"No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de
los cerdos, no sea que las pisoteen y se vuelvan y os despedacen" (Mt 7, 6).
Debo reconocer que siempre me pareció un poco excesiva esta frase del Mesías; (Mt. 7:6) pero, como
siempre sucede, este parecer ha resultado infundado y la realidad se ha encargado de
hacerme apreciar la infinita sabiduría que, una vez más, fluye de las palabras de Dios hecho
Hombre. Y para corroborarlo, basta con leerse algunas de las páginas de la red. Pornografía,
blasfemias, insultos, imprecaciones, maldiciones, falsedades manifiestas e hipocresías sin
límites, son algunas de las "lindezas" con que nos agasajan algunos internautas de filiación
satánica. Y es que esta gente, sin duda alguna, no pertenece a la raza humana. Actúan como
cerdos, hablan como cerdos, piensan como cerdos... en resumen, son cerdos. Porque escrito
está: POR SUS OBRAS LOS CONOCERÉIS. Como no quiero acabar este comentario sin
aportar una pizca de positivismo y de esperanza, recuerdo a esta piara de marranos que las
perlas aludidas más arriba son también asequibles para ellos. Sólo tienen que poner un
mínimo de esfuerzo en abandonar su miserable condición cerdícola y elevarse a la dignidad
de hijos de Dios, condición sine qua non para poder optar a las perlas de la redención.
Presiento que será una advertencia inútil. La Escritura nos advierte que el perro vuelve a su
propio vómito y la cerda bañada a revolcarse en el fango. Y esto es aplicable a las personas
que conocen los mandatos de Dios, los aplican un tiempo en sus vidas y como no les gusta
que los disciplinen sino mas bien hacer lo que quieren, entonces empiezan a hablar mal de
Dios y de su Palabra la Biblia. La inmensa mayoría de estos pobres inconscientes serán
incapaces de abandonar la pocilga en la que tan plácidamente viven revolcándose en sus
propios excrementos. Cuando les llegue la inexorable hora del matadero, bajarán de cabeza
al abismo, donde serán convertidos en churrasco suculento para el mayor deleite del gran
cerdo y su porcina legión de lacayos. Y no será esto por que no los hayan avisado
sobradamente, no. Será porque, aunque humanos en apariencia, son gorrinos de corazón.
Animalitos de la especie guarra que se regodean en su propia indignidad y en la degradación
ajena. Cerditos que se niegan a sobreponerse a su miserable condición animal y convierten
este mundo en un gigantesco estercolero para mayor gloria de sus más bajos e inconfesables
instintos.
Mt. 7 13
"Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a
la Perdición, y son muchos los que entran por ella. 14 Pero ¡qué estrecha es la puerta y qué
angosto el camino que lleva a la vida! Y son pocos los que la hallan. 15 "Guardaos de los
falsos profetas, que vienen a vosotros vestidos de ovejas, pero que por dentro son lobos
rapaces. 16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de
los abrojos? 17 Así también, todo árbol sano da buenos frutos, pero el árbol podrido da malos
frutos. 18 El árbol sano no puede dar malos frutos, ni tampoco puede el árbol podrido dar
buenos frutos.
Transcribo este pasaje para ilustrar el título del mensaje. Y el título del mensaje es diáfano.
Tan diáfano que mucha gente no se lo cree.
El propio Jesús hablaba hace dos milenios de los
falsos profetas que nos rodean, tratando de conducirnos por el camino de la maldad que lleva
inexorablemente al infierno. Sin embargo, es mucha la buena gente que no puede dar crédito
ni a estas palabras del Mesías, ni al título de este mensaje. Simplemente no se lo creen. Son
víctimas de una simplicidad mental que les induce a pensar que todo el mundo piensa igual
que ellos. Si ellos piensan en hacer el bien, cómo puede haber gente que no actúe así
-piensan ingenuamente.
Y no puedo dejar de comprenderlos, porque no es fácil descubrir las
motivaciones que inducen a la carroña humana a actuar como lo hace.
