San Miguel Arcángel pesando las almas en el Juicio Final

jueves, 13 de octubre de 2022

Razones para no celebrar Halloween por parte de un católico

 



        Razones para no celebrar Halloween por parte de un católico

         Es una fiesta pagana y sobre todo, anti-cristiana.

         Origen. En el siglo VI A.C., los celtas del norte de Europa celebraban la noche del 31 de octubre la fiesta de “Samhein”, el cual es el dios pagano celta de la muerte y se celebraba de forma brutal y bestial, y era tan brutal y bestial que incluso los romanos la prohibieron[1].

Se celebra en esta festividad el hecho de que el ocultamiento del sol marcaba el fin del verano y de las cosechas. Pero además de estacional, tenía un carácter pseudo-espiritual: los paganos creían que se abría una especie de portal de oscuridad -que confundían con el otoño y el invierno- y de muerte, cuando en realidad era simplemente el fin de la estación del verano. Los celtas creían que aquella noche, en la que finalizaba el verano, el dios de la muerte -Samhain- permitía a los difuntos retornar a la tierra, creando un ambiente de terror.

Según la religión celta, las almas de algunos difuntos se encontraban dentro de animales feroces y podían ser liberadas con sacrificios de toda índole a los dioses, incluyendo sacrificios humanos[2].

Una forma de evitar la maldad de los espíritus malignos, fantasmas, brujas, condenados en el infierno y numerosos monstruos era disfrazándose para tratar de asemejarse a ellos y así pasar desapercibido ante sus miradas.

Otra razón para no festejarla es porque esta fiesta pagana fue incorporada por el satanismo moderno, de manera que forma parte de las “fiestas” litúrgicas de la Iglesia Satánica.

Esto se sabe por el testimonio de algunas personas que practicaron el satanismo y luego se convirtieron al cristianismo; según estos testimonios, Halloween es la más importante fiesta para los cultos demoníacos porque se inicia el nuevo año satánico, de manera tal que el “festejado” principal es el diablo. Podemos decir también que esta festividad pagana-demoníaca se ha convertido en la antítesis de la Fiesta de Todos los Santos de la Iglesia Católica: así como el Cielo celebra a los santos, a los que están en el Cielo, así el Infierno celebra a los que están en el Infierno, a los condenados.

Esto es muy importante tener en cuenta, porque en esta fecha se produce un aumento significativo de sacrificios de animales y de seres humanos, sobre todo niños y jóvenes -no olvidemos que el aborto es considerado como un ritual religioso en el que los satanistas ofrecen al niño abortado a Satanás como un obsequio espiritual-; además, es la época del año en el que se cometen la mayor cantidad de profanaciones de la Eucaristía en las iglesias católicas.

Todo en esta fiesta es supersticioso y es fruto de la divinización del demonio pero también de la naturaleza: el origen de la calabaza con una vela encendida en su interior es el siguiente: los celtas creían que un hombre llamado Jack O’Lantern, un condenado al infierno, no había sido recibido en el infierno por haber gastado muchas bromas al demonio y entonces estaba destinado a vagar en la tierra con un vegetal que contenía una vela encendida dentro; para ahuyentarlo, la superstición hizo que el vegetal se convirtiera en una calabaza con una luz adentro, que es lo que actualmente simboliza a Halloween. Esto demuestra una divinización de la naturaleza, porque se le atribuye a un vegetal -la calabaza- el hecho de ahuyentar al alma de un condenado, lo cual no tiene sentido en el cristianismo, pues es Cristo quien vence al Infierno y no la naturaleza.

Por último, numerosos exorcistas han advertido repetidamente a los cristianos, que no deben celebrar esta festividad pagana, por los peligros que implica el contacto con el satanismo. Por ejemplo, el Padre Amorth, un célebre exorcista, relataba, entre otros casos, el caso de un niño que quedó poseído al colocarse un disfraz de Halloween. No quiere decir que pase en todos los casos, pero es una advertencia que no hay que dejarla de lado.

Los católicos, además de no festejar esta fiesta pagana, podemos y debemos hacer otra cosa: hay una devoción a la Virgen, bajo la advocación de “Nuestra Señora de la Eucaristía”[3], mediante la cual podemos y debemos reparar las ofensas y profanaciones a la Eucaristía que se producen en Halloween.

 

 

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