San Miguel Arcángel pesando las almas en el Juicio Final

jueves, 31 de marzo de 2022

Muere la "reina de las vacunas"

 

Muere la "reina de las vacunas"



Muere la "reina de las vacunas"



 @BeachMilk

La doctora Sarah Beth se autodenominaba la "reina de la vacuna", y ha muerto repentinamente por "causas desconocidas". 

Verás muchos más casos de estos a medida que avance el 2022.


https://amp.courier-journal.com/amp/7090533001


lunes, 21 de marzo de 2022

Don Bosco y el Infierno

 


LA TERRIBLE REALIDAD DEL INFIERNO. Parte VII. En los sueños de San Juan Bosco (III)

 

               Yo continué adelante. Cuanto más avanzaba más áspera era la bajada y más pronunciada, de forma que algunas veces me resbalaba, cayendo al suelo, donde permanecía sentado un rato para tomar un poco de aliento. De cuando en cuando el guía acudía en mi auxilio y me ayudaba a levantarme. A cada paso se me encogían los tendones y me parecía que se me iban a descoyuntar los huesos de las piernas. Entonces dije anhelante a mí guía: -Querido, las piernas se niegan a sostenerme. Me encuentro tan falto de fuerzas que no será posible continuar el viaje. El guía no me contestó, sino que, animándome, prosiguió su camino, hasta que al verme cubierto de sudor y víctima de un cansancio mortal, me llevó a un pequeño promontorio que se alzaba en el mismo camino. 

               Me senté, lancé un hondo suspiro y me pareció haber descansado suficientemente. Entretanto observaba el camino que había recorrido ya; parecía cortado a pico, cubierto de guijarros y de piedras puntiagudas. Consideraba también el camino que me quedaba por recorrer, cerrando los ojos de espanto, exclamando: -Volvamos atrás, por caridad. Si seguimos adelante, ¿cómo haremos para llegar al Oratorio? ¡Es imposible que yo pueda emprender después esta subida! Y el guía me contestó resueltamente: -Ahora que hemos llegado aquí, ¿quieres quedarte solo? Ante esta amenaza repliqué en tono suplicante: -¿Sin ti cómo podría volver atrás o continuar el viaje? -Pues bien, sígueme- añadió el guía. Me levanté y continuamos bajando.




               El camino era cada vez más horriblemente pedregoso, de forma que apenas si podía permanecer de pie. Y he aquí que al fondo de este precipicio, que terminaba en un oscuro valle, aparece un edificio inmenso que mostraba ante nuestro camino una puerta altísima y cerrada. Llegamos al fondo del precipicio. Un calor sofocante me oprimía y una espesa humareda, de color verdoso, se elevaba sobre aquellos murallones recubiertos de sanguinolentas llamas de fuego. Levanté mis ojos a aquellas murallas y pude comprobar que eran altas como una montaña y más aún. San Juan Bosco preguntó al guía: -¿Dónde nos encontramos? ¿Qué es esto? -Lee lo que hay escrito sobre aquella puerta -me respondió- , y la inscripción te hará comprender dónde estamos. Miré y sobre la puerta se leía: Ubi non est redemptio. Me di cuenta de que estábamos a las puertas del infierno. El guía me acompañó a dar una vuelta alrededor de los muros de aquella horrible ciudad. De cuando en cuando, a una regular distancia, se veía una puerta de bronce, como la primera, al pie de una peligrosa bajada, y cada una de ellas tenía encima una inscripción diferente. Discedite, maledicti, in ignem aeternum qui paratus est Diabolo et angelis eius... Omnis arbor quae non facit fructum bonum excidetur et in ignem mittetur. (Evangelio de San Mateo, cap. 25, vers. 41)

               Yo saqué la libreta para anotar aquellas inscripciones, pero el guía me dijo: -¡Detente! ¿Qué haces? -Voy a tomar nota de esas inscripciones. -No hace falta: las tienes todas en la Sagrada Escritura; incluso tú has hecho grabar algunas bajo los pórticos. Ante semejante espectáculo habría preferido volver atrás y encaminarme al Oratorio, pero el guía no se volvió, a pesar de que yo había dado ya algunos pasos en sentido contrario al que habíamos llevado hasta entonces. 

