San Miguel Arcángel pesando las almas en el Juicio Final

jueves, 1 de marzo de 2018

DEMONIOS – Por Cornelio Á Lápide. (Parte IV)

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Baphomet, demonio que es representado como un transexual.

El demonio es débil


   Sujetaos a Dios, dice el apóstol Santiago: resistid al demonio, y huirá de vosotros. Resistidle con una fe viva y firme, dice el apóstol San Pedro.

   Cuando el demonio se acerca y trata de excitar en vosotros movimientos de ira, de orgullo, de impureza, etc., resistidle con valor; y al momento le ahuyentaréis. Porque delante de un alma firme, el demonio tiembla; con los que titubean, es, por el contrario, terrible como un león.

   Él enemigo antiguo, dice San Gregorio, es fuerte contra los que le escuchan, y débil contra los que le oponen resistencia. Sí cedemos a sus sugestiones, es formidable como un león, es vencedor; pero si le rechazamos fuerte y prontamente, queda aplastado como una hormiga.

   Asi pues, para los unos es un león, y para los otros una hormiga: las almas carnales tienen trabajo para escaparse de su crueldad; mientras que las almas puras pisan su debilidad con el pié de la virtud.

   ¿De qué modo, dice Isaías, arrancaremos su presa a un hombre tan esforzado? ¿Cómo recobrar aquello que ha arrebatado un varón tan valiente? He aquí lo que dice el Señor: Le serán quitados al hombre esforzado los prisioneros que ha hecho, y será recobrada la presa que arrebató el valiente.

   Si consideráis la naturaleza del demonio, dice Orígenes, es un gigante, y nosotros unos pigmeos; pero si seguimos a Jesús, que le ha privado de su fuerza, el demonio no nos inspirará ya ningún temor.

   El demonio es muy débil, ante los hombres valerosos y heroicos.

   Es un león rugiente, es terrible: Leo rugiens. (I. Petr. V. 8). Es una serpiente que se arrastra por el suelo; es muy débil. Dios, que le ha dejado sus fuerzas para suplicio suyo, le ha puesto un freno. No puede dominar más que a aquellos a quienes Dios desprecia y abandona: ¡triste poder y reino vergonzoso!...

   El demonio es débil, puesto que emplea la habilidad, la astucia, los rodeos, la mentira; es débil, puesto qne se arrastra y se oculta. Es impotente; Jesucristo le ha derrotado ¿Quién es el que le vence y le derriba? El que está vigilante, el que huye, que ruega, el que desconfía de sí mismo y se mortifica.

   Una sola palabra de Jesucristo ahuyentaba a legiones de espíritus infernales del cuerpo de los poseídos: ¿qué fuerza no ha de tener la presencia de Jesucristo, su gracia, la sagrada comunion? Sólo una señal de la cruz asusta a los espíritus de las tinieblas, y les hace huir, San Bernardo asegura que cualquiera que invoque los santos nombres de Jesús, de María y de José, es invencible, aunque todos los demonios luchen contra él. Tertuliano decía a los perseguidores de la religión, que un poseído, cualquiera que fuese, no podía resistir a un simple cristiano. El demonio es pues muy débil. (Apolog.). Una simple resistencia estrella sus fuerzas y le pone en derrota, dice el apóstol Santiago (IV. 7).

   Los Santos de todos los siglos, de todas las edades y de todos los sexos, han triunfado del demonio y le han aplastado la cabeza; siguiendo su ejemplo, todos nosotros podemos quedar victoriosos de este enemigo salvaje...




“Tesoros de Cornelio Á Lápide”
(http://sanmiguelarcangel-cor-ar.blogspot.com.ar/2017/08/demonios-por-cornelio-lapide-parte-iv.html)

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