San Miguel Arcángel pesando las almas en el Juicio Final

lunes, 18 de marzo de 2019

10 formas en las que el diablo se está metiendo en tu vida y que tal vez no sabías

Imagen referencial / Foto: Pixabay (Dominio Público)

5 de agosto de 2018
Redacción ACI Prensa
¿Crees que el diablo solamente se mete en la vida de una persona con la posesión? Pues no. El enemigo también usa otras formas que pueden pasar desapercibidas.

La frases “no es para tanto” o “estás exagerando” son música para los oídos de Satanás. A él le gusta que la gente no descubra sus trampas, a menudo escondidas en cosas aparentemente agradables.

Por ello, presentamos una lista de 10 formas en las que Satanás podría estar ingresando en tu vida y que tal vez no sabías porque las consideras “algo normal” o inofensivo.

1.- Los Horóscopos

Puedes encontrarlos en periódicos y revistas. Cada día aseguran que te dicen lo que sucederá en tu vida de acuerdo a tu “signo zodiacal” y muchas personas lo consultan religiosamente, y creen en sus “predicciones”.

Sin embargo, está mal hacerlo porque los horóscopos reclaman tener el poder de conocer el futuro, algo que solo pertenece a Dios.

Por ello, creer en los horóscopos atenta contra el Primer Mandamiento: “Amarás a Dios sobre todas las cosas” porque no estás confiando en Él ni en los maravillosos planes que tiene para cada uno de sus hijos.

2.- Los Médiums

Los médiums son personas que dicen tener el don de la “clarividencia” y que a través de su sensibilidad paranormal pueden servir de “mediadores” para comunicarse con los espíritus o incluso manipular el mundo espiritual.

Hay que recordar que la Palabra de Dios condena el conjuro de los muertos en Dt. 18, 10-11 y en Is 19,3.

Los médiums y sus semejantes, o son estafadores u obtienen su poder del demonio.

3. - El Turismo Paranormal

Últimamente se ha popularizado la visita a las “casas embrujadas”. Se estima que en Estados Unidos unas 1.200 casas embrujadas ganan al año más de 500 millones de dólares por permitir utilizar equipos paranormales a los aspirantes a cazadores de fantasmas que se burlan de los espíritus para obtener una respuesta.

El P. Vincent Lampert, exorcista de la Diócesis de Indianápolis (Estados Unidos) explicó en una ocasión que algunos sucesos “paranormales” que se presentan en las casas pueden ser un alma del purgatorio que “está buscando oraciones e intentando llamar la atención de la gente”.

Cuando se presente esta circunstancia, sugirió comenzar a orar y “si todo se calma cuando comenzamos a rezar, entonces es un alma del purgatorio”. Pero “si es el mal, las cosas se vuelven más turbulentas porque un demonio es atormentado por la oración”.

4.- Desear que alguien se vaya al Infierno

Es probable que todos hayamos escuchado a alguien decir “que arda en el Infierno” o “vete al Infierno”. Por ejemplo, las personas a las que se les desea eso suelen ser los asesinos, abusadores de niños o alguien que haya hecho algo muy malo.

Pero hay que reflexionar sobre esto. El demonio quiere que las almas pasen la eternidad en el Infierno. A pesar de lo horrible que pueda ser esa persona, nunca debemos desear la condenación de nadie porque estamos poniéndonos del lado de Satanás y enfrentándonos a la voluntad de Dios, quien desea que todos se salven y estén con Él en el Cielo.  

5.- Supersticiones como “Tocar madera” o “No pasar debajo de una escalera”

Hay católicos que lo hacen. Por ejemplo, cuando arrojas una moneda a la fuente para pedir un deseo, cruzas los dedos, evitas que un gato negro cruce en tu camino, que se caiga la sal, etc.

Pueden parecer cosas inofensivas –como tener amuletos de buena suerte o los pies de conejo– pero en verdad estás buscando poderes que no son de Dios. En vez de tocar madera o pedir un deseo, haz una oración.  

6.- Leer la palma de la mano o las cartas del tarot

Puedes encontrar en la calle o en las ferias adivinos que te leen la mano o tu destino en las cartas del tarot. Al escuchar sus predicciones estás dejando entrar al demonio en tu vida, porque ellos buscan manipular el mundo conocido al aprovechar un poder que no es Dios.

Y no te dejes engañar por alguien que quiere leerte la mano y usa una cruz, un rosario o porta otro símbolo cristiano.

7.- Comprar productos que “tienen poderes”

Con esto nos referimos a los cristales, piedras o aceites que son utilizados y vendidos por las compañías afirmando que tienen poderes sobrenaturales.

Para un poder real, habla con el Creador del Universo y recibe de Él gracias sobrenaturales a través de los sacramentos.

8.- No perdonar

Jesús repitió en diversas ocasiones la importancia de perdonarnos los unos a los otros. Eso no significa que estés obligado a ser amigo o amiga de esa persona.

Orar por alguien y dejar ir el rencor y la ira con el auxilio de Dios ayuda a que sanes tus heridas. No querer perdonar es apoyar al demonio e ir contra la voluntad divina.

9.- La Pornografía

Incluso dentro del matrimonio, la pornografía es una forma de maldad que está muy enraizada en nuestra cultura.

El Arzobispo de Pamplona y Tudela (España), Mons. Francisco Pérez advirtió que “los frutos que conlleva esta dependencia (la pornografía) son desastrosos y el alcance de violencia que engendra son desbordantes”.

También aseguró que “mata al amor” porque “estudios recientes han encontrado que después que un individuo ha estado expuesto a la pornografía, se califican a sí mismos con menor capacidad de amor que aquellos individuos que no tuvieron contacto con la pornografía”.

10.- Creer en apariciones condenadas por la Iglesia

El National Catholic Register recogió en un artículo la explicación del P. Auguste Poulain, un teólogo que afirma que a veces el diablo puede valerse de las “revelaciones privadas” para “atrapar a los católicos”.

“El diablo puede, por un ardid, fingir alentarlos por un tiempo por el bien para después arrastrar a su víctima en exageraciones y extravagancias. Siempre que el fin sea malo, el camino que conduce a este le importa muy poco a él”, indicó el sacerdote.

Por ello, es recomendable consultar las apariciones aprobadas por la Iglesia y acudir a un sacerdote experto en caso de tener algunas “visiones”.

Traducido y adaptado por María Ximena Rondón. Publicado originalmente en el National Catholic Register.
(https://www.aciprensa.com/noticias/10-formas-en-las-que-el-diablo-se-esta-metiendo-en-tu-vida-y-que-tal-vez-no-sabias-39662?fbclid=IwAR3o1_4JU6QtZYg3j4WAC3rx3D1DpV80tduPDooeWYC8dcJ-oY7ANeFcCpU)

sábado, 16 de marzo de 2019

En el mundo progresista, ser homosexual, negro o asiático, es un orgullo, mientras que ser blanco es ser racista

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Mujer es asesinada en ritual satánico en México

A unos metros del cuerpo, la policía encontró elementos de rituales satánicos (Foto: Archivo /Getty Images)
El cuerpo fue encontrado al interior de una casa en el estado de Guerrero, presentaba heridas en el cuello y estaba atado de pies y manos
15 de marzo de 2019

 A unos metros del cuerpo, la policía encontró elementos de rituales satánicos (Foto: Archivo /Getty Images)
A unos metros del cuerpo, la policía encontró elementos de rituales satánicos (Foto: Archivo /Getty Images)
El cuerpo de una mujer de aproximadamente 50 años de edad, identificada como Francisca "N" fue encontrado en el interior de su casa en la colonia El Capire, en Iguala, Guerrero.

El hallazgo se realizó el miércoles por la noche cuando su hijo menor, de 14 años, pidió ayuda. Policías municipales localizaron el cuerpo de la mujer y a unos metros en encontraron velas, figuras y letras escritas con sangre aparentemente de la víctima..

El cuerpo estaba atado de pies y manos y tenía cortes en el cuello realizados durante lo que presuntamente fue un ritual satánico, por las características del crimen.

Aproximadamente a las 20:30, hora local, se recibió una llamada en el número de emergencias 911 que reportaba a una mujer sin vida en el interior de una vivienda en la calle PRI. Al llegar al lugar, un estudiante de secundaria indicó a los policías que al entrar a su casa había encontrado a su mamá sin vida y atada de pies y manos.


Pero al ingresar al domicilio, de acuerdo con reportes de medios locales, los elementos de seguridad encontraron una escena macabra: ropa tirada por todos lados, la casa desordenada y el cuerpo tirado en el piso con una herida profunda en el cuello.

A unos metros del cuerpo estaban pintadas con sangre en el piso las letras T y A y en la cocina se encontró, también pintado con sangre, un pentagrama rodeado por un círculo.

El lugar fue asegurado por elementos de la Fiscalía General del Estado (FGE) hasta ahora no se han revelado detalles sobre si la mujer tenía alguna relación con los atacantes o alguna creencia. Tampoco hay detenidos.