               Recorrimos un inmenso y profundísimo barranco y nos encontramos nuevamente al pie del camino pendiente que habíamos recorrido y delante de la puerta que vimos en primer lugar. De pronto el guía se volvió hacia atrás con el rostro demudado y sombrío, me indicó con la mano que me retirara, diciéndome al mismo tiempo: -¡Mira! Tembloroso, miré hacia arriba y, a cierta distancia, vi que por aquel camino en declive bajaba uno a toda velocidad. Conforme se iba acercando intenté identificarlo y finalmente pude reconocer en él a uno de mis jóvenes. Llevaba los cabellos desgreñados, en parte erizados sobre la cabeza y en parte echados hacia atrás por efecto del viento y los brazos tendidos hacia adelante, en actitud como de quien nada para salvarse del naufragio. Quería detenerse y no podía. Tropezaba continuamente con los guijarros salientes del camino y aquellas piedras servían para darle un mayor impulso en la carrera. -Corramos, detengámoslo, ayudémosle -gritaba yo tendiendo las manos hacia él. Y el guía: -No; déjalo. -¿Y por qué no puedo detenerlo? -¿No sabes lo tremenda que es la Venganza de Dios? ¿Crees que podrías detener a uno que huye de la ira encendida del Señor? 

               Entretanto aquel joven, volviendo la cabeza hacia atrás y mirando con los ojos encendidos si la Ira de Dios le seguía siempre, corría precipitadamente hacia el fondo del camino, como si no hubiese encontrado en su huida otra solución que ir a dar contra aquella puerta de bronce. —¿Y por qué mira hacia atrás con esa cara de espanto?, — pregunté yo—. —Porque la Ira de Dios traspasa todas las puertas del Infierno e irá a atormentarle aún en medio del fuego.

              En efecto, como consecuencia de aquel choque, entre un ruido de cadenas, la puerta se abrió de par en par. Y tras ella se abrieron al mismo tiempo, haciendo un horrible fragor, dos, diez, cien, mil, otras puertas impulsadas por el choque del joven, que era arrastrado por un torbellino invisible, irresistible, velocísimo. Todas aquellas puertas de bronce, que estaban una delante de otra, aunque a gran distancia, permanecieron abiertas por un instante y yo vi, allá a lo lejos, muy lejos, como la boca de un horno, y mientras el joven se precipitaba en aquella vorágine pude observar que de ella se elevaban numerosos globos de fuego. Y las puertas volvieron a cerrarse con la misma rapidez con que se habían abierto. Entonces yo tomé la libreta para apuntar el nombre y el apellido de aquel infeliz, pero el guía me tomó del brazo y me dijo: —Detente —me ordenó— y observa de nuevo. Lo hice y pude ver un nuevo espectáculo. Vi bajar precipitadamente por la misma senda a tres jóvenes de nuestras casas que en forma de tres peñascos rodaban rapidísimamente uno detrás del otro. Iban con los brazos abiertos y gritaban de espanto. Llegaron al fondo y fueron a chocar con la primera puerta. San Juan Bosco al instante conoció a los tres. Y la puerta se abrió y después de ella las otras mil; los jóvenes fueron empujados a aquella larguísima galería, se oyó un prolongado ruido infernal que se alejaba cada vez más, y aquellos infelices desaparecieron y las puertas se cerraron.

               Muchos otros cayeron después de éstos de cuando en cuando... Vi precipitarse en el Infierno a un pobrecillo impulsado por los empujones de un pérfido compañero. Otros caían solos, otros acompañados; otros cogidos del brazo, otros separados, pero próximos. Todos llevaban escrito en la frente el propio pecado. Yo los llamaba afanosamente mientras caían en aquel lugar. Pero ellos no me oían, retumbaban las puertas infernales al abrirse y al cerrarse se hacía un silencio de muerte. 

               —He aquí las causas principales de tantas ruinas eternas —exclamó mi guía—: los compañeros, las malas lecturas (y malos programas de televisión e internet e impureza y pornografía y anticonceptivos y fornicación y adulterios y sodomía y asesinatos de aborto y herejías) y las perversas costumbres. Los lazos que habíamos visto al principio eran los que arrastraban a los jóvenes al precipicio. 

               Al ver caer a tantos de ellos, dije con acento de desesperación: —Entonces es inútil que trabajemos en nuestros colegios, si son tantos los jóvenes que tienen este fin. ¿No habrá manera de remediar la ruina de estas almas? Y el guía me contestó: —Este es el estado actual en que se encuentran y si mueren en él vendrán a parar aquí sin remedio. 

               —¡Oh, déjame anotar los nombres para que yo les pueda avisar y ponerlos en la senda que conduce al Paraíso! —¿Y crees tú que algunos se corregirían si les avisaras? Al principio el aviso les impresionará; después no harán caso, diciendo: se trata de un sueño. Y se tornarán peores que antes. Otros, al verse descubiertos, frecuentarán los Sacramentos, pero no de una manera espontánea y meritoria, porque no proceden rectamente.

