha contado la historia del hombre que en la Plaza de San Pedro encontró al Papa Francisco. Cuenta el Padre Rivas: “Un día  me encuentro en Morelia con un señor que yo no conocía, que nunca había visto, y me empieza a contar de sus experiencias espirituales muy fuertes, y me dice: ‘Padre, la violencia está relacionada con el aborto. La Virgen está muy triste porque en México, en la capital, donde Ella misma vino a arrojar a Satanás y a acabar con los sacrificios humanos, ha vuelto México a los sacrificios humanos’”.

Más aún, este individuo, que hoy se sabe que es el endemoniado en silla de ruedas que el padre Juan Rivas llevó al Vaticano el día de Pentecostés de 2013 y sobre el cual el Papa Francisco oró imponiéndole las manos, le hizo en 2012 esta observación: “Padre, me puse a investigar: para mayo de 2011 había habido 40 mil abortos, y el número de crímenes violentos era más o menos el mismo: por arriba de los 40 mil abortos conocidos; y va a seguir la violencia mientras no se revierta el aborto,  y va a haber tanta violencia en proporción del aborto”.

Los demonios hablan de México

Ángel es el nombre del mexicano de 43 años de edad, esposo y padre de familia, que desde hace algunos años viene padeciendo la posesión diabólica, y que ya ha sido sometido a numerosos exorcismos por distintos sacerdotes autorizados, hasta el momento sin lograr la liberación.

El cardenal emérito de Guadalajara, monseñor Juan Sandoval Íñiguez, le dio a Ángel las cartas necesarias para facilitarle el acceso al Papa y para que el más autorizado exorcista de la Iglesia, el italiano Gabriele Amorth, lo recibiera.

Y como los medios de comunicación ya sabían del caso, estuvieron muy al pendiente; de ahí que el propio padre Amorth, después de una sesión de exorcismo sobre Ángel, dijo a la prensa que son cuatro los demonios metidos en el cuerpo de este hombre, y que  durante el exorcismo  revelaron que están ahí en razón de que se aprobó en la ciudad de México  el aborto en el 2007; es decir, que esta posesión es una consecuencia y un signo de lo que está pasando en el país.

Igualmente, que Dios y la Santísima Virgen están muy agraviados por haberse aprobado la ley del aborto en la ciudad de México, y que el Cielo ha permitido que por cada aborto pueda haber un homicidio por parte del crimen organizado en el país, lo cual era la tesis del propio Padre Rivas.

jueves, 15 de agosto de 2013

Catequesis sobre los exorcismos: todo lo que hay que saber


exorcismo de un cura a un negro


El combate del cristiano por el Reino –«venga a nosotros tu Reino», no es tanto contra el mundo y la carne, sino contra los espíritus del mal, contra los demonios. Se inicia ya en el bautismo, que incluye exorcismos, y se prolonga en toda la vida cristiana por la oración –en el mismo Padrenuestro, «líbranos del Maligno»–, los sacramentos, el ejercicio de las virtudes, la evitación del pecado, de la cautividad del mundo –pensamientos y costumbres–, las bendiciones, como el agua bendita, etc. Pero en casos extremos, cuando hay signos suficientes de que el demonio ha logrado un dominio especial sobre un hombre, la Iglesia, fiel al mandato de Cristo, practica los exorcismos. Por medio de ellos el hombre atormentado por el demonio se refugia en Jesús, el Salvador, y en él encuentra una acogida llena de misericordia y de paz.



Esta es una catequesis que ha escrito el padre José María Iraburu que le da suma importancia al los exorcismos, porque según enseña el Catecismo, los tres sacramentales más importantes, son las bendiciones (1671), las consagraciones, que son bendiciones constitutivas (un abad, un altar, etc.) (1672) y los exorcismos (1673).
LA LUCHA CONTRA EL DEMONIO
Los cristianos debemos ser muy conscientes de que nuestra lucha espiritual aún más que contra «mundo y carne», es contra «el demonio», «contra los espíritus malos» (Ef 6,11).
En la vida de Cristo, sobre todo desde el inicio de su vida pública (las tentaciones satánicas del desierto), hasta su muerte (la hora del poder de las tinieblas), muestra el Evangelio claramente que el principal enemigo del Reino, en cada persona y en el mundo, es el demonio. Su impugnación es mucho más poderosa que la de fariseos, Sanedrín, romanos, pecadores, etc., pues es el demonio quien asiste a todos éstos contra Cristo. Y lo mismo se comprueba tanto en la vida y ministerio de los Apóstoles como a lo largo de toda la vida de la Iglesia.
No debemos temer al demonio; es él quien debe temernos a nosotros. El Señor nos mandó: «no se turbe vuestro corazón, ni tengáis miedo» (Jn 14,27). Pero debemos ser bien conscientes de sus continuas asechanzas, resistiéndolas con la oración y la virtud, con el ayuno y la penitencia, con todos los medios que la Iglesia nos ofrece; también con los exorcismos, en casos extremos.
No lo tememos porque sabemos bien que Cristo venció al Demonio y lo sujetó. Ahora es como una fiera encadenada, que no puede dañar al cristiano si éste no se le acerca, poniéndose en ocasión próxima de pecado y pecando. El poder tentador de los demonios está completamente sujeto a la providencia del Señor, que lo emplea para nuestro bien como castigo medicinal (1Cor 5,5; 1Tim 1,20) o como prueba purificadora (2Cor 12,7-10).
El diablo ataca especialmente a los cristianos más santos. El Demonio tienta a los buenos, pues a los pecadores les tienta sobre todo a través de mundo y carne, manteniéndose él oculto; y con eso le basta para perderlos. Pero se ve obligado a hostilizar directamente, a cara descubierta, a los santos, porque son cristianos que ya están muy libres de mundo y de la carne. Eso explica que en todas las vidas de los santos hallamos normalmente directas agresiones diabólicas. La Iglesia supo todo esto desde el principio.
San Juan de la Cruz da la causa:
«Conociendo el demonio esta prosperidad del alma –él, por su gran malicia, envidia todo el bien que en ella ve–, en este tiempo usa de toda su habilidad y ejercita todas sus artes para poder turbar en el alma siquiera una mínima parte de este bien; porque más aprecia él impedir a esta alma un quilate de esta su riqueza que hacer caer a otras muchas en muchos y graves pecados, porque las otras tienen poco o nada que perder, y ésta mucho» (Cántico 16,2).