La casa donde fue localizado el cuerpo (Foto: Facebook AE Noticias)
La casa donde fue localizado el cuerpo (Foto: Facebook AE Noticias)
Otros casos 

En 2017 se registró otro caso similar en la ciudad de Torreón, Coahuila, pero en esa ocasión, la víctima, otra mujer, falleció desangrada en el patio de una casa después que le clavaran un palo de escoba en un ojo.

En esa ocasión fueron detenidos tres menores de edad, dos hombres y una joven de 17 años. El cuerpo de la víctima presentaba golpes muy fuertes principalmente en la cara.

Aparentemente, algunas marcas en el cuerpo y elementos encontrados en el lugar donde falleció la mujer dieron los elementos para investigar la práctica de un ritual satánico.

Un año antes, en el estado de Chihuahua, un joven fue sacrificado durante un rito de iniciación en el que la víctima se convertiría en vampiro. El crimen se atribuyó a al culto satánico "Hijos de Baphomet 1".
(https://www.infobae.com/america/mexico/2019/03/15/mujer-fue-asesinada-entre-pentagramas-y-letras-escritas-con-sangre-la-policia-investiga-un-posible-ritual-satanico/?fbclid=IwAR2BjSzMs6zGMWWW7R7Z0rWYN_xERWT8jJiarYHNK2VEga54Bo-lEy_7WPA)

jueves, 14 de marzo de 2019

«El Exorcista» y San Miguel Arcángel



Por Germán Mazuelo-Leytón - 12/03/2019

La película «El exorcista» de 1973, llevada a la pantalla sobre un guion de William Peter Blatty, se inspiró en un hecho verídico de posesión diabólica en un niño de 13 años, conocido por los seudónimos Robbie Mannheim o Roland Doe. Los detalles del exorcismo fueron registrados en el libro Possessed de Thomas Allen.

I. Setenta años atrás: Dominus

Robbie, era hijo único. En enero de 1949 una tía, espiritista, con la que tenía un trato cercano le enseñó a usar la tabla Ouija.

Poco después los padres de Robbie advirtieron que alrededor de su hijo sucedían cosas extrañas como ruidos inexplicables en su habitación, sonido incesante del goteo de agua y más tarde un ruido de arañazos como garras raspando madera, movimiento de mesas y objetos, algunos de los cuales eran lanzados por los aires. Casi al mismo tiempo murió su tía Harriet y Robbie comenzó a usar durante horas y horas la Ouija como un medio para contactarla. Sucesivamente se dieron anormalidades físicas alarmantes en el cuerpo de Robbie: marcas de rasguños, ronchas y moretones, aparecidas sin ninguna razón aparente.

Más inquietante aún fue la transformación de su personalidad. El adolescente retraído y oscuro, se tornó repentinamente agresivo con frecuentes arrebatos de ira y rabietas violentas dirigidas a sus padres. Robbie comenzó a hablar en latín, una lengua que no tenía cómo haberla aprendido. Fue entonces cuando sus padres decidieron que necesitaban ayuda. Lo intentaron casi todo sin resultados. Como protestantes acudieron a su pastor, quien consideraba el exorcismo una reliquia de la Edad Media.

Finalmente acudieron a la parroquia católica cercana a su casa. El sacerdote Albert Hughes fue elegido para ayudar a los angustiados padres, pero resultó ser totalmente inadecuado para la tarea. Al fracasar en su intento de liberar al adolescente de la posesión, les sugirió que lo hospitalizaran.

Trasladaron su residencia a Saint Louis, Missouri, donde un familiar les animó a hablar con el Padre Raymond J. Bishop, quien a su vez lo hizo con el Padre William Bowdern S.J. Ambos visitaron la casa de la familia donde fueron testigos de los fenómenos. Este último indicó al Padre Bishop que tomara nota de lo que estaba sucediendo con el muchacho, gracias a lo cual se tiene conocimiento detalle a detalle de cómo fue el exorcismo de Robbie.

El P. Bowdern, finalmente fue designado por el arzobispo de Saint Louis para realizar el exorcismo, el sacerdote que fue descrito por un compañero jesuita como totalmente intrépido, fue asistido por los sacerdotes Walter Halloran y William Van Roo.

Desde su primera visita a la casa el 11 de marzo de 1949, el P. Bowdern puso a Nuestra Señora de Fátima en el centro de su lucha,[1] y fue justamente ese día cuando el sacerdote exorcista le contó a Robbie acerca de cómo tres niños de su edad recibieron el privilegio especial de ver a la Madre de Dios cuyo nombre es María. Esto ayudó a explicar el Avemaría al niño, que no era católico.

La historia de Fátima fascinó al adolescente y el padre Bowdern la repitió varias veces durante los siguientes treinta y ocho días. Esto llevó a Robbie a preguntar más sobre la fe católica que finalmente lo llevó a su conversión y más tarde a la de sus padres.

El 23 de marzo comenzó su preparación a la recepción del Bautismo, sacramento que recibió el 1 de abril y al día siguiente la Primera Comunión.

Después de su bautismo, los demonios que poseían a Robbie se volvieron más violentos. Trasladado el niño a un sector del Alexian Brothers Hospital, le posibilitó al sacerdote exorcista privacidad y cercanía con el niño.

El Hermano Rector del Hospital hizo colocar una estatua de Nuestra Señora de Fátima cerca de la pieza, y posteriormente otra de San Miguel Arcángel en la propia habitación.

El P. Bowdern durante todo el proceso del exorcismo había reflexionado sobre algo que el diablo había pronunciado al principio con voz gutural: no me iré hasta que se pronuncie cierta palabra, y no permitiré que este niño lo diga.

Durante las semanas siguientes, el exorcista y su asistente soportaron indecibles insultos, blasfemias, lenguaje sucio y violencia de los demonios que poseían al niño, incluso la rotura de la nariz del P. Halloran.

Cada vez que el espíritu maligno se manifestaba en Robbie, la voz del niño se distinguía por su tono cínico, áspero y diabólico, sin embargo, el lunes de Pascua a las 10:45 p.m, la voz del muchacho cambió a tonos claros y dominantes que no causaron temor. Un augusto personaje dijo: ¡Satán! ¡Satán! Soy San Miguel y te ordeno a ti y a los otros espíritus malignos, que abandonen inmediatamente este cuerpo en el nombre de Dominus, ¡Ahora, ahora, ahora!»[2]

Seguidamente Robbie tuvo las más violentas convulsiones de todo el exorcismo, al final se calmó y dijo a los que rodeaban su cama: se ha ido.

II. El tentador

Este año marca el septuagésimo aniversario de ese único exorcismo documentado meticulosamente en los Estados Unidos de América, por los sacerdotes jesuitas que la realizaron.

Esto es importante porque una de las mayores mentiras del diablo es convencer a la humanidad de que no existe.

Dice Sertillanges que la obra maestra de Satanás ha sido hacer creer a los hombres que él no existe.[3]

La existencia de Satanás es dogma de fe. Está definido en el Concilio Lateranense IV. El P. Justo Collantes, S.I.,dice que las palabras utilizadas en este capítulo son «una profesión de fe».[4]

Dice el Concilio Lateranense IV: «Creemos firmemente y confesamos sinceramente que (…) el diablo y demás demonios fueron creados por Dios buenos, mas ellos, por sí mismos, se hicieron malos».[5] «Por lo tanto no se puede negar la existencia real de un ser creado por Dios».[6]

«Hubo una batalla en el cielo. Miguel y sus ángeles peleaban con el dragón… y no fue hallado su lugar en el cielo» (Apocalipsis 12, 7). «Fue precipitado en la tierra, y sus ángeles fueron con él precipitados» (Apocalipsis 12, 9).

Sus oficios son: engañar a los hombres, aún con apariencias de ángel de luz. Está como león rugiente intentando devorarnos (1 Pedro 5, 8). Así lo subraya San Ignacio de Loyola: «Propio es del ángel malo, que toma la apariencia de ángel de luz,[7] entrar con la ánima devota, y salir consigo; es a saber, traer pensamientos buenos y santos conforme a la tal ánima justa, y, después, poco a poco, procura de salirse, trayendo a la ánima a sus engaños cubiertos y perversas intenciones».[8]

El relato de la «tentación de Jesús» (Lucas 4, 1-13), es rico en enseñanzas sobre la naturaleza del diablo y, ante todo, sobre su poder, que se opone al de Dios (Hechos 26,18). En efecto, Satanás le muestra a Cristo «todos los reinos del mundo y su gloria, y le dice: «Todo esto te daré si postrándote me adoras» (Mateo 4, 8-9). Los hombres están sometidos a Satanás en razón del pecado (1 Juan 3,8: «Quien comete el pecado es del diablo»), están sometidos a Satanás que posee un imperio inmenso (Mateo 12,26; Apocalipsis 13,2). Así pues, su dominación es universal; tal como se lo expresa en Romanos 6,16: «os hacéis esclavos de aquel a quien obedecéis» y en 2 Pedro 2,19: «uno queda esclavo de aquel que le vence». Jesús calificará a Satanás con el título de «Príncipe de este mundo» (Juan 12, 31; 14, 30; 16,11) y san Pablo con el de «dios de este mundo» (2 Corintios 4,4; cf. Efesios 2,2). Más aún, Satanás es el «Príncipe de los demonios» (Mateo 9,34), es decir, el primero de todos los ángeles caídos. Con el fin de expresar su autoridad suprema, el Apocalipsis lo representa como un dragón sentado en un trono (2,13), poseedor de «poder y… gran poderío» (13, 2), con la cabeza coronada de diademas (12,3) y recibiendo la adoración de todos sus súbditos (13,3; 16,2).[9]

Sus obras son: la posesión diabólica, la enfermedad y la muerte. Satán lucha continuamente con el hombre, atacándole de codicia, de cólera, de soberbia, de maledicencia, con los que desea arrastrarlo a la perdición.