               Otros se confesarán por un temor pasajero a caer en el infierno, pero seguirán con el corazón apegado al pecado. —¿Entonces para estos desgraciados no hay remisión? Dame algún aviso para que puedan salvarse. —Helo aquí: tienen los superiores, que los obedezcan; tienen el reglamento, que lo observen; tienen los Sacramentos, que los frecuenten. Entretanto, como se precipitase al abismo un nuevo grupo de jóvenes, las puertas permanecieron abiertas durante un instante y: —Entra tú también— me dijo el guía. Yo me eché atrás horrorizado. 

               Estaba impaciente por regresar al Oratorio para avisar a los jóvenes y detenerles en aquel camino; para que no siguieran rodando hacia la perdición. Pero el guía me volvió a insistir: —Ven, que aprenderás más de una cosa. Pero antes dime: ¿Quieres proseguir solo o acompañado? Esto me lo dijo para que yo reconociese la insuficiencia de mis fuerzas y al mismo tiempo la necesidad de su benévola asistencia; a lo que contesté: —¿Me he de quedar solo en ese lugar de horror? ¿Sin el consuelo de tu bondad? ¿Y quién me enseñará el camino del retorno? Y de pronto me sentí lleno de valor pensando para mí: —Antes de ir al infierno es necesario pasar por el juicio y yo no me he presentado todavía ante el Juez Supremo.

               Después exclamé resueltamente: —¡Entremos, pues! Y penetramos en aquel estrecho y horrible corredor. Corríamos con la velocidad del rayo. Sobre cada una de las puertas del interior lucía con luz velada una inscripción amenazadora. 

               Cuando terminamos de recorrerlo desembocamos en un amplio y tétrico patio, al fondo del cual se veía una rústica portezuela, cuyas hojas eran de un grosor como jamás había visto y encima de la cual se leía esta inscripción: Ibunt impii in ignem aeternum. Los muros en todo su perímetro estaban recubiertos de inscripciones. Yo pedí a mi guía permiso para leerlas y éste me contestó: —Haz como te plazca. Entonces lo examiné todo. En cierto sitio vi escrito lo siguiente: Dabo ignem in carnes eorum ut comburantur in sempiternum. Cruciabuntur die ac nocte in saecula saeculorum. Y en otro lugar: Hic univérsitas malorum per omnia saecula saeculorum. En otros: Nullus est hic ordo, sed horror sempiternus inhabitat. — Fumus tormentorum suorum in aeternum ascendit. —Non est pax impiis. — Clamor et stridor dentium. 

               Mientras yo daba la vuelta alrededor de los muros leyendo estas inscripciones, el guía, que se había quedado en el centro del patio, se acercó a mí y me dijo: —Desde ahora en adelante nadie podrá tener un compañero que le ayude, un amigo que le consuele, un corazón que le ame, una mirada compasiva, una palabra benévola: hemos pasado la línea. ¿Tú quieres ver o probar? —Quiero ver solamente— respondí. —Ven, pues, conmigo— añadió el amigo, y tomándome de la mano me condujo ante aquella puertecilla y la abrió. Esta ponía en comunicación con un corredor en cuyo fondo había una gran cueva cerrada por una larga ventana con un solo cristal que llegaba desde el suelo hasta la bóveda y a través del cual se podía mirar dentro. Atravesé el dintel y avanzando un paso me detuve preso de un terror indescriptible. Vi ante mis ojos una especie de caverna inmensa que se perdía en las profundidades cavadas en las entrañas de los montes, todas llenas de fuego, pero no como el que vemos en la tierra con sus llamas movibles, sino de una forma tal que todo lo dejaba incandescente y blanco a causa de la elevada temperatura. Muros, bóvedas, pavimento, herraje, piedras, madera, carbón; todo estaba blanco y brillante. Aquel fuego sobrepasaba en calores millares y millares de veces al fuego de la tierra sin consumir ni reducir a cenizas nada de cuanto tocaba.

               Me sería imposible describir esta caverna en toda su espantosa realidad. Mientras miraba atónito aquel lugar de tormento veo llegar con indecible ímpetu un joven que casi no se daba cuenta de nada, lanzando un grito agudísimo, como quien estaba para caer en un lago de bronce hecho líquido, y que precipitándose en el centro, se torna blanco como toda la caverna y queda inmóvil, mientras que por un momento resonaba en el ambiente el eco de su voz mortecina. Lleno de horror contemplé un instante a aquel desgraciado y me pareció uno del Oratorio, uno de mis hijos. —Pero ¿este no es uno de mis jóvenes?, —pregunté al guía—. ¿No es fulano? —Sí, sí— me respondió. —¿Y por qué no cambia de posición? ¿Por qué está incandescente sin consumirse? Y él: —Tú elegiste el ver y por eso ahora no debes hablar; observa y verás. Por lo demás omnis enim igne salietur et omnis victima sale salietur. Apenas si había vuelto la cara y he aquí otro joven con una furia desesperada y a grandísima velocidad que corre y se precipita a la misma caverna. También éste pertenecía al Oratorio. Apenas cayó no se movió más. Este también lanzó un grito de dolor y su voz se confundió con el último murmullo del grito del que había caído antes. Después llegaron con la misma precipitación otros, cuyo número fue en aumento y todos lanzaban el mismo grito y permanecían inmóviles, incandescentes, como los que les habían precedido. Yo observé que el primero se había quedado con una mano en el aire y un pie igualmente suspendido en alto. El segundo quedó como encorvado hacia la tierra.