OBSESIÓN Y POSESIÓN
Los malos cristianos están muy sujetos al mundo, y consiguientemente al diablo, príncipe de este mundo. Y también están esclavos de su propia condición carnal a través de sus vicios: orgullo, pereza, lujuria, avidez de prestigio, placeres y riquezas, etc.
Los pecadores, alejados de oración y sacramentos, de ascética y de la misma Iglesia, entregados a pecados habituales, y más aún si participan del mundo esotérico del espiritismo, el ocultismo, la magia, la adivinación, el satanismo y tantas otras prácticas perversas antiguas y modernas, son presas seguras del demonio.
Ahora bien, muchas veces el demonio prefiere que su dominio sobre el pecador, aun siendo muy profundo, no se manifieste abiertamente, ni sea consciente en sus cautivos, sino que éstos se crean libres. Otras veces, sin embargo, humilla y ataca a los pecadores en modos terribles, en agresiones que pueden revestir una gran diversidad de formas y grados:
–En el asedio, también llamado obsesión, el demonio actúa sobre el hombre desde fuera. Se dice interno cuando afecta a las potencias espirituales, sobre todo a las inferiores: violentas inclinaciones malas, repugnancias insuperables, angustias, pulsiones agresivas, suicidas, etc. Y se dice externocuando afecta a cualquiera de los sentidos externos, induciendo impresiones sensibles muy realistas en vista, oído, olfato, gusto, tacto, las cuales, aun siendo totalmente falsas, se experimentan como si fueran verdaderas.
–En la posesión el demonio entra en la víctima y la mueve despóticamente desde dentro. Pero adviértase que aunque el diablo haya invadido el cuerpo de un hombre, y obre en él como en propiedad suya, no puede influir en la persona como principio intrínseco de sus acciones y movimientos, sino por un dominio violento, que es ajeno a la sustancia del acto. La posesión diabólica, consecuentemente, afecta al cuerpo, pero el alma no es invadida, conserva la libertad y, si se mantiene unida a Dios, puede incluso estar en gracia durante la misma posesión (cf. Juan Pablo II, 13-8-1986). Lo mismo puede suceder, a fortiori, en quienes se ven acosados por asedios diabólicos, a veces muy fuertes y duraderos.
En casos extremos, el medio apropiado de la lucha espiritual contra el demonio son los exorcismos. Como recordaremos, fueron ejercitados con frecuencia por Cristo Salvador, y él envió a los Apóstoles como evangelizadores y como exorcistas, con especiales poderes espirituales para expulsar a los demonios. Los exorcismos, por tanto, son sacramentales quedeben ser aplicados a aquellos hombres que sufren especialmente los ataques del diablo (Catecismo 1673).
CRISTO ES UN EXORCISTA POTENTÍSIMO
En los Evangelios, una y otra vez, Jesús se manifiesta como predicador del Reino, como taumaturgo, sanador de enfermos sobre todo, y como exorcista. No conoce a Cristo quien no lo reconoce como exorcista. Es decir, quien no cree en Jesús como exorcista no cree en el Evangelio. La Iglesia cree con una fe cierta en los exorcismos realizados por Cristo, fundamentándose en los relatos evangélicos de la expulsión de demonios, que por cierto pertenecen al fondo más antiguo de la tradición sinóptica.
Los Evangelios testifican reiteradas veces que la expulsión de demonios era una parte habitual del ministerio de Cristo, claramente diferenciado de la sanación de enfermos (Mc 1,25; 5,8; 7,29; 9,25). «Al anochecer, le llevaban todos los enfermos y endemoniados, y toda la ciudad se agolpaba a la puerta. Jesús sanó a muchos pacientes de diversas enfermedades y expulsó a muchos demonios» (Mc 1,32; cf. Lc 13,32). Se trata, ciertamente, de dos acciones distintas.
Las curaciones, sin apenas diálogo, las realiza Jesús con suavidad y gestos compasivos, como tomar de la mano; los exorcismos en cambio suelen ser con diálogo, y siempre violentos, duros, imperativos. Una «aproximación histórica» a la figura de Jesús, que venga a asimilar los exorcismos a las sanaciones, declara en forma indudable que falta la fe en la historicidad de los Evangelios.
El Evangelio refiere numerosos exorcismos de Jesús, y podemos observar que algunos, referidos con más detalle, se dan hoy en los posesos con los mismos rasgos violentos y terribles: aullidos aterrorizadores, fuerza física sobrehumana del poseído, ejercitada en ocasiones contra sí mismo…
«Llegaron a la región de los gerasenos, y en cuanto salió de la barca vino a su encuentro, saliendo de entre los sepulcros, un hombre poseído de un espíritu impuro, que tenía su morada en los sepulcros, y ni aun con cadenas podía nadie sujetarle, pues muchas veces le habían puesto grillos y cadenas, y los había roto. Continuamente, noche y día, iba entre los monumentos y por los montes aullando ehiriéndose con piedras».
Siente el poseso horror al Salvador y a todos los signos sagrados que lo re-presentan: «por Dios te conjuro que no me atormentes». Actuó Jesús sobre él, con su poder divino compasivo, liberándole totalmente del Maligno. Y al correr la noticia, acudió la gente, y «contemplaban al endemoniado sentado, vestido y en su sano juicio» (Mc 5,1-20). No pocos exorcistas actuales han tenido experiencias muy semejantes, aunque la eficacia de su acción sacramental liberadora no haya sido tan rápida y efectiva como la del Salvador.
TAMBIÉN LOS APÓSTOLES SON EXORCISTAS
Cristo, al enviarlos, los potencia especialmente para serlo:
«les dió poder sobre todos los demonios y para curar enfermedades» (Lc 9,1). Jesús profetiza: «en mi nombre expulsarán los demonios, hablarán lenguas nuevas, pondrán sus manos sobre los enfermos y los curarán» (Mc 16,17-18).