El diablo es el tentadorpor excelencia, exactamente como lo había sido en figura de serpiente, engañando a Eva con su astucia (Génesis 3,1 y ss.; cf. Corintios 11,3; 1 Timoteo 2,14), y como seguirá haciéndolo con los discípulos del Salvador (1 Corintios 7,5; Apocalipsis 2,10). Siempre se esforzará en «descarriar» a los fieles, en sustraerlos del Señorío de Cristo para arrastrarlos consigo (1 Timoteo 5,15). Su arma es siempre la misma, la que ha empleado respecto de Jesús: la astucia (2 Corintios 2,11). Es un mentiroso (Juan 8,44; cf. Apocalipsis 2, 9; 3, 9) que adquiere las mejores apariencias para seducir a sus víctimas. Lobo con piel de oveja (Mateo 7,15), este ángel de las tinieblas va incluso a disimularse cual ángel de luz (2 Corintios 11,14). He ahí por qué su actividad es constantemente señalada como engañosa y de extravío para las naciones o la tierra entera (Apocalipsis 12, 9; 20, 2, 7, 10). Por estas razones, se opone tan radicalmente como la noche al día (cf. 2 Corintios 6, 5; Juan 8, 44) a Cristo, que es la Verdad (Juan 14, 6; 18, 37: 2 Corintios ll,10) y la Luz (Mateo 4, 15; Juan 1, 4, 9; 8,12; 9,15; 12,46).

Satanás ofrece a nuestra vista, figuras atractivas y placeres fáciles de conseguir, para destruir por medio de la vista, la virtud de la castidad. Tienta a nuestros oídos con dulces melodías, para deleitar y amenizar el vigor cristiano por medio de plácidos oídos, excita la lengua con las injurias, instiga las manos cuando éstas hieren, empujan hasta el homicidio, para que alguno sea defraudador le propone ganancias injustas, para cautivar un alma con el dinero, sugiérele la idea de ahorros perniciosos. Promete honores terrenos para privar de los celestiales, luce lo falso para arrebatar lo verdadero, y cuando no puede engañar oculta e insensiblemente, amenaza a las almas intentando excitar el terror de las tribulaciones para así derrocar a los siervos de Dios, inquieto siempre y enemigo durante la paz, es doloroso y violento en la persecución.

Así Satanás, y como quiera que los dardos que nos arroja con disimulo son los más frecuentes, y su modo de acometer es oculto, consigue pasar inadvertido y herirnos grave y frecuentemente, lo cual nos obliga a vigilar, para conocer y rechazar sus acometidas.

Cuántas personas sienten estas tentaciones, estas inclinaciones, estos apetitos y estos deseos y no quieren darse cuenta de que son obra del Demonio. Ahí está precisamente el peligro principal de la actuación de Satanás, en que logra que la víctima no se percate de que es él quien está actuando y así no da importancia alguna a sus insinuaciones malévolas.

El alma está dormida en su sueño del pecado, ¿para qué despertarla? afirma Satanás, mientras permanezca en ese estado es mía, no siente temor de su condenación ni interés alguno en zafarse de mis garras.

III. «Jesús derrotado por el diablo»

Recientemente en el impúdico y repugnante carnaval de Río de Janeiro, una escuela de samba presentó una escenificación titulada «Saliva de los Santos y el Veneno de la Serpiente», con alusiones a los demonios y una puesta en escena en la que Jesús era «derrotado» por Satanás en una «batalla entre el bien y el mal».

Cuatro días después, se informó que el personaje que hizo el papel del diablo venciendo a Jesús, murió carbonizado en un violento accidente de tránsito.[10]

La suprema importancia del relato de la «tentación de Jesús», consiste en oponer al Nuestro Señor Jesucristo (Dominus) y al diablo como dos personajes que tienen una soberanía propia y un papel que jugar en la salvación del mundo. Satanás es considerado desde ahora como el «anticristo», así como Jesús, por su lado, acaba por apoderarse del reino del diablo: «El Hijo de Dios se manifestó para deshacer las obras del diablo» (1 Juan 3,8). La autoridad de Aquél sobre éste aparece absoluta; Jesús, al ser de una inocencia perfecta, no ofrece ningún asidero en sí; nada hay en su persona que pueda servir de base para vencerlo o acusarlo; es, sin pecado (Hebreos 4,15) ni complicidad alguna con el mal: «el Príncipe de este mundo. En mí no tiene ningún poder» (Juan 14,30). Además, su poder es muy superior al de su adversario, expresándose en la orden: «Apártate, Satanás» (Mateo 4,10), ¡vete! Jesús triunfa, allí donde el primer hombre había sucumbido. Ciertamente, no se trata sino de un primer enfrentamiento, y sobre todo en el Calvario, por la ignominia y las torturas —y no por la gloria y el éxito— es donde el Salvador destronará al Adversario. Este, hasta el fin de los tiempos, continuará atacando a los discípulos, pero éstos se agruparán y se protegerán en una Iglesia contra la que serán vanos los asaltos del infierno (Mateo 16,18). Satanás pues es el gran vencido.[11]

Prestemos atención -si alguno quiere- porque Dios a nadie quiere privar de su voluntad, sino que escoja sus propios caminos para que luego no hable de desagradables sorpresas ni de inesperados castigos. Ahí está el secreto de cada uno en su elección totalmente voluntaria, nadie se condena si no lo desea, claro que en el fondo no lo desea, pero tampoco evita esa condenación mientras le es posible gozar torpemente de la vida, y cuando se percata del peligro, quizás es definitivamente tarde.

[1] ALLEN, THOMAS, Possessed: The True Story of An Exorcism.

[2] GARRISON, CHAD, The True Story of the St. Louis House That Inspired The Exorcist.

[3] Cf.: CREUS VIDAL, LUIS, Introducción a la Apologética.

[4] COLLANTES S.J., P. JUSTO, La fe de la Iglesia Católica, nº 208.

[5] DENZINGER: Magisterio de la Iglesia, n.428.

[6] ANGELO SCOLA: Sectas satánicas y fe cristiana.

[7] 2Cor 11, 14.

[8] E.E., 332.

[9] Cf.: SPICQ O.P., Fr. CESLAS, La existencia del Diablo pertenece a la revelación del Nuevo Testamento.

[10] https://www.catolicodefiendetufe.org/2019/03/muere-carbonizado-el-hombre-que-simulo.html

[11] Cf.: SPICQ O.P., Fr. CESLAS, La existencia del Diablo pertenece a la revelación del Nuevo Testamento.
(https://adelantelafe.com/el-exorcista-y-san-miguel-arcangel/?fbclid=IwAR2C3PlG3UT60ZLNnfZ9auZOEiXa545OgGZZfrwvAj_s9013XyUKV8MwXZ0)

martes, 12 de marzo de 2019

León XIII vio demonios blasfemando después de Misa y ordenó una oración a San Miguel Arcángel


Por Hispanidad Católica -  12 marzo, 2019
Es muy importante que seamos devotos de San Miguel Arcángel, pues junto con la devoción a la Virgen son dos de las armas más poderosas que Dios nos da para combatir al maligno, que quiere nuestra perdición

A finales del siglo el Papa León XIII, de feliz memoria, tuvo una visión mística que tendría una importancia singular en la propagación de la devoción a San Miguel.

Fue una visión espantosa después de celebrar la Santa Misa. “Vio demonios blasfemando y al mismo Satanás desafiando a Dios con voz espeluznante. Gritaba con rabia diciendo que podía destruir la Iglesia y llevar todo el mundo al infierno si se le daba suficiente tiempo y poder. Satanás pidió permiso a Dios de tener 100 años para poder influenciar al mundo más que nunca en la historia” León XIII entendió que si el demonio no lograba su objetivo, sería un gran triunfo para la Iglesia. De repente vio a San Miguel Arcángel aparecer de forma majestuosa y lanzar a Satanás y sus esbirros al fondo del infierno.

Al cabo de un rato de oración decidió que todos los obispos del mundo ordenasen recitar después de cada Santa Misa la siguiente oración a San Miguel.

