Ciertas desgracias naturales son simplemente diabólicas, y no deberíamos ser tan tontos como para rebelarnos contra el Señor, pero justo entonces debemos adorar sus juicios y darle testimonio de amor y fe. ¡Cuántas malas palabras se dicen cuando el terremoto, el deslizamiento de tierra, la erupción, el sumidero, la avalancha arrasa una región! Sin embargo, esas desgracias casi siempre son promovidas por Satanás que quiere desacreditar la Divina Providencia! Satanás se esconde precisamente detrás de las leyes naturales y no se revela, para que los hombres se mantienen inestables en su fe y maldicen a Dios. Incluso en las cosas
El espíritu maligno nos puede entrar más común, incluso en un caballo que se apresura, en un coche que arruina, en una desgracia que parece una yactura, en un robo, en una herida, en una calumnia. Es necesario mantener la calma y sumiso a la Divina Voluntad, porque entonces Satanás huye y nuestra tribulación cambia para bien como lo hizo San Job. Ciertamente no es una coincidencia que Dios nos haya dejado un ejemplo tan impresionante de lo que el espíritu maligno puede hacer en nuestras vidas, y no podemos ser sobrehumanos, negando la intervención diabólica, para terminar en sus redes y lanzarnos al brazo de la desesperación.
Del libro del trabajo
Rollo de Don Dolindo
Fuente Ermanno Radice
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