Y los Apóstoles, fieles al mandato del Señor, ejercitaron frecuentemente los exorcismos, como lo había hecho Cristo:
«Señor, hasta los demonios se nos sometían en tu nombre» (Lc 10,17). «Dios hacía milagros extraordinarios por medio de Pablo, hasta el punto de que con solo aplicar a los enfermos los pañuelos o cualquier otra prenda de Pablo, se curaban las enfermedades y salían los espíritus malignos» (Hch 19,11-12).
ESE MISMO COMBATE CON EL MALIGNO LO COMPROBAMOS EN LA VIDA DE LOS SANTOS
San Pedro apóstol (+67), primer Obispo de Roma, alerta a la comunidad cristiana, para que conozca en la fe desde el principio cuál va a ser realmente su combate.
«Estad vigilantes. Vuestro adversario, el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quien devorar. Resistidle, firmes en la fe, sabiendo que vuestra comunidad fraternal en el mundo entero está pasando por los mismos sufrimientos» (1Pe 5,8-9).
San Ignacio de Antioquía (+107) integra en su vida espiritual cristiana la lucha contra el demonio en una continuidad perfecta con el Evangelio. Así se ve frecuentemente en sus escritos:
«Sólo hemos de esforzarnos en imitar al Señor, a fin de que no se vea entre vosotros huella alguna del diablo, sino que en toda castidad y templanza permanezcáis en Jesucristo corporal y espiritualmente» (Efesios X,3). «El que honra al obispo, es honrado por Dios. El que a ocultas del obispo hace algo, rinde culto al diablo» (Esmirniotas IX,1). «Por el amor que os tengo, hago de centinela vuestro, previendo y señalando las asechanzas del diablo» (Tralianos VIII,1). No impidáis mi martirio: «fuego y cruz, manadas de fieras, quebrantamiento de mis huesos, trituraciones de todo mi cuerpo, tormentos atroces del diablo, vengan sobre mí, a condición sólo de que yo alcance a Jesucristo» (Romanos V,3).
San Antonio Abad (+356) es conocido por nosotros a través de la Vida de Antonio escrita por el gran doctor de la Iglesia San Atanasio (+373), que pudo conocerla muy bien, al ser amigo de los monjes egipcios, con los que convivió durante alguno de sus exilios. Este libro tuvo gran importancia en la configuración primera de la espiritualidad monástica, que se atenía con inmensa reverencia a Antonio y a Atanasio. En la Vita Antonii queda muy claro que el combate por la perfección evangélica se libra no tanto contra el mundo y la carne, sino que es sobre todo una lucha a muerte contra el demonio.
Ya al inicio mismo de su vocación, Antonio se vió hostigado duramente por el diablo, empeñado en frustrarla (5-6):
«éste fue el primer combate de Antonio contra el diablo, o mejor, el éxito del Salvador, que realizó esto en Antonio» (7,1).
Adentrándose al poco tiempo cada vez más en las soledades del desierto, se recogió en unos sepulcros abandonados muy lejos de la ciudad.
«Pero el enemigo no pudiendo soportar esto y temiendo que Antonio poco a poco convirtiera el desierto en la ciudad de la ascesis, se acercó una noche con una multitud de demoniois y le dieron tal paliza que, a causa de los dolores, cayó a tierra sin voz» (8,1).
«No pudiendo permanecer en pie por los golpes recibidos de los demonios, oraba postrado y tras la oración decía: “Aquí estoy, soy Antonio. No huyo de vuestros golpes. Aunque me golpeéis más, nada me separará del amor de Cristo”» (9,2).
Siguieron produciéndose las terribles impugnaciones diabólicas, de tal modo que cuando algunos le visitaban se quedaban aterrorizados al escuchar desde fuera los ruidos, golpes y gritos. Pero Antonio les decía:
«Los demonios provocan tales visiones contra los temerosos. Vosotros haced la señal de la cruz, y marchad confiados. Dejad que ser burlen de sí mismos» (13,4-5).
Nuevas luchas contra los demonios hubo de librar en su última ancianidad, venciendo siempre afirmándose en el Salvador: «marcháos inmediatamente, pues yo soy siervo de Cristo» (52,4; cf. 51-53).
Antonio llegó a vencer al demonio en forma tan absoluta, que expulsaba demonios de los posesos con irresistible eficacia. En muchos casos su potencia exorcista se mostraba irresistible, y siempre con efectos perdurables:
por ejemplo, una joven (48,1-3); un joven terriblemente humillado por el diablo, que le hacía comer sus propios excrementos (64,1-5); una endemoniada llevada a él por su madre: «hombre de Dios, mi hija es terriblemente atormentada por el demonio» (71,1-3).
Por otra parte, el libro Vida de Antonio dedica varios capítulos a exponer las líneas ascéticas fundamentales de la lucha contra el demonio (21-43): oración, ayuno, fortaleza en Cristo, no temer, llegar a ser temible para el diablo, etc. Es un breve código ascético anti-diabólico que hasta hoy mantiene toda su vigencia. Los historiadores del monacato primitivo hacen notar que, una vez que innumerables monjes se apoderaron espiritualmente del desierto, disminuyeron muy notablemente las hostigaciones del diablo.
San Francisco de Asís (+1226), según refieren las crónicas primeras hagiográficas, en varias ocasiones mostró su poder en Cristo sobre los demonios, como en éstas que recuerdo aquí:
Vino el santo a la ciudad de Castello,
«acudieron muchos ciudadanos, trayéndole una mujer largo tiempo endemoniada, y le rogaban humildemente que la remediase, porque alborotaba toda la comarca, ya con aullidos dolorosos, ya con crujidos crueles, ya con ladridos de perro. San Francisco se puso en oración, y luego hizo sobre ella la señal de la cruz, mandó al demonio que la dejara, e inmediatamente quedó sana de cuerpo y mente» (Florecillas, p.II, consideración IV).
«Llegó a la ciudad de Arezzo, devorada toda por lucha intestina, que amenazaba próxima catástrofe. Cobijado el hombre de Dios en una choza de las afueras de la ciudad, vió sobre el circuito de la misma a los demonios, que daban muestras de gran contento mientras azuzaban a sus habitantes a la lucha unos contra otros».
Compadecido Francisco, envió a Fray Silvestro a que fuese a la puerta de la ciudad y expulsara a todos los demonios.