               Algunos tenían los pies por alto, otros el rostro pegado al suelo. Quiénes estaban casi suspendidos sosteniéndose de un solo pie o de una sola mano; no faltaban los que estaban sentados o tirados; unos apoyados sobre un lado, otros de pie o de rodillas, con las manos entre los cabellos. Había, en suma, una larga fila de muchachos, como estatuas en posiciones muy dolorosas. Vinieron aún otros muchos a aquel horno, parte me eran conocidos y parte desconocidos. Me recordé entonces de lo que dice la Biblia, que según se cae la primera vez en el Infierno así se permanecerá para siempre: Lignum, in quocumque loco cecíderit, ibi erit. Al notar que aumentaba en mí el espanto, pregunté al guía: —¿Pero éstos, al correr con tanta velocidad, no se dan cuenta que vienen a parar aquí? —¡Oh!, sí que saben que van al fuego; les avisaron mil veces, pero siguen corriendo voluntariamente al no detestar el pecado y al no querer abandonarlo, al despreciar y rechazar la Misericordia de Dios que los llama a penitencia, y, por tanto, la Justicia Divina, al ser provocada por ellos, los empuja, les insta, los persigue y no se pueden parar hasta llegar a este lugar. —¡Oh, qué terrible debe de ser la desesperación de estos desgraciados que no tienen ya esperanza de salir de aquí!—, exclamé. —¿Quieres conocer la furia íntima y el frenesí de sus almas? Pues, acércate un poco más—, me dijo el guía...


Memorias Biográficas de San Juan Bosco, Tomo IX


viernes, 11 de marzo de 2022

Beata Elena Aiello: "Rusia está conducida por Satanás y su bandera roja flameará sobre el Vaticano"

 PROFECÍAS DE LA BEATA ELENA AIELLO.

                                                                                                 


        

La Madre Elena Aiello fue la Fundadora en Cosenza (Italia) de la Congregación de la Divina Providencia. Durante muchos años ha constituido uno de los fenómenos místicos más espectaculares, con sus reproducciones dolorosas de la Pasión de Nuestro Señor. 



Beata Elena Aiello


Hizo numerosas profecías, que tuvieron cabal cumplimiento, como la referente a la caída de Mussolini («el Duce»), con una de cuyas hermanas mantuvo frecuente correspondencia.


A la Madre Elena Aiello corresponden estas palabras:


«Después de comenzar los sufrimientos usuales, aproximadamente a la una de la tarde, Jesús se me apareció cubierto de llagas y de sangre y me dijo: «Mira, hija mía, cómo los pecados del mundo me han herido. 



El mundo se ha sumergido enteramente en la suciedad y desborda en corrupción. Los gobiernos de los pueblos se han levantado como demonios encarnados. Mientras hablan de paz, se están preparando para una guerra con armas devastadoras para la destrucción de pueblos y naciones. Los hombres se hicieron ingratos a mi Sagrado Corazón y, abusando de mi misericordia, han transformado la tierra en una escena de crímenes. Muchos escándalos llevan a las almas a la perdición..., especialmente por la corrupción de la juventud.


Violados hasta el límite, excitados, desenfrenados para los goces y placeres del mundo, su espíritu está degenerado en la corrupción del pecado. El mal ejemplo de los padres educa a los hijos en escándalo e infidelidad, en vez de virtud y rezos. El rezo está casi muerto en los labios de muchos. Manchado y degradado en la fuente de la fe y de la santidad el hogar.


La voluntad de los hombres ya no cambia. Viven en la obstinación del pecado. Más severos serán los castigos y plagas para revocarlos al camino de Dios; pero los hombres se ponen más furiosos, como bestias heridas, y endurecen sus corazones hacia la gracia de Dios.


El mundo ya no merece perdón, sino solamente fuego, destrucción y muerte.


Se necesita más oración y penitencia de mis almas fieles para aplacar la la Justicia divina, para atemperar la justa sentencia del castigo, que ha sido suspendido en la tierra por la intercesión de mi amada Madre, que es también la Madre de todo el linaje humano. ¡0h, qué triste está mi Corazón al ver que los hombres no responden a los muchos llamamientos de amor y de dolor, dirigidos por mi amada Madre a la humanidad errante! Errando en la oscuridad siguen viviendo en sus pecados y se alejan más de Dios; pero el castigo de fuego se acerca para purificar la tierra de las iniquidades de los perversos (o malignos).