A algunos puede
parecerles excesivo el calificativo, pero creo que me quedo corto. Esta escoria humana es
pura carroña, un cúmulo de podredumbre y maldad que parece estar en el mundo sólo para
extender a su alrededor todo el estiércol imaginable. Árboles podridos hasta la raíz que
engendran frutos podridos hasta la médula, pero que, sin embargo, aparecen ante nuestros
ojos como frutos relucientes y apetitosos. Esta gentuza queda bien definida en la parábola
del sepulcro reluciente por fuera, pero que por dentro no es más que un cúmulo de gusanos,
hedor y carne podrida.
Así es la carroña humana. Sé que muchos no me creen, les resulta
increíble que alguien pueda hablar así del prójimo, y esto ocurre porque no reconocen la
maldad. Están deslumbrados por el fulgor del ataúd, e imaginan que por dentro son tan
deslumbrantes como por fuera, pero se equivocan. No culpo a nadie por este error. La
carroña humana, todo falso profeta que nos rodea, utiliza toda clase de artimañas para poder
extender su podredumbre con más eficacia. Es mejor, más efectivo y más profundo el daño
causado cuanto más desprevenida cojan a la víctima.
La carroña se disfraza, simula,
tergiversa, suplanta personalidades, actúa en la sombra, a traición, esperando la ocasión de
inyectar su carga de podredumbre en el sitio donde más duela. Percibo la perplejidad en
muchos lectores, la incredulidad más manifiesta, pero sé que todo esto que expongo es
cierto. No es fácil convencerlos de lo contrario, porque la incredulidad es una de las armas
preferida de la carroña, la explotan al máximo, la fomentan con toda clase de argucias a fin
de desviar el camino de los justos hacia senderos espinosos que sólo conducen a la mayor de
las miserias.
Pero vayamos al meollo del asunto. Cuáles son las motivaciones de la carroña para actuar de
forma tan perversa.
La respuesta no es simple, y muchos no la creerán por parecerles
demasiado irracional, sin embargo es estrictamente lógica. La motivación profunda está en
la complacencia en el mal ajeno. Esta escoria humana adolece de una mente mezquina y
perversa que siente un irreprimible placer en las miserias del mundo. Si ven un pobre
hombre muerto de hambre, un niño enfermo y moribundo, si ven a su propia madre
atropellada y despanzurrada por un camión sus neuronas entran en un proceso de excitación
morbosa que, en algunos casos, alcanza el paroxismo.
Y que nadie piense que hablo de casos
extraordinarios. Es en las situaciones especiales cuando se dejan traslucir este tipo de
sentimientos profundos, y generalmente ocultos. Durante las guerras no resultan extrañas
las conductas más sádicas. Incluso hay testimonios recientes sobre soldados que
participaron en las guerras mundiales que reconocían explícitamente "excitarse sexualmente
cuando abayoneteaban a un enemigo". Y en casos aún más recientes, resultan ilustrativas
las descripciones de torturas masivas e indiscriminadas efectuadas durante las guerras del
Vietnam y las dictaduras latinoamericanas.
Un caso espectacular es el del antiguo
emperador de la república Centroafricana, Bokassa, que hace unos cuarenta años fue
acusado de canibalismo infantil. Incluso en nuestras sociedades "modernas" no son
infrecuentes las noticias sobre dantescas torturas ejercidas contra niños a manos de sectas
satánicas... Esta excitación morbosa en la podredumbre del mundo es lo que incita a la
carroña humana a expandir la maldad por donde quiera que pasan. Todos estos casos
aludidos son hechos históricos que cualquiera puede comprobar. No son invenciones, sino la realidad pura y dura.
Pero nuevamente nos tropezamos con el muro de la incredulidad. Parece como si estas
realidades resultasen demasiado duras para que la mente pudiese asimilarlas sin más, y se
defendiese negando la evidencia. Otra de las razones de la incredulidad es la acción de la
carroña. Ante estos testimonios, los malvados actúan negando la evidencia. No les conviene
que la gente salga de su letargo. Es mejor que piensen que todo es mentira, que los
malvados no existen, que todos son buenas personas... y así poder pillarlos desprevenidos en
la próxima ocasión.