«Se apresuró la piadosa sencillez a cumplir la obediencia, y alabando la presencia de Dios, gritó fuertemente ante la puerta: “De parte de Dios, y por mandato de nuestro Padre Francisco, marcháos, demonios todos, lejos de aquí”. Poco después se pacificó la ciudad y con gran tolerancia guardáronse mutuamente los derechos de la ciudadanía».
Predicándoles después Francisco les dijo:
«Dirijo la palabra a vosotros, no ha mucho cautivos del diablo y presos de los demonios, pero a quienes veo ahora libres de los mismos, por las súplicas de cierto pobrecillo» (Tomás de Celano, Vida segunda p.II, 108).
Santo Domingo de Guzmán (+1221), entendía bien que el combate principal de los cristianos, y muy especialmente de aquellos que más procuran la perfección evangélica, es contra el demonio. Traigo sólo un ejemplo.
«Estando en España, en el pueblo llamado Guadalajara, tentó el demonio a algunos de los frailes que le acompañaban para que se alejasen del bienaventurado varón; y ello no se ocultó al santo varón Domingo antes de que se realizase […] y lleno del espíritu de Dios, comprendió que era inminente sobre los frailes el grave trance de una tentación diabólica, y les refirió la terribe visión [que había tenido], exhortándolos a que resistieran valientemente al tentador, que no se apodera de nadie si no se le entrega uno espontáneamente. Poco tiempo después, a excepción de tres frailes, los otros «se apartaron de él por persuasión diabólica […] Y el Padre santo no se indignó contra aquellos que le habían abandonado, sino que, movido a compasión, recurrió al punto al refugio de la oración; y aquellos que no había podido retener con amonestacines, los recobró con súplicas, porque poco después, como por instinto de la divina gracia, volvieron a él casi todos» (Pedro Ferrando, O.P. +1254?: Leyenda de Santo Domingo cp. XXIX).
San Vicente Ferrer (+1419), dominico, uno de los más grandes predicadores de la historia de la Iglesia, obró en vida muchos milagros, y con gran frecuencia manifestó el poder de Cristo en sus exorcismos.
«Para más autorizar la palabra de Dios, tenía por costumbre, acabado el sermón, a lanzar los demonios de los hombres endemoniados que le traían, para lo cual tuvo especial gracia, gratis data» (Justiniano Antist, O.P., Vida de S. Vicente Ferrer, p.I, c.6).
San Ignacio de Loyola (+1556) era sumamente consciente de que los grandes combates ascéticos y apostólicos en favor del Reino de Cristo se daban no tanto contra la carne y la sangre, sino contra los espíritus malignos, los demonios, contra el Príncipe de este mundo. Y en sus escritos hace referencia al diablo con gran frecuencia, expresando así su íntima y continua convicción. Multiplica los avisos, ayuda a reconocer la acción del demonio, describe minuciosamente cuáles son sus tácticas y sus engaños, señala los modos más eficaces para combatirle, etc. En sus escritos son cientos estas observaciones experimentales y enseñanzas doctrinales y espirituales, como para reunirlas en un libro de doscientas páginas.
El texto donde quizá mejor sintentiza su doctrina es el que hallamos en los Ejercicios espirituales (136-143), en la meditación de las dos banderas. Describe allí el campamento de Cristo en toda su grandeza, poder y belleza. A él contrapone el «otro campo en región de Babilonia, donde el Caudillo de los enemigos es Lucifer». Y enseña cómo el Enemigo
«hace llamamiento de innumerables demonios y cómo los esparce a lo unos en tal ciudad y a los otros en otra, y así por todo el mundo, no dejando provincias, lugares, estados ni personas algunas en particular».
Santa Teresa de Jesús (+1582), con la oración, la cruz y el agua bendita, libró grandes batallas contra los demonios, que se le representaban a veces con horribles formas. Al principio se asustaba, pero pronto se afirmó en la fe de que los cristianos somos reyes en Cristo, y participamos de su señorío sobre toda criatura, también sobre los demonios.
«Si este Señor es poderoso, como veo que lo es y sé que lo es y que son sus esclavos los demonios –y de esto no hay que dudar, pues es de fe–, siendo yo sierva de este Señor y Rey ¿qué mal me pueden ellos hacer a mí?, ¿por qué no he de tener yo fortaleza para combatir contra todo el infierno? Tomaba una cruz en la mano y parecía darme Dios ánimo, que yo me veía otra en un breve tiempo, que no temiera meterme con ellos a brazos, que me parecía que con aquella cruz fácilmente los venciera a todos. Y así dije: “venid ahora todos, que siendo sierva del Señor quiero yo ver qué me podéis hacer”».
Y en esta actitud desafiante, concluye:
«No hay duda de que me parecía que me tenían miedo, porque yo quedé sosegada y tan sin temor de todos ellos que se me quitaron todos los miedos que solía tener hasta hoy; porque, aunque algunas veces les veía, no les he tenido más casimiedo, antes me parecía que ellos me lo tenían a mí. Me quedó un señorío contra ellos, bien dado por el Señor de todos, que no se me da más de ellos que de moscas. Me parecen tan cobardes que, en viendo que los tienen en poco, no les queda fuerza» (Vida 25,20-21).
Santa Teresa conoció bien la fuerza del agua bendita ante los demonios:
«no hay cosa con que huyan más para no volver; de la cruz también huyen, mas vuelven. Debe ser grande la virtud del agua bendita; para mí es particular y muy conocida consolación que siente mi alma cuando la tomo». Y añade algo muy propio de ella: «considero yo qué gran cosa es todo lo que está ordenado por la Iglesia» (ib. 31,4; cf. 31,1-11).
San Antonio María Claret (+1870), fundador de los Misioneros Hijos del Corazón Inmaculado de María (claretianos), como otros grandes predicadores populares, manifestó el poder divino de Cristo Salvador no solamente con la palabra, sino también con los actos de exorcismo. Él mismo refiere en su Autobiografía la fórmula de exorcismo que empleaba:
«Satanás con todos tus secuaces: como Ministro que soy, aunque indigno, de Jesucristo y de María Santísima, te mando que te marches de aquí y te vayas a tu lugar. Te lo mando en nombre del Padre +, que nos ha criado, en nombre del Hijo +, que nos ha redimido de tu tiranía, y en nombre del Espíritu Santo +, que nos ha consolado y santificado. Amén.»
«Te lo mando también en nombre de María Santísima, Virgen y Madre de Dios vivo +, que te ha machacado la cabeza.»