La justicia de Dios exige reparación por las muchas ofensas y crímenes que cubren la tierra y que ya no se pueden comprometer más. Los hombres están obstinados en sus delitos y no vuelven a Dios. Se oponen a la Iglesia, y los sacerdotes son despreciados a causa de los perversos que dan escándalo. Ayúdame, sufriendo, a reparar por las muchas ofensas, y de esta manera salvar en parte a la humanidad, precipitada en el fango de la corrupción y muerte...


Anuncia a la humanidad que debe volver a Dios, haciendo penitencia y haciéndolo así tienen esperanza de ser perdonados y salvados de la justa venganza de un Dios despreciado». (Diciendo esto, Nuestro Señor desapareció. Entonces se presentó la Santísima Virgen, con vestido negro y siete espadas atravesando su Inmaculado Corazón).


Acercándose a mi, y con expresión de profundo dolor y lágrimas en sus mejillas, me dijo: «Óyeme con atención y revela a todo el mundo: Mi Corazón está muy triste por los sufrimientos que vendrán sobre un mundo que se bate en una catástrofe inminente. La Justicia de Dios es ofendida al extremo. Los hombres viven en la obstinación de sus pecados. La ira de Dios está muy cerca. Pronto grandes calamidades, revoluciones sangrientas, huracanes terribles vendrán sobre el mundo y los ríos y el mar se desbordarán. Proclama, grita en alta voz, hasta que los sacerdotes de Dios oigan mi voz para que avisen a la humanidad de que el castigo está muy cerca, y si los hombres no vuelven hacia Dios con la oración y la penitencia, el mundo será lanzado en una nueva y más terrible guerra.


Las armas más mortíferas destruirán las iglesias y la Santa Eucaristía, y destrozarán cosas muy queridas. En esta guerra impía muchas cosas que han sido hechas por los hombres serán aniquiladas.


Nubes con relámpagos, penetrantes de fuego del cielo y una tempestad de fuego caerán sobre la tierra. Este castigo terrible que nunca se ha visto en la historia de la humanidad durara setenta horas. Loa ateos serán aplastados y aniquilados y muchos se perderán porque permanecerán en la obstinación de sus pecados. Entonces se vera el poder de la luz sobre el poder de las tinieblas. No guardes silencio, hija mía, porque las horas de las tinieblas y el abandono se acercan. (16 de abril de 1955).


Me inclino sobre el mundo, teniendo en suspenso la justicia de Dios. De otra manera, estas cosas hubieran venido ya sobre la tierra. Oraciones y penitencias son necesarias, porque los hombres deben volverse hacia Dios y a mi Corazón Inmaculado, la Mediadora entre los hombres y Dios, y de esta manera el mundo al menos será salvado en parte. Proclama, gritando, estas cosas a todos, como si fueras el mismo eco de mi voz. Anuncia esto a todos, porque ayudará a salvar a muchas almas e impedir muchas destrucciones en la Iglesia y en el mundo».



ULTIMAS PROFECIAS DE LA MADRE ELENA AIELLO


La vida de Sor Elena, conocida en Roma como «la monja santa» fue una incesante y fervorosa plegaria ante el Señor. 


Madre General y Fundadora de las Hermanas Mínimas de la Pasión de Nuestro Señor, estigmatizada de modo excepcional y víctima por la Humanidad, fue estimada y consultada con frecuencia por el Papa Pío XII, reconociendo en ella dotes de abnegación, caridad y profecía. Su vida está escrita en el libro de Francisco Spadafora: «Sor Elena Aiello, la monja Santa», Citta Nuova Editrice-Roma 1964, pero sus visiones permanecen hasta ahora absolutamente inéditas.


En un periódico italiano se publicó un artículo sobre la Vidente del que extractamos las siguientes noticias: El periódico «Alianza italiana» órgano del Centro Político «Dios, Autoridad, Pueblo» ha publicado un manuscrito del confesor de Sor Elena Aiello... El documento está dedicado a las visiones de la Madre y dice entre otras cosas: El viernes Santo de este año, Sor Elena Aiello ha sufrido poco, apenas una hora desde las 14 a las 15,30 (!).


Dos noticias son importantes: 1.ª La visión de B. M. (Benito Musolini) que le ha dicho que se había salvado porque su trágica muerte había purgado su vida de pecado y que había sido enviado por Dios para decir a Sor Elena que avise a los Gobernantes de Italia, que pronto Rusia invadirá Europa y traerán muchas ruinas a nuestra Patria.