Es esta actitud la que explica, por ejemplo, la negación de una evidencia
tan constatada como es el genocidio practicado por los nazis sobre los judíos. Las evidencias
son abrumadoras, pero sembrando la duda sobre la autenticidad de estos hechos se consigue
que alguna gente pueda seguir cómodamente aletargada con las prédicas de los falsos
profetas, para la mayor gloria de Satanás. Porque, como ya dije, todo forma parte del engaño
de la carroña. Las menos veces actúan a cara descubierta, pocas: no es rentable, se les
descubre fácilmente y se les acaba rápidamente el plan maléfico. Es mejor, más productivo,
actuar bajo subterfugios diversos. Lo que mejor resultado les da es fomentar la parte animal
del hombre. Hacer que los instintos más primarios y brutales dominen sobre las voluntades.
Esto explica el porqué de tantísima pornografía en internet, en cualquier librería, incluso en
libros de texto escolares. La táctica es simple: cuanto más estimulemos el animalismo, más
retrotraemos la voluntad y más almas acaban prisioneras de los instintos carnales. Otras
veces es más conveniente disfrazarse de protector de los pretendidos "débiles" de la
sociedad: las prostitutas, los homosexuales, los abortistas, los enfermos que piden la
eutanasia, los suicidas, etc. Es una "ayuda" interesada la que se presta y siempre con las
intenciones más perversas actuando en la sombra.
Cuando se defiende a las prostitutas, a
los homosexuales, a los suicidas, a los eutanásicos, no se les está prestando realmente
ayuda. Lo que hacen -con intenciones claras en sus mentes, pero trasmudadas en buenas
palabras cuando las recitan de sus labios- es perjudicarlos. No los ayudan a salir de su
lamentable situación, ni a solucionar su problema por la vía de la caridad hacia el prójimo. Su
"solución" consiste en estimular a seguir a toda esta gente en sus errores. A la prostituta la
defienden tratando de "dignificar" un oficio intrínsecamente indigno. Al homosexual lo
"ayudan" animándolo a que continúe con su desviación, e incluso la expanda todo lo que
pueda por la sociedad, con actitudes cada vez más ostentosas, e incluso fomentando la
aberración de la adopción de niños.
A las madres solteras se las "anima" facilitándoles la
labor de asesinar a sus hijos, en lugar de procurarles a ambos la posibilidad de vivir con
dignidad. Todo esto no es casual. Forma parte de la estrategia de estos falsos profetas a fin
de convertir el mundo en un gigantesco estercolero donde lo que prima es el egoísmo, el
desamor y la muerte. Para finalizar, sólo puedo lamentarme de que lo están consiguiendo. El
propio Jesús advertía que: (Mt. 7:13) amplias son las puertas de la perdición Y SON MUCHOS LOS
QUE ENTRAN POR ELLAS.
TODO AQUEL QUE ADORE A LA BESTIA CONOCERÁ LA IRA DE DIOS (Apoc. 14:9)
Este mensaje va dirigido a todos aquellos inconscientes que se dedican a adorar al maligno, a ofrecerle sacrificios y solicitarle toda clase de maldades para el prójimo. Me consta que hay innumerables pululando por la red. En general no se identifican como tales, prefieren mantenerse ocultos bajo pseudónimos diversos para ir minando los argumentos de los creyentes que tratan de difundir la fe.
TODO AQUEL QUE ADORE A LA BESTIA CONOCERÁ LA IRA DE DIOS (Apoc. 14:9)
Este mensaje va dirigido a todos aquellos inconscientes que se dedican a adorar al maligno, a ofrecerle sacrificios y solicitarle toda clase de maldades para el prójimo. Me consta que hay innumerables pululando por la red. En general no se identifican como tales, prefieren mantenerse ocultos bajo pseudónimos diversos para ir minando los argumentos de los creyentes que tratan de difundir la fe.