«Vete, Satanás; vete, soberbio y envidioso; nunca jamás impidas la conversión y salvación de las almas» (n. 273).
Sin embargo, en el capítulo IX de ese mismo libro trata De la curación de energúmenos y de las muchas ficciones que hay entre los que se dicen posesos (183-191). Al describir sus primeras misiones en Cataluña, se muestra muy reticente ante las posesiones diabólicas muchas veces falsas, haciendo notar también, por otra parte, que su condición de misionero itinerante era difícilmente compatible con el servicio de exorcista, que suele exigir largo tiempo y dedicación.
«Viendo yo que muchísimos [de los que se presentaban o le eran llevados como posesos] no tenían tales demonios y, por otra parte, al ver que me hacían perder mucho tiempo, que lo necesitaba para oír confesiones de los que se habían convertido por la predicación, me dije: “Más necesario es que saques los demonios de las almas que están en pecado mortal que no de los cuerpos, si es que éstos los tienen”» (n. 184).
San Juan María Vianney (+1859), en un descuido, se le escapó una confidencia al responder a un feligrés muy amigo que le preguntó cuántos conversiones habría más o menos cada año en la parroquia. «Más de setecientas», le respondió. ¡Dos conversiones al día, y de «peces gordos», como él decía! ¡Y conversiones que perduraban!… Se comprende que los demonios odiaban indeciblemente a aquel hombre que, con la fuerza del Salvador, les arrancaba tantos hombres cautivos tanto en el confesonario como también por los exorcismos, mostrando en ambos ministerios una potencia espiritual irresistible (A. Trochu, El Cura de Ars, p.I, cp. XI).
El Santo Cura apenas dormía, y en ese poco tiempo reservado al descanso, durante unos treinta y cinco años (1824-1858), sufrió con gran frecuencia los furiosos ataques de los demonios: horas de insomnio y de espantosos combates, aullidos, golpes en el cuerpo, muebles volcados o rotos, portazos, ruidos atronadores, insultos… El escándalo nocturno que causaban los diablos en la residencia del Cura ocasionaron que algún feligrés de buena voluntad se ofreciera a pasar la noche en la casa. Pero pronto, aterrorizado, suspendió la experiencia, para no volver nunca más. No describo estos ataques porque los que se dieron contra el santo Padre Pío eran muy semejantes, como en seguida veremos. El santo Cura, según dejó escrito un sacerdote amigo suyo, una vez le dijo:
«Uno se habitúa a todo, amigo. El diablo y yo somos casi compañeros».
«Conforme envejecía el Cura de Ars, las obsesiones diabólicas iban disminuyendo en número y en intensidad. El espíritu del mal, que no pudo desalentar aquella alma heroica, acabó por desalentarse él mismo. Poco a poco fue dejando la lucha, o mejor dicho, Dios quiso que una existencia tan hermosa, tan pura, aparentemente tan tranquila, pero en el fondo tan afligida, se extinguuiese en medio de una profunda paz» (ib.).
El santo Padre Pío de Pietrelcina (+1968), durante muchos años, estuvo encerrado incontables horas cada día en el confesonario, a semejanza del Cura de Ars. Y por haber liberado de la cautividad del Maligno con la fuerza del Salvador a innumerables penitentes, era muy especialmente odiado y combatido por los demonios. A los sufrimientos que padecía el P. Pío causados por su estigmatización, que duró cincuenta años, por la celebración agónica de la santa Misa, por la compasión hacia los pecadores, por las persecuciones contra su persona y sus obras, se añadían normalmnete los ataques de los demonios.
El padre Emilio de Marte contaba que en una ocasión, estando lleno el convento, le pusieron una cama en la misma celda del P. Pío.
«Una noche me desperté presa de enorme sobresalto, debido a un ruido ensordecedor. No sé qué fue lo que ocurrió, porque, aterrorizado, me envolví lo mejor que pude entre las mantas. Oía que sollozaba el padre Pío y que decía: “¡Madonna mía!… ¡Virgen María, ayúdame!”. Oía también carcajadas horribles y ruidos de hierros que se retorcían y que caían por tierra y de cadenas que se arrastraban por el suelo.»
«Recuerdo que a la mañana siguiente, a la luz de la candela, pude ver los hierros que sostenían las cortinas y que rodeaban la cama del padre Pío totalmente retorcidos y extendidos por el suelo, y que el pobre padre Pío tenía un ojo horriblemente hinchado y el rostro también muy golpeado».
Tuvo que venir el herrero y arreglarlo todo. Muchos días más tarde aceptó dar alguna explicación:
«¿Queréis saber por qué el diablo me proporcionó tan soberana paliza aquella noche? Pues por defender, como padre espiritual que soy, a uno de vosotros».
El padre Pío supo que un hijo espiritual estaba sufriendo una tentación muy fuerte, y por la oración del rosario acudió a la Virgen en su ayuda.
«Después que N.N. superó la tentación y se durmió tranquilamente, el peso de la batalla lo debí llevar yo. Fui apaleado terriblemente por el enemigo, pero, al fin, triunfamos rotundamente en la batalla» (Leandro Sáez de Ocariz, Pío de Pietrelcina cp.8).
Hoy son muchos los autores católicos que, haciendo suyo el pensamiento de los protestantes liberales, estiman que las posesiones diabólicas son falsas; son simplemente enfermedades. Pagola, por ejemplo, siguiendo su táctica habitual, afirma primero que Jesús no solamente curaba enfermos, sino que «se acercaba también a los poseídos y los liberaba de los espíritus malignos. Nadie lo pone en duda». Pero añade a continuación, negando lo afirmado:
«En general, [hoy] los exegetas tienden a ver en la “posesión diabólica” una enfermedad. Se trataría de casos de epilepsia, histeria, esquizofrenia o “estados alterados de conciencia” en los que el individuo proyecta de manera dramática hacia un personaje maligno las represiones y conflictos que desgarran su mundo interior. Sin duda es legítimo pensar hoy así, pero lo que vivían aquelloscampesinos de Galilea tiene poco que ver con este modelo de “proyección” de conflictos sobre otro personaje» (Jesús, aproximación histórica, PPC 2007, 4ª ed.: 169, y 10ª ed.: 179).