“San Miguel Arcángel,
defiéndenos en la batalla.
Sé nuestro amparo
contra la perversidad y asechanzas
del demonio.
Reprímale Dios, pedimos suplicantes,
y tú Príncipe de la Milicia Celestial,
arroja al infierno con el divino poder
a Satanás y a los otros espíritus malignos
que andan dispersos por el mundo
para la perdición de las almas.
Amén.” 
(https://www.hispanidadcatolica.com/2019/03/leon-xiii-vio-demonios-blasfemando-despues-de-misa-y-ordeno-una-oracion-a-san-miguel/?fbclid=IwAR2MuZvM01JH7r0ofd9LXiZoVmOi4wJIHy9VzC9eQHTAWu_0YHbUWBHv_ss)

miércoles, 6 de marzo de 2019

La terrorífica impotencia y desesperación de un alma condenada para siempre


Por Hispanidad Católica -  3 marzo, 2019
Siempre es muy saludable meditar sobre la eternidad del infierno, para evitar caer en ese lugar de eterna desesperación.

Les dejamos con una famosa carta de una condenada a su amiga, un documento espeluznante que siempre viene bien meditar.

CLARA, NO RECES POR MÍ, ESTOY CONDENADA. Si te doy este aviso – es más, voy a hablarte largamente sobre esto – no creas que lo hago por amistad. Quienes estamos aquí ya no amamos a nadie. Lo hago como obligada. Es parte de la obra “de esa potencia que siempre quiere el mal y realiza el bien”. En realidad, me gustaría verte aquí, adonde llegué para siempre. No te extrañes de mis intenciones. Aquí, todos pensamos así. Nuestra voluntad está petrificada en el mal, es decir, en aquello que ustedes consideran “mal”. Aún cuando pueda hacer algo “bien” (como yo lo hago ahora, abriéndote los ojos ante el infierno), no lo hago con recta intención.

¿Recuerdas? Hace cuatro años que nos conocimos, en M. Tenías 23 años y ya trabajabas en el escritorio desde seis meses antes, cuando yo ingresé. Varias veces me sacaste de apuros. Con frecuencia me dabas buenos avisos que a mí, principiante, me venían muy bien. Pero, ¿qué es “bueno”? Yo ponderaba, en aquel entonces, tu “caridad”. Ridículo… Tus ayudas eran pura ostentación, algo que desde entonces sospechaba.

Aquí, no reconocemos bien alguno en absolutamente nadie. Pero ya que conociste mi juventud, es el momento de llenar algunas lagunas. De acuerdo con los planes de mis padres, yo nunca tendría que haber existido. Por un descuido se produjo la desgracia de mi concepción. Mis hermanas tenían 14 y 16 años cuando vine al mundo. ¡Ojalá no hubiera nacido! Ojalá pudiera ahora aniquilarme, huir de estos tormentos! No hay placer comparable al de acabar mi existencia, así como se reduce a cenizas un vestido, sin dejar vestigios. Pero es necesario que exista. Es preciso que yo sea tal como me he hecho: con el fracaso total de la finalidad de mi existencia.

Cuando mis padres, entonces solteros, se mudaron del campo a la ciudad, perdieron el contacto con la Iglesia. Era mejor así. Mantenían relaciones con personas desvinculadas de la religión. Se conocieron en un baile, y se vieron “obligados” a casarse seis meses después. En la ceremonia nupcial, recibieron solo unas gotas de agua bendita, las suficientes para atraer a mamá a la misa dominical unas pocas veces al año. Ella nunca me enseñó verdaderamente a rezar. Todo su esfuerzo se agotaba en los trabajos cotidianos de la casa, aunque nuestra situación no era mala. Palabras como rezar, misa, agua bendita, iglesia, sólo puedo escribirlas con íntima repugnancia, con incomparable repulsión. Detesto profundamente a quienes van a la Iglesia y, en general, a todos los hombres y a todas las cosas. Todo es tormento. Cada conocimiento recibido, cada recuerdo de la vida y de lo que sabemos, se convierte en una llama incandescente.

Y todos estos recuerdos nos muestran las oportunidades en que despreciamos una gracia. Cómo me atormenta esto! No comemos, no dormimos, no andamos sobre nuestros pies. Espiritualmente encadenados, los réprobos contemplamos desesperados nuestra vida fracasada, aullando y rechinando los dientes, atormentados y llenos de odio. ¿Entiendes? Aquí bebemos el odio como si fuera agua. Nos odiamos unos a otros. Más que a nada, odiamos a Dios. Quiero que lo comprendas. Los bienaventurados en el cielo deben amar a Dios, porque lo ven sin velos, en su deslumbrante belleza. Esto los hace indescriptiblemente felices. Nosotros lo sabemos, y este conocimiento nos enfurece. Los hombres, en la tierra, que conocen a Dios por la Creación y por la Revelación, pueden amarlo. Pero no están obligados a hacerlo.

El creyente – te lo digo furiosa – que contempla, meditando, a Cristo con los brazos abiertos sobre la cruz, terminará por amarlo. Pero el alma a la que Dios se acerca fulminante, como vengador y justiciero porque un día fue repudiado, como ocurrió con nosotros, ésta no podrá sino odiarlo, como nosotros lo odiamos. Lo odia con todo el ímpetu de su mala voluntad. Lo odia eternamente, a causa de la deliberada resolución de apartarse de Dios con la que terminó su vida terrenal. Nosotros no podemos revocar esta perversa voluntad, ni jamás querríamos hacerlo.

¿Comprendes ahora por qué el infierno dura eternamente? Porque nuestra obstinación nunca se derrite, nunca termina. Y contra mi voluntad agrego que Dios es misericordioso, aún con nosotros. Digo “contra mi voluntad” porque, aunque diga estas cosas voluntariamente, no se me permite mentir, que es lo que querría. Dejo muchas informaciones en el papel contra mis deseos. Debo también estrangular la avalancha de palabrotas que querría vomitar. Dios fue misericordioso con nosotros porque no permitió que derramáramos sobre la tierra el mal que hubiéramos querido hacer. Si nos lo hubiera permitido, habríamos aumentado mucho nuestra culpa y castigo. Nos hizo morir antes de tiempo, como hizo conmigo, o hizo que intervinieran causas atenuantes.

Dios es misericordioso, porque no nos obliga a aproximarnos a El más de lo que estamos, en este remoto lugar infernal. Eso disminuye el tormento. Cada paso más cerca de Dios me causaría una aflicción mayor que la que te produciría un paso más rumbo a una hoguera.

Te desagradé un día al contarte, durante un paseo, lo que dijo mi padre pocos días antes de mi comunión: “Alégrate, Anita, por el vestido nuevo; el resto no es más que una burla”. Casi me avergüenzo de tu desagrado. Ahora me río. Lo único razonable de toda aquella comedia era que se permitiera comulgar a los niños a los doce años. Yo ya estaba, en aquel entonces, bastante poseída por el placer del mundo. Sin escrúpulos, dejaba a un lado las cosas religiosas. No tomé en serio la comunión. La nueva costumbre de permitir a los niños que reciban su primera comunión a los 7 años nos produce furor. Empleamos todos los medios para burlarnos de esto, haciendo creer que para comulgar debe haber comprensión. Es necesario que los niños hayan cometido algunos pecados mortales. La blanca Hostia será menos perjudicial entonces, que si la recibe cuando la fe, la esperanza y el amor, frutos del bautismo – escupo sobre todo esto – todavía están vivos en el corazón del niño.

¿Te acuerdas que yo pensaba así cuando estaba en la tierra? Vuelvo a mi padre. Peleaba mucho con mamá. Pocas veces te lo dije, porque me avergonzaba. Qué cosa ridícula la vergüenza! Aquí, todo es lo mismo. Mis padres ya no dormían en el mismo cuarto. Yo dormía con mamá, papá lo hacía en el cuarto contiguo, donde podía volver a cualquier hora de la noche. Bebía mucho y se gastó nuestra fortuna. Mis hermanas estaban empleadas, decían que necesitaban su propio dinero. Mamá comenzó a trabajar. Durante el último año de su vida, papá la golpeó muchas veces, cuando ella no quería darle dinero. Conmigo, él siempre fue amable. Un día te conté un capricho del que quedaste escandalizada. ¿Y de qué no te escandalizaste de mí? Cuando devolví dos veces un par de zapatos nuevos, porque la forma de los tacos no era bastante moderna.

En la noche en que papá murió, víctima de una apoplejía, ocurrió algo que nunca te conté, por temor a una interpretación desagradable. Hoy, sin embargo, debes saberlo. Es un hecho memorable: por primera vez, el espíritu que me atormenta se acercó a mí. Yo dormía en el cuarto de mamá. Su respiración regular revelaba un sueño profundo. Entonces, escuché pronunciar mi nombre. Una voz desconocida murmuró: “¿Qué ocurrirá si muere tu padre?”

Ya no lo quería a papá, desde que había empezado a maltratar a mi madre. En realidad, no amaba absolutamente a nadie: sólo tenía gratitud hacia algunas personas que eran bondadosas conmigo. El amor sin esperanza de retribución en esta tierra solamente se encuentra en las almas que viven en estado de gracia. No era ése mi caso. “Ciertamente, él no morirá”, le respondí al misterioso interlocutor. Tras una breve pausa, escuché la misma pregunta. “El no va a morir!”, repliqué con brusquedad.