2.ª La visión de la ciudad del Vaticano invadida por los comunistas, en una revuelta con persecuciones al Santo Padre y a la Iglesia.


Por último, vio el castigo de los pecadores y malvados, promovido directamente por Dios.


Así el periódico. Pero nosotros estamos en posesión de una abundante serie de mensajes, visiones, locuciones experimentadas por la Madre Aiello, que por su importancia, actualidad, precisión y profundidad espiritual, merecen ser publicadas y dadas a conocer con notable provecho de aquellos a quienes Dios ha destinado a recibir al Verbo de Salvación. Ponemos a continuación una provechosa e impresionante síntesis, cuya lectura debe hacer temblar a toda alma que no esté completamente ciega y perdida.


En el año 1961, la Virgen habla de la Revolución que surgirá en Italia (también está transcrita en la citada obra de D. Spadafora p. 209 con «imprimatur» del Obispo Liverzani, del día 22-VII-1964).


«Los hombres ofenden mucho a Dios. Si Yo te hiciera ver el número de pecados que se cometen en un solo día, morirías de dolor».      


«Las fuerzas del mal están preparadas para desencadenarse en todas las partes del mundo, con terrible violencia. Terrible será la convulsión que vendrá... Italia será humillada y purificada en la sangre y deberá sufrir mucho, porque muchos son los pecados que se cometen en esta nación predilecta, sede del Vicario de Cristo. No podéis imaginaros lo que sucederá. Se desencadenará una terrible revolución y los caminos quedarán enrojecidos con la sangre. El Papa sufrirá mucho, y todos estos sufrimientos serán para él una agonía que abreviará su peregrinación terrena. Su sucesor gobernará la nave en la tempestad. (Será el último de los lemas papales de la Profecía atribuida a S. Malaquías, Pedro Romano?)                

«Pero no se retrasará el castigo de los impíos. Aquel día será espantoso, de la manera más terrible: la tierra temblará y purificará a toda la Humanidad. Los malvados perecerán en los tremendos rigores de la justicia divina». (¡El Castigo anunciado por tantos Profetas!)


De la visión del 7-1-1950


Nadie se arrepiente... solamente se muestran ansiosos de conquistar nuevos territorios, para dominarlos como lobos rapaces. La guerra, castigo de Dios por los delitos del mundo culpable, espantoso azote por los pecados de los hombres, en vez de hacerlos volver a Dios, arrepentidos y corregidos, ha traído una mayor desvergüenza de costumbres, odios y persecuciones contra la Iglesia y su supremo Pastor, que es la salvaguardia del mundo entero y el monitor de esta desenfrenada Humanidad...»


Una propaganda impía, ha difundido por el mundo muchos errores, resultando en todas partes, persecuciones, ruinas y muertes. Si los hombres no cesan de ofender a mi Hijo, no estará lejos el tiempo en que la justicia del Padre, enviará sobre la tierra el azote merecido y será el peor castigo que jamás se ha visto en la historia de la Humanidad. «Cuando en el cielo aparezca una señal extraordinaria, sabed los hombres que está próximo el castigo del mundo». 


De la visión del viernes Santo (11-IV-1952)


«Mi corazón sangra, porque la Iglesia se verá perseguida. Son muchos los lobos rapaces y se visten de piel de cordero, y por esto el "Cristo en la tierra" (el Papa), sufrirá mucho. Italia será atormentada, porque se prepara una gran revolución, pero en parte será salvada».


Del supremo llamamiento de la Santísima. Virgen al mundo (2-1-1954)


«Pero el azote está próximo y las horas de las tinieblas están cercanas. ¡El rebaño está a punto de dispersarse! Muchas señales nunca vistas, vendrán sobre el mundo para advertir a los hombres que la medida está colmada. Momentos espantosos serán cuando mi Hijo hablará con acento de Juez y pronunciará la sentencia merecida sobre la Humanidad extraviada.» «Quiero que se sepa que el castigo está próximo. Fuego jamás visto descenderá sobre toda la tierra y gran parte de la Humanidad será aniquilada. Aquellas horas serán desesperadas para los impíos, con alaridos y bestialidad satánica, suplicarán ser cubiertos por las montañas y buscarán refugio en las cavernas... pero todo será en vano. Los que quedaren encontrarán en mi protección, la misericordia de Dios, mientras que todos los demás que no quieran arrepentirse de sus culpas, perecerán en un mar de fuego».


«Bienaventurados los que en aquellos momentos puedan llamarse verdaderos devotos de María». Rusia será casi completamente calcinada; también otras naciones desaparecerán. Italia será en parte salvada por el Papa».


Del llamamiento a la Humanidad de parte del Corazón Divino de Jesús y del Corazón inmaculado y Dolorido de María (16-IV-1954).