Jesús «practicó exorcismos liberando de su mal a personas consideradas en aquella cultura como poseídas por espíritus malignos» (ib. 4ª ed.: 474, y 10ª ed.: 502).
LOS EXORCISMOS SEGÚN ENSEÑA EL CATECISMO
Con las bendiciones y consagraciones (1671-1672), los más importantes sacramentales de la Iglesia.
1673 «Cuando la Iglesia pide públicamente y con autoridad, en nombre de Jesucristo, que una persona o un objeto sea protegido contra las asechanzas del Maligno y sustraída a su dominio, se habla de exorcismo. Jesús lo practicó (cf. Mc 1,25-26; etc.), de Él tiene la Iglesia el poder y el oficio de exorcizar (cf. Mc 3,15; 6,7.13; 16,17). En forma simple, el exorcismo tiene lugar en la celebración del Bautismo. El exorcismo solemne llamado “el gran exorcismo” sólo puede ser practicado por un sacerdote y con el permiso del obispo. En estos casos es preciso proceder con prudencia, observando estrictamente las reglas establecidas por la Iglesia. El exorcismo intenta expulsar a los demonios o liberar del dominio demoníaco gracias a la autoridad espiritual que Jesús ha confiado a su Iglesia. Muy distinto es el caso de las enfermedades, sobre todo psíquicas, cuyo cuidado pertenece a la ciencia médica. Por tanto, es importante, asegurarse, antes de celebrar el exorcismo, de que se trata de un presencia del Maligno y no de una enfermedad (cf. CIC can. 1172)».
CRECIMIENTO DEL DOMINIO DEL MALIGNO
Crece hoy el dominio del diablo en las naciones descristianizadas, y por eso aumenta en ellas la necesidad de los exorcismos. Allí donde el Reino de Cristo disminuye –por la herjía y el pecado, la infidelidad y la apostasía­–, crece necesariamente el poder efectivo del diablo sobre los hombres y las naciones. Esta realidad histórica ya fue discernida en la Iglesia sobre todo a partir del siglo XVIII, cuando se van preparando en las naciones de antigua tradición cristiana armas renovadas al servicio del diablo para su dominio sobre el mundo.
En 1886, León XIII, después, al parecer, de una visión sobrenatural de los poderes de los demonios en el mundo, compuso contra ellos una oración de exorcismo, que había de rezarse, y se rezó, en toda la Iglesia al terminar la Misa: Sancte Michaël Archangele, defende nos in proelio»… Fue integrada esta oración en el Rituale Romanum tradicional de Paulo V (ed. 1954, tit. XII, c.III). Y fue recuperada en el nuevo Ritual de exorcismos (1999), al final del mismo, entre las «Súplicas que pueden ser empleadas privadamente por los fieles en la lucha contra las potestades de las tinieblas».
Los Papas vienen alertando más y más de este mysterium iniquitatis creciente sobre todo en el Occidente apóstata (Pío X, Supremi apostolatus cathedra, 1903, nn. 131-132; Pío XI (Divini Redemptoris 1937, n.22; Pío XII, Nous vous adressons 1950).
Pablo VI denuncia en varias ocasiones que en el mundo actual
«una potencia adversa ha intervenido. Su nombre es el diablo… Nosotros creemos en la acción que Satanás ejerce hoy en el mundo» (29-VI-1972).
 «¿Cuáles son las necesidades más grandes de la Iglesia? Que no os maraville como simplista o incluso supersticiosa o irreal nuestra respuesta: una de las más grandes necesidades de la Iglesia es la defensa contra este mal que llamamos demonio… El Mal no es solamente una deficiencia. Es la acción de un ser vivo, espiritual, pervertido y pervertidor. Realidad terrible, misteriosa y temible» (15-XI-1972).
En el mismo sentido advierte Juan Pablo II que
«las impresionantes palabras del Apóstol Juan, “el mundo entero está bajo el Maligno” (1Jn 5,19) aluden a la presencia de Satanás en la historia de la humanidad, una presencia que se hace más fuerte a medida que el hombre y la sociedad se alejan de Dios» (13-8-1886; cf. 20-8-1886).
Son muchos los signos de la demonización creciente del mundo.
Ateísmo, agnosticismo, irracionalismo, magia, espiritismo, adivinación, cultos esotéricos, satanismo, maleficios, perversión de la filosofía, política destructora del orden natural, guerras, enormes injusticias internacionales, destrucción de la familia, aborto, anticoncepción, divorcio, promiscuidad sexual, pornografía omnipresente, que por vías informáticas llega a todo el mundo, también hasta el rincón de un patio de escuela durante el recreo; celebrities casi siempre escandalosas, predominio creciente de unaintelligentzia anticristiana en política, leyes, universidades y medios de comunicación; orientación anti-Cristo de los grandes Organismos internacionales; idolatría del cuerpo y de las riquezas; falsificación de las identidades nacionales, desprecio de la razón y de la cultura, de la historia y de la tradición, etc.
Todas estas realidades, difícilmente discutibles, hacen ver que gran parte del mundo actual está bajo el dominio de Satanás, sobre todo en los países descristianizados. Por lo demás, el crecimiento de las tinieblas y el apagamiento de la luz son fenómenos absolutamente relacionados. Es, pues, obligado pensar que en la raíz de esa demonización creciente de la humanidad, especialmente en los países apóstatas de la fe cristiana, está el oscurecimiento del Evangelio, el alejamiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo y de su Santa Iglesia –oración, Eucaristía, sacramentos, vida cristiana–.
«¿Existen señales, y cuáles, de la presencia de la acción diabólica? –se pregunta Pablo VI–. Podremos suponer su acción siniestra allí donde la negación de Dios se hace radical, sutil y absurda; donde la mentira se afirma, hipócrita y poderosa, contra la verdad evidente; donde el amor es eliminado por un egoísmo frío y cruel; donde el nombre de Cristo es impugnado con odio consciente y rebelde (1Cor 16,22; 12,3); donde el espíritu del Evangelio es mistificado y desmentido; donde se afirma la desesperación como última palabra» (15-XI-1972)…
Si esto es así, es indudable que en nuestro tiempo se dan claramente las señales de la acción del diablo. Estas señales también en otras épocas se han dado, pero no tanto como en el presente. Ya hemos visto que los últimos Papas no han dudado en atribuir el «lado oscuro» de nuestro tiempo al influjo diabólico.