Por tercera vez, me preguntaron: “Qué ocurrirá si muere tu padre?”. Me representé en ese momento en la imaginación el modo como mi padre volvía muchas veces: medio ebrio, gritando, maltratando a mamá, avergonzándonos frente a los vecinos. Entonces, respondí con rabia: “Bien, es lo que se merece. ¡Que muera!”. Después, todo quedó en silencio.

A la mañana siguiente, cuando mamá fue a ordenar el cuarto de papá, encontró la puerta cerrada. Al mediodía, la abrieron por la fuerza. Papá, semidesnudo, estaba muerto sobre la cama. Al ir a buscar cerveza al sótano, debió sufrir una crisis mortal. Desde hacía tiempo que estaba enfermo. (¿Habrá hecho depender Dios de la voluntad de su hija, con la que el hombre fue bondadoso, la obtención de más tiempo y ocasión de convertirse?).

Marta K. y tú me hicieron ingresar en la asociación de jóvenes. Nunca te oculté que consideraba demasiado “parroquiales” las instrucciones de las dos directoras, las señoritas X. Los juegos eran bastante divertidos. Como sabes, llegué en poco tiempo a tener allí un papel preponderante. Eso era lo que me gustaba. También me gustaban las excursiones. Llegué a dejarme llegar algunas veces a confesar y comulgar. Para decir la verdad, no tenía nada para confesar. Los pensamientos y las palabras no significaban nada para mí. Y para acciones más groseras todavía no estaba madura.

Un día me llamaste la atención: “Ana, si no rezas más, te perderás”. Realmente, yo rezaba muy poco, y ese poco siempre a disgusto, de mala voluntad. Sin duda tenías razón. Los que arden en el infierno o no rezaron, o rezaron poco. La oración es el primer paso para llegar a Dios. Es el paso decisivo. Especialmente la oración a Aquella que es la madre de Cristo, cuyo nombre no nos es lícito pronunciar. La devoción a Ella arranca innumerables almas al demonio, almas a las que sus pecados las habrían lanzado infaliblemente en sus manos.

Furiosa continúo, porque estoy obligada a hacerlo, aunque no aguanto más de tanta rabia. Rezar es lo más fácil que se puede hacer en la tierra. Y justamente de esto, que es facilísimo, Dios hace depender nuestra salvación. Al que reza con perseverancia, paulatinamente Dios le da tanta luz, y lo fortalece de tal modo, que hasta el más empedernido pecador puede recuperarse, aunque se encuentre hundido en un pantano hasta el cuello. Durante los últimos años de mi vida ya no rezaba más, privándome así de las gracias, sin las que nadie se puede salvar.

Aquí, no recibimos ningún tipo de gracia. Aunque la recibiéramos, la rechazaríamos con escarnio. Todas las vacilaciones de la existencia terrenal terminaron en esta otra vida. En la tierra, el hombre puede pasar del estado de pecado al estado de gracia. De la gracia, se puede caer al pecado. Muchas veces caí por debilidad; pocas, por maldad. Con la muerte, cada uno entra en un estado final, fijo e inalterable. A medida que se avanza en edad, los cambios se hacen más difíciles. Es cierto que uno tiene tiempo hasta la muerte para unirse a Dios o para darle las espaldas. Sin embargo, como si estuviera arrastrado por una correntada, antes del tránsito final, con los últimos restos de su voluntad debilitada, el hombre se comporta según las costumbres de toda su vida.

El hábito, bueno o malo, se convierte en una segunda naturaleza. Es ésta la que lo arrastra en el momento supremo. Así ocurrió conmigo. Viví años enteros apartada de Dios. En consecuencia, en el último llamado de la gracia, me decidí contra Dios. La fatalidad no fue haber pecado con frecuencia, sino que no quise levantarme más. Muchas veces me invitaste para que asistiera a las predicaciones o que leyera libros de piedad. Mis excusas habituales eran la falta de tiempo. ¿Acaso podría querer aumentar mis dudas interiores? Finalmente, tengo que dejar constancia de lo siguiente: al llegar a este punto crítico, poco antes de salir de la “Asociación de Jóvenes”, me habría sido muy difícil cambiar de rumbo. Me sentía insegura y desdichada. Pero frente a la conversión se levantaba una muralla.

No sospechaste que fuera tan grave. Creías que la solución era tan simple, que un día me dijiste: “Tienes que hacer una buena confesión, Ani, todo volverá a ser normal”. Me daba cuenta que sería así. Pero el mundo, el demonio y la carne, me retenían demasiado firme entre sus garras. Nunca creí en la influencia del demonio. Ahora, doy testimonio de que el demonio actúa poderosamente sobre las personas que están en las condiciones en que yo me encontraba entonces. Sólo muchas oraciones, propias y ajenas, junto con sacrificios y sufrimientos, podrían haberme rescatado. Y aún esto, poco a poco.

Si bien hay pocos posesos corporales, son innumerables los que están poseídos internamente por el demonio. El demonio no puede arrebatar el libre albedrío de los que se abandonan a su influencia. Pero, como castigo por su casi total apostasía, Dios permite que el “maligno” se anide en ellos. Yo también odio al demonio. Sin embargo, me gusta, porque trata de arruinarlos a todos ustedes: él y sus secuaces, los ángeles que cayeron con él desde el principio de los tiempos. Son millones, vagando por la tierra. Innumerables como enjambres de moscas; ustedes no los perciben. A los réprobos no nos incumbe tentar: eso les corresponde a los espíritus caídos.

Cada vez que arrastran una nueva alma al fondo del infierno, aumentan aún más sus tormentos. Pero, ¡de qué no es capaz el odio! Aunque andaba por caminos tortuosos, Dios me buscaba. Yo preparaba el camino para la gracia, con actos de caridad natural, que hacía muchas veces por una inclinación de mi temperamento. A veces, Dios me atraía a una Iglesia. Allí, sentía una cierta nostalgia. Cuando cuidaba a mi madre enferma, a pesar de mi trabajo en la oficina durante el día, haciendo un sacrificio de verdad, los atractivos de Dios actuaban poderosamente. Una vez fue en la capilla del hospital, adonde me llevaste durante el descanso del mediodía. Quedé tan impresionada, que estuve sólo a un paso de mi conversión. Lloraba. Pero, en seguida, llegaba el placer del mundo, derramándose como un torrente sobre la gracia. Las espinas ahogaron el trigo. Con la explicación de que la religión es sentimentalismo, como siempre se decía en la oficina, rechacé también esta gracia, como todas las otras.

En otra ocasión, me llamaste la atención porque, en lugar de una genuflexión hasta el piso, hice solamente una ligera inclinación con la cabeza. Pensaste que eso lo hacía por pereza, sin sospechar que, ya entonces, había dejado de creer en la presencia de Cristo en el Sacramento. Ahora creo, aunque sólo materialmente, tal como se cree en la tempestad, cuyas señales y efectos se perciben. En este interín, me había fabricado mi propia religión. Me gustó la opinión generalizada en la oficina, de que después de la muerte el alma volvería a este mundo en otro ser, reencarnándose sucesivamente, sin llegar nunca al fin.

Con esto, estaba resuelto el angustiante problema del más allá. Imaginé haberlo hecho inofensivo. ¿Por qué no me recordaste la parábola del rico Epulón y del pobre Lázaro, en la que el narrador, Cristo, envió después de la muerte a uno al infierno y al otro al Cielo? Pero, ¿qué habrías conseguido? No mucho más de lo que conseguiste con todos tus otros discursos beatos. Poco a poco me fui fabricando un dios: con atributos suficientes para ser llamado así. Bastante lejos de mí, como para que no me obligara a tener relaciones con él. Suficientemente confuso, como para poder transformarlo a mi antojo. De este modo, sin cambiar de religión, yo podía imaginarlo como el dios panteísta del mundo o pensarlo, poéticamente, como un dios solitario.

Este “dios” no tenía Cielo para premiarme, ni infierno para asustarme. Yo lo dejaba en paz. En esto consistía mi culto de adoración. Es fácil creer en lo que agrada. Con el transcurso de los años, estaba bastante persuadida de mi religión. Se vivía bien así, sin molestias. Sólo una cosa podría haber roto mi suficiencia: un dolor profundo y prolongado. Pero este sufrimiento no llegó. ¿Comprendes ahora el significado de “Dios castiga a aquellos que ama”? Durante un domingo de julio, la Asociación de Jóvenes organizaba un paseo de A. Me gustaban las excursiones, pero no los discursos insípidos y demás beaterías. Otra imagen, muy diferente de la de Nuestra Señora de las Gracias de A., estaba desde hacía poco en el altar de mi corazón. Era el distinguido Max, del almacén de al lado. Ya habíamos conversado entretenidos, varias veces. Justamente ese domingo me invitó a pasear. La otra, con la que acostumbraba a salir, estaba enferma en el hospital.