Me consta que son gentuza, ratas de alcantarilla
podridos por la maldad más extrema y los deseos más impuros que nadie podría siquiera
imaginar. De todas formas, incluso estos seres gangrenados por el mal tienen derecho a ser
advertidos. Las palabras que dan título a este mensaje son muy explícitas. Los ritos
satánicos son una opción clara e inequívoca por el mal y un rechazo explícito a todo lo que
Dios representa.
El destino de esta pobre gente también resulta inequívoco. El infierno les
espera. Dudo que sirva para nada este mensaje; esta gente está tan plagada por la
podredumbre del mal que ya ni siquiera son capaces de discernir lo que les conviene; de
todas formas tenía que decirlo para dejar mi conciencia tranquila.
LA LUZ Y LAS TINIEBLAS
Quería clarificar una cuestión, un error que está muy extendido cuando se trata de temas religiosos.
Dios es el Absoluto, el diablo no es más que un espíritu del mal, un ángel caído; es decir, no es más que un ángel y, si bien para nosotros es un ser con mucho poder, porque la naturaleza angélica es muy superior a la humana, delante de Dios es un ser insignificante, un ser que, frente a la Omnipotencia divina, no puede ni siquiera moverse si Dios no se lo permite.
Dios no es lo contrario de Satán,
como mucha gente piensa. Dios es la Luz, pero Satán no es la tiniebla. La tiniebla es la AUSENCIA
de Luz, no es lo contrario de la Luz. Satán en lengua hebraica significa el enemigo, y de eso se trata.
Satanás y sus cómplices, los ángeles caídos, son el peor enemigo del hombre, porque están tratando
de impedir que el hombre alcance la Luz. Dios es la Luz, y Satán no es más que una sombra que se
pone entre nosotros y la Luz para impedirnos alcanzar a Dios.
La razón es la maldad, la envidia y la ausencia total de caridad entre las criaturas que habitan el
infierno. Satanás es como esas personas que nos encontramos a veces a nuestro alrededor, que
parecen disfrutar con el mal ajeno. Cuanto peor está el prójimo, cuanto más dolorido, enfermo,
hambriento y miserable, tanto más disfrutan y se regodean. Por otro lado, la envidia corroe a estos
ángeles caídos. Son como el perro del hortelano, que, una vez que ven que han perdido su
oportunidad de disfrutar de las maravillas celestiales, desean que nadie pueda hacerlo tampoco.
Algunos dirán, pero entonces porque Dios, que tanto ama al hombre, no elimina a Satanás y hace que
todos los hombres se salven? En esto, actúa también siguiendo un principio de Justicia. Dios no desea
interferir en nuestra libertad. Y la libertad implica que haya posibilidad de elegir. La elección que
tenemos está entre la salvación que nos ofrece Jesús, y los engaños y el abismo de la muerte eterna
que nos ofrece -de forma escondida, pero muy violenta- Satán. La libertad es una cualidad esencial en
el hombre, y esta libertad es la que hace que el hombre pueda elegir entre la Luz, o dejarse llevar por
los encantos engañosos del mundo y de la carne que conducen al abismo tenebroso.
Por último, una sóla acotación más. De la misma forma que tenemos un ángel guardian que nos
protege, también tenemos un sinfín de demonios que nos tientan. Ahora mismo, en este momento que
lees este mensaje, ten la seguridad de que a tu alrededor existen espíritus malignos que están tratando
de confundirte. Pueden leerte el pensamiento y sugerirte toda clase de ideas, como la de que este
mensaje que estás leyendo es puro engaño. De la misma forma, el ángel de la guarda te indicará lo
contrario. Tú, y tu libertad sois las que debeis optar. O te guias por la Justicia y la Verdad, aunque sea
dura de sobrellevar, o te dejas arrastrar por los placeres del vicio y de la vida en falsedad. Este último
es el camino ancho del que habla la Escritura, el camino que te aleja para siempre de la Luz.
Jesús lo advirtió: Seguid el camino estrecho que lleva a la vida. Anchas son las puertas de la perdición,
y son MUCHOS los que entran por ellas.
(extraído de: http://iesvs.tripod.com/NOTIREISLASPERLASALOSCERDOS.htm)
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