Disminuye la fe en el diablo, que en muchas Iglesias descristianizadas viene a desaparecer de la predicación y de los escritos de espiritualidad. Poner entre paréntesis el tema del demonio y silenciarlo sistemáticamente se considera como exigencia de un «cristianismo correcto», es decir, moderno, aceptable en el mundo actual, alejado de un Evangelio primitivo, demasiado afectado por las culturas paganas. Quienes hoy niegan al diablo y su acción en el mundo se creen muy inteligentes, capaces de superar un cristianismo necesitado de verificación; pero en realidad, «alardeando de de sabios, se hicieron necios» (Rm 1,22), y no entienden absolutamente nada de cuanto sucede en la Iglesia y el mundo. Están «más perdidos que un perro en Misa».
Pablo VI, cuando se iba generalizando esta herejía, que hoy se mantiene fuerte, dejó claro que
«se sale del cuadro de la enseñanza bíblica y eclesiástica quien se niega a reconocer la existencia [del demonio]; o bien la explica como una pseudo-realidad, una personificación conceptual y fantástica de las causas desconocidas de nuestras desgracias» (15-XI-1972).
Disminuyen al mismo tiempo los exorcismos, hasta el punto de que el ministerio de exorcista desaparece en muchas Iglesias descritianizadas. Las mismas Iglesias que toleran en los bautizados la ausencia masiva de los sacramentos, especialmente de la Eucaristía y de la penitencia (90% de los bautizados), toleran también la extinción de los sacramentales, bendiciones y exorcismos. El pueblo cristiano fiel sigue pidiendo a Dios «líbranos del Maligno», pero son muchas las Iglesias locales que no tienen exorcistas, o que si tienen alguno, es a veces alguien que se honra en declarar que no hace exorcismos.
La desaparición de exorcistas y exorcismos se produce justamente cuando más se necesitan. Y no hay en ello contradicción o paradoja alguna. Es perfectamente lógico que se fortalezca y extienda más el poder del demonio allí donde los exorcismos sacramentales no son ejercidos por la Iglesia. Causæ ad invicem sunt causæ. Como he dicho, el pueblo cristiano fiel sigue pidiendo al Padre celestial diariamente «líbranos del Maligno». Y sabemos bien que nuestro Señor Jesucristo, gran exorcista, dió misión y poder a sus apóstoles para expulsar los demonios.
Por eso hemos de considerar como una de las más graves deficiencias de las Iglesias descristianizadas la omisión de los exorcismos, es decir, de las ayudas sacramentales que necesitan aquellos hijos suyos especialmente asediados o poseídos por el diablo. Estos bautizados se ven afligidos por terribles sufrimientos y sujetos a graves peligros espirituales, y no reciben la ayuda sacramental de aquellas Iglesias que se niegan a darles el auxilio poderoso de los exorcismos. Obispos, sacerdotes y diáconos resisten así a la misión apostólica y a la palabra de Cristo: «en mi nombre expulsarán los demonios» (Mc 16,17).
RITUALES DE EXORCISMO
–El Rituale Romanum de exorcismos fue establecido después del Concilio de Trento por Paulo V (1614) partiendo, naturalmente, de formularios precedentes. Siglos más tarde, con leves modificaciones y añadidos, tuvo una reedición autorizada por Pío XI (1925). Y en el pontificado de Pío XII (1952), fue objeto de una nueva edición (Rituale Romanum. Editio typica 1952, Libreria Editrice Vaticana 2008, 970 pgs.). Resumo el contenido del Título XI.
-Capítulo 1, De exorcizandis obsessis a dæmonio. Las 21 observaciones y normas previas que se dan en este inicio proporcionan al exorcista unas orientaciones muy prácticas, llenas de sabiduría y prudencia, que vienen a concentrar en un texto muy breve la experiencia secular de la Iglesia en el ministerio del exorcismo. Merece la pena leerlas (véase el enlace que he indicado, en las páginas 269-270).
-Capítulo 2, da los textos usados por el exorcista (pgs. 271-284). –Se incia el exorcismo por las Letanías y el Padrenuestro: «libera nos a malo». –Salmo 53. –Oración. –Mandato al diablo de decir su nombre. –Prólogo del Evangelio de San Juan, con otros varios Evangelios, y oración. –Exorcismo imperativo, fuerte y solemne, en varias oraciones. –Credo: el Símbolo Atanasiano. –Una docena de Salmos optativos. –Oración «post liberationem».
-Capítulo 3, ofrece un exorcismo que sólo el Obispo puede administrar (pgs. 285-286).
Las fórmulas de los exorcismos tienen la profundidad doctrinal, la claridad y la concisión potente que caracteriza los textos de la Liturgia romana, y han tenido, sobre todo algunas, muchos siglos de práctica en la Iglesia.
Destaco un caso, por ejemplo: –Exigir al diablo que dé su nombre, al decir de los exorcistas experimentados, es una acción muy fuerte y eficaz, y muy resistida por el diablo:
«Præcipio tibi… dicas mihi nomen tuum, diem, et horam exitus tui, cum aliquo signo: et ut mihi Dei ministros licet indigno, prorsus in omnibus obedias». Es una oración imperativa que repite la pregunta-mandato que Cristo hace al endemoniado de Gerasa: «¿Cuál es tu nombre?» (Mc 5,9).
Conocer el nombre del diablo da al exorcista dominio sobre él. Por eso, en las observaciones del capítulo primero, se establece en el n. 15:
«Necessariæ vero interrogationes sunt, ex. gr. de numero etnomine spirituum obsidentium, de tempore quo ingressi sunt, de causa, et aliis hujusmodi».
Para el exorcista es también muy útil conocer cuándo y cuál fue el medio que sirvió al diablo para iniciar su dominio sobre el obseso o poseso; si el satanismo, el espiritismo, el reiki, tal forma de esoterismo, adivinación, maleficio, etc.
–El nuevo Ritual de los Exorcismos es establecido después del Concilio Vaticano II (1999), bajo la autoridad del papa Juan Pablo II. En el comienzo del documento, el Cardenal Jorge Medina, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la disciplina de los Sacramentos, advierte en una Notificación providencial y sorprendente –Dios sea bendito– que el Obispo puede solicitar para el exorcista de su diócesis licencia para «emplear el rito hasta ahora usado según el título XII de la edición de 1952 del Ritual Romano». Y adelanta que la Congregación «concede con gusto la facultad pedida».