El había comprendido que lo miraba mucho. Pero yo no pensaba en casarme todavía. Su posición económica era muy buena, pero también demasiado amable con todas las otras jovencitas. En aquel entonces yo quería un hombre que me perteneciera exclusivamente, como única mujer. Siempre conservé una cierta educación natural. (Eso es verdad. A pesar de su indiferencia religiosa, Ani tenía algo noble en su persona. Me desconcierta que también las personas “honestas” puedan caer en el infierno, si son deshonestas al huir del encuentro con Dios).

En ese paseo, Max me colmó de amabilidades. Nuestras conversaciones, es claro, no eran sobre la vida de los santos, como las de ustedes. Al día siguiente, en la oficina, me reprendiste por no haber ido al paseo de la Asociación. Cuando te conté mi diversión del domingo, tu primera pregunta fue: “¿Escuchaste Misa?”. Tonta! ¿Cómo podríamos ir a Misa si salimos a las 6 de la mañana? Me acuerdo que, muy exaltada, te dije: “El buen Dios no es tan mezquino como lo son los curas”. Ahora debo confesar que Dios, a pesar de su infinita bondad, considera todo con más seriedad que todos los sacerdotes juntos. Después de este primer paseo con Max, fui solamente una vez más a la Asociación, en las fiestas de Navidad. Algunas cosas me atraían. Pero en mi interior, ya me había separado de todas ustedes.

Los bailes, el cine, los paseos, continuaban. A veces peleábamos con Max, pero yo sabía cómo retenerlo. Odié mucho a mi rival que, al salir del hospital, se puso furiosa. En realidad, eso me favoreció. La calma distinguida que yo mostraba produjo una gran impresión en Max, que se inclinó definitivamente por mí. Conseguí encontrar la forma de denigrarla. Me expresaba con calma: por fuera, realidades objetivas, por dentro, vomitando hiel. Estos sentimientos y actitudes conducen rápidamente al infierno. Son diabólicos, en el sentido estricto del término. ¿Por qué te cuento todo esto? Para explicarte que así me aparté definitivamente de Dios. En realidad, Max y yo no llegamos muchas veces al extremo de la familiaridad. Me daba cuenta que me rebajaría a sus ojos si le concedía toda la libertad antes de tiempo. Por eso, supe controlarme. Realmente, yo estaba siempre dispuesta para todo lo que consideraba útil. Tenía que conquistar a Max. Para eso, ningún precio era demasiado alto.

Nos fuimos amando poco a poco, porque ambos teníamos valiosas cualidades que podíamos apreciar mutuamente. Yo era habilidosa, eficiente, de trato agradable. Retuve a Max con firmeza y conseguí, al menos durante los últimos meses antes del casamiento, ser la única que lo poseía. En eso consistió mi apostasía, en hacer mi dios con una criatura. En ninguna otra cosa puede realizarse más plenamente la apostasía como en el amor a una persona del otro sexo, cuando ese amor se ahoga en la materia. Esto es su encanto, su aguijón y su veneno. La “adoración” que tenía por Max se convirtió en mi religión. En ese tiempo, en la oficina, yo arremetía virulentamente contra los curas, los fieles, las indulgencias, los rosarios y demás estupideces.

Trataste de defender con una cierta inteligencia todo lo que yo atacada, aunque quizás sin sospechar que en realidad el problema no estaba en esas cosas. Lo que yo buscaba era un punto de apoyo. Todavía lo necesitaba para justificar racionalmente mi apostasía. Estaba sublevada contra Dios. No te dabas cuenta. Creías que todavía era católica. Por otra parte, yo quería ser llamada así; inclusive pagaba la contribución para el culto. Porque un cierto “reaseguro” nunca viene mal. Es posible que tus respuestas a veces dieran en el blanco. Pero no me alcanzaban, porque no te concedía razón. A raíz de estas relaciones sobre bases falsas, fue pequeño el dolor de nuestra separación, con motivo de mi casamiento.

Antes de casarme, me confesé y comulgué una vez más. Era una formalidad. Mi marido pensaba igual. Si era una formalidad, ¿por qué no cumplirla? Ustedes dicen que una comunión así es “indigna”. Bien, después de esa comunión “indigna”, logré un cierto sosiego en mi conciencia. Esa comunión fue la última. Nuestra vida conyugal transcurría, en general, en armonía. En casi todos los puntos teníamos la misma opinión. También en esto: no queríamos cargar con hijos. En realidad, mi marido quería tener uno, uno solo, naturalmente. Finalmente conseguí que él renunciara a ese deseo. Lo que más me gustaba eran los vestidos, los muebles lujosos, las reuniones mundanas, los paseos en automóvil y otras distracciones. Fue un año de placer el que medió entre mi casamiento y mi muerte repentina.

Todos los domingos íbamos a pasear en auto o visitábamos a los parientes de mi marido. Me avergonzaba de mi madre. Esos parientes se destacaban en la vida social, igual que nosotros. Pero en mi interior, sin embargo, nunca fui feliz. Había algo indeterminado que me corroía. Mi deseo era que, al llegar la muerte – la que sin duda demoraría mucho todavía – todo acabara. Ocurría tal como yo lo había escuchado de niña, durante una plática: Dios recompensa en este mundo toda obra buena que se haga. Si no puede premiarla en la otra vida, lo hace en la tierra. Inesperadamente, recibí una herencia de la tía Lote. Mi marido tuvo la suerte de ver sus ingresos notablemente aumentados. Así pude instalar, confortablemente, una casa nueva.

Mi religión estaba muriendo, como un resplandor crepuscular en un firmamento lejano. Los bares de la ciudad, los hoteles y los restaurantes por los que pasábamos en nuestros viajes, no nos acercaban a Dios. Todos los que los frecuentaban vivían como nosotros: de fuera hacia adentro, no de dentro hacia afuera. Si durante los viajes de vacaciones visitábamos una célebre catedral, tratábamos de divertirnos con el valor artístico de sus obras primas. Los sentimientos religiosos que irradiaban – especialmente las iglesias medievales – yo los neutralizaba criticando circunstancias accesorias de un hermano lego que nos guiaba, criticaba su negligencia en el aseo, criticaba el comercio de los piadosos monjes que fabricaban y vendían licor, criticaba el eterno repique de campanas llamando a los sagrados oficios, diciendo que el único fin era ganar dinero…

Así era como conseguía apartar a la gracia, cada vez que me llamaba. Especialmente descargaba mi mal humor frente a algunas pinturas de la Edad Media representando al Infierno en libros, cementerios y otros lugares. Allí el demonio asaba a las almas sobre fuego rojo o amarillo, mientras sus compañeros, con largas colas, le traen más víctimas. Clara, el infierno puede ser dibujado, pero nunca exagerado! Siempre me burlaba del fuego del infierno. Acuérdate de una conversación durante la cual te puse un fósforo encendido bajo la nariz, preguntándote: “¿Así huele?”

Apagaste en seguida la llama. Aquí nadie consigue hacerlo. Te digo más: el fuego del que habla la Biblia no es el tormento de la consciencia. Fuego es fuego! Debe ser interpretado al pie de la letra cuando Aquel dijo: “Apartáos de mí, malditos, id al fuego eterno”. Al pie de la letra! ¿Y cómo puede ser tocado un espíritu por el fuego material? Preguntarás. ¿Y cómo puede sufrir tu alma, en la tierra, si pones el dedo sobre una llama? Tampoco tu alma se quema, mientras tanto el dolor lo sufre todo el individuo. Del mismo modo, nosotros estamos aquí espiritualmente presos al fuego de nuestro ser y de nuestras facultades. Nuestra alma carece de la agilidad que le sería natural; no podemos pensar ni querer lo que querríamos.

No te sorprendas de mis palabras. Es un misterio contrario a las leyes de la naturaleza material: el fuego del infierno quema sin consumir. Nuestro mayor tormento consiste en saber que nunca veremos a Dios. ¿Cómo puede atormentarnos tanto esto, si en la tierra nos era indiferente? Mientras el cuchillo está sobre la mesa, no te impresiona. Le ves el filo, pero no lo sientes. Pero si el cuchillo entra en tus carnes, gritarás de dolor. Ahora, sentimos la pérdida de Dios. Antes, sólo pensábamos en ella.

No todas las almas sufren igual. Cuanto mayor fue la maldad, cuanto más frívolo y decidido, tanto más le pesa al condenado la pérdida de Dios, tanto más lo sofoca la criatura de que abusó. Los católicos que se condenan sufren más que los de otras religiones, porque recibieron y desaprovecharon, por lo general, más luces y mayores gracias. Los que tuvieron mayores conocimientos sufren más duramente que los que tuvieron menos. El que pecó por maldad sufre más que el que cayó por debilidad. Pero ninguno sufre más de lo que mereció. Oh, si esto no fuera verdad, tendría un motivo para odiar!

