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viernes, 16 de noviembre de 2012

¡Bendito Purgatorio, antesala del Cielo!


MILLONES DE ALMAS AL PURGATORIO 
¿Dónde están los muertos? Os ofrecemos con meditación, pacientemente, con imparcialidad. Nuestros católicos responden: “Nuestras enseñanzas son muy explícitas con respecto a la pregunta. Hemos examinado el asunto de todas maneras a la luz de la Revelación divina. Nuestra conclusión y enseñanza es que cuando alguno muere va a uno de tres lugares: los santos, de los cuales creemos que hay muy pocos, van inmediatamente a la presencia de Dios, al cielo. A estos se refiere nuestro Señor, diciendo: “cualquiera que no toma su cruz y viene en pos de mi, no puede ser mi discípulo”. ( Luc. 14:27). Aquellos que llevan la cruz fielmente son el “pequeño rebaño”, los “elegidos”. Respecto de estos dice Jesús: “Estrecha es la puerta y angosto el camino que conduce a la vida, y pocos son los que lo hallan”.{ Mt 7:’4} Entre los santos no está incluido nuestro clero, ni aún obispos, ni cardenales, ni papas; porque veréis que cuando uno de estos muere, es costumbre de la Iglesia decir misas por el reposo de su alma. No diríamos misas por alguno que creyésemos que es­tuviese en el cielo, porque allí, con seguridad, hay reposo para toda alma; ni tampoco diríamos misas por ellos si creyéramos que estuviesen en eterno infierno, porque las misas no les serían de ningún provecho, estando allí. Debemos advertir, sin embargo, que no enseñamos que muchos van al eterno infierno. Es nuestra enseñanza que solamente van allí los herejes incorregibles-personas que han tenido el conocimiento de las doctrinas católicas y que voluntaria y abiertamente se opusieron a ellas- estos encuentran esa tremenda e irremediable suerte. 

MILLONES AL PURGATORIO

“Los muertos, en general según nuestra enseñanza pasan inmediatamente al Purgatorio, que es, como el nombre lo indica, una lugar de penitencia, calamidades, de verdadera angustia, pero no irremediable. El periodo de prisión en este lugar, puede ser de siglos o miles de millones de años, según los merecimientos de cada individuo y el alivio concedido. 
Si vosotros superáis más particularmente la enseñanza católica sobre este tema, os referiríamos los escritos de nuestros grandes católicos, el notable poeta Dante, un católico ­leal, en un tiempo un Abbot, quien murió en un monasterio con todos los derechos de la Iglesia. El poema de Dante. “Infierno”, gráficamente describe las torturas del Purgatorio, como nosotros entendemos el asunto. Vos­otros podéis procurar en casi todas las librerías, una obra ilustrada de este gran poema católico. Doré, el artista, fue también un católico prominente, y pintó el poema de Dante de una manera vivida y verídica. Las Ilustraciones muestran vívidamente los ­tormentos del Purgatorio cómo los demonios persiguen a algunos hasta que saltando caen en precipicios de agua hirviendo. Estos demonios arrojan saetas ardientes a otros. Otros de cabeza se queman en las llamas; otros de pies, permanecen en abismos. Algunos son mordidos por serpientes. Otros permanecen helados, etc. Aconsejamos a vosotros que veáis esa obra de Dante, “Infierno”, porque ella muestra nuestra opinión católica y la propia respuesta a vuestra pregunta. ¿Dónde están los muertos? La vastamayoría está en el Purgatorio. Los ­millones de paganos allí están; porque la ignorancia no salva, no pone en aptitud para un estado celestial. Todo el que entra en el cielo debe ser idóneo y estar preparado, lo cual es imposible para los paganos. Millones de protestantes están allí. No pueden entrar en al cielo, sino solamente por las portadas de la Iglesia Católica; ni los consideraría Dios dignos de eterno infierno, porque su rechazamiento al catolicismo fue debido a la confesión de fe bajo la cual nacieron y de la cual estaban rodeados. Casi todos los católicos van también al Purgatorio, porque, a pesar de los buenos oficios de la nuestra Iglesia, nuestra agua bendita, confesiones, misas, velas santas, exequias consagradas, etc., sin embargo, no habiendo alcanzado la santidad de carácter, son excluidos de los cielos hasta que, pasando por las penas del Purgatorio, estén preparados sus corazones para el cielo. Sostenemos, sin embargo, que por la razón manifiesta, los católicos no necesitan permanecer tanto tiempo en el Purgatorio como los protestantes y los paganos”.

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