Si estos músicos satanistas no se convierten a tiempo y abandonan el camino de perdición eterna que libremente han elegido, tendrán la oportunidad de adorar al Ángel caído por toda la eternidad, en el Infierno. Aunque dudo que el dolor de las llamas del Infierno les permitan hacer ni un solo acto de pretendida adoración, pues en lo único en que pensarán, para siempre, en el dolor insoportable que los atormentará por siglos sin fin.
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