Un día me dijiste: nadie va al infierno sin saberlo. Eso le habría sido revelado a una santa. Yo me reía, mientras me atrincheraba en esta reflexión: “siendo así, siempre tendré tiempos suficiente para volver atrás”. Esta revelación es exacta. Antes de mi muerte repentina, es verdad, no conocía al infierno tal como es. Ningún ser humano lo conoce. Pero estaba perfectamente enterada de algo: “Si mueres, me decía, entrarás en la eternidad como una flecha, directamente contra Dios; habrá que aguantar las consecuencias”. Como te dije, no volví atrás. Perseveré en la misma dirección, arrastrada por la costumbre, con la que los hombres actúan cuanto más envejecen.

Mi muerte ocurrió así: Hace una semana – digo según las cuentas que llevan ustedes, porque si calculara por mis dolores, podría estar ardiendo en el infierno desde hace diez años – mi marido y yo salimos en otra excursión dominguera, que fue la última para mí. El día estaba radiante de sol. Me sentía muy bien, como pocas veces. Sin embargo, me traspasaba un presentimiento siniestro. Inesperadamente, en el viaje de regreso, mi marido y yo fuimos enceguecidos por los faros de un automóvil que venía en sentido contrario, a gran velocidad. Max perdió el control del vehículo. Jesús! Se escapó de mis labios, no como oración sino como grito. Sentí un dolor aplastante: comparado con el tormento actual, una bagatela. Después perdí el sentido.

¡Qué extraño! Aquella misma mañana, sin explicación, había surgido en mi mente este pensamiento. “Por una vez, podrías ir a Misa”. Era como una súplica. Un “¡no!” claro y decidido cortó el curso de la idea. “Con esas cosas tengo que terminar definitivamente”. Es decir, asumí todas las consecuencias. Ahora las soporto.

Lo que ocurrió después de mi muerte lo sabes. La suerte de mi marido, de mi madre, lo que ocurrió con mi cadáver, mi entierro, lo sé por una intuición natural que tenemos todos los que estamos aquí. Del resto de lo que ocurre en el mundo poseemos un conocimiento confuso. Sabemos lo que se refiere a nosotros. De este modo veo el lugar donde vives. Desperté de improviso en el momento de mi muerte. Me encontré inundada por una luz ofuscante. Era el mismo sitio donde había caído mi cadáver. Sucedió como en el teatro, cuando se apagan las luces de la sala, sube el telón y aparece una escena trágicamente iluminada. La escena de mi vida. Como en un espejo, mi alma se mostró a sí misma. Vi las gracias despreciadas y pisoteadas, desde mi juventud hasta el último “no” frente a Dios.

Me sentí como un asesino, al que llevan ante el tribunal para ver a la víctima exánime. ¿Arrepentirme? ¡Nunca! ¿Avergonzarme? ¡Jamás!

Mientras tanto, no conseguía permanecer bajo la mirada de Dios, a quien rechazaba. Sólo tenía una salida: la fuga. Así como Caín huyó del cadáver de Abel, así mi alma se proyectó lejos de esta visión de horror.

Este era el Juicio particular.

Habló el invisible juez: “APÁRTATE DE MI”. De inmediato mi alma, como una sombra amarilla de azufre, se despeñó al lugar del eterno tormento.

Epílogo de Clara:

Así terminó la carta de Anita sobre el Infierno. Las últimas palabras eran casi ilegibles, tan torcidas estaban las letras. Cuando terminé de leer la última línea, la carta se convirtió en cenizas. ¿Qué es lo que escucho? En medio de los duros términos de las palabras que imaginaba haber leído, resonó el dulce tañido de una campana. Me desperté de inmediato. Estaba acostada en mi cuarto. La luz matinal entraba por la ventana. Las campanadas de las Avemarías llegaban de la iglesia parroquial. ¿Todo había sido un sueño?

Nunca había sentido antes en el Angelus tanto consuelo como después de ese sueño. Lentamente, fui rezando las oraciones. Entonces comprendí: la bendita Madre del Señor quiere defenderte. Venera a María filialmente, si no quieres tener el destino que te contó – aunque fuera en sueños – un alma que jamás verá a Dios. Temblando todavía por la visión nocturna, me levanté, me vestí con prisa y huí a la capilla de la casa. Mi corazón palpitaba con violencia. Los huéspedes que estaban más cerca me miraban con preocupación. Quizás pensaban que estaba agitada por correr escaleras abajo.

Una bondadosa señora de Budapest, un alma sacrificada, pequeña como una niña, miope, aún fervorosa en el servicio de Dios, de gran penetración espiritual, me dijo por la tarde en el jardín: “Señorita, Nuestro Señor no quiere ser servido con excitación”. Pero ella advertía que otra cosa me había excitado y aún me preocupaba. Agregó, bondadosamente: “Nada te turbe – conoces el aviso de Santa Teresa – nada te espante. Todo pasa. Quien a Dios tiene, nada le falta. Sólo Dios basta”. Mientras susurraba esto, sin adoptar un aire magisterial, parecía estar leyendo mi alma.

“Sólo Dios basta”. Sí, El ha de bastarme, en éste o en el otro mundo. Quiero poseerlo allí un día, por más sacrificios que tenga que hacer aquí para vencer. No quiero caer en el infierno.
(https://www.hispanidadcatolica.com/2019/03/la-terrorifica-impotencia-y-desesperacion-de-un-alma-condenada-para-siempre/?fbclid=IwAR2BSgE08xtwGj93SJEedATwkIqA0-hZ4TbG-LS6gcAplrsQ7iRsF-Bic1I)

Celebran públicamente sacrílegas misas negras en distintos estados de México



Los brujos en plena realización de las blasfemas misas negras
en distintos estados de México, marzo de 2019.

En el siguiente enlace se encuentra una Hora Santa en reparación por este horrendo sacrilegio: https://adoracioneucaristicaperpetua.blogspot.com/2019/03/hora-santa-en-reparacion-por-la.html

México: diversas localidades celebran “misas negras” públicas en honor del demonio
Secretaría RIES, el 5.03.19 


En la medianoche del pasado viernes 1 de marzo, el Brujo Mayor de Catemaco (estado de Veracruz, México), Enrique Martén Bardón, inició la celebración de una misa negra en honor de Luzbel (en la fotografía superior). Lo cuenta Raymundo León en el Diario de Xalapa.

Contrariamente a lo que se piensa, dijo en la presentación, “Luzbel es un ser bello y en días como hoy se le debe rendir tributo y recordar que en todo momento está entre los seres humanos”.

Con sacrificio animal incluido
En el escenario en donde se realizó la misa negra había una estrella de cinco puntas en el centro rodeada de decenas de velas. Ahí mismo, siete jóvenes bailaron diversas danzas en honor al Ángel Caído y el ambiente se tornó pesado por el intenso olor a incienso.

Mientras esto ocurría, el Brujo Mayor contemplaba a un lado de un enorme círculo la escena y una leve sonrisa se dibujaba en su rostro al tiempo que acariciaba una serpiente. En el clímax de la misa, el Brujo Mayor, acompañado de varios brujos más, sacrificó a un chivo negro, representación en la Tierra de Luzbel, ante los atónitos espectadores.

El sacrificio se realizó sobre uno de los brujos participantes en la misa negra. Fueron minutos de angustia porque el animal chillaba por su vida. Posteriormente, la sangre del chivo fue repartida entre quienes quisieron beberla, también la cabeza del chivo circuló entre los presentes “para tocar su sangre y recibir los favores solicitados”.


Para este momento del ritual, el ambiente era sumamente denso. Para finalizar la misa negra, el Brujo Mayor agradeció la presencia de los asistentes recordándoles que Luzbel debe ser adorado no solamente en este día sino todo el año. “Queremos que vengan todas las veces que lo deseen para que honren y quieran al Señor de la Tierra”, aseveró.
Otro ritual en Catemaco
No es el único rito ocultista celebrado en esta localidad mexicana. Según leemos en Noreste, en una información firmada por Antonio Alatriste, entre danzas, música, velas, incienso y cantos se llevaron a cabo en las primeras horas del 1 de marzo, los rituales de la misa blanca y negra, donde el contraste entre una y otra es marcada por el sacrificio de un macho cabrío.

En el malecón costero del municipio de Catemaco, los brujos blancos liderados por José Luis Baxin Matilla (“El ángel blanco”) se reunieron para dar un recorrido a lo largo de éste mientras las doncellas, quienes portaban collares, iban en unas balsas sobre la laguna de Catemaco.

Este ritual fue realizado para darle gracias a la madre tierra por estar vivos y estar presentes de nuevo en los rituales. Asimismo, pidieron por la unidad y la armonía entre los asistentes y así generar una “buena vibra” que es llevada a casa. El brujo blanco señaló que a través de los elementos, fuego, tierra, agua y luz se dirige la armonía a los cuerpos de los presentes, quienes fueron purificados a través del incienso.

Un pacto de sangre con Satanás
También en el estado mexicano de Veracruz se celebró otra “misa negra”. En la localidad de Ixhuatlán del Sureste, tal como informa Areliz Sosa en Imagen del Golfo, en las primeras horas del primer viernes de marzo, por segundo año consecutivo se celebró la misa negra, en la colonia Las Palmas. Se efectuaron limpias, convenios sobrenaturales y un pacto de sangre con Satanás.

El punto de reunión fue el domicilio particular de la nahual (bruja) Paulina González, ubicado en la calle Iturbide y San Agustín de la colonia las Palmas. Alrededor de las diez y media de la noche, bajo la luz de las estrellas, velas y la música de los tambores, los adoradores de Lucifer, vestidos con ropa oscura, con gallinas rojas y negras, llevaron a cabo la procesión para iniciar la ceremonia.

Paulina González Martínez, conocida como “la secretaria de Satanás”, fue quien comenzó con el ritual, ya que desde su niñez ha servido al señor del inframundo con el cual efectuó un pacto hace varios años. Este año se hizo acompañar del médium espiritista Mareli del Mar Hernández, y de Gildardo Santiago González, quien es conocido como Adonaji Luzbel.

Discípulos de Lucifer
“El ritual de despojo y limpia, que se realizó en este pueblo tuvo como principio liberar a las personas que aquí están presentes de los hechizos, trabajos, enfermedades, porque Lucifer intercede por ellos, al ser sus discípulos”, comentó la nahual Paulina.

Alrededor de treinta personas fueron atendidas por los espiritistas Mareli del Mar Hernández, Gildardo Santiago y la chamana Paulina, que realizaron el sacrificio de más de diez gallinas rojas y negras, pues consideran que la sangre significa la limpieza y pureza, además de que al diablo le agrada ese líquido de color rojo y uno de los presentes, de 25 años de edad, efectuó un pacto de sangre entregándole su alma al demonio.

En honor al señor de las tinieblas sus adoradores prendieron fuego a la estrella de cinco puntas, invertida como señal de purificación y como cierre de los portales donde estuvieron presentes los demonios.

Y fue así como en esta región del sur de Veracruz se llevó a cabo la ceremonia oscura en la que se apreció, según afirman, la mezcla del misticismo prehispánico y la influencia en doctrinas satanistas.

Categorías : Satanismo
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17 comentarios

    MARIELA
La libertad religiosa y la libertad de culto sólo tenía como misión que esto pudiera ocurrir.
05/03/19 11:00 AM
    Lucas
Es increíble que esto este pasando públicamente! Ya ni les importa esconderse a estos delincuentes impíos! A dónde llegaremos a parar!
05/03/19 12:34 PM
    Miguel
Es triste que haya sacrificios de ese tipo, en nuestros tiempos. Demuestran muy poco tacto.
05/03/19 1:58 PM
    Spes
Los aztecas en sus crueldades, tenían la disculpa de no conocer al Verdadero Dios por quien se vive,. ¿ Pero éstos?, Tenía que ser que se desatara cuánta aberración exista. Ahí ya es famoso por sus brujos, pero ahora ya están saliendo con más descaro, . Que su ídolo les pague como acostumbra hacerlo, a ver si después van con la cola entre las patas pidiendo perdón a Dios, si es que aprovechan la oportunidad que El siempre da .
05/03/19 1:59 PM
    alejandro
El Tribunal Supremo de USA en el caso Church of the Lukumi Babalu Aye, Inc. v. Hialeah sentenció que el sacrificio con fines de culto de bichos está amparado por la Primera Enmienda.
05/03/19 3:33 PM
    Maria
Es hora que muchos comiencen a creer que el diablo existe.Se viene preparando un terreno donde esto iba a suceder tarde o temprano....sobre todo con el aborto.Recuerdo la película de Noe dónde decían que los ángeles caídos eran buenos y querian ayudar a los hombres y el malo decían que era Dios.Es la misma lucha del bien y del mal de siemprw pero se va a dar cada vez más real sin tanto ocultamento, porque el mundo ya esta lamentablemente preparado para creer que el mal es bueno y el bien es malo.Ya no neccesita ser sutil el maligno porque hasta lo defienden con leyes..VenSeñor Jesus 
05/03/19 3:44 PM
    maru
Qué horror y qué pavor!
05/03/19 4:16 PM
    Charo García
Creo que es lógico; el hecho de que el enemigo se haya instalado por esas tierras. 
Seguramente quiere permanecer cerca de la Virgen María de Guadalupe; para robarle de sus abundantes bendiciones. 
Y así poder engañar algunos incautos; que se aferran a hacer su voluntad personal a través de milagros. 
Sin tomar en cuenta con la Doctrina Completa de Cristo; todas las indicaciones.
05/03/19 4:46 PM
    Pedro Amate
Estos aztecas lo que han hecho,es resucitar sus viejas creencias religiosas ,que fueron eliminadas por la Iglesia durante el Milenio Preliminar Cristiano ; y aprovechando que el Diablo ha sido liberado de su prisión después del Milenio ; han aplicado sus viejas creencias paganas para adorar a Satanás ,que en realidad era el dios de los aztecas en la era precristiana de México.

El Diablo los está engañado de ésta manera ,y está tratando de hacerles creer ; de que su antigua religión era la religión verdadera. Todo esto forma parte del Gran Engaño de Satanás ,que ha sido soltado de su prisión para engañar a todos los habitantes de toda la tierra habitada ,que libre y voluntariamente quieran dejarse engañar.

Este engaño será por un corto espacio de tiempo,relativo,comparado con el Milenio Preliminar Cristiano ,y probablemente nos lleve hasta finales del presente siglo ; cuando Dios Juzgue su " obra " : El Nuevo Orden Mundial " Pagano y Anticristiano que Satanás esta fraguando en nuestros días.
05/03/19 5:46 PM
    Ernesto
Nada de esto me sorprende en lo mas mínimo, acá en Cuba esto es muy común en cuaquier barrio, no importa el tipo de barrio de gente pobre o de gente no tanto, la religión africana ya se posiciona como la religion oficial, es una moda practicar estas religiones, el que no está en eso no está en la moda, pero claro no son noticias, para que algo sea noticia tiene que ocurrir pocas veces acá ocurre tantas veces que pasa como algo cotidiano.
05/03/19 5:47 PM
    Pedro Luís
Auténticos locos. Desgraciados sin moral ni corazón. ¿Cómo es posible que no tengan miedo a la condensación eterna? Su religión no debería estar permitida, sabiendo que son locos que no respetan ni a personas ni a animales. Fomentan el odio a Dios y a lo sagrado que Dios ha dado a los hombres. Si se obstinan y no quieren convertirse de su aberración, que la ira de Dios Todopoderoso caiga con todo su furor contra ellos. "Escucha Israel, el Señor es nuestro Dios. El Señor es único. Al Señor tu Dios adoraras y a él sólo servirás. Que Dios les perdone y haga que se conviertan.
05/03/19 7:37 PM
    Chico
El diablo es estupido y desesperado. Y en eso paran sus seguidores. “Pertreché monos de prudencia y de Espíritu Santo pues el demonio se halla agazapado en el interior del estupido”( s. Pio de Pietralcina ). Y estupido es cualquiera que se aparta de Dios en cualquier momento. Y desesperarse no es difícil por la misma razón. Rezar a la Virgen María es la solución para los dos males diabólicos.
05/03/19 8:01 PM
    José
Pues nada a seguir fomentando la creencia en el demonio y los fantasmas, que la gente sea cada vez menos racional y más sugestionable, ya se ve que va muy bien la cosa
05/03/19 8:05 PM
    Ez Nago Lo
El demonio existe ; lo he comprobado recientemente. 
Hace unos meses envié a un diario francés una carta para reprocharle la insistencia con que hablaba de unos sacerdotes pecadores, con nombres y apellidos. A mi manera de ver, eso era muy peligroso, pues conozco el caso de dos sacerdotes que prefirieron quitarse la vida, hace tres decenios, ya que empezaban a difundirse unos rumores.
El caso es que dos sacerdotes, en plena juventud, hicieron hace poco lo mismo. Y ahora, yo que abogaba por ellos, resulta que mi propia hija, muy enferma, acaba de suicidarse Maldito Satanàs, que no nos dejas vivir...
05/03/19 9:02 PM
    Chico
Charo, y no te olvides de la Virgen de Los Remedios la más antigua imagen de la Virgen en Mejico, que parece que pocos mejicanos la recuerdan y es la misma Virgen María
05/03/19 9:36 PM
    Fer
Percibo que se tiene una imagen excesivamente romántica de México y los mexicanos: cual cristeros, piadosos marianos, etcétera. 

Pero, aquello es totalmente erróneo. La mayor parte de la población no practica la religión (según estadísticas oficiales), recién votó por un gobierno marxista y es uno de los países más violentos del mundo donde el narcotráfico obra a sus anchas.

México, desde hace muchos años, no es una nación "católica", ni en la cultura (medios de comunicación), ni en la academia, ni en la economía, ni en la política. 

Es un país neo-pagano.

En ese tipo de ambiente es "normal" que se adore al demonio.
05/03/19 10:18 PM
    Fray Escoba Barcelona

(http://www.infocatolica.com/blog/infories.php/1903050911-mexico-diversas-localidades-c?fbclid=IwAR2fsDPItBbIum-c8y9ojq0dguOJrRpDD_Q4k41OrYAuK5hC2U4XyjNC9eA)