«El mundo está hundido en una corrupción espantosa. Los gobernantes de los pueblos, se han vuelto verdaderos demonios encarnados, y mientras hablan de paz, preparan las armas más mortíferas... para destruir pueblos y naciones. 





Los hombres han transformado la tierra, en un escenario de crímenes». ¡Cuántos escándalos que conducen a las almas a la ruina! La corrupción de la juventud, ha traspasado todos los límites y las ansias de los goces de la tierra, han degradado su espíritu en la corrupción del corazón y en el fango del pecado. El ejemplo pecaminoso de los padres, que ha hundido a la familia en el escándalo y en la infidelidad, en vez de en la virtud y la oración —que está casi muerta en los labios de muchos— ha emponzoñado y secado la fuente de la santidad y de la alegría en el santuario doméstico... Por eso el mundo no es digno de perdón, sino del fuego de la destrucción y de la muerte. ¡El azote del fuego está próximo y purificará a la tierra de la iniquidad de los malvados!


En la visión del viernes Santo (8-IV-1955), la Virgen recalca:


«Se avecinan días oscuros y terribles... los gobernantes de los pueblos se agitan y hablan de paz, pero el mundo de nuevo estará en guerra y toda la Humanidad se sumirá en tristeza, porque la Justicia de Dios no tardará en completar su carrera y los acontecimientos están próximos. Terrible será la revolución en toda la tierra, porque los hombres como en tiempos del diluvio han perdido el camino de Dios y están dominados por el espíritu de satanás».


¡La justicia de Dios gravita sobre el mundo y la Humanidad manchada de fango será lavada en su propia sangre, enfermedades, hambre, terremotos, naufragios y en la guerra!




Después, si los hombres no se enmiendan, un terrible azote de fuego bajará del cielo sobre todos los pueblos de la tierra. Aquellos momentos serán espantosos para todos, por que se juntará el cielo con la tierra y todos los impíos serán aniquilados. Algunas naciones serán purificadas, mientras otras desaparecerán completamente. Italia será castigada y purificada por una gran revolución, y solamente será salvada en parte.


De la visión del 16-IV-1955


«Los hombres viven en la obstinación del pecado, pero la ira de Dios está próxima y el mundo será castigado con una gran calamidad, sangrientas revoluciones, fuertes terremotos, carestías, epidemias, y espantosos huracanes que harán salirse de madre a los ríos y a los mares. El mundo será totalmente convulsionado por una nueva y terrible guerra. Las armas más mortíferas destruirán pueblos y naciones. 





Los dictadores de la tierra, verdaderos monstruos infernales, demolerán las Iglesias con los sagrados Tabernáculos y destruirán pueblos y naciones y los objetos más apreciados. En esta lucha sacrílega por el feroz impulso y encarnizada resistencia se verán abatidas muchas, de aquellas cosas que han sido hechas por las manos del hombre».



Día 15-IX-1958


«El comunismo se expansiona en el mundo entero; el materialismo posee una gran organización, jamás vista, sobre la faz de la tierra. Ha trastocado los derechos de la Iglesia depositaria del Santo Evangelio. Sus fuerzas son poderosas y difunde sus errores, suscitando guerras, revoluciones y persecuciones contra la Iglesia. Por ello los religiosos, los sacerdotes, todo el clero, las almas que me están consagradas y los devotos de mi Corazón deben estar en primera línea, para combatir el materialismo con el ejemplo, viviendo una vida santa. Deben salvar las almas, deben comprometerse en su apostolado a combatir el materialismo para conquistar el Reino de Cristo. Si esto no se obtiene, Italia será invadida por las tropas rusas...».


Viernes Santo (27-III-59)


Los gobernantes de los pueblos están fuera de la luz de Dios, sobre todo los de Italia. Están llenos de falsedad e hipocresía y se sirven de mi nombre y del de mi Hijo. El materialismo corre rápido sobre todas las naciones, y continúa su marcha llevando la ruina y la muerte; lleva veneno en sus labios y en el corazón, para emponzoñar a muchas almas.


¡Qué de estragos hace en medio de la juventud y de los niños el pecado de la impureza! La familia cristiana ha dejado de existir.—Ello ya no constituye un misterio; quieren expulsar a Cristo de las familias, de las escuelas, de las oficinas, de la sociedad, de las conciencias.


Rogad intensamente... Roma será castigada... Rusia se impondrá sobre todas las naciones, de manera especial sobre Italia, y elevará la bandera roja sobre la cúpula de San Pedro; la Basílica será rodeada de leones muy feroces.


Día (22-VIII-1960)


La hora terrible avanza sobre el mundo; muchas naciones serán castigadas, especialmente Italia por revoluciones sangrientas... Rusia ha preparado sus armas secretas contra América, contra Francia y contra Alemania. La guerra está próxima. El Rin de Alemania-Suiza estará lleno de cadáveres y de sangre. El Papa deberá sufrir mucho. El león rugiente avanzará hacia la cátedra de Pedro para difundir sus errores. La hiel de Rusia emponzoñará a todas las naciones, especialmente a Italia».


Viernes Santo de 1961


Estas son las últimas revelaciones de la Madre Elena Aiello. Después de algunos meses murió en Roma en la casa de su Congregación de la calle de Bandassim.


Habla la Virgen: Si la Humanidad no vuelve a mi Corazón y al de mi Hijo Jesús, el mundo se hundirá en el abismo... Rusia esparcirá sus errores sobre todas las naciones, especialmente sobre Italia. El mundo ha caído muy bajo y tiene necesidad de castigos, de plagas con que ser purificado. Los hombres no reconocerán ya a su Dios; su dios ahora es el pecado, el placer, la deshonestidad; nadie se vuelve a Dios, por eso sobrevendrán los más terribles castigos de destrucción y de muerte sobre todas las naciones, especialmente sobre Italia. Rusia está conducida por Satanás; ella busca el dominio absoluto sobre toda la tierra. La Iglesia será perseguida y el Papa y los sacerdotes deberán sufrir mucho.


Francisco Spadafora.

Roma, 6 de mayo de 1976


(Ediciones «La Voz de Fáitma», Tucumán, 210, San Martín, Buenos Aires; «Cruzada Mariana», Padres Franciscanos, Cáceres [España], hoja nº 24.) (Cf. Sour Elena Aiello «A monaca santa» Francisco Spadafora. 2.ª edición. Vicenza 1974.)


Capítulo 40 del libro, Alerta Humanidad, dedicado a la Madre Elena Aiello.

El demonio toma Eurovisión

 





El demonio toma Eurovisión




Eurovisión: Francia bailará con el diablo

La canción del grupo bretón Alvan & Ahez "Bailo con el diablo" fue elegida entre doce candidatas para representar a Francia en el Festival de Eurovisión. (imagen izqda)

En general, las canciones propuestas eran anodinas, carentes de originalidad y horribles, escribe Medias-presse.info (9 de marzo). Alvan & Ahez cantan en bretón: "Ella baila con el diablo, ¿y qué? Bailo con el diablo, ¿y qué?".

Los medios de comunicación de los oligarcas presentaron la canción como un himno feminista de una chica libre que no se preocupa por los demás. Para los oligarcas, "libertad" es sinónimo de "comportamiento licencioso".

En 2021, Chipre y Noruega presentaron himnos satánicos. (imagen derecha e inferior)

Por suerte, al verdadero Satanás -Rusia- se le ha prohibido participar en Eurovisión 2022.

Eurovisión se ha convertido desde hace tiempo en una plataforma para lanzar aberraciones varias, entre ellas el homenaje a Satanás, un enemigo poderoso del alma humana que disfruta como nunca de la necedad de los hombres de este siglo los cuales le dedican canciones e himnos en un espectáculo que llega a millones de hogares mientras él promete sumergirlos en los tormentos eternos


martes, 8 de marzo de 2022

Padre Pío: "El que maldice, alaba a Satanás y se encamina al Infierno"


 


Padre Pio escribió en el epistolario que la maldición es la manera más segura de ir al infierno, es la alabanza a Satanás ✨

cada vez que maldigas, solo sé que alabas a Satanás y los demonios están de fiesta y todo el infierno sonríe.

Tu maldición es un boomerang que regresará a ti como un castigo {castigo de la elección voluntaria del mal}

en las casas que maldicen es segura la ausencia de Dios y la presencia del diablo con todos sus espíritus malignos que traen en esa casa agitación discordia división enfermedad y divorcio !

¡El maldecido levanta sus manos al cielo e invoca el Poder del nombre de Jesús para liberarlo ahora siempre es del espíritu de castigo!

Cuando escuches a alguien maldecir, arréglalo con este jaculatorio:

✨ Jesús María te amo

salvar almas ✨

*De esta manera no sólo reparar la ofensa a Jesús o a María sino

Usted también se protegerá de la influencia demoníaca que

la determinación produce *

La maldición es una puerta abierta a Satanás cuando maldices de gloria al diablo y todo el infierno sonríe, saber que cuando maldices por autoridad a espíritus malignos para maldecirte porque los llamas con maldición si quieres que Dios realice lugares maravillas en tu vida te hay que pedirle a Dios que te de la fuerza para no maldecir más tienes que confesarte y empezar a orar que el Espíritu Santo baje sobre ti, solo entonces te liberarás de toda la influencia demoníaca que te oprime entonces empieza ahora...

Fuente Unámonos para ayudar a las Sagradas Almas del Purgatorio