Describo el contenido del Ritual. El Decreto pertinente y una amplia Presentación oficial del Card. Medina, van seguidos de unos largos Prenotandos, que desarrollan la doctrina y la práctica de los exorcismos (nn. 1-38). A continuación, el texto mismo de los exorcismos (39-84). Termina el Ritual con algunos Apéndices, que entre otras cosas incluyen oraciones ya tradicionales, como Bajo tu amparo, Acordáos, la oración a San Miguel arcángel, de León XIII, etc.
Como puede comprobar el lector con más detalle, consultando el enlace que ya he dado, el rito de exorcismo renovado sigue el orden siguiente. Capítulo I (39-66): Agua bendita, Letanías, Salmos, con sus oraciones correspondientes. Prólogo del Evangelio de San Juan. Imposición de manos. Promesas bautismales y renuncias. Señal de la Cruz. Soplo. Oración de exorcismo, deprecativa primero, imperativa después. Acción de gracias. Conclusión. Capítulo II (67-84): Fórmulas alternativas al rito anteriormente descrito. Apéndices.
El nuevo Ritual de los exorcismos ha recibido serias críticas de los exorcistas, no sólo de los antiguos, acostumbrados al Ritual tradicional, sino también de los que comenzaron su ministerio ya publicado el Ritual nuevo de 1999. El padre Gabriele Amorth, exorcista oficial entonces del Vaticano, inició la crítica.
Señalo las objeciones principales que suelen hacerse al nuevo Ritual de Exorcismos.
–Los maleficios son la causa más frecuente de las posesiones, y el Ritual antiguo ayudaba a combatirlos. Pero el nuevo, en el punto 15 de los Prenotandos, establece que en estos casos «no debe acudirse de modo alguno al exorcismo».
–El exorcista solamente llega a estar cierto de que existe una posesión diabólica cuando, después de los discernimiento previos necesarios, ejercita el exorcismo. Pero el Ritual nuevo, en el punto 16 manda que «debe proceder a celebrar el exorcismo sólo cuando tenga seguridad de la verdadera posesión demoníaca». Los números 15-16, prácticamente, acaban con los exorcismos.
–El Ritual nuevo compone ex novo un buen número de oraciones, menos imperativas y contundentes que las del Rito antiguo. De éste omite otras que venían usándose con gran eficacia desde hacía muchos siglos; algunas procedían de San Ambrosio (+397) o de San Martín de Tours (+397).
–El Ritual antiguo (cp. 1, n.15), como ya vimos, consideraba «necesario» que el exorcista afirmara su dominio sobre el demonio exigiéndole que dijera su nombre, número, modo de entrada en el poseso: «præcipio tibi… dicas mihi nomen tuum», etc. (cp. 2,2). Pero esta oración-acción imperativa se ha eliminado en el Ritual nuevo, lo que, según nos dicen, es una gran pérdida.
–El P. Gabriele Amorth en varias ocasiones ha afirmado que el nuevo Ritual fue elaborado por teólogos o liturgistas que no tenían ninguna experiencia personal del ministerio de los exorcismos, como veremos más extensamente en el Apéndice final.
Los exorcistas actuales pueden usar el Ritual Romano antiguo sin necesidad de pedir licencia para ello. Ya vimos que, desde la promulgación del nuevo Ritual, una Notificación previa, providencialmente introducida por el Card. Medina, Prefecto de la Congregación del Culto, advertía que se concedería «con gusto» la facultad de usar el Ritual antiguo a quien lo solicitara. Este mismo Sr. Cardenal, como ya vimos (222), es quien en un Decreto –no tenido después en cuenta– mandó que en todas las oraciones del nuevo Bendicional se hiciera la señal de la cruz, que había sido omitida en la mayoría de ellas. Dios se lo pague. Esta norma, con el favor de Dios, acabará aplicándose.
Después del Motu Proprio Summorum Pontificum, de Benedicto XVI (2007), la Pontificia Comisión «Ecclesia Dei», presidida por el Card. William Levada, publicó con la aprobación del Papa la Instrucción Universæ Ecclesiæ (2011), para interpretar oficialmente el Motu Proprio anterior. Y en el n. 35 dispone: «Se permite el uso del Rituale Romanum vigente en 1962». Esta decisión de la Santa Sede, en la práctica, deja a un lado el nuevo Ritual de exorcismos, aunque no lo retire. De hecho, según parece, la mayoría actual de los exorcistas sigue usando el Ritual antiguo, tanto los que antes de 1999 venían usándolo, como los más recientes.
Pero téngase en cuenta que también puede ser usado, sin solicitar licencia, el Bendicional contenido en el Rituale Romanum antiguo, a tenor de esa misma Instrucción que acabo de citar. Muchas veces aprovechar esta licencia es altamente aconsejable. El nuevo Bendicional (1984) reconoce que también deben ser bendecidas actividades, cosas y lugares (12-13). Pero muchas veces no cumple este principio. Después de organizar una «celebración» con moniciones, lecturas de la Escritura, salmo y preces, más algún cántico eventual de «la asamblea», el objeto mismo de la bendición queda sin bendecir (?), pues las oraciones bendicen solamente a Dios y a las personas que usen esos objetos y lugares o realicen tal actividad.
El Bendicional del Ritual antiguo, por el contrario, realmente bendice personas, objetos, lugares y actividades. Y lo hace, sin vacilaciones teológicas, con breve y contundente claridad. Por ejemplo:
BENEDICTIO PANIS. –Adiutorium nostrum in nomine Domini. –Qui fecit cælum et terram. –Dominus vobiscum. –Et cum spiritu tuo. –Oremus. Domine Jesu Christe, panis Angelorum, panis vivus æternæ vitæ, bene + dicere dignare panem istum, sicut benedixisti quinque panes in deserto: ut omnes ex eo gustantes, inde corporis et animæ percipiant sanitatem: Qui vivis et regnas in in sæculasæculorum. Amen. (Et aspergatur aqua benedicta).
Fuentes: José María Iraburu sj para ¿Reforma o Apostasía?, Signos de estos